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Chema González: el carácter del emprendimiento

26 de Enero de 2017//
(Tiempo estimado: 7 - 13 minutos)

Con tan solo 31 años, a Chema González le ha dado tiempo a montar una de las start-ups españolas más exitosas: Alterkeys, una plataforma que gestiona alojamientos entre particulares; a vender esta empresa al empresario hotelero Kike Sarasola, con el que este amplió BeMate, su negocio de alquiler colaborativo; a entrar a formar parte de la compañía, liderando durante casi dos años la estrategia y desarrollo de negocio… y a emprender de nuevo. 

FEDERICO FERNÁNDEZ DE SANTOS: ¿Cómo nace Alterkeys?

CHEMA GONZÁLEZ: En 2011 yo trabajaba en banca de inversión en Londres. Allí había estado un año viviendo en un hotel, igual que muchos expatriados, hasta que mi amigo Joan Muni –con el que luego monté Alterkeys– y yo nos mudamos a un céntrico apartamento. Se acercaban las navidades de 2011, y yo me iba dos semanas a Andalucía y Joan a Barcelona. Como el piso se quedaba vacío, pensamos en alquilarlo, pero ninguna de las soluciones que había en Internet nos dejaba tranquilos, ninguna ofrecía garantías sobre quién se iba a instalar, cómo te iban a devolver la casa, cómo nos iban a pagar…  Al final, no lo alquilamos por miedo.

De aquella experiencia, se nos ocurrió crear nosotros mismos una plataforma donde, para momentos puntuales o de gran demanda (como navidades, celebración de conciertos, etc.), la gente normal, que no se dedica a esto, pueda poner su casa en alquiler. Así nació Alterkeys.

Empezamos entonces a documentarnos mucho y a estudiar el mercado. Recuerdo que el 7 de febrero de 2012, mientras estaba sentado trabajando en una ciudad fuera de Londres, mi amigo me envió un artículo publicado en El Mundo que llevaba por título: “Ya está aquí la empresa de los 1.000 millones de dólares, llega a Barcelona Airbnb”. En ese momento, plataformas como esa o como Uber, eran desconocidas. Cuando lo leí pensé que lo que nosotros queríamos hacer no solo ya estaba hecho, sino que encima valía 1.000 millones de dólares. Mientras le decía a mi amigo que teníamos que abandonar ese negocio, él insistía en que no, en que precisamente aquello en lo que llevamos meses trabajando y sobre lo que todo el mundo nos cuestionaba, ahora quedaba demostrado que era posible y que además se podía hacer muy bien. 

Así que nos inspiramos en Airbnb, copiamos lo que pensábamos que se podía copiar y mejoramos lo que, a nuestro juicio, se podía mejorar. 

F.F.S.: El modelo de Alterkeys va un poco contra natura, porque efectivamente existen muchos prejuicios a la hora de permitir que un extraño entre en lo que mucha gente considera su intimidad, su hogar. Y Alterkeys está básicamente orientado al aprovechamiento de casas no concebidas específicamente para el alquiler. ¿Cómo solucionasteis esa complejidad?

C.G.: Fue una de las cosas más complicadas al principio. Hablamos con muchísimas personas que tenían el perfil de ser potencial usuario de Alterkeys, pero que no lo iban a ser precisamente por esa reticencia que acabas de mencionar. A partir de ahí nos dimos cuenta de cuáles eran sus inquietudes, y las resolvimos. En el fondo es una cuestión de miedo, porque cuando vas explicando la propuesta y vas poniendo el sonajero de la rentabilidad, al final es algo que acaba interesando. Sin embargo, cuando a la hora de poner en la balanza economía versus potencialidad de riesgos, si se percibe más esto último, entonces se paralizan.

Solucionar esta cuestión nos llevó más de un año y medio, pero conseguimos firmar un contrato con una de las mayores aseguradoras a nivel mundial. Nos convertimos en la primera empresa de la economía colaborativa en España en firmar un contrato con una aseguradora, con el que protegíamos lo que nuestros clientes más querían, que era su hogar y sus pertenencias. Alterkeys ofrecía a los clientes, de manera gratuita, una póliza que cubría hasta 500.000 euros todo lo que pudiera pasar en el hogar. Además, todas las personas estaban perfectamente identificadas, se conocía su origen y se les pedía documentación. 

F.F.S.: La parte impositiva en el entorno de la economía colaborativa es el gran caballo de batalla. ¿Cuál crees que es el futuro de este tipo de economía en el sector hotelero y en relación con este aspecto fiscal? ¿Cómo le ponemos el cascabel al gato, porque al final tiene que haberlo?

C.G.: Es un tema fundamental para la sostenibilidad de nuestra actividad, y además tenemos un socio, que es la Administración, que se va a beneficiar de ello; es decir, si a nosotros nos va bien, a ellos también. Pero para que haya un buen cascabel, tiene que haber un gato bien identificado; y para que se pueda identificar, el primer punto es poner soluciones: una regulación justa y objetiva, que no sea ajena a la realidad.

Por ejemplo, el mayor exponente de economía colaborativa de coches es francés, Bla bla car, y allí nos llevan dos o tres pasos en este tema, porque hay ciertas cosas que han sucedido en Francia, pero todavía no en España. En cualquier caso, en prácticamente cualquier sector que te puedas imaginar, no solo hotelero o de coches, existe economía colaborativa y en todos ellos se necesita una regulación para ayudar a la permanencia de su actividad, y con ello, también, recaudar para las arcas del Estado. 

La regulación debe tener sentido común. El gran problema de España es que hay 17 regulaciones diferentes que hablan de vivienda de uso turístico, y así es muy complicado hacer bien las cosas, por más que quieras. He tenido la suerte de participar en la creación de borradores regulatorios, y ahora parece que nos están escuchando un poco más, aunque aún falta.

También es necesario que se regule para que seamos una opción de alojamiento más, y no para sacarnos del mercado, como ha sucedido en Madrid, donde los apartamentos se han regulado de una forma partidista, para dejar las viviendas de uso turístico fuera del mercado, imponiendo condiciones sin sentido. Por ejemplo, si una persona se queda menos de cinco días en Madrid, no se podía alojar en una casa, sino en un hotel; algo totalmente absurdo cuando la media de estancia en Madrid es de 2,9 noches y cuando a un hotel no se le exige una estancia mínima. Obviamente, medidas como esta buscan favorecer a unos versus los otros.

Por tanto, primero debe haber una regulación clara y después, evidentemente, unos impuestos como en cualquier actividad. Esto es algo que beneficiará a la Administración, a las empresas –porque cumplirán aquellas que sean legales–, y al final a todos los ciudadanos –porque podrán usarlas y porque al final los impuestos que pagan esas empresas deben revertir en el bien común–.

F.F.S.: Hablando del bien común, los últimos datos del Foro de Davos apuntan a que de aquí a 2020 se van a perder 7,5 millones de puestos de empleo netos, como consecuencia de la robotización, la digitalización y también de los entornos de economía colaborativa que afectan directamente a los modelos clásicos. ¿Crees que la Administración va a plantearse una acción racional, como la que explicabas anteriormente, cuando en realidad son los modelos tradicionales los que aportan a la Administración, y además tienen “la justificación” de que defienden puestos de trabajo?

C.G.: Creo que siempre ha existido este problema a lo largo de la historia. Cuando se empezaron a cambiar las reglas de producción en las factorías o cuando se mecanizó la agricultura, todo esto ya sucedió, y mucho antes con la imprenta y… 

Se van perdiendo algunos puestos de trabajo actuales, pero también se van inventando puestos que antes no existían. Por eso no debemos quedarnos solo con una parte de la foto. También hay estudios que revelan que las profesiones más demandadas en 2020 serán profesiones que hoy todavía casi no existen. Esto es muy interesante, porque surgirán nuevas oportunidades, nuevas formas de trabajar, de organizarnos como empresas, y por supuesto, habrá que reciclarse más rápido que antes. Es innegable que se perderán algunos empleos, pero se van a generar otros y hoy en día, gracias al progreso tecnológico, tenemos la capacidad de inventar y expandir nuevos límites inimaginables hasta hace apenas unos segundos. 

F.F.S.: Ese espíritu de expansión es el que te ha llevado a crear una empresa, a buscar un socio y a vender la empresa para meterte en nuevas batallas. Podríamos decir que hay un factor recurrente en los jóvenes emprendedores que, tras montar una start-up sin apenas capital y después de trabajar mucho en el desarrollo del proyecto y hacer que resulte atractivo para captar capital, cuando finalmente el capital externo se incorpora, se produce un proceso de desilusión. ¿Por qué sucede esto en el momento en que entra el classic management?

C.G.: Hace poco tuve la oportunidad de participar en un panel del South Summit, junto con otros emprendedores que habíamos vendido nuestra empresa recientemente. El título del panel era: “Vendiendo tu empresa, sobreviviendo al proceso de adquisición”. Es muy curioso, pero yo creo que esto pasa por algo. 

En primer lugar, nunca he creado nada con la intención de venderlo mañana; sí por supuesto de crecer, y si puedo hacerlo sin recursos externos, mejor todavía; pero no monto algo para que le parezca atractivo a un fondo de inversión. Es un medio para un fin, y si puedo llegar al fin sin ese medio de inversión, te garantizo que estaré más contento.

Creo que cuando alguien crea una empresa, el segundo o tercer motivo por el que lo hace es porque tiene una idea, pero al final eso lo tiene todo el mundo. La primera razón, o al menos en mi caso, es porque es tu forma de vida, es tu carácter personal. Es decir, concebimos la vida de una manera diferente a como puede entenderla una persona que le apetece trabajar siempre por cuenta ajena. No se trata solo de trabajar más o menos, sino que ser emprendedor es una forma de pensar las 24 horas. 

Somos personas relativamente inconformistas y que queremos tener libertad en todos los sentidos: profesional, personal... También solemos ser cabezotas y tenemos un criterio fuerte que defendemos con pasión, aunque por supuesto seamos capaces de apoyarnos en otros que saben más. Por eso digo que la idea es algo secundario, porque cuando tú has montado algo, lo has hecho motivado por ese carácter personal. Precisamente por eso resulta incongruente dejar de vivir según tus pautas, para tener que vivir según las pautas de otro.

Me parece conveniente que, cuando vendes tu empresa, se te exija que te quedes, porque teóricamente eres tú quien mejor sabe cómo funciona el tu empresa y cómo motivar a tu equipo, pero a la vez es incongruente decirle a una persona que lo que le hace levantarse por las mañanas con ilusión es ser el dueño de su vida, que ahora va a estar “sometido” a cuestiones ajenas a su empresa –porque muchas veces cuando entra un management más tradicional o de una compañía más grande, hay otros protocolos, otra burocracia escrita o no escrita, que te puede gustar o no; y sobre todo hay otra opinión que pesa más que la tuya, y con la que puedes estar de acuerdo o no–.

F.F.S.: ¿En qué nuevos proyectos estás inmerso ahora?

C.G.: Cuando vendí la empresa, monté un modesto fondo de inversión, Black Unicorn Investments, donde hago pequeñas inversiones en start-ups en las que puedo involucrarme, aportando algo de capital pero sobre todo know-how adquirido con el tiempo. Me encanta seguir creando, o participando en la creación de nuevos retos empresariales.

En este momento, estamos creando un formato de televisión para fomentar el emprendimiento en España. Programas como MasterChef han producido un incremento de solicitudes del 18% en las escuelas de hostelería. Si un programa de cocina consigue dentro de 10 años que España tenga los mejores chefs, por qué no hacer un programa de éxito sobre emprendimiento para conseguir tener las mejores empresas dentro de una década. Más aún cuando la creación de empresas es la base de la economía de un país, y de su sociedad.

En otra línea hemos creado Forever Young Apartments, donde a través de la gestión de apartamentos turísticos, damos una alta rentabilidad a sus propietarios. Desde ahí pasaremos a la creación de hoteles con un concepto innovador. Hemos empezado por la parte de apartamentos, pues es la que mejor conocemos. Dado que seguramente vamos a necesitar gran capital de inversión, podremos demostrar con hechos y no palabras lo que hemos conseguido y sabemos hacer. Forever Young Apartments será una interesante antesala para Forever Young Hotels, y de momento estamos muy contentos con el resultado.

Con Alterbricks estamos trabajando en darle “una vuelta de tuerca” al sector inmobiliario en lo relativo a la compraventa. Actualmente es un proceso muy tedioso, tanto por los pasos que debe dar el vendedor como por el tiempo que ha de pasar desde que quiere vender hasta que realmente vende. En ese sentido, el sector inmobiliario ha evolucionado poco en los últimos 30 años. Es un proyecto muy ambicioso y que requiere de un algoritmo importante que nos pueda ayudar a eliminar incertidumbre a la hora de poner un precio. Obviamente, las cosas valen lo que alguien está dispuesto a pagar por ellas, pero lo ideal es que haya un fundamento detrás. Cuando hoy alguien valora su casa, lo hace tomando como referencia la valoración del vecino que antes ha vendido la suya, pero tu casa no es igual que la de él por muchos motivos. 

Y además de impartir clases en escuelas de negocios, a mediados de año lanzamos Alterhunter.com, una aplicación para poder cazar de forma sencilla y segura en cualquier lugar, aprovechando recursos inutilizados para fomentar la economía de los territorios de caza.

F.F.S.: ¿Dónde te ves de aquí a 10 años?

C.G.: No tengo capacidad de verme a tan largo plazo. Soy un fiel convencido de que cuanto más ajustado sea el punto de mira, más probabilidades hay de que eso pase. Todos los días me pregunto si estoy en el camino adecuado o no, pero a 10 años es demasiado.

A cuatro años lo tengo algo más claro, aunque constantemente tengo que hacer pequeños ajustes. Seguiré dedicándome a lo que hago hoy, que es crear o apoyar a la creación de nuevos proyectos. Soy un enamorado de Latinoamérica, por lo que espero poder desarrollar alguna actividad empresarial por esos lares pronto, con ojos puestos muy de cerca a Cuba, para abrir hoteles y apartamentos turísticos allí.


 

Chema González González-Soto, fundador y CEO de Forever Young Apartments.

Entrevista publicada en Executive Excellence n135 enero 2017.