El directivo ante el desafío secesionista

11 de Diciembre de 2017//
(Tiempo estimado: 4 - 7 minutos)

Más de 2.700 compañías han salido de Cataluña en el último mes y medio a causa del proceso independentista, según revela un informe de Foment del Treball. La región corre el riesgo de que, además de su sede, las empresas decidan trasladar su producción, algo que dañaría, y mucho, la economía local. 

Y es que tal y como afirma el ministro Luis de Guindos, las consecuencias de la crisis política han comenzado a materializarse. La ocupación hotelera en la comunidad ha caído un 83% y la facturación, un 13%. Además, las ventas, la entrada de turistas y la matriculación de vehículos han crecido por debajo de la media europea. 

José Luis Bonet, presidente de Freixenet y de las Cámaras de Comercio de España, lleva tiempo alertando de que esto podía ocurrir. La multinacional vitivinícola se resiste, por el momento, a trasladar su sede, a la espera de los resultados electorales del próximo 21 de diciembre y gracias a la aplicación del artículo 155. Sin embargo, el directivo no descarta inscribir el domicilio fiscal del la empresa fuera de Cataluña si las circunstancias lo requieren. 

Durante su intervención en el Congreso de Directivos (CEDE) el presidente de Freixenet instó a los empresarios a hablar claro sobre el proceso secesionista, y pidió a todos los catalanes que reflexionen de cara a la próxima cita en las urnas.  

Una economía de primera división 

Cuando yo era joven, España era una dictadura, ahora es una democracia homologada. Entonces era un pequeño embrión de un estado de derecho; hoy es un estado de derecho consolidado; por aquella época comenzaba a gestarse el estado de bienestar; en la actualidad es un estado de bienestar que ha conseguido superar una gran crisis económica. Pero uno de los logros más importantes es que aquella economía dirigida se ha convertido en una economía social, de mercado, donde las empresas son el motor del sistema. 

Es obvio que tenemos problemas que hay que solucionar, pero podemos decir con orgullo que España ahora juega en primera división. Durante los últimos 10 años hemos atravesado una crisis económica brutal, pero hemos conseguido salir adelante. Yo siempre digo que los españoles somos especialistas en meternos en charcos, pero también afirmo que somos especialistas en salir de ellos.

A pesar de la crisis, que ha sido larga y dura, conseguimos evitar el rescate total ignorando las recomendaciones europeas. Ha habido muchos factores que nos han ayudado en este camino. En primer lugar, contar con un gobierno fuerte que se resistió a aceptar un rescate total. En segundo, nuestra pertenencia a la Unión Europea, porque si no formáramos parte del bloque comunitario y no hubiéramos recibido la ayuda del Banco Central Europeo, habríamos caído en el abismo. El tercer factor que nos ha ayudado a superar el bache ha sido la actitud de todos los ciudadanos españoles, que han seguido esforzándose por salvar la situación pese a la dureza de las condiciones. 

Sin embargo, uno de los elementos que más ayudado a consolidar la recuperación ha sido la fuerza del sector exterior: el turismo y, sobre todo, la exportación. La economía española ha sufrido en estos años un cambio estructural, no coyuntural, en el que nuestras empresas se han apoyado en la internacionalización para mantenerse y crecer. 

Internacionalizar la pyme, la gran oportunidad

España cuenta ahora con una plataforma de internacionalización formada por 2500 multinacionales españolas, 500 de ellas líderes en su sector. Pocos países pueden presumir de ello. Y, detrás de estas grandes compañías hay otras 5000 organizaciones denominadas mapis (marcas de alto potencial internacional) que son pequeñas y medianas empresas que han comenzado a trabajar fuera de nuestras fronteras. 

Esto es algo muy importante, porque significa que los empresarios y directivos han cambiado de mentalidad y de actitud. Estoy convencido de que la internacionalización de la pyme será una gran oportunidad para España en los próximos años. Pero salir al exterior no es tarea fácil, por eso hay que ayudar a estas empresas todo lo posible a minimizar los riesgos que conlleva este proceso. 

La Cámara de Comercio desempeña en este ámbito un papel fundamental, porque llega a todos los rincones de España y cuenta con más de 400 millones de euros para invertir en internacionalización y competitividad. Aumentar la competitividad es otro de los retos que se nos plantea y para ello, es clave reforzar la formación de los trabajadores, completar la transformación digital de nuestras empresas y aprender idiomas. 

Estoy seguro de que la internacionalización de la empresa española va a permitir al país dar un salto cualitativo. Es evidente que existen peligros que nos acechan (riesgos geopolíticos, exceso de proteccionismo y otras circunstancias financieras a nivel mundial), pero no creo que ninguno de ellos nos haga caer. 

En cambio, hay un riesgo que me preocupa especialmente, y es la situación política que está viviendo Cataluña. Bajo mi punto de vista, no se ha valorado el verdadero daño que esta realidad puede causar. Hasta ahora, las consecuencias no eran excesivamente graves, pero en los últimos días los daños han empezado a materializarse. 

Los primeros daños reales

El hecho de que la Agencia Europea del Medicamento (EMA) haya decidido no asentarse en Barcelona es un daño real. Hasta hace dos meses, Barcelona no perdía ningún concurso internacional y ahora los pierde todos; a la merma de ingresos se suman otros problemas más importantes como la pérdida de confianza. 

Estamos perdiendo la marca Barcelona. Por el momento no está muerta, todavía se puede recuperar, pero todo dependerá del resultado que salga de las urnas el próximo 21 de diciembre. Si ese día los catalanes aceptamos la normalización que ha establecido el artículo 155 de la Constitución Española, recuperaremos la normalidad; pero si seguimos andando por el mal camino, vamos a tener problemas muy graves. Las empresas que todavía quedamos en la comunidad vamos a salir en desbandada. 

Por eso, creo que hay que hablar muy claro. Cataluña se está jugando mucho, pero España también. Por tanto, nos encontramos en un momento crucial. 

En este punto en el que nos encontramos, los directivos y ejecutivos tienen mucho que aportar, porque las empresas son la columna vertebral de la economía española. La organización socioeconómica del país está en manos de las empresas y, en consecuencia, los líderes empresariales tienen en este momento un poder que ni siquiera ellos saben. 

En un momento como el que atravesamos, es fundamental hablar claro a los ciudadanos, principalmente porque tenemos la obligación moral de hacerlo. Tenemos que contarles a nuestros trabajadores lo que pensamos que puede pasar, porque nuestra obligación es protegerlos. Es algo que hasta ahora no se ha hecho en Cataluña, y hay que hacerlo antes del día 21 de diciembre porque si no, luego nos podemos arrepentir. 

En definitiva, la economía española atraviesa un ciclo positivo y todas las perspectivas apuntan a que la buena racha puede continuar en los próximos ejercicios, pero debemos ser conscientes de que tenemos un importante problema que superar. Estoy convencido de que una vez superado, seguiremos creciendo, porque la oportunidad que tiene España a la hora de adaptar el tejido productivo a la globalización, es magnífica y nos llevará a dar un importante salto cualitativo.


José Luis Bonet, presidente de Freixenet y de las Cámaras de Comercio de España. 

Texto publicado en Executive Excellence nº143 dic. 2017.


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