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Javier Fdez. Aguado: Stalin desde dentro

(Tiempo estimado: 8 - 16 minutos)

En Entrevista a Stalin. La lógica de un dictador (Editorial Kolima), Javier Fernández Aguado asume un nuevo desafío intelectual, poniéndose esta vez en la piel del sanguinario georgiano. Algo así solo es posible tras décadas de estudio e investigación de la figura de Stalin: “No se trata de un interrogatorio, sino de un intento de comprender la lógica tras la que apalancó sus aterradoras decisiones”, afirma el autor.

 “Todos mis libros responden a preguntas que me he formulado”, asevera. E insta al lector a plantear las suyas propias: "He evitado lugares comunes para mostrar que Stalin fue una herramienta al servicio de una ideología nefasta, cuyas mutaciones aún seguimos sufriendo. Han estado siempre presentes en la historia, en ese hilo tintado de color sangre. A partir de ahí, es labor del lector formular sus propias preguntas para hallar sus respuestas".

Fernández Aguado es socio director de MindValue y director de investigación de EUCIM. Sus 70 obras, la mitad de ellas en solitario, le han convertido en un referente del management contemporáneo. Se han escrito más de 300 libros y ensayos sobre sus aportaciones. Coach de alta dirección y uno de los conferenciantes más solicitado a nivel internacional, ha analizado el management de la Roma imperial (Roma, escuela de directivos, LID), del Egipto faraónico (Egipto, escuela de directivos, LID), de la Grecia clásica (Management, la enseñanza de los clásicos, Ariel), de la Iglesia católica (2000 años liderando equipos, Kolima), de los pueblos prehispánicos (El encuentro de cuatro imperios, Kolima), del partido nazi (El Management del III Reich, LID), del partido bolchevique (¡Camaradas! De Lenin a hoy, LID) o de la Compañía de Jesús (Jesuitas, liderar talento libre, LID).  

Gracias a esta conversación con Javier, descubrimos cómo ha sido el proceso para llegar a observar el mundo a través de los ojos de Stalin y exponer sus argumentaciones, desvelando cuáles fueron las palancas que le llevaron a justificar detenciones, torturas, asesinatos, hambrunas, traiciones… Siempre, en función de los presuntos sublimes intereses del partido. “Partido que él controló con puño de hierro tras el fallecimiento de Lenin”. 

EXECUTIVE EXCELLENCE: ¿Qué ha sido lo más retador de tratar de empatizar con un hombre tan desalmado y cruel como Stalin? ¿Cómo ha conseguido mimetizarse con tal personaje?

190 Stalin agudoJAVIER FERNÁNDEZ AGUADO: Llevo tres décadas y media estudiando a Stalin. Publiqué mi primer ensayo sobre el sucesor de Lenin en 1989 con ocasión del volumen de Anatoli Rybakov, I figli dell’Arbat. Desde entonces, he seguido leyendo biografías, hagiografías, estudios críticos o ditirámbicos… sobre quien nació como Iósif Vissariónovich Dzhugashvili y sobre sus conmilitones.

Todos mis libros responden a preguntas que me he formulado. En este caso, cómo es posible que un asesino inverecundo fuese considerado por algunos en su tiempo como un padrecito benefactor. Y, más aún, que hoy en día haya quienes sigan alentando admiración por quien, con los datos de los que disponemos, ha sido el segundo mayor criminal de la historia de la humanidad.Profundizar en la interioridad y la lógica de una mente es un desafío enorme. Si se trata, además, de un criminal como Stalin, el reto es magno

Hay periodos caracterizados por hechos colectivos y otros en los que brillan de manera particular algunos individuos. El siglo XX es una combinación de sucesos sociales con personajes que han de ser analizados de manera pormenorizada. El siglo XX es, entre otros, el de Hitler, Mao, Mussolini e indudablemente el de Stalin. También, gracias a Dios, el de Adenauer, De Gasperi, Schumann, Havel o Juan Pablo II.He calado en sus argumentos, que muestran una coherencia roqueña dentro de portentosas y feroces incongruencias de múltiples tipos

Profundizar en la interioridad y la lógica de una mente es un desafío enorme. Empatizar, observar el mundo como lo contempla otro, es una tarea ardua. Si se trata, además, de un criminal como Stalin, el reto es magno. He leído las obras del dictador georgiano y docenas de investigaciones que tratan sobre él. He hablado con comunistas y excomunistas en Chequia, Eslovaquia, Estonia, Letonia, Hungría, Polonia, Rusia, Eslovenia, Vietnam, China, España… Me he empeñado en comprender el entorno en el que se movió, las tensiones económicas, políticas, sociales y religiosas. He calado en sus argumentos, que muestran una coherencia roqueña dentro de portentosas y feroces incongruencias de múltiples tipos.

Todo, además, desde la perspectiva de la ciencia a la que me dedico: el gobierno de personas y organizaciones.

E.E.: ¿Cómo pudo un salteador de bancos llegar a liderar un movimiento como el bolchevique? ¿Cuáles son las claves del liderazgo de Koba?

J.F.A.: Tras su salida del seminario, la vida de Stalin es una afanosa búsqueda por proporcionar sentido a su existencia. Su interior es una indeleble tormenta en la que se conjuga una abismal ambición de poder, una inigualable ambición de dominar a todos aquellos con los que se relaciona, sucesivas depresiones endógenas y exógenas que se mostraron de manera especialmente sangrante en el arranque de la operación Barbarroja, una inclinación irrefrenable a la venganza, el temor a ser destronado, etc. Todo ello, camuflado tras los presuntos intereses del pueblo, representados por el Partido. Partido que él controló con puño de hierro tras el fallecimiento de Lenin. 

Primero asaltó a particulares y corporaciones privadas y luego al Estado en su conjunto. Carecer de límites morales y éticos facilita en el corto plazo la toma de decisiones. En el medio y largo, aniquila personas y países. En época de Stalin y también en la actualidadCarecer de límites morales y éticos facilita en el corto plazo la toma de decisiones. En el medio y largo, aniquila personas y países. En época de Stalin y también en la actualidad. 

E.E.: Stalin fue el discípulo más aplicado de Lenin. “Hubo muchos que trataron de ponerme a la altura del camarada Lenin, como si el alumno fuera igual que el maestro. Corté de inmediato esos excesos”, asegura Stalin; mientras que Lenin –como usted explica en la introducción– “tuvo tiempo para perfilar a Stalin, aunque en los últimos meses tanteara aniquilarlo al verificar el monstruo que había forjado”. ¿Cómo fue esta relación?

J.F.A.: Stalin fue un avezado discípulo de Vladimir Illich Uliánov. Supo mantenerse a su lado a la espera de asumir un timón que envidiaba. A partir de los últimos meses de 1922, cuando la salud de Lenin empezó a declinar, Stalin se impacientó. No estaba dispuesto a consentir que nadie le tomara la delantera. Precisamente por eso, su relación con Nadezhda Krupskaya, pareja oficial de Lenin, sufrió desencuentros que llevaron a Lenin a considerar a Stalin una persona sin educación, áspera, desabrida, dominada por el ansia de poder, que debía ser alejada de la guía del Partido. Probablemente se vio reflejado en él, porque Lenin padeció las mismas pasiones y miserias que luego le echó crudamente en cara en la famosa carta de denuncia de su sucesor, tal como recojo en el libro. Lenin también tenía amantes, era codicioso, insincero, egoísta e inicuo.Supo mantenerse al lado de Lenin, a la espera de asumir un timón que envidiaba. A partir de los últimos meses de 1922, cuando la salud de este empezó a declinar, Stalin se impacientó

Ambos despiadados consideraban que los demás debían permanecer a su servicio. Se consideraban netamente patrones. Los demás debían limitarse a ser meros peones que obedeciesen ciegamente sus indicaciones. Como recogí en Jesuitas, liderar talento libre, Lenin proponía a los suyos como paradigma a los seguidores de Ignacio de Loyola, clamando que él deseaba contar con elementos del partido que obedeciesen tan ciegamente como los miembros de la Compañía de Jesús. Al menos, hay que precisarlo, en sus primeros tiempos allá por mediados del s. XVI. Hoy no hubiera podido sugerir ese referente.  

E.E.: De origen humilde y trabajador, Stalin afirmaba ser identificado por el pueblo como uno de los suyos. ¿Hasta cuándo fue realmente así?

J.F.A.: En cuanto saboreó las mieles del poder, al asumir sus primeros cargos, Stalin fue desarrollando un enorme complejo de superioridad. Con astucia felina y taimada, concluyó que, si mostraba sus verdaderos anhelos, otros camaradas podrían aplastarle. No hay que olvidar que componían una jauría de chacales apeteciendo y babeando por la misma presa: el pueblo soviético.  El dictador georgiano fue finiquitando progresivamente a unos y a otros de forma sibilina, hasta imponerse como el más vigoroso. Su empleo de la violencia y la intimidación fue desaforado

Stalin aplicó el principio directivo consistente en navegar con bandera de tonto hasta el momento de dar el golpe mortal a los contrarios. Kámenev, Zinóviev y el propio Trotsky, entre otros muchos, cayeron en la trampa, tal como se explica en la entrevista. Creyeron que se enfrentaban a un gestor anodino, alguien semejante al inhumano y trivial Eichmann, y que se desembarazarían de él con facilidad. No percibieron que el georgiano acopiaba mucha más retranca que todos ellos juntos. Stalin fue finiquitando progresivamente a unos y a otros de forma sibilina, hasta imponerse como el más vigoroso. Su empleo de la violencia y la intimidación fue desaforado. Lo tenía claro: había que acabar sobre todo con los inocentes, porque de ese modo todo el mundo estaría aterrorizado, incluidos los potenciales hostiles que deseasen alzarse contra él. 

E.E.: Las complejidades del carácter de Stalin son muchas. ¿Qué influencia pudo tener el haber sido seminarista?

190 Stalin libroJ.F.A.: Esta cuestión es extremadamente sugestiva. Como ha sucedido en diversos grupos terroristas, antiguos seminaristas o religiosos, una vez dilapidada la fe, se han atribuido poderes divinos. Durante un tiempo eran mediadores entre el Ser Supremo y las criaturas. Al desaparecer el Creador de sus vidas, mutan ellos en dioses que dictaminan sobre quién debe vivir o morir y cómo y cuándo debe hacerlo. Esa peculiar psicopatía diabólica que se verifica en bandas criminales, y que aún pervive en determinados ambientes, se plasma de manera transparente en el caso de Stalin. Siempre dispuso de las vidas y haciendas de los demás como si él fuese una deidad. Como ha sucedido en diversos grupos terroristas, antiguos seminaristas o religiosos, una vez dilapidada la fe, se han atribuido poderes divinos

E.E.: Stalin nunca fue honesto con políticos demócratas. Agradable con Churchill en sus reuniones primeras del 42 en Moscú y el 43 en Teherán, se desentendió de él en Yalta y le engañó con respecto de Polonia… ¿Fue Churchill el primero en reconocer sus traiciones? ¿Hasta qué punto fue artero?

J.F.A.:  Stalin asumió desde muy pronto, porque forma parte de la esencia marxista y había sido encarnado por Lenin, que el fin justifica los medios. El verdadero objetivo era la sustitución de los grupos directivos zaristas por una nueva Nomenklatura o grupo de poder. A saber, los dirigentes del Partido. La democracia nunca es la meta del comunismo. Es una engañifa para cándidos incautos. La culminación es ocupar el solio del que se desplaza a los precedentes para que los recién llegados vivan igual o mejor que los anteriores. 

Churchill, que nunca estuvo exento de enormes contradicciones, pronto reconoció el doble juego de Stalin. Sin embargo, no le quedaba más remedio que templar gaitas y tratar de derrotar a Hitler con la ayuda de los soviéticos. Ambos jugaron las cartas de las que disponían. Ninguno se fiaba del otro, pero debían escudriñar equilibrios para que Hitler no ganara el enfrentamiento. O, mejor dicho, para que este durase lo menos posible, porque era evidente que una vez que Estados Unidos entró en la conflagración era cuestión de tiempo. 

Churchill trató de engañar a Stalin y Stalin hizo lo propio con el premier británico. Cuando, tras concluir la guerra, Churchill pierde el poder, Stalin lo sintió, porque al fin y al cabo conocía los resortes conceptuales de Churchill y entre vodka y vodka –los dos eran consumados borrachines–, entendían que dentro de su radical oposición ideológica tenían que hallar una inestable armonía para ultimar el conflicto. 

E.E.: ¿Qué balance hace de los logros vs. los fracasos de la era Stalin? 

J.F.A.: Cuando escribí El management del III Reich, un empresario, antes de leer el libro y pensando equivo-cadamente que yo ensalzaría los logros económicos de Hitler, me insistió en cómo el dictador alemán había mejorado la situación monetaria de los germanos, había construidos interminables autopistas, desarrollado la industria del acero, etc. Se sorprendió cuando le comenté que todo aquello formaba parte de un desarrollo infernal que los alemanes tardaron en descubrir. En ese libro, al igual que en otros, recojo chanzas de época. Una, narrada en la Unión Soviética, señala que Hitler había sido un breve y sanguinario dictadorzuelo de la larga era del tirano Stalin. Una de las múltiples semejanzas entre Hitler y Stalin es que ambos despreciaban la libertad humana

Una de las múltiples semejanzas entre Hitler y Stalin es que ambos despreciaban la libertad humana. Solo este dato explica por qué ninguno de los dos sistemas puede funcionar. Rechazar una característica antropológica esencial veta absolutamente pergeñar algo que funcione. No quiere decir que otros modelos sean perfectos, pero sí que tanto nazismo como comunismo están necesariamente destinados al fracaso tras perjudicar gravemente a quienes los sufren.

Stalin prometió un gran salto adelante desde una economía rural a una industria competitiva a nivel mundial. Los millones de víctimas inmisericordemente sacrificadas en el altar de sus intereses no quedan justificadas por la parcial transformación. No hay que olvidar que Lenin en seis meses ordenó más asesinatos que los zares en 80 años. Stalin, que, como he señalado, fue el alumno más aventajado de Lenin, multiplicó la ferocidad sanguinaria. Él hizo suya aquella expresión de que la muerte de una persona podía ser un drama, pero la de un millón de hombres era una mera estadística. En el libro detallo quién y por qué lo dijo.Stalin prometió un gran salto adelante desde una economía rural a una industria competitiva a nivel mundial. Los millones de víctimas inmisericordemente sacrificadas en el altar de sus intereses no quedan justificadas por la parcial transformación

Solo el desconocimiento, el fanatismo o la mala fe pueden hacer de Stalin un dechado. Fue un obsesivo homicida, que se burlaba acerbamente incluso de los antiguos camaradas a los que frívolamente condenaba, burlándose de las torturas a las que eran sometidos por indicación suya. Es bueno recordarlo para aquellos que inocentemente, quiero creer que por impericia, le siguen ensalzando como prototipo.Solo el desconocimiento, el fanatismo o la mala fe pueden hacer de Stalin un dechado190 Stalin museo

Interior del Museo de Stalin en Gori (Georgia), su ciudad natal.

E.E.: Tras su muerte el 5 de marzo de 1953, al día siguiente, el diario Daily Mail titulaba en portada “The leader is dead”. ¿Qué tuvo de líder Stalin? ¿Existe un liderazgo desde el miedo?

J.F.A.: Stalin fue un sublime manipulador. Entre otras muchas cosas, al igual que en el presente algunos que le imitan, él sobornó periodistas. Uno de los más destacados fue Walter Duranty, conocido como el apologista de Stalin. Este mujeriego, drogadicto y bebedor, corresponsal del New York Times desde 1922 a 1936, escribía artículos laudatorios sobre el georgiano. ¡Llegaron a entregarle un premio Pulitzer en 1932! 

Lo que pocos sabían es que todas sus deleznables pasiones eran ampliamente atendidas por indicación de Stalin. En esas circunstancias, el depravado Duranty no tenía inconveniente en aclamar al depredador georgiano. Nada diferente de lo que se ha contemplado con personajes como Fidel Castro, Raúl Castro, o más recientemente Daniel Ortega, por no mencionar otros colindantes.

E.E.: Un aspecto importante del liderazgo es dejar preparada la sucesión. Curiosamente, Lavrenti Beria estaba al cargo del NKVD y fue el primero en encontrar a Stalin postrado, pero le ganó por la mano Nikita Jrushchov… Cuando el liderazgo no se basa en principios, ¿pueden existir estrategias de sucesión?

190 Stalin relojesJ.F.A.: El proceso de sucesión de Stalin, como he señalado, se prolongó un trienio durante el que los candidatos se desafiaban con suma desconfianza, valorando quién sería capaz de sobrevivir en aquel enfrentamiento de todos contra todos. 

Jugaron ansiosamente la baza de seguidores fieles del padrecito Stalin, a la vez que procuraban distanciarse de los crímenes cometidos por este y por ellos mismos. Quien venció la batalla, el ucraniano Kruschev, había sido un avezado patibulario que llevó la tortura, la hambruna y los crímenes tan lejos o más que el propio Stalin. El Discurso secreto que leyó en el Congreso de 1956 y que adjunto como anexo a esta entrevista no tiene desperdicio. Es una hipocresía más de los marxistas. ¡Defendía que todos habían sido honestos y el único culpable era Stalin! Resulta grotesco.  Allí donde se ha aplicado el comunismo, los desastres económicos y humanos han sido colosales

Allí donde se ha aplicado el comunismo, los desastres económicos y humanos han sido colosales. Tratar de reproducir el sistema marxista acusando a Stalin de haber aplicado mal los principios solo puede ser fruto de una mezcla, en diversos grados, de mala fe con profunda ignorancia.

E.E.: Hoy vemos cómo Vladimir Putin se esfuerza por limpiar la imagen Stalin y convertirlo en un símbolo de la victoria sobre la Alemania nazi. Recientemente, en declaraciones a EFE, el bisnieto de Stalin, Yákov Dzhugashvili, decía: "Ahora el nombre de Stalin, el recuerdo de la guerra y la URSS se utilizan con un solo objetivo: convencer al pueblo ruso de que la operación militar especial en Ucrania es tan justa como la Gran Guerra Patria". ¿Lo sería para Stalin? ¿Qué cree que opinaría Stalin de Putin? 

J.F.A.: Cuando investigué el management de la antigua Grecia, aprendí que los sabios aconsejaban no juzgar nada, ni a nadie, hasta que hubiera pasado mucho tiempo. En el caso de las personas, hasta que hubieran fallecido y transcurrido décadas. La denominada Gran Guerra Patria fue la defensa de un dictador frente a la invasión de otro déspota. No vislumbro paralelismos con la situación presente, radicalmente asimétrica.  

Los actuales miembros de la Nomenklatura anhelan seguir disfrutando de un nivel de vida que solo los magnates occidentales más destacados pueden anhelar. Basta informarse sobre los yates y otras propiedades incautadas. Todo eso a costa del sacrificio de millones de ciudadanos. Quizá un libro que deberían leer los interesados en esas cuestiones es el bestseller de Catherine Belton, Putin’s People. Mi Entrevista a Stalin no aborda ese tema.


Javier Fernández Aguado, autor de Entrevista a Stalin (Ed. Kolima), socio director de MindValue y director de Investigación de EUCIM.

Imágenes recurso del museo © Alireza Banijanien Unsplash.

Entrevista publicada en Executive Excellence n190, abril-mayo 2024.


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