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"Pensar en el bien de toda la sociedad debe ser un objetivo importante para empresarios y directivos"

26 de Julio de 2018//
(Tiempo estimado: 5 - 10 minutos)

Tras catorce años formando parte del claustro del IESE, el profesor Franz Heukamp tomó –hace escasos dos años– las riendas de la primera escuela del mundo en formación de directivos. Le ilusiona contribuir a seguir desarrollando la internacionalidad, la calidad académica y la investigación de la institución. Además, afronta los retos del siglo XXI sin perder de vista las prioridades del IESE: atender las necesidades de los directivos y estar al servicio de la sociedad desde la mejora del mundo empresarial. 

EXECUTIVE EXCELLENCE: El IESE se ha convertido en un referente mundial en la formación de directivos. En los últimos cuatro años ha liderado el ranking del Financial Times. ¿Cómo describiría la escuela que hoy encabeza? 

FRANZ HEUKAMP: Durante los 60 años que tiene el IESE, los profesores han aportado su docencia, su investigación y su labor de contacto directo con las empresas, algo que nos ha permitido comprender y ayudar a los directivos. El actual nivel de la formación también es fruto del trabajo de los equipos directivos, que han sabido profesionalizar mucho la organización, la selección de alumnos y el marketing de los programas. Además, resulta fundamental el trabajo del staff, porque permite que el participante que llega al IESE pueda ver una organización impecable. 

E.E.: ¿Qué marca la diferencia en una escuela de negocios?

F.H.: Obtener una visión completa de la empresa y mejorar las capacidades directivas para entender la dimensión internacional, la dirección de personas y la capacidad de ver un problema y tomar una decisión desde el punto de vista del CEO e integrar las diferentes perspectivas. Aunque habría que añadir la posibilidad de que la escuela me brinde una red de contactos que no sean simples “amiguetes” que me abran puertas, sino más bien compañeros o amigos que me ayuden a reflexionar sobre mis decisiones.

E.E.: ¿Cuáles son, en su opinión, los retos a los que se enfrentan las empresas en los próximos años?

F.H.: Creo que vivimos en un momento de grandes cambios e incertidumbre. Destacaría principalmente el cambio digital y los nuevos modelos de negocio, sin olvidar que hoy la economía avanza a base de innovación y que el emprendimiento es ya una capacidad muy valorada en cualquier contexto. El uso de la tecnología digital aporta numerosas oportunidades para mejorar las empresas y la sociedad. Sin embargo, para dirigir no basta con el conocimiento tecnológico, al final se trata de gestionar personas. En definitiva, el mayor reto es –y debería ser– seguir dando sentido al trabajo y al papel de la empresa como fuerza para tener un impacto positivo en la sociedad.

E.E.: El desempleo es uno de los problemas más importantes de muchas sociedades desarrolladas, pero especialmente de España. ¿En el IESE existen iniciativas para combatirlo? 

F.H.: El desempleo es un gran problema para las personas que lo sufren y para la sociedad. Por eso, las organizaciones debemos buscar los modos de incorporar a todo el mundo al mercado laboral: proporcionando mejor formación a aquellos que la necesiten y adaptando el marco legal para facilitar la integración de más personas en el mercado laboral. Desde el IESE, trabajamos en sugerencias prácticas sobre cómo se podrían mejorar algunos aspectos de la formación de los más jóvenes, y proponemos constantemente formas de crear un entorno laboral más abierto y más ágil. 

E.E.: La tecnología está afectando profundamente a las sociedades en muchos aspectos. ¿Cómo se debe gestionar la llegada de estas nuevas tendencias en el mundo de la empresa? 

F.H.: Por una parte, existen avances tecnológicos que permiten que muchos trabajos puedan realizarse por máquinas al servicio de las personas y, por lo tanto, se trata de una mejora de nuestra vida. Por otra, algunas tareas acaban por desaparecer, pero es algo que siempre ha sucedido. Lo más importante es conseguir que las personas que llevaban a cabo estas tareas se formen para realizar otros trabajos. Resulta fundamental entender que la formación no acaba nunca y este estímulo intelectual creo que es muy positivo.

E.E.: ¿Cómo se prepara el IESE en este sentido? 

F.H.: Las trayectorias profesionales se están prolongando y toma más peso el lifelong learning. En este campo, es fundamental la labor de los programas de Executive Education, porque renuevan continuamente la oferta de formación para adaptarla a las necesidades del directivo a lo largo de toda su vida. A su vez, la Asociación de Antiguos Alumnos ofrece un programa de formación continua muy completo. 

E.E.: ¿Cómo se imagina la formación en los próximos años? 

F.H.: Actualmente, en el IESE ya tenemos programas llamados “híbridos”, porque combinan sesiones presenciales con el uso de la tecnología en sesiones a distancia, en distintos formatos. Empezamos hace ya quince años con el Global Executive MBA; hoy contamos incluso con unos módulos en la plataforma Coursera. Aun así, en la escuela creemos que el mejor método de aprendizaje directivo es el aprendizaje basado en la discusión, que hoy se da mejor en el aula, con interacción directa de los participantes. En un futuro próximo, el propósito es disponer de tecnologías de tanto nivel que podremos escoger el método y las herramientas más adecuadas para cada objetivo educativo. 

E.E.: Siendo alemán y desde la perspectiva global que da dirigir el IESE, ¿cómo ve el futuro de Europa? 

F.H.: Creo que es esperanzador, porque Europa siempre ha sido una comunidad de países que se han sabido adaptar a circunstancias cambiantes. Dicho esto, también es cierto que hay una presión populista que se ha ido formando a raíz de una cierta desatención a los problemas reales de los ciudadanos. En este sentido, espero que los responsables públicos puedan reaccionar y atender mejor los problemas, para, así, recuperar la confianza perdida. 

E.E.: Viaja con frecuencia a Asia. ¿Qué lecciones podemos aprender de ellos? 

F.H.: Las economías asiáticas han sabido desarrollarse mucho en las últimas décadas. Como escuela de dirección de empresas, hemos aprendido mucho y seguimos haciéndolo de un entorno tan optimista, dinámico y de alto crecimiento que, a su vez, nos permite aportar nuestra experiencia y conocimiento. Lo que más me llama la atención de ellos es su capacidad de adaptación a los cambios y su agilidad a la hora de implementar novedades. Lo vemos también en los participantes de nuestros programas: más del 25% de nuestros alumnos del MBA ya proceden de algún país asiático. Su presencia aporta nuevos puntos de vista que obligan a los occidentales a repensar nuestros esquemas. 

E.E.: Por su experiencia dirigiendo los programas MBA, conoce muy bien a los denominados millennials. ¿Qué ofrece el IESE a esta nueva generación de líderes? 

F.H.: Los millennials son, en general, personas muy comprometidas con el impacto que pueden tener a través de su profesión. Se implican en causas muy nobles, y son estas causas y sus objetivos los que determinan sus decisiones vitales. En este sentido, hay una conexión muy natural del IESE con ellos, porque nosotros siempre hablamos del impacto específicamente a través de la integridad, de la profesionalidad y del espíritu de servicio. Por eso, creo que el MBA del IESE resulta especialmente atractivo para ellos, por el énfasis que pone en estas dimensiones. 

E.E.: En línea con las aspiraciones de las nuevas generaciones, ¿qué pueden hacer los directivos para combatir las desigualdades de las que somos testigos en todo el planeta? 

F.H.: Un motor especialmente bueno para combatir la desigualdad y la pobreza es la buena gestión de las empresas, porque, a través del trabajo, de la formación y del cuidado de las personas, se contribuye a mejorar en gran medida el bienestar de la sociedad. Es el caso, por ejemplo, de la Africa Initiative del IESE, donde creo que estamos haciendo un trabajo importante con empresarios que, al recibir una buena formación, pueden ayudar muchísimo a las comunidades en las que residen. 

E.E.: Hablemos de su sector. Usted ha defendido que las escuelas de dirección deben redirigirse hacia el bien común. ¿De qué modo puede llevarse esto a cabo? 

F.H.: En la crisis financiera de los años 2008 y 2009, surgieron críticas muy serias a las escuelas de dirección en cuanto a los modelos de negocio y las actitudes que se habían transmitido a los directivos en algunas de ellas. Tenemos que reconocer que, seguramente, esto es verdad, y creo que el bien común, es decir, pensar en el bien de toda la sociedad, tiene que ser un objetivo importante para empresarios y directivos. Les tenemos que ayudar a concretar cuál debe ser este bien común y cómo incorporarlo a su toma de decisiones. Creo que, de manera natural, las personas quieren hacer el bien, y, muchas veces, el problema está en saber compaginar esta voluntad con los distintos requerimientos, presiones y tensiones a los que están sometidas. 

E.E.: Existe la opinión de que, a veces, las escuelas como el IESE realizan investigación que está algo alejada de los intereses de las empresas. ¿Cómo se consigue publicar en revistas científicas, que plantean exigencias más técnicas, y, a la vez, resultar útil para los directivos? 

F.H.: La clave es la relevancia. Una idea relevante para directivos y empresarios, bien preparada y presentada, también merece estar entre investigaciones de primer nivel mundial. Existen numerosos ejemplos de ideas que se han publicado primero en un formato más científico y de las que luego se han sabido extraer lecciones importantes para las empresas. Precisamente, en el IESE estamos en una muy buena posición para conseguirlo, porque aunamos el conocimiento empresarial y el rigor científico. 

E.E.: ¿Qué objetivos tiene el IESE para los próximos años?

F.H.: El principal objetivo es seguir estando al servicio de la sociedad: ofrecer una muy buena formación a directivos y empresarios para, a través de todos ellos, ayudar a mejorar las organizaciones y la sociedad. Creo que nuestro futuro depende de la capacidad que tengamos para ser relevantes en esta gran tarea. Es un ámbito crítico, porque los problemas de la sociedad y de las organizaciones son múltiples, y debemos estar ahí para contribuir y ayudar a los directivos y empresarios a formular las respuestas adecuadas. 

El primer director del IESE no español

Desde su Colonia natal, en Alemania, el profesor Franz Heukamp ha desarrollado su itinerario formativo en distintos países. La Ingeniería fue su ámbito de estudio inicial, y se licenció en la Technische Universtät München. Además, se licenció en la École des Ponts et Chaussées francesa, es doctor por el Massachusetts Institute of Technology y antiguo alumno del IESE, de la promoción 2006 del Advanced Management Program de Múnich. 

Aficionado al ciclismo y a la alta montaña, su especialidad docente se centra en el análisis de decisiones, un área en la que se interesó porque –según explica– aúna “aspectos de tipo analítico con otros de carácter más humano y personal, en los que la psicología y la personalidad desempeñan un papel crucial”. A sus 44 años, es director general de la escuela desde septiembre de 2016 y es titular de la Cátedra Antonio Valero. En su trayectoria directiva ha incluido los cargos de secretario general del IESE (2009-2012) y vocal del Consejo de Dirección responsable de los programas MBA (2012-2016). Desde ese puesto, lideró el lanzamiento del Executive MBA en São Paulo y de la sección de Nueva York del Global Executive MBA, así como el crecimiento del Full-Time MBA a una quinta sección. 


 Entrevista con Franz Heukamp, director general del IESE. 

exto publicado en Executive Excellence nº150 julio-agosto 2018.