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Organización Nacional de Trasplantes: la eficiencia de un modelo de gestión

(Tiempo estimado: 9 - 17 minutos)

España es líder mundial en donación y trasplantes, una posición que mantiene desde hace 23 años de forma ininterrumpida. Esto quiere decir que es el país del mundo donde los ciudadanos tienen más posibilidades de acceder a un trasplante cuando lo necesitan. Con una tasa de 35,3 donantes por millón de personas en 2013, muy superior a la de la UE (19,5) y a la de EE.UU. (25,8), España es un referente internacional. 

Detrás de este éxito hay un modelo de gestión de personas, de recursos económicos y de información, impecable. Un modelo que conoce a la perfección Rafael Matesanz, director de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT). 

Doctor en Medicina y Cirugía, especialista en Nefrología, Matesanz se hizo cargo de la Dirección de la ONT desde su creación en 1989. En su discurso de toma de posesión como miembro de la Real Academia Nacional de Medicina, en junio de 2013, describió los factores clave del sistema español de trasplantes: un Sistema Nacional de Salud con una gran calidad técnica y profesional; una red de coordinadores intrahospitalarios, perfectamente entrenados para lograr que aflore la generosidad de los ciudadanos; una oficina de coordinación central, la ONT; un gran esfuerzo en la formación de profesionales, una financiación adecuada de todo el sistema, y la vocación de mejora continua, que lleva a la revisión permanente de todo el proceso de donación y trasplante. 

Durante nuestra entrevista, además del esfuerzo de gestión, Matesanz destacó la capacidad de la ONT para dialogar, en su mismo lenguaje, con todos los agentes implicados en el sistema: “Hablamos al Ministerio y a las comunidades autónomas como Administración, pero hablamos a los hospitales como profesionales. Hay que tener en cuenta que esto funciona porque somos autoridad sanitaria, pero podemos hablar a un médico de tú a tú. Otro aspecto importante es que, siendo un organismo muy pequeño, hemos conseguido ser una franquicia en toda España, y hacer que un médico de Madrid, de Sevilla o de Barcelona se sienta parte de la ONT”. 

Desde Executive Excellence, le recomendamos la lectura de esta entrevista para valorar un modelo de gestión español que ha demostrado su eficiencia internacionalmente: el modelo de trasplantes. 

FEDERICO FERNÁNDEZ DE SANTOS Y ALDARA BARRIENTOS: A pesar de la reforma sanitaria y los ajustes, la ONT ha seguido consolidando su trabajo y España continúa revalidando el liderazgo mundial de donantes. ¿Qué es lo que hace tan resistente a este sistema?

RAFAEL MATESANZ: En primer lugar, que es un sistema sólido que lleva ya 25 años de desarrollo, en los que continuamente ha intentado optimizarse y renovarse. 

Aunque el presupuesto de la ONT no se ha recortado, la crisis está siendo muy dura para todo el sector sanitario, y esto nos afecta. Los trasplantes se hacen en los hospitales que, desde el inicio de la crisis, tienen menos personal, menos camas de UVI y unos profesionales sanitarios que han visto disminuir sensiblemente su retribución. Es decir, el entorno no ha sido positivo, sin embargo es cierto que hemos aumentado tanto en número de donantes como de trasplantes; por lo tanto, podemos decir que la eficiencia ha mejorado. También es verdad que nosotros detectamos todas estas dificultades hace años, incluso antes de que se decretara el inicio de la crisis oficialmente, y hemos ido ajustando nuestro sistema. Los resultados están ahí, y además con diferencias apreciables con otros países como Portugal, Grecia o Irlanda, que sufrieron los primeros rescates y cuyas tasas de donación han descendido.

En ese sentido, hay que agradecer el enorme esfuerzo de todos los profesionales dedicados al trasplante, así como la confianza de la población española en su sistema.

F.F.S./A.B.: El modelo español de donación tiene un enfoque multidisciplinar, abarca aspectos legales, económicos, políticos y médicos. ¿Hasta qué punto es difícil aunar las voluntades de todos esos ámbitos y garantizar un sistema independiente? 

R.M.: Básicamente, el modelo español es un modelo de gestión, en el que intervienen muchos aspectos. La ONT es el organismo encargado de liderarlo bajo una filosofía fundamental: ayudar a las personas que hacen los trasplantes (médicos, cirujanos, enfermería…) a todos los niveles, marcando una situación legal y ética adecuada, facilitando los transportes, la logística, los acuerdos entre los distintos equipos… Es decir, todo aquello que es necesario hacer, pero que no se puede realizar en un hospital. Ese es nuestro cometido.

Nosotros somos un perfecto ejemplo de organización horizontal. No tenemos capacidad de mando sobre el personal de los hospitales; de hecho, la ONT propiamente dicha es un organismo autónomo, una subdirección general con una plantilla inferior a 40 personas, pero nuestra misión es sacar lo mejor de todo el sistema. No somos un macro organismo, y creo que precisamente esto nos ha ayudado, pues cuanto más pequeños más ágiles. Algunos países han desarrollado grandes organismos, de los que dependen cirujanos, equipos extractores, etc., y al final eso conlleva más problemas que soluciones.

F.F.S./A.B.: Este modelo de gestión, ¿es extrapolable al sector empresarial? 

R.M.: Lo es, pero creo que el mundo empresarial no ha entendido muy bien lo que representa un sistema como el de la Organización Nacional de Trasplantes. Es curioso cómo desde fuera muchos nos perciben como una ONG, incluso personas de cierto nivel. 

Hablar de algo tan íntimo como la donación de órganos implica manejar emociones, la generosidad de la población, la solidaridad…, pero realmente lo que nos diferencia de otros países no es esto, sino el haber desarrollado un modelo de gestión horizontal que incluye aspectos económicos, sociales, legales, funcionales… En ese sentido, creo que las posibilidades de asomarse al mundo empresarial son muy positivas, porque nuestro modelo es perfectamente exportable a otras parcelas.

F.F.S./A.B.: ¿Cómo ha influido en el sistema español de trasplantes el traspaso de las competencias sanitarias a las autonomías? ¿Hay tendencias localistas o preferencias en la locación de los trasplantes?

R.M.: Considero que cuando uno trabaja en un sistema, primero debe creérselo, y nosotros nos lo hemos creído desde el primer momento. La ONT surgió en el año 1989, cuando las competencias ya estaban transferidas a Cataluña, País Vasco, Andalucía y Valencia, y poco después se produjo la transferencia a Navarra y a Galicia. Por entonces, el Instituto Nacional de la Salud (INSALUD) gestionaba aproximadamente la mitad de toda la Sanidad española, y había dos normas fundamentales –la Ley General de Sanidad del año 86 y la Constitución– que decían que íbamos hacia un Estado fuertemente descentralizado. 

A pesar de que el Gobierno central manejaba la mitad de todos los presupuestos de Sanidad, establecimos desde el inicio una estructura descentralizada y un sistema de coordinación entre todas las autonomías, en el que cada una tenía un coordinador autonómico y todas las decisiones se tomaban por consenso entre las 17 comunidades, siendo la ONT quien lideraba el proceso.

Esto sucedía en el año 89, pero la Sanidad no se transfirió al 100% a todas las comunidades hasta el año 2002. Cuando llegó ese momento, nosotros teníamos una experiencia de 13 años, con lo cual la transferencia total no representó el más mínimo trauma. Ya estábamos acostumbrados a trabajar así y, como no somos una macro estructura que tuviera que cambiar todo su sistema de gestión, los resultados fueron positivos desde el primer momento. 

Naturalmente, las tendencias localistas existen en todos los campos, sobre todo si un país descentraliza mucho, pero creo que hemos sabido gestionarlo bien. Los sistemas de donación y trasplante de las distintas comunidades son complementarios entre sí, todos dependen de todos. Conseguir los acuerdos necesarios ha sido una labor de muchos años, pero hoy por ejemplo nadie discute que un paciente urgente tiene prioridad nacional surja el órgano donde surja.

Además, respetamos las peculiaridades de cada comunidad, pues no tienen por qué seriguales ni ir al mismo paso. Algunas están especializadas en los trasplantes más complejos, pero todas aportan lo que pueden. Del total de órganos trasplantados en España, un porcentaje importante, cercano al 25%, procede de una comunidad distinta a la que se trasplanta. Hay comunidades que tienen más centros de referencia y un desarrollo tecnológico superior, y son receptoras de órganos, como Madrid (con el 42%), Cataluña (26%), Cantabria (66%) o Galicia (33%). Y hay otras, casi todas las del Norte (Castilla y León, Rioja, Asturias, Cantabria y País Vasco), con unos índices de donación más altos, que son exportadoras de órganos. A su vez, los enfermos van y vienen de unas a otras y cuanto más especializado sea el órgano mayor es el intercambio de pacientes entre las comunidades. Por ejemplo, en el caso del pulmón o del intestino, es amplísimo, porque los centros de referencia están en determinadas regiones. 

La conclusión es que ninguna de las 17 comunidades podría conseguir los resultados cuantitativos y cualitativos que hoy tiene gracias a este intercambio y al trabajo en la misma dirección.

F.F.S./A.B.: Las innovaciones tecnológicas están cambiando radicalmente el mundo de la medicina. ¿Cómo cree que será el futuro y cómo afectará a la ONT?

R.M.: Una de las misiones fundamentales de la ONT, aparte de ser primum inter pares con las autonomías, es saber hacia dónde vamos. No se trata solo de vivir el presente, sino también de señalar el futuro. De hecho, nuestro liderazgo mundial solo se entiende por haber sido capaces de innovar y de estar reinventándonos continuamente. 

Si uno ve lo que hacíamos hace una década, tiene poco que ver con lo que hacemos hoy. Estamos obteniendo donantes de donde antes no se conseguían. Por ejemplo, la donación en parada cardiaca era algo muy poco desarrollado, la donación de vivo también era residual, no hacíamos los llamados trasplantes en cadena ni tampoco la detección de posibles donantes en los servicios de urgencia, algo que hemos reinventado y que nos permite detectar cada vez más donantes. Antes, muchos procedían de accidentes de tráfico, pero afortunadamente el país se ha ido desarrollando y hoy la siniestralidad vial supone tan solo un 4% de los donantes. Es decir, siempre tenemos que ir adelantándonos a los hechos.

La ciencia y la tecnología en medicina avanzan a un ritmo tremendo, y en nuestro campo exactamente igual. Hoy se calcula que un médico que deje de practicar cinco o seis años ya casi ha perdido la expertise para seguir trabajando. Por eso nosotros estamos en continuo contacto con otros países, a los que aportamos mucho y que también nos aportan. Por ejemplo, la donación de vivo la hemos desarrollado en gran manera con lo aprendido fuera.

En relación con el futuro en el campo de los trasplantes, hay varias posibilidades. La medicina regenerativa –intentar que los órganos no tengan que reemplazarse sino que se puedan reparar– sería realmente el objetivo fundamental, la panacea. No tanto que cambiemos la pieza cuando se haya estropeado, sino que realmente pudiéramos poner células en ese órgano y lograr que se regenere. Esto es algo que ya se está trabajando con muchos órganos (corazón, hígado, riñón…), pero todavía con resultados muy iniciales. Desde la ONT estamos colaborando con varios hospitales en ese tipo de investigación.

También creo que el futuro pasa por la creación de órganos bioartificiales. Al respecto hay muchas líneas, pero probablemente la más sólida es la del español Juan Carlos Izpisua, que hasta hace unos meses ha estado trabajando en Barcelona y ahora sigue con su puesto en La Jolla, California. Creo que su técnica de desarrollo de micro órganos en animales, pero con genes humanos, es la más prometedora de todas las que se están desarrollando actualmente. En la ONT tenemos una línea de colaboración con Izpisua, que trabaja con varios equipos en España. Por ejemplo, con el Hospital Clínico de Barcelona para el tema renal, o con algunas clínicas de Madrid y Murcia para el cartílago.

F.F.S./A.B.: Otro aspecto importante es la renovación del capital humano. ¿Cómo se gestiona este asunto en la Organización Nacional de Trasplantes y cómo son capaces de atraer nuevo talento?

R.M.: Ha habido una renovación casi total del equipo de la ONT en los últimos 10 años. Se han incorporado profesionales muy bien formados y creo que hemos conseguido una buena mezcla de madurez y renovación. La mayoría de los médicos, a excepción del director médico, entraron en 2005 y 2006 y, después de vivir un periodo de formación, ahora están en la plenitud de su capacidad. 

Sin embargo, el sistema presenta un escenario bien distinto. En él participan muchos de los pioneros que empezaron en los años 80 y 90, y creo que tenemos por delante el reto del relevo generacional, que ha sido muy retrasado por la crisis. Este hecho sí representa un problema, porque el hacer un trasplante de hígado o de corazón en aquellos años era algo casi épico, pero hace ya mucho tiempo que eso ha pasado a la historia. Hoy tenemos un sistema donde los trasplantes se hacen en todas las comunidades de España, incluso hay 11 equipos que han realizado más de mil trasplantes de hígado, y muchos más de riñón… Los equipos han ido ganando en experiencia, pero también en años. Antes se iban renovando de forma periódica, pero desde que comenzó la crisis la contratación de personal joven ha caído en picado en toda Europa, y en España muy sensiblemente. Esto ya ocurrió en algunos países, por ejemplo en los que empezaron antes que nosotros, fundamentalmente Inglaterra, donde se han encontrado con un déficit de personal trasplantador por no renovar a tiempo.

Por lo tanto, este es uno de nuestros desafíos de los próximos años, si la economía se estabiliza y lo permite.

F.F.S./A.B.: Lleva usted liderando la ONT 25 años. A nivel personal, ¿se plantea una racional cesión del testigo?

R.M.: Por supuesto. Cuando hablaba del relevo generacional, me incluía a mí mismo. Creo que el liderazgo que no prevé la sucesión no es realmente un liderazgo. 

Afortunadamente, hoy podemos decir que el relevo está garantizado. Si me lo hubiera preguntado hace 10 años, le habría contestado que no teníamos el personal adecuado, pero los profesionales que entraron entonces tienen ya una madurez tremenda. Además, es un orgullo para mí decir que cada uno sabe más que yo del campo que realmente maneja. Por lo tanto, debo asumir con ellos un papel coordinador, pero están todos muy bien preparados. Incluso, hoy son varias las personas dentro de la ONT que podrían sustituirme. 

Lo que sí considero complicado es que la organización sea liderada por alguien ajeno a ella, porque esto es propio, no nos lo ha enseñado nadie, nosotros lo hemos inventado y hemos desarrollado una filosofía particular. Por eso defiendo que la sustitución tendría que venir de dentro, si bien es verdad que en el sistema hay gente que lo conoce, y que podría asumirlo. En cualquier caso, el relevo está garantizado.

F.F.S./A.B.: La transferencia del conocimiento acumulado es un rasgo esencial de las organizaciones que buscan la excelencia. ¿Cómo comparte la ONT su conocimiento a nivel internacional?

R.M.: Dedicamos un esfuerzo tremendo a la colaboración internacional, tanto que a veces tengo que recordar a mi gente que nuestra misión fundamental es que las cosas funcionen dentro. En parte, tenemos una deuda moral con muchos países, porque España no ha sido pionera en trasplantes; nosotros no empezamos con los trasplantes ni destacamos en inmunología o en clínica, sino que nuestra contribución a este mundo ha sido la gestión de la donación. Los primeros cirujanos españoles que hicieron trasplantes aprendieron fuera. Viajaron a Alemania, Inglaterra, Francia y Estados Unidos, y allí se formaron. Por eso digo que tenemos una cierta deuda moral con estos países, a los que ya estamos transfiriendo conocimiento, en primer lugar a Europa. 

De hecho, la actual Directiva Europea por la que se rigen los trasplantes la lideró España en 2010, durante el periodo de presidencia española, y fue aprobada por unanimidad. A raíz de ahí, estamos formando a gente de toda Europa. Tenemos una relación estrecha con la Comisión Europea, lideramos proyectos de colaboración, organizamos cursos y nuestros médicos viajan constantemente. 

También somos organismo colaborador de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que introdujo los trasplantes dentro de sus prioridades desde principios de siglo. Desde entonces, España aporta fondos importantes en este campo específico y hemos ido de la mano de la OMS y de la Sociedad Internacional de Trasplantes por los cinco continentes.

Probablemente, el sitio donde mayor esfuerzo hemos realizado haya sido Latinoamérica. En 2005 creamos la red Consejo Iberoamericano de Donación y Trasplante, durante la reunión de jefes de Estado y de Gobierno de todos los países iberoamericanos. Desde entonces, anualmente recibimos a 30 o 40 latinoamericanos y los formamos igual que a los coordinadores españoles, a través del Programa Alianza. De hecho, hoy los responsables en muchos de esos países son algunos los 325 médicos que ya han pasado por la ONT. 

En estos momentos, Latinoamérica es la única parte del mundo con un crecimiento sostenido en la donación (un 60%), lo cual para 500 millones de personas significa muchísimo, tanto como que probablemente hemos salvado más vidas fuera de España que dentro. Latinoamérica –donde hay países con escaso desarrollo sanitario, como los de Centroamérica o grandes zonas de Brasil o México– ha alcanzado este año una media de donantes igual a la tasa de donación de Alemania. Países como Argentina y Uruguay están alcanzando cotas francamente buenas. Nuestro esfuerzo allí es tremendo, pero creo que podemos sentirnos muy orgullosos.

F.F.S./A.B.: Un asunto preocupante es el del tráfico de órganos. ¿Hasta qué punto representa una amenaza para el sistema?

R.M.: Ningún país está exento, si bien es verdad que la Unión Europea está mucho más controlada.

Se calcula que entre un 5% y un 10% de los trasplantes que se realizan en el mundo se hacen bajo alguna forma de comercialización. Esta es una de las cuestiones donde más hemos colaborado con la OMS, con la Sociedad Internacional de Trasplantes, además de con Latinoamérica; pero la única forma de controlar el tráfico de órganos es que haya una oferta suficiente. Realmente el tráfico existe porque la oferta cubre solamente el 10% de la demanda en el mundo, es decir, de cada 10 personas que esperan un órgano en el mundo solo una lo consigue. Por eso hay que favorecer la donación y el trasplante en todo el mundo. 

España redactó un informe a las Naciones Unidas que se presentó en 2010 y recientemente el Consejo de Europa ha aprobado una convención específica contra el tráfico de órganos cuya firma, casi con toda seguridad, se hará en España, como reconocimiento al país por su papel en esta lucha. Previsiblemente tendrá lugar en Santiago de Compostela, durante el primer trimestre del próximo año.

A pesar de todos los esfuerzos, el intento por parte de un libanés de comprar un hígado en España el año pasado puso de manifiesto que ningún país está inmune. Afortunadamente, nuestro sistema funcionó, los filtros demostraron ser muy eficaces y la policía hizo un buen trabajo. Ahora estamos pendientes del juicio y la resolución, pero el peligro existe hasta en los lugares más fuertes. El tráfico de órganos es una lacra evidente del siglo XXI.


Foro de Foros es una plataforma abierta cuyo propósito esencial es impulsar el debate orientado a afrontar positivamente los retos de nuestra sociedad. Agradecemos muy especialmente a Manuel Rodríguez Casanueva, presidente del Patronato de Foro de Foros, la oportunidad de ponernos en contacto con el Dr. Matesanz para la realización de esta entrevista.

En el Seminario Permanente 2020 sobre la Excelencia, organizado por Foro de Foros el 9 de septiembre de 2014, Rafael Matesanz protagonizó la conversación en torno al ejemplo de excelencia de la institución que dirige, la Organización Nacional de Trasplantes (ONT).

“La metodología del benchmarking, aplicada a través de diferentes pasos, como son la detección del donante, la petición a la familia del mismo a través de un modelo de entrevista, así como otras cuestiones, ha sido esencial para el éxito de la ONT en sus 25 años de existencia”, señaló. 


 Publicado en Executive Excellence nº115 sep2014