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Universidad de Navarra: excelencia docente e investigadora

(Tiempo estimado: 6 - 11 minutos)

La Universidad de Navarra se fundó en 1952 con el objetivo de contribuir a la formación académica, personal y cultural de sus estudiantes; fomentar la investigación científica y realizar una amplia labor de promoción social. Hoy, está más viva que nunca, y se ha convertido en una institución multidisciplinar  que dispone de de seis campus, donde se imparten 38 grados, 42 másteres y 23 programas de doctorado, la Clínica Universidad de Navarra -con sus sedes en Pamplona y Madrid-, la escuela de negocios IESE, -con sedes en Madrid, Barcelona, Munich, Nueva York y Sao Paulo-, y el instituto de moda ISEM Fashion Business School.

El campus de Madrid se ha completado recientemente con la incorporación de un nuevo edificio de posgrado que acoge 12 másteres oficiales y ocho programas de especialización. 

Ángel J. Gómez Montoro, director del campus de la Universidad de Navarra en Madrid, explica a Executive Excellence los planes a futuro de la organización que aspira a convertirse en una Research University, capaz de generar un conocimiento diferencial y atraer talento basándose en sus pilares históricos: docencia de calidad, internacionalización e implicación social, todo ello bajo el prisma del pensamiento cristiano. 

FEDERICO FERNÁNDEZ DE SANTOS: La Universidad de Navarra está ampliando considerablemente su superficie en Madrid. En los últimos años ha abierto un edificio de posgrado y una sede de la Clínica, y aquí también se encuentran ISEM Fashion Business School y la escuela de negocios IESE. ¿Por qué está adquiriendo tanta importancia la ciudad? 

ÁNGEL GÓMEZ MONTORO: La sede de la Universidad está en Pamplona, pero siempre que ha habido justificación se han abierto instalaciones en otros lugares. En 1958 se inició el primer programa del IESE en Barcelona; en 1961 se abrió la Escuela Superior de Ingenieros en San Sebastián, y en Madrid tenemos presencia desde que se inauguraron los programas executive del IESE en 1974. La nueva ampliación de la escuela se está realizando ahora, pero era un proyecto muy esperado que se ha ido retrasando por la urgencia de otras iniciativas como la de Nueva York, Munich o Sao Paulo. 

Lo cierto es que Madrid se ha convertido en un referente nacional, ya que alberga la sede de muchas empresas nacionales e internacionales, y los programas máster requieren estar muy cerca de los entornos empresariales. En el caso de la Clínica Universidad de Navarra, la oferta de sanidad privada ha aumentado mucho en los últimos años, y aunque muchos pacientes se desplazan a Pamplona, nos ha parecido necesario tener una sede también en Madrid. 

Otra de las razones para crecer en Madrid es estar más cerca de nuestros antiguos alumnos. Muchos de ellos trabajan y viven en Madrid y llevan años pidiéndonos programas de formación continua. El nuevo edificio de posgrado quiere convertirse en la casa de los alumni y que ellos perciban que la Universidad les va a acompañar a lo largo de toda su carrera profesional. 

F.F.S.: Hablando de los alumni, cada vez más trabajadores senior están viendo como su expertise pierde valor dentro de las empresas. Algunas escuelas de negocios como Insead, están lanzando cursos de formación para antiguos alumnos que ahora necesitan reorientar su futuro profesional. ¿Qué ofrece la Universidad de Navarra a estos profesionales? 

A.G.M.: Con esos trabajadores tenemos un compromiso no solo las universidades, sino toda la sociedad. Se trata de personas que han dejado lo mejor de su vida en el entorno laboral y acumulan una gran experiencia, pero ahora se enfrentan a situaciones complicadas. 

Entre otras cosas, solicitan programas de actualización. Por eso, en la Universidad procuramos atender esa necesidad conociendo, además, las principales necesidades de las empresas. Así, por ejemplo, en Madrid ofrecemos un máster ejecutivo en Big Data Science enfocado a diferentes perfiles y que se puede compatibilizar con el trabajo. Ofrecemos, asimismo, cursos más breves, pero también especializados, como el curso de complience o el Working Atheletes Program, que está dirigido a deportistas en activo o retirados interesados en abordar con éxito su transición deportiva o vincular su carrera al mundo del deporte y su gestión. 

Por otro lado, en la Universidad queremos aprovechar la experiencia de los profesionales senior, y por eso los integramos como docentes o mentores de los estudiantes más jóvenes. En este sentido, ISEM ha desarrollado el proyecto Atelier, donde trabajadores senior aconsejan a los emprendedores durante el proceso de desarrollo de sus negocios y les ayudan en su relación con empresas interesadas en sus productos. La iniciativa está funcionando estupendamente, porque el mentor actúa como un puente perfecto entre el emprendedor y la empresa.

F.F.S.: El último ranking de The Times Higher Education sitúa a la Universidad de Navarra en la tercera posición europea en excelencia docente, tras Oxford y Cambridge. ¿Qué ha llevado a la  institución a alcanzar un puesto tan relevante en este prestigioso ranking?

A.G.M.: Tenemos claro que este tipo de noticias tienen una importancia relativa, porque no puedes vivir pendiente de lo que dicen los rankings, aunque también es cierto que refuerzan la percepción exterior positiva.  

El hecho de alcanzar esta posición se debe a un cúmulo de circunstancias que se basan en el trabajo bien hecho y orientado a las personas. El fundador de la Universidad y los primeros profesores tenían una visión clara y audaz del proyecto, que se ha caracterizado por su continuidad, aunque adaptándose a las necesidades de cada época. El crecimiento siempre ha sido muy armónico aunando docencia, investigación, internacionalización, relación con la empresa y atención a los antiguos alumnos, conceptos que hoy en día son evidentes pero que en los años 60 eran novedosos. Y ha sido también clave que desde el primer momento hayamos podido contar con la ayuda de muchas personas, tanto antiguos alumnos como a través e la Asociación de Amigos de la Universidad. 

Somos conscientes de que nuestra principal fortaleza son las personas. En la Universidad de Navarra trabajamos 6.000 empleados y todos estamos muy comprometidos con el proyecto. Nuestro objetivo es trasmitir que nos preocupamos por el alumno, por el paciente, y también por las necesidades de la empresa. Y procuramos inculcar en los alumnos que pasan por las aulas una mentalidad de servicio a la sociedad. 

F.F.S.: La necesidad de formación continua y la introducción de las nuevas tecnologías están cambiando el perfil de los nuevos directivos. Bill Aulet, director del Centro de Emprendedores del MIT, recomienda a sus alumnos focalizarse en su capacidad y no en sus contactos porque, según él, “lo importante no es quién eres, sino lo que puedes hacer”. Se necesitan personas capaces de detectar las necesidades y reaccionar ante el nuevo entorno. En el ámbito de posgrado estas necesidades son complejas, ¿cómo las integra la organización? 

A.G.M.: Es un reto no sólo para las universidades, sino para cualquier organización de nuestro tiempo. Es valioso, y a la vez complicado, distinguir si una corriente es moda o si viene para quedarse y, por tanto, hay que atenderla y adaptarla a la universidad. 

Pienso que la velocidad no es la característica más relevante de la universidad, que es sobre todo un lugar para la reflexión y el estudio y donde se debe pensar a medio y largo plazo. Pero tampoco podemos quedarnos parados sin atender las nuevas necesidades que demanda la sociedad y la empresa. Lo verdaderamente importante es saber distinguir qué necesita cada uno. 

El mundo empresarial requiere nuevos conocimientos, nuevas habilidades, y en este sentido son más útiles los cursos prácticos y enfocados que permiten satisfacer las demandas profesionales. 

En otros casos es diferente, porque la universidad aporta cosas que no puede ofrecer la empresa. Nosotros procuramos inculcar en los estudiantes una visión a largo plazo, trasmitirles la importancia de reflexionar y adelantar problemas a través de una formación integral. Antes se daba mucha importancia a la especialización, pero hoy se valora más la capacidad de detectar necesidades concretas, hacer equipos e integrarlos.

En este sentido, la Universidad de Navarra apuesta por ofrecer contenidos específicos, pero complementados con asignaturas trasversales de humanidades o incluyendo materias de management. Obviamente, en un entorno como el actual no podemos obviar las nuevas tecnologías, pero procuramos que los alumnos las perciban como un instrumento que les ayuda a cumplir su función profesional y no como el core de su actividad. 

F.F.S.: Jean-Philippe Saint-Geours, presidente de la asociación de antiguos alumnos de la Escuela Nacional de Administración (ENA), en Francia, nos contaba que esta institución se fundó con el objetivo de evitar que una casta ocupase la Administración, pero que con el tiempo ha terminado generando una nueva casta, si bien diferente por mejor preparada. En España ocurre algo parecido, porque en los Consejos de Administración españoles la meritocracia se ha basado históricamente en las relaciones personales. ¿Cómo se debe trasmitir a la sociedad esa divergencia que aporta la diversidad para evitar que se generen entornos como Silicon Valley, que se ha convertido en un club para millonarios? 

A.G.M.: Vivimos en un mundo cada vez más globalizado, pero siempre existe el riesgo de que se formen grupos elitistas y cerrados, aunque estos tengan una vida limitada. 

Hoy en día tanto la universidad como la empresa tienen numerosos candidatos entre los que elegir y, como es lógico, apuestan por incorporar el mejor talento. La diversidad es incómoda porque te reta y te obliga a salir de tu zona de confort, pero no cabe duda de que enriquece a la organización y a las personas. En la actualidad es difícil comprender que el candidato designado para ocupar un puesto no sea el que mejor CV ofrece. 

Creo que el networking es bueno porque puede generar grandes oportunidades y, a la vez, estar rodeado de gente diversa y de valía te obliga más. Por ejemplo, el  hecho de contar con alumnos internacionales cambia la dinámica de las aulas y ayuda a los alumnos a crear relaciones diferentes, abrir su mente y conocer nuevas culturas.

Luchar por la igualdad de oportunidades supone un importante desafío, y es básico concienciar de la importancia del mérito, aunque muchas veces eso pase por fomentar la movilidad y ofrecer becas que permitan a cualquier persona estudiar en la universidad más adecuada a sus necesidades e intereses. 

F.F.S.: Ha señalado que la Universidad de Navarra no concibe la educación únicamente como conocimiento, sino que necesita una serie de aportaciones. Esta dualidad entre conocimiento técnico y formación humanística empieza a repetirse en muchos entornos, y lo hemos encontrado en muchos de nuestros entrevistados como Barbara Oakley o Gianpiero Petriglieri. En IESE, por ejemplo, la formación multidisciplicnar es una parte constitucional, pero poco publicitada, ¿por qué? 

A.G.M.: Es cierto que este ha sido siempre el ADN de nuestra organización, y es algo que en los últimos años hemos trabajado de forma muy especial. En los grados hemos creado el Instituto Core Curriculum para impulsar la formación humanística, y en los másteres también intentamos incluir alguna asignatura de humanidades. 

Por otro lado, hace cinco años abrimos en Pamplona el Museo Universidad de Navarra, un espacio de arte contemporáneo que se ha convertido en el centro cultural del campus y donde estudiantes de diversos perfiles se implican en las actividades. También los profesores utilizan este espacio como instrumento metodológico. 

En Estados Unidos no es extraño que alguien estudie dobles grados que, en principio, pueden parecer contrapuestos, como un doble grado en Física y en Historia, pero el sistema de acreditación de títulos español es aún poco flexible y no da facilidades para poner en valor esta dualidad. Sin embargo, el mundo actual necesita profesionales capaces de integrarse en equipos multidisciplinares, y el entorno empresarial cada vez valora más aquellos perfiles que integran una visión amplia de la realidad. 

F.F.S.: La demanda de formación está creciendo en muchos entornos, y así lo demuestra el auge de los MOOCs. En España contamos con una serie de factores poco valorados internamente como la seguridad, la calidad de vida, el clima, el nivel de vida… ¿Se está convirtiendo nuestro país un entorno potencialmente potente dentro del ámbito educativo? 

A.G.M.: Sin duda. Las importantes inversiones que algunos fondos han realizado recientemente en el sector educativo español nos han sorprendido a todos, y esto es un indicativo de que España se está convirtiendo en un país atractivo. 

Los estudiantes son conscientes de que hoy en día parte de la educación pasa por conocer otras culturas. En la Universidad de Navarra, por ejemplo, el 26% de nuestros alumnos de grado son extranjeros, y nos hemos convertido en una buena alternativa a Estados Unidos para los estudiantes latinoamericanos. 

También es cierto que hemos trabajado para conseguirlo. En general, la calidad de nuestras universidades es elevada, ofrecemos una docencia bilingüe, tenemos un buen clima, una cultura acogedora y un profesorado cercano.  

Últimamente se están gestando las condiciones para convertir a España en un hub educativo de referencia como lo es, por ejemplo, Massachusetts, y deberíamos trabajar para que así fuera, porque nos generaría grandes beneficios. 


Ángel J. Gómez Montoro, director del campus de la Universidad de Navarra en Madrid

Texto publicado en Executive Excellence nº162


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