Javier Solana, un europeísta de acción
La Fundación CEDE convocó a dos grandes pensadores para tratar de arrojar luz a la difícil situación geopolítica actual, con la guerra de Ucrania como telón de fondo. Javier Solana, presidente de EsadeGeo–Centro de Economía Global y Geopolítica de Esade, y Juan José López Burniol, vicepresidente de la Fundación ”la Caixa”, asumieron el reto de analizar las diferentes variables de un intrincado tablero geopolítico “que acaba afectando a la ciudadanía y a las empresas que nosotros lideramos”, tal y como expresó durante la presentación de los ponentes Ramón Adell, vicepresidente de la Fundación CEDE.
Adell subrayó cómo, “en pocos meses, los equilibrios mundiales se han tambaleado, insinuando un nuevo orden mundial en el que el multilateralismo pierde fuerza. Si pasamos a Europa, hemos visto con preocupación cómo la cultura, el progreso económico, la democracia, las libertades, no conseguían mantener la paz. Aunque la guerra termine, el conflicto será largo y posiblemente modificará las prioridades de los estados”."En pocos meses, los equilibrios mundiales se han tambaleado, insinuando un nuevo orden mundial en el que el multilateralismo pierde fuerza", Ramón Adell
Durante el diálogo, Solana manifestó su honda preocupación por el devenir de EE.UU., “enormemente dividido, excepto en el rechazo a China. Es en lo único donde se ponen de acuerdo republicanos y demócratas; pero, con esa filosofía, es muy difícil que salga bien la recuperación real que deberíamos tener. Yo no quiero ir a una Guerra Fría con China y EE.UU.”. El que fuera secretario general de la OTAN y Alto Representante para la Política Exterior de la UE durante una década, reiteró su apuesta por Europa –“Soy un europeísta convencido, un europeísta moral y de acción. Creo en Europa y en que se pueden hacer cosas, pero nos tenemos que poner a trabajar seriamente en esa dirección”–, e hizo un llamamiento a los directivos congregados para comprometerse con dicha tarea. “Aquí las personas que tienen responsabilidades iniciales o empresariales son fundamentales”, les dijo.
Su proximidad a los grandes líderes internacionales y su papel protagónico en algunos de los hechos más relevantes de la historia reciente hacen de él una voz autorizada de excepción: “Más allá de la discreción y de su acreditada capacidad diplomática, ha sido protagonista directo de muchos de los acontecimientos relevantes de la política internacional de los últimos tiempos. Javier no habla por referencias, lo ha vivido directamente”, destacó Adell, quien también refirió la privilegiada mirada de López Burniol. “Se trata de uno de los intelectuales españoles más precisos a la hora de analizar las realidades geopolíticas desde un profundo conocimiento de la historia y de las instituciones jurídicas. Abogado, notario y vicepresidente de la Fundación Bancaria ”la Caixa”, ha centrado su actividad en cuatro ámbitos: el profesional, el institucional, el académico y el periodístico”."Soy un europeísta convencido, un europeísta moral y de acción. Creo en Europa y en que se pueden hacer cosas, pero nos tenemos que poner a trabajar seriamente en esa dirección", Javier Solana
Ambos pensadores iniciaron un diálogo para descifrar el mundo al que nos dirigimos, repasando el pasado e interpretando el presente.
La influencia de la Guerra Fría
López Burniol enfatizó el equilibrio global que supuso la Guerra Fría, un equilibrio que “se rompe con la caída del muro de Berlín, del mundo soviético, con la globalización y con la decadencia de Occidente. Se hunde el antiguo sistema”. A partir de ese momento, planteó Burniol, la política exterior americana cambió de rumbo y empezó a “girar en torno a la defensa de los intereses norteamericanos en el extranjero y al control del comercio mundial. Esto pudo resultar posible durante 10 años, los que van desde 1991 hasta 2001, momento en el que caen las Torres Gemelas”. Esta reacción de EE.UU., que según el pensador podría haber optado por “conformar un orden jurídico internacional expresado en normas y encarnado en instituciones, partiendo de las ya existentes (como la Organización Mundial del Comercio y la de la Salud)”, influyó de manera decisiva.
En opinión de Javier Solana, durante la Guerra Fría, “la Unión Soviética se paraliza”. Si bien en la II Guerra Mundial “se crean organizaciones que funcionaron en la primera parte de la Guerra Fría, en la que hay un número de conflictos relativamente pequeños”, los norteamericanos supieron sacar partido de su fortaleza y “se aprovecharon de la falta de impulso de la antigua Unión Soviética que, finalmente, se derrumbó con Gorbachov”, quien no consiguió lo que anhelaba. "Gorbachov fue un hombre extraordinario, inteligente, que lo hizo muy bien casi todo, pero no se dio cuenta de en qué mundo estaba viviendo, de qué tenía debajo, y el golpe de estado que le dieron fue el principio del fin. No solo del fin del comunismo, tal y como estaba establecido, sino también del de la Unión Soviética”.Durante la Guerra Fría, la Unión Soviética se paraliza
El diplomático puso de relieve la progresiva degradación de la URSS en aquellos tiempos, tanto material como desde el punto de vista del liderazgo: “Antes de Gorbachov, hubo hasta dos presidentes –Andropov y Chernenko– que apenas duraron un año y medio cada uno. En dos años fui a dos entierros a Moscú. Con Gorbachov, el deterioro es tal que se rompe todo”.
Solana calificó esa ruptura de la Unión Soviética como fundamental: “No digo que sea el acontecimiento más importante del siglo, como dice Putin, pero sí es un momento importante en el desarrollo del siglo XX”. Tras la desintegración, formalizada por los tres grandes presidentes de la Unión Soviética (Rusia, Ucrania y Bielorrusia), “Rusia quiere jugar el papel de la Unión Soviética y en esas estamos todavía. Lo que estamos viviendo estos días es la recuperación por parte de Putin de Ucrania, que tenía un gran número de armas nucleares”.
11-S, un giro inesperado
Avanzando en la historia, Juan José López Burniol puso el foco en los tres acontecimientos que, a su juicio, incidieron en “la realidad que hemos examinado hasta ahora, como son la crisis financiera de 2008, la pandemia y la guerra de Ucrania; junto con otra cuestión: la emergencia de China a partir de 1978”. Tras el 11-S, los americanos se centran en su lucha contra el terrorismo, enfocándose exclusivamente en tratar de encontrar a Bin Laden. En ese mismo momento, Putin llega al poder y China entra en la Organización Mundial del Comercio
Al respecto, Solana remarcó otro acontecimiento, el 11 de septiembre, como punto de inflexión clave: “Todo cambia, porque los americanos se centran en su lucha contra el terrorismo, enfocándose exclusivamente en tratar de encontrar a Bin Laden. En ese mismo momento, Putin llega al poder y China entra en la Organización Mundial del Comercio. Todo eso pasa en el primer año del siglo XXI”. A pesar de todo, políticamente Rusia jugaba un papel muy limitado en la escena internacional, “y no se recupera hasta que Putin por fin vuelve a entrar en la Casa Blanca y a tener relaciones más serias con el presidente Bush”, explicó Solana.
El objetivo de Putin era “evitar que las provincias de la antigua Unión Soviética se derrumbaran, ya que tenía un gran deseo de una URSS comercial, una unión aduanera de los países circundantes para mantener una Rusia poderosa”. Sin Ucrania, añadió, “era muy difícil conseguirlo”. “Ahí es donde empieza el gran problema, cuando en 2014 Ucrania comienza a negociar con la Unión Europea un tratado comercial”.
Ucrania: una guerra injustificada
En opinión de Juan José López Burniol, “los europeos, en un porcentaje altísimo, han olvidado que Rusia, culturalmente, es Europa. Es cultura cristiana (…). Yo creo que Europa sin Rusia es incompleta y mutilada. Lo que me preocupa de esta guerra de Ucrania –y sé que es discutible– es que, en cierta manera, es una guerra civil europea, entre Rusia y la UE, que la UE libra a través de persona interpuesta, que es Ucrania”. También expresó su incertidumbre ante las posibles consecuencias: “¿Se convertirá Europa, la UE, en un monaguillo de EE.UU. y Rusia en un monaguillo de China? Tengo muchas dudas de que, en el equilibrio regional que vendrá, Europa tenga por sí misma dimensión para ser un agente global”. "Tengo muchas dudas de que, en el equilibrio regional que vendrá, Europa tenga por sí misma dimensión para ser un agente global". Juan José López Burniol
Por su parte, Solana se mostró tajante frente a la guerra: “No se puede aceptar la barbaridad tremenda que ha hecho Rusia, y debe ser castigada”. A su juicio, Putin ha errado totalmente en esta operación y se encuentra en una situación mala y delicada, con unas elecciones a la vista. “Pronto habrá elecciones en Rusia, elecciones en EE. UU., elecciones en Taiwán y en el Parlamento Europeo. ¿Qué va a pasar en EE.UU.?, se preguntó. “Tenemos además un problema muy serio con la energía, con el tercer mundo –donde hay más hambre que antes–, tenemos tensión entre Taiwán y China… Para nosotros las elecciones son muy importantes, para Putin no tanto. Aunque mi mayor preocupación es EE.UU., un país que veo enormemente dividido, donde solo les une una cosa: el rechazo al crecimiento de China”.No se puede aceptar la barbaridad tremenda que ha hecho Rusia, y debe ser castigada
Más Europa
En la reflexión de hacia dónde vamos, López Burniol reivindicó el protagonismo de Europa y los logros de Occidente, es decir, “el estado democrático y de derecho, la economía de mercado y los derechos humanos. Mantener todo esto exige que Europa sea un agente político global”, afirmó.
En la misma línea se manifestó Solana, para quien la UE ha sabido demostrar su valía en un momento tan complejo como el de la pandemia y "ha puesto en marcha un gran número de programas extraordinarios, jugando perfectamente sus cartas". Como muestra, “todos los programas de ‘Next Generation’ o la reciente espectacular salida del euro a los mercados internacionales. Creo que hay que agradecer a esta Comisión lo que ha hecho”.
Aunque también hubo tiempo para señalar las debilidades: “Europa debería tener una capacidad industrial superior, tampoco tenemos un mercado de valores ni recursos propios suficientes”, declaró Solana. Tecnológicamente, presenta además serias carencias: “No tenemos capacidad de producir chips. Si bien estamos mucho mejor en quantum computing”.Europa ha demostrado su capacidad para hacer cosas extraordinarias por unanimidad, aunque por el momento no la habrá en materia de política exterior y de seguridad
El diplomático ambicionó una mentalidad europea superior, apelando a los empresarios reunidos a “hacerse cargo de la reflexión geoestratégica de Europa y de lo que es el mundo. Convendría que dedicasen un día ratito al día a pensar cuáles pueden ser las grandes cosas que nos pueden llegar”, les dijo. Los empresarios también han de hacerse cargo de la reflexión geoestratégica de Europa
Por su parte, el vicepresidente de la Fundación ”la Caixa” reclamó una política exterior y una política de defensa unitaria para la UE, “algo difícil pero no imposible”; sobre todo teniendo en cuenta que “los grandes cambios se producen cuando hay una voluntad imperativa que los impone –cosa que en Europa no existirá–, o cuando el conjunto llega a la convicción de que la falta de un acuerdo es más perjudicial que la existencia del mismo”. En este sentido, Javier Solana confío en la capacidad de la UE para “seguir haciendo cosas extraordinarias por unanimidad”, aunque reconoció que durante mucho tiempo no la habrá en materia de “política exterior y de seguridad”. A pesar de ello, demandó sin dudarlo “un poco más de optimismo europeo, desde la realidad”.
Javier Solana, presidente de EsadeGeo–Centro de Economía Global y Geopolítica de Esade, y Juan José López Burniol, vicepresidente de la Fundación La Caixa, en el Desayuno de Trabajo de CEDE: “El mundo hoy”
Publicado en mayo de 2023.