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El día en que España salió de la Crisis

25 de Febrero de 2013//
(Tiempo estimado: 2 - 3 minutos)

Primavera de 2018. España ha recuperado el nivel de empleo de 2007, después de más de una década de la mayor crisis de la democracia. La gran lección que nuestros compatriotas han aprendido en estos años es el impacto económico negativo de la disforia.

La euforia, la “exuberancia irracional” que mostraba España antes de la crisis era muy arriesgada; el desánimo generalizado es, si cabe, peor. Y ambos extremos están hechos del exceso.

El desánimo arraigado y generalizado desde 2008 a 2018 tuvo tres oleadas sucesivas: la primera mostró la forma de una benevolente ingenuidad (se la llamaba “optimismo”, pero no era tal). El pueblo español le otorgó la mayoría absoluta al líder de la oposición. El gobierno español quiso ser “el mejor alumno de la clase” (con la Sra. Merkel como directora del colegio): subida de impuestos, recortes, abaratamiento del despido… La impopularidad de las medidas y los casos de corrupción provocaron un descrédito de la clase política sin precedentes. Y en 2014 ocurrió una “buena noticia” disfrazada de mala: el PIB subió pero el desempleo seguía creciendo. Se había hecho un gran esfuerzo y casi siete millones de ciudadanos no tenían un puesto de trabajo. Entonces, se produjo el estallido social.

Sí, pero fue tan civilizado como el ejemplo que el país había dado tras la muerte de Franco, en la Transición democrática. Los españoles se cansaron de unos partidos políticos que eran “instituciones suicidas”, en su propio beneficio. Y reclamó a la sociedad civil que asumiera el protagonismo. Un gran empresario fue “elegido” primer ministro. No era un “tecnócrata”, sino un directivo con experiencia, un empresario con preparación, un gestor honesto y ejemplar.

Nos explicó desde el primer momento que no estábamos en una crisis, sino en un cambio de ciclo, en una nueva era, y que en la práctica había dos opciones: formar parte del grupo de “segunda división” o ponerse las pilas para salir adelante. Dijo que solo iba a estar cuatro años y que en su equipo de gobierno iban a estar los mejores, gente preparada y honesta, no “profesionales de la política”, haciendo un sacrificio del que todos nos sintiésemos orgullosos.

Y en su programa de gobierno, seis medidas: fomentar la empleabilidad (en lugar de utilizar el subsidio de desempleo como elemento disuasorio para trabajar, poner en valor lo que sabemos, queremos y podemos hacer), educación (que tiene un ROI del 1700%), solidaridad y generosidad (para ser un equipo, como ocurre con el deporte español), proyectos ilusionantes, contexto de optimismo y no de queja (emprender y no añorar), y construcción de la felicidad colectiva (con un ministerio propio, en contacto con los medios y la ciudadanía). De un país tristón a una nación que marcó la pauta.

Cuatro años después, el país ha salido de la crisis y celebra elecciones generales. Los partidos favoritos son “legislativos”, lo que quiere decir que no formarán parte del poder ejecutivo. Dada la brillante experiencia reciente, del gobierno formarán parte no los políticos profesionales, sino los profesionales en garantizar el bienestar (el crecimiento, el empleo, la felicidad) de los ciudadanos. El mérito ha ganado a la crisis.


GESTIÓN / TALENTO

Juan Carlos Cubeiro, socio-director de IDEO y autor de Del Capitalismo al Talentismo.

Artículo publicado en Executive Excellence nº100 feb13.


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