Hipódromo de la Zarzuela: construyendo una industria
El nacimiento del Hipódromo de la Zarzuela se remonta al verano de 1934 cuando se autoriza su construcción con el objetivo de sustituir al antiguo recinto situado en el Paseo de la Castellana a la altura de lo que hoy es Nuevos Ministerios.
El concurso para realizarlo es ganado por los arquitectos Carlos Arniches y Martín Domínguez y el ingeniero de Caminos Eduardo Torroja, cuyo proyecto estaba basado en el Hipódromo de San Siro (Milán) y contaba con un presupuesto inicial de 3 millones de pesetas.
Las obras comienzan en 1935 pero quedan paralizadas en julio de 1936 por la Guerra Civil. Tras la contienda, el Hipódromo está destruido ya que se encontraba en pleno frente de Madrid, por lo que en 1940, se llevan a cabo las primeras obras de reconstrucción que concluyen en mayo de 1941, fecha en la que se inaugura el recinto con unos servicios mínimos.
Desde entonces el Hipódromo ha celebrado carreras. Su primera década de vida no fue sencilla debido a la merma de la cabaña caballar por el conflicto bélico. Posteriormente, en los 50 y 60, mejoran las instalaciones, se cuenta con un calendario, aumenta el número de carreras, se incrementa el dinero destinado a premios y la afluencia de público es creciente.
Ya en la década de los 70, el mundo de los caballos vive una época de cierto esplendor. En los 80 se crea la Agrupación de Propietarios, presidida por Ramón Mendoza, quien se hace cargo del hipódromo en 1983. Durante su mandato se pone en funcionamiento la Quiniela Hípica (QH), que constituye la primera apuesta nacional en la historia de las carreras de caballos de nuestro país. Las buenas recaudaciones -en 1984 se superaron los 5.000 millones de pesetas de recaudación- junto con la retransmisión por televisión, hacen crecer el sector y el número de propietarios aumenta paulatinamente hasta alcanzar la cifra récord de 1.000 caballos en entrenamiento en 1988.
Tras un breve paso del Duque de Alburquerque, Lorenzo Sanz se hace cargo del Hipódromo, aunque con una QH en decadencia. En 1991, último año de la apuesta hípica, apenas se logran recaudar 510 millones de pesetas.
En 1992, Patrimonio Nacional cede la concesión del Hipódromo de La Zarzuela a la empresa Hipódromo de Madrid, S.A., que en noviembre de 1996 celebra la última temporada y tras varios intentos de reanudarla las carreras en 1997, la empresa se declara en suspensión de pagos. Tras dos concursos de concesión convocados por Patrimonio Nacional no se logra adjudicar el Hipódromo a ningún grupo privado. Finalmente, el 30 de septiembre de 2003, Patrimonio Nacional e Hipódromo de La Zarzuela, S. A. -participado por SEPI (96%) y LAE (4%)- firman un acuerdo para la explotación integral de la finca durante los próximos 25 años.
2005-2008: un éxito creciente
El 23 de octubre de 2005 y después de muchas dificultades, el Hipódromo consigue abrir sus puertas nuevamente. Durante los casi dos años que han durado los trabajos de rehabilitación se han construido nuevas pistas de competición y entrenamiento (una de hierba, una de arena y fibra, y dos de arena) y se han mejorado las infraestructuras básicas: alcantarillado, luz, agua, datos, voz y, entre otros, cableado para la televisión. Igualmente, se ha creado una escuela de oficios dirigida por el mítico Claudio Carudel para formar a los futuros jockeys y amazonas, herradores y guarnicioneros y mozos.
Desde su apertura, la actividad del Hipódromo ha sido creciente. La presente temporada de 2008 que comenzó con las carreras diurnas de los domingos el pasado 30 de marzo y se prolongará hasta finales de noviembre (excepto julio y agosto), alberga un total de 27 jornadas. Además, el hipódromo cuenta con sus populares carreras nocturnas todos los jueves por la noche, desde el 19 de junio hasta el 25 de septiembre (excepto agosto), con un total de 10 jornadas. En total se disputarán más de 200 carreras en las 37 jornadas -entre carreras diurnas y nocturnas- a las que acudirán de media unas 5.000 personas por jornada. Más de 3 millones de euros se repartirán en Grandes Premios y Premios de modalidades diversas para los propietarios de los mejores caballos.
Los precios de las entradas varían entre 9 euros (general), 12 euros (principal) y 30 euros (preferencia) -para los menores de 14 años es gratuita-, y para facilitar el traslado al hipódromo los días de carreras existe un servicio de autobuses gratuitos. También hay la posibilidad de contar con un abono la temporada de primavera o uno de carácter anual (con o sin las carreras de verano).
Las apuestas, que representan uno de los principales atractivos para los aficionados del Hipódromo, reparten el 78% de lo recaudado, el mayor porcentaje de los juegos de azar en España.
Gregorio Mánez: toda una carrera en la Administración
Gregorio Máñez Vindel es Licenciado en Ciencias Económicas y Comerciales, pertenece al Cuerpo Superior de Interventores y Auditores del Estado.
Accede a la presidencia de la sociedad Hipódromo de la Zarzuela, S.A. desde su actual puesto de Interventor Delegado en el Consejo de Estado.
Antes fue Interventor General de la Administración del Estado, Director General del Organismo Nacional de Loterías y Apuestas del Estado, Gerente de la Lotería Nacional y Subdirector General en la Intervención General de la Seguridad Social.
Ha sido también Vicepresidente de la Asociación Europea de Loterías de Estado, Secretario General de la Asociación Iberoamericana de Loterías y Apuestas y Presidente de la Asociación Internacional de Loterías de Estado.
Charlamos con Gregorio Máñez, Presidente del Hipódromo, sobre los retos presentes y futuros de un recinto histórico de la capital.
FRANCISCO ALCAIDE: Háganos un breve resumen de dónde está y hacia dónde va el Hipódromo de la Zarzuela.
GREGORIO MÁÑEZ: Lo primero que me gustaría decir es que el mundo de las carreras tiene mucha importancia económica en los países de nuestro entorno como Francia o Inglaterra. En el país galo, por ejemplo, las cifras son espectaculares; sólo las apuestas hípicas representan 9.000 millones de euros, más que en España la suma de la Lotería Primitiva, Lotería Nacional y las Quinielas. En Gran Bretaña es superior; y en Irlanda, un país pequeño, los caballos tienen una gran trascendencia. En España, sin embargo, ha habido una trayectoria negativa desde que comenzó hace casi dos siglos. Es la historia de una muerte anunciada y no sabemos exactamente por qué. Es cierto que ha habido momentos puntuales de auge pero han sido acompañados posteriormente por crisis y cierres de hipódromos. Después de casi una década de convulsión económica, en el año 1996 se cierra el Hipódromo de la Zarzuela, y con ello el sector queda huérfano. Tan sólo tienen lugar algunas carreras en San Sebastián, y luego aparecen dos hipódromos en Mijas (Málaga) y Dos Hermanas (Sevilla), alrededor de una iniciativa de los ayuntamientos de ambas localidades, junto a pequeños grupos de carreras en Orense, Canarias y en San Lúcar de Barrameda en la playa, pero algo muy poco sólido.
Es importante señalar que el Hipó-dromo de la Zarzuela tiene unas connotaciones muy especiales. Además de ser un hipódromo es una finca propiedad de Patrimonio Nacional donde están alojados bienes de interés cultural de mucha importancia. El Congreso de los Diputados mediante una proposición no de ley en el año 1999 exige que se abra el Hipódromo cuanto antes. Patrimonio Nacional -que es un organismo autónomo del Estado- hace una oferta a través de concurso público para la apertura del Hipódromo. Hay dos concursos sucesivos que quedan desiertos. Ninguna institución quería encargarse de su apertura. Entonces, en el año 2003, se constituye una sociedad estatal, Hipódromo de la Zarzuela, S. A., dependiendo de SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) y de LAE (Loterías y Apuestas del Estado), con la finalidad de abrir el recinto para iniciar las carreras.
Cuando el actual equipo de Hipódromo de la Zarzuela, S. A. empieza a funcionar, nos encontramos con un problema serio. Muchas de las obras diseñadas para su reapertura, no se podían efectuar, según los proyectos adjudicados, ya que se había iniciado un expediente en los años 80 para ser declarada la finca del hipódromo Bien de Interés Cultural y por ello su tramitación y autorización requería un procedimiento especial y unas directrices previas de las autoridades que velan por el Patrimonio Histórico.
Además, esas obras debían suponer la vuelta al proyecto inicial de Torroja, Arniches y Domínguez. No se permitía ninguna actuación que no fuese dejar la parte monumental del hipódromo al mismo nivel y proyecto que el inicialmente aprobado en los años 30; proyecto que nunca se concluyó porque se interrumpió por la Guerra Civil. Adicionalmente se realizaron, con posterioridad, obras que fueron adherencias no autorizadas. En este contexto, se decidió por el Ministerio de Cultura, encargar los pertinentes estudios que concluyeron en unas directrices por las que finalmente se han desarrollado los proyectos que ya han sido aprobados y que algunos ya se están ejecutando.
Esto supone un avance espectacular porque estamos reconstruyendo unos monumentos de primer orden que se hubiesen destruido de no haberse constituido la sociedad Hipódromo de la Zarzuela, S. A.. Hay que tener en cuenta que las marquesinas tienen una importancia histórica mundial y desde todas las partes del mundo vienen a estudiarlas y analizarlas. Es un monumento muy importante del siglo XX y su conservación es una exigencia esencial.
F. A.: Y en cuanto a las infraestructuras del Hipódromo como recinto de carreras, ¿cuál es la situación?
G. M.: La inversión en el hipódromo podemos dividirla en los siguientes apartados:
1. Infraestructuras (conducciones de agua, energía eléctrica, red de datos, colectores, cuadras, pistas, etc.), que estaban muy deterioradas al ser en su práctica totalidad de los años 30. La mayor parte ya están ejecutadas.
2. Rehabilitación de las áreas monumentales, cuyos proyectos ya están definidos pero se encuentran pendientes de ejecutar en su mayoría.
3. Nuevas áreas de desarrollo, según el Plan Director: Principalmente un centro de convenciones y el equipamiento necesario para el Madrid 2016.
No obstante lo anterior, la urgencia en la apertura del hipódromo, dado el gran deterioro del turf en aquel momento, junto a la imposibilidad de disponer a corto plazo de las mencionadas áreas monumentales, nos obligó a solicitar la autorización para utilizar instalaciones provisionales (carpas, gradas y casetas portátiles), de tal forma que, con esta alternativa, pudimos iniciar las carreras en un breve espacio temporal.
La inversión realizada, hasta el momento, alcanza una cifra próxima a los 50 millones de euros.
F. A.: Una vez puesto en marcha el Hipódromo, ¿cuáles son los principales objetivos de futuro?
G. M.: De cara a nuestros retos, Hipódromo de la Zarzuela, S. A. es una institución participada por SEPI y LAE, y cuando hablamos con ambos organismos, establecimos una idea muy clara: la apertura del Hipódromo de la Zarzuela debía suponer un impulso para el establecimiento de un sector económico que es muy importante en otros países y que en España había prácticamente desaparecido. Por tanto, existen dos objetivos que son complementarios: la apertura del Hipódromo por mandato del Parlamento y el establecimiento del sector de las carreras de caballos en nuestro país.
Conseguir esto no es sencillo. Se necesita un esfuerzo de coordinación de muchos elementos que no son fáciles de manejar. Por otra parte, la Zarzuela es un hipódromo muy importante, pero es insuficiente para desarrollar todo este sector económico. Por eso, nos apoyamos en el resto de los hipódromos que existen y además deseamos que aparezcan otros, de tal modo que en un plazo razonable, deberían existir hipódromos en otras regiones de España, con el objetivo de impulsar las apuestas hípicas y la cría caballar y así conseguir que el sector se desarrolle progresivamente.
Este desarrollo beneficiará a todas las partes implicadas: administraciones, ciudadanos, aficionados, etc. Por ejemplo, en los países de nuestro entorno, cada caballo en entrenamiento genera empleos directos e indirectos, entre 5 y 7 puestos de trabajo. Ahora tenemos unos 2.000 caballos de entrenamiento, cuando justo antes de abrir eran alrededor de 400, lo que quiere decir que estamos cerca de los 10.000 empleos. Los caballos en entrenamiento son atletas y requieren condiciones muy especiales: la madre debe ser una yegua excelente, el padre un gran semental, meticulosos cuidados en las yeguadas, etc. Luego, empiezan a entrenar y necesitan herradores, veterinarios, mozos de limpiezas de cuadra, jinetes, entrenadores... Cuando empiezan a correr se necesitan medios de transporte adecuados para trasladarlos a cada hipódromo. Es decir, alrededor de cada caballo hay mucho empleo directo e indirecto. Y todo esto sin contar que en cada hipódromo se generan muchos puestos de trabajos en las apuestas, la restauración, etc. En Francia, este sector además de generar 9.000 millones de euros de apuestas hípicas, da empleo a 200.000 familias. En algunos países supone el 2% del PIB. No veo ninguna razón especial para que esto no pueda suceder en España. Debemos convencer a quienes tienen la responsabilidad y la posibilidad de ayudar para que apoyen fuertemente la iniciativa. En el sector podrían trabajar, en un futuro, directa o indirectamente unas 50.000 personas si todo evoluciona de acuerdo con las previsiones.
F. A.: ¿Cuáles son las claves para conseguirlo?
G. M.: Es necesario incrementar armónicamente la base de aficionados, difundir ampliamente las apuestas interiores y exteriores, propiciar la cría caballar y desarrollar carreras en toda la geografía nacional. Para la consecución de estos objetivos hemos llegado a acuerdos con Televisión Española para retransmitir las carreras a través de La 2 y Teledeporte. Igualmente hay dos apuestas (Quíntuple Plus y Lototurf) a través de LAE, que se comercializan en toda España a través de más de 12.000 puntos de venta. La Quíntuple Plus está basada en los resultados de cinco carreras de caballos, y se trata de acertar los ganadores de las cinco pruebas y el segundo clasificado de la quinta carrera. La Lototurf` es una modalidad de apuesta mixta en la que hay que acertar seis números que salgan de un bombo de treinta y uno -un sorteo similar al de La Primitiva- y al mismo tiempo acertar el ganador de la cuarta carrera de la jornada dominical que cuenta siempre con doce participantes. Con ambas apuestas en cada jornada se ingresan más de 300.000 euros, con lo que al año los ingresos pueden ser de entre 20 y 30 millones de euros.
También hemos llegado a acuerdos con el resto de hipódromos para que todas las semanas del año haya carreras en alguna parte de España. Existe un reparto en función de la época: en invierno (diciembre y enero) en Andalucía; en verano, en San Sebastián. Este año, además, hemos hecho una apuesta fuerte por el impulso de la cría caballar española. Existe una creencia errónea por la que se piensa que el turf es una actividad de ricos y no es así. Desde que hemos abierto ya se han creado varias yeguadas, algunas de las cuales estaban cerradas y los propietarios se marcharon al extranjero a criar caballos. Cuando hemos abierto el hipódromo, han regresado y han puesto en marcha de nuevo las yeguadas. Esto ha supuesto la creación de empleo en el sector primario de la economía, cuyo desarrollo también es importante.
F. A.: ¿Cuáles son esas cifras y qué evolución esperan?
G. M.: Desde que abrimos en octubre de 2005, en poco más de 2 años y con las instalaciones provisionales, la línea descendente que venían experimentando las carreras de caballos en nuestro país se ha invertido, y el crecimiento del número de caballos en entrenamiento, de carreras, de apuestas, de empleos creados y de asistencia de espectadores, ha sido constante. Además, por ejemplo, el número de carreras y el número caballos en entrenamiento, están en los niveles más altos en la historia del turf en España. En cuanto a la media de espectadores en la temporada de otoño de 2005 fue de 3.500 personas mientras que en otoño de 2007 fue de 4.500 personas. La media de apuestas en el hipódromo en esa misma época fue de 133.241 euros en 2005 y de 305.000 en 2007. Gracias a la labor coordinada entre los hipódromos, en el año 2006 todas las semanas del año hubo apuestas, en 2007 hubo 12 semanas con dos jornadas de apuestas (jueves o viernes y domingo) y en 2008 serán 20. El objetivo es que en 10 ó 15 años, seamos capaces de tener carreras todos los días del año y esto permita la supervivencia de los hipódromos así como la cría caballar, que en lugar de 6 ó 7 yeguadas haya 30. En vez de nacer 400 potros que nazcan 1.000; en lugar de tener 2.000 caballos en entrenamiento haya 6.000; y en lugar de 5 hipódromos que haya 15. Ya algunas comunidades se han interesado. Nosotros debemos ser los impulsores y no verlos como competencia sino integrar a todos en el sector y trabajar conjuntamente.
F. A.: ¿Cuál es el tipo de público que acude habitualmente al Hipódromo?
G. M.: Al Hipódromo vienen de media cada jornada unas 5.000 personas de todos los estratos sociales y económicos. Un público asiduo son empresarios o profesionales de cierto nivel económico que han sido tradicionalmente los propietarios de los caballos. Cada vez el abanico es mayor porque hay grupos de personas de menor poder adquisitivo que se unen para comprar caballos. A veces hasta grupos de 30 ó 40 personas.
Un segundo grupo, es el público en general. Existen aficionadas de todas las clases sociales, algunas de los cuales son personas que tras una primera visita al Hipódromo se han quedado prendados de este mundo y son asiduos a las carreras.
Estamos observando, con agrado, que el hipódromo se está convirtiendo en un recinto familiar. Vienen familias completas con los niños a pasar la mañana en un recinto limpio y agradable, en donde pueden jugar, ver los caballos y comer. Algunos días hemos contabilizado más de 1.000 niños y la entrada para ellos es gratuita.
F. A.: Antes de rehabilitar el recinto, ¿se pensó en algún momento realizar otro hipódromo?
G. M.: No, ya que iniciamos la reapertura del Hipódromo de la Zarzuela porque existía un mandato parlamentario. Comercialmente hubiera sido mejor hacer otro recinto y además más barato. Una empresa privada no podría haber abordado la reconstrucción del recinto. De hecho hubo dos concursos públicos y quedaron desiertos. A la iniciativa privada no le interesa la rehabilitación de monumentos -que no sabe cuál es el coste ni cuándo se acaba- sino la rentabilidad del proyecto. Interesa un hipódromo donde quepan 50.000 personas y no 3.000 sentados como en este caso.
Nosotros somos una sociedad estatal que tenemos que compaginar la protección que supone la finca, que es de Patrimonio Nacional, intentar rehabilitar los monumentos para no dejar que se mueran, y adicionalmente hacer las carreras.
La Zarzuela tiene, sin embargo, algunas ventajas sobre otros hipódromos. Es uno de los más bellos y además está en un marco incomparable que une dos zonas verdes como son el monte del Pardo y la Casa de Campo.
F. A.: En los países con más tradición en las carreras el 40-70% de los ingresos de los hipódromos proceden de las apuestas de carácter externo. ¿Es posible mitigar esa dependencia?
G. M.: Como gestores del Hipódromo de la Zarzuela tenemos que aprovechar al máximo el desarrollo integral de la finca aunque teniendo en cuenta unas limitaciones importantes por ser un Bien de Interés Cultural. Esto nos limita comercialmente ya que no podemos hacer todo lo que se nos ocurra. Si así fuese, hubiese quedado en manos privadas para obtener la máxima rentabilidad.
Hemos elaborado un Plan Director para que se desarrolle integralmente el hipódromo en sus 109 hectáreas -casi como El Retiro de grande- y así poder obtener ingresos variados. El Hipódromo no puede ser un recinto que se abra 40 días al año sino que tiene que funcionar los 365 días como espacio de ocio y entretenimiento. A fecha de hoy se pueden ya celebrar diariamente bodas, eventos de empresas, reuniones o actos sociales, actividades que podrán desarrollarse en el futuro con mayor eficacia con la creación del Centro de Convenciones previsto. Por otro lado, si Madrid 2016 sale elegida como sede olímpica, el recinto albergará las competiciones hípicas.
Entrevista publicada en Executive Excellence nº50 may08