Esteban Barroso, director general de Triodos Bank. Sostenibilidad y valores
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Triodos Bank celebra su séptimo aniversario en España con unas cifras que demuestran la validez de un modelo de negocio bancario diferente, basado en la transparencia y que combina la rentabilidad financiera con la social y medioambiental. Referente europeo en banca ética y sostenible, durante el ejercicio de 2011 la cartera de crédito creció un 33%, con una inversión de 2.800 millones de euros; obtuvo un 51% más de beneficio neto y aumentó un 24% su número de clientes, alcanzando la cifra total de 355.000 a nivel europeo.
Actualmente, Triodos Bank opera en los Países Bajos, Bélgica, Reino Unido, Alemania y España, y está presente en más de 43 países África, Asia, América Latina y Europa del Este a través de sus fondos de inversión y microcréditos.
En España, el balance total en 2011 creció un 29%. Los fondos confiados de clientes aumentaron un 58% y permitieron elevar la cartera de crédito un 23% para préstamos a iniciativas y empresas con un impacto positivo para las personas y el medio ambiente. El número de clientes se duplicó hasta los 61.000 a finales de 2011, con un aumento del 110%. También creció un 36,1% el número de empleados, cuya característica común –según su director general, Esteban Barroso– es que “todos estamos intentando materializar nuestros valores e ideales en nuestra propia actividad profesional”.
Por voluntad propia, hace 14 años Barroso abandonó su carrera profesional en la banca tradicional (tras asumir puestos de responsabilidad en Sistema 4B o Barclays Bank), persiguiendo la coherencia entre sus valores personales y la forma en la que se ganaba la vida.
FEDERICO FERNÁNDEZ DE SANTOS Y ALDARA BARRIENTOS: Tiene usted una amplia experiencia en la actividad financiera tradicional. ¿Qué aprendizajes de esa etapa considera útiles para la dirección de una banca ética y cuáles no son válidos para Triodos?
ESTEBAN BARROSO: Para dirigir una institución financiera o desarrollar cualquier tipo de actividad de carácter empresarial, uno tiene que haber trabajado primero e intentar comprender el funcionamiento de su actividad. Siempre decimos que un banquero es alguien que trata de entender el mundo y que decide intervenir, algo que hace con recursos que no son propios y que tiene que devolver. Esta es la cualidad fundamental de una persona que trabaja en banca y que se toma su profesión con seriedad.
Yo he aprendido mucho desde muy joven. A los 17 años participé en el desarrollo del primer cajero automático en España, después en la creación de los TPVs… De todas mis experiencias aprendí que la visión o la anticipación no siempre es compartida.
Estoy satisfecho de haber pasado por el sector financiero tradicional. Nosotros formamos parte de él y somos tradicionales, pues custodiamos con rigor el dinero de nuestros ahorradores, intentamos analizar con la mayor profundidad posible todas las inversiones que realizamos y tenemos resultados y damos rendimientos sensatos y razonables. Todo eso también hay que aprenderlo, y yo he tenido la fortuna de encontrarme con gente que me ha enseñado mucho.
Sin embargo, cuando decidimos fundar Triodos Bank en España, buscábamos dar sentido y dirección a nuestra vida profesional y entender cuál era la esencia del negocio bancario y el alcance social de la actividad financiera.
F.F.S./A.B.: La historia de Triodos Bank comienza en Holanda en 1980, y en 2004 en España, aunque su vinculación profesional con Triodos se inicia antes de esa fecha. Cuéntenos cómo es su primera aproximación a la entidad y cómo surge en nuestro país.
E.B.: Un amigo me comentó que en Europa se estaban desarrollando proyectos interesantes en relación con lo que se ha venido llamando banca ética o banca sostenible. En aquellos momentos, ya hacía tiempo que había decidido encontrar una coherencia entre la forma en la que me ganaba la vida y mis valores personales.
En un momento determinado decidí abandonar la institución financiera en la que trabajaba, tras reunirme con un grupo de amigos durante más de un año para pensar de qué manera se podía contribuir desde el sistema financiero a la propia regeneración del mismo. Dejé Barclays por voluntad propia, teniendo incluso dos hijos pequeños, algo que parecía una irresponsabilidad aún mayor, y logré convencer a más de 40 amigos para crear una institución financiera diferente en España. Así empieza nuestra historia.
Primero creamos una pequeña consultora, llamada Proyecto Trust, donde realizábamos análisis e inversiones dentro de los sectores en los que estábamos especializados. En esa actividad nos pusimos en contacto con muchas instituciones de toda Europa y tuvimos un primer encuentro con Triodos.
Comprobé entonces que Triodos Bank estaba haciendo en Europa lo que nosotros queríamos hacer en España y que incorporaba un elemento europeo atractivo y oportuno para nuestro tipo de actividad. Primero comenzamos a realizar inversiones en su nombre –una de ellas fue el germen del actual proyecto “Riet Vell”, para la producción y comercialización de cultivos ecológicos favorables para las aves– y se dieron cuenta de que podían desarrollar una actividad económica rentable y a la vez cumplir el objetivo social de su organización.
Nosotros trabajábamos como consultores y asesores y, además, buscábamos la financiación. Traíamos dinero de Europa e invertíamos en España, por eso siempre digo que Triodos Bank comenzó en España invirtiendo, financiando proyectos, empresas e instituciones. Así se desarrolló nuestra relación, hasta que un día ambos, Trust y Triodos, nos dimos cuenta de que nos conocíamos lo suficiente como para constituir el banco en España. Desde el momento en que decidí abandonar Barclays hasta hoy han pasado 14 años.
F.F.S./A.B.: Las prácticas de la banca comercial española en retail son excelentes, y usted tiene experiencia en este ámbito. ¿Está Triodos España exportando conocimiento al Grupo?
E.B.: Sí, totalmente. Es una de las contribuciones fundamentales de España a Triodos Bank, que ahora es mucho más europeo que nunca, pues hasta este momento era una institución financiera con un marcado carácter anglosajón.
Cuando nosotros llegamos a Triodos Bank, el crecimiento no era tan importante, pues se consideraba que podían mantenerse como un banco de nicho. De hecho, Triodos Bank en España es un banco mucho más de retail, mientras que en Europa, por ejemplo en Holanda –donde tiene su origen– es más de clase media y alta.
Siempre hemos considerado que lo español debía estar presente en Europa y que el banco en España debía crecer más deprisa. Si tomamos a Triodos Bank como un indicador de lo que está sucediendo y ahí fuera hay gente que tiene más consciencia con sus decisiones financieras, si hay más proyectos vinculados a la sostenibilidad y si hay más necesidad de transparencia dentro del sistema financiero, Triodos Bank crece.
Por eso planteamos la necesidad de crecer, para demostrar que todo eso estaba sucediendo. Finalmente el Grupo lo entendió, aunque lo cierto es que la relación es de mucha autonomía en cada uno de los países.
Otra de las cosas que les propusimos fue ser un banco con presencia física, que estuviese cerca de los clientes. En España tenemos muchas oficinas, pero hemos de ganar visibilidad. Ellos están viendo que esto funciona, y que además subyace una aproximación estratégica importante: queremos ser el primer banco de nuestros clientes.
Tradicionalmente, Triodos Bank en Europa ha sido un banco de ahorro para aquellas personas con un plus de sensibilidad, sensatez o responsabilidad social, llámelo como quiera, que pensaban que los valores también debían llegar al mundo financiero. ¿Cómo era posible que en el mundo financiero solo se vieran las cosas en clave de precio? Eso no sucede en ninguna otra actividad. Cuando, por ejemplo, uno lleva a sus hijos al colegio, no está pensando en el precio. Sin embargo, cuando uno tiene que tomar la decisión de a quién le deja su dinero o a quién le pide el dinero que necesita, resulta que lo único que prevalece es el precio.
Creemos que en España es necesario desarrollar este tipo de banca con la aproximación de primer banco, porque incorporar los valores a nuestras decisiones financieras ha dejado de ser una cosa excepcional a algo tomado en consideración cada vez por más personas. Actividades como la agricultura ecológica han pasado de ser emergentes a sectores en pleno desarrollo, de manera que han eliminado ese carácter marginal que tenían al principio.
En definitiva, somos ahora muchos más europeos, somos una institución que crece mucho más deprisa y es más completa, también porque los españoles estamos ahí.
F.F.S./A.B.: Cuando estuvimos con Benjamin Friedman, catedrático de Economía Política de Harvard, nos habló del paralelismo entre el crecimiento en la sociedad de los valores democráticos, la generosidad social o la aceptación de la inmigración, cuando la mediana (en ingresos) de la sociedad tiene unas perspectivas de crecimiento material, y a la inversa. Es decir, a menor bienestar material, menos valores. ¿Qué percepción tienen del efecto de la crisis en la evolución del banco –pues han vivido también en un momento precrisis–?
E.B.: Primero habría que comprobar si lo que dice Friedman es de aplicación en todos los casos, y en particular en nuestro país. Por un lado, creo que los españoles tenemos una tendencia general a sobreponernos a las dificultades, a lo que se suma el mayor interés por saber de qué forma las instituciones financieras están gestionando los ahorros. Las personas están interesadas en desarrollar iniciativas y empresas en clave de sostenibilidad y quieren que sus ahorros se inviertan en proyectos de la economía real.
¿Hasta qué punto una crisis despierta conciencias y nos hace mejores personas? En cualquier caso, nos da la oportunidad de cambiar las cosas. No hay nada peor que ofrecer monotonía, y a veces el crecimiento también puede ser monótono.
No creo que el impulso civilizatorio esté vinculado exclusivamente a que todo nos vaya bien, sino más bien a que si las cosas no van tan bien, tenemos que espabilar. En nuestro caso, la situación está incidiendo en que cada vez más personas, incluyendo los que trabajamos en Triodos Bank, estemos más despiertas, más activas y más pendientes de lo que sucede ahí fuera y tratemos de entender cuál puede ser nuestra contribución para que todo funcione mejor. Ahora es tiempo de ver dónde están las oportunidades.
En nuestra misión tenemos tres ejes fundamentales. Primero: intentar contribuir a que la gente cada vez tome mayor consciencia sobre sus decisiones financieras. Segundo: mejorar la calidad de vida de las personas gracias a las inversiones que realizamos y, por último, introducir dentro del sector financiero una cierta regeneración.
En estos momentos, uno de los problemas tiene que ver con la parálisis por el análisis, es decir, ese “qué nos va a pasar”. La esencia de lo económico es la actividad, la vida está vinculada con ella y, si no existe, la alternativa es la muerte. Uno tiene que estar activo y debe ir buscando la dirección, ahí es donde aparece el elemento de los valores, que nosotros vemos desde la triple perspectiva: cultural, social y económica.
F.F.S./A.B.: ¿Cuáles son los criterios de selección a la hora de financiar un proyecto?
E.B.: Tenemos una política de inversión que es pública en todos los países en los que operamos. Buscamos que cualquier proyecto, empresa u organización en la que invertimos aporte un valor añadido en términos sociales, medioambientales o culturales. Tenemos una serie de criterios de exclusión donde no queremos estar. No se trata de un juicio moral, simplemente de algo que no hacemos porque ni somos especialistas ni consideramos que sea algo que nos corresponda; por eso no invertimos en armas, energía nuclear, tabaco, etc.
Sí invertimos en el sector medioambiental. Hace más de 30 años que lo hacemos en agricultura ecológica, cuando eso era una cuestión de hippies y alternativos, y ahora estamos hablando de más de 20.000 operadores en España. O comenzamos a invertir en energías renovables tras el desastre de Chernobyl, no cuando la solar o la eólica empezó a ser un negocio, sino cuando vimos los riesgos que acarreaba la dependencia radical de un tipo de energía.
Todos los proyectos tienen que incorporar ese elemento medioambiental o bien un aspecto social, por eso estamos especializados en invertir en proyectos relacionados con marginaciones de exclusión social, centros especiales de empleo, residencias para personas mayores, centros de autistas, drogadicción, etc. Por último, invertimos en el ámbito cultural, desde el turismo sostenible al cine, la pintura, el teatro…
Esto desde un punto de vista cualitativo, pero cuantitativamente somos una institución financiera y trabajamos con dinero de préstamo, lo que significa que nos lo tienen que devolver. Nuestros análisis bancarios condicionan con claridad cualquier inversión que realizamos. Si, desde un punto de vista bancario tradicional, una inversión no es viable, no invertimos. La cuestión es que muchas veces esas inversiones son viables en función de los recursos que tú asignes a entusiasmarte por el proyecto, por la gente, etc. Eso condiciona el encontrar una solución financiera apropiada. Aunque se piense que los bancos solo nos dedicamos a vender dinero, yo defiendo nuestro papel como agentes sociales y como socios financieros.
F.F.S./A.B: A lo largo del desarrollo de cualquier carrera profesional, siempre se produce una fase inicial de crecimiento, a la que sucede un momento de estancamiento y de curva. Sin embargo, nos parece que Triodos Bank aporta a la carrera profesional un concepto de salario emocional distinto. El entorno de gestión más frecuente –en tensión y con estructuras presionadas– no nos parece propio de Triodos Bank, ¿es así?
E.B.: Siempre existe una tensión entre el ideal percibido y las posibilidades prácticas de materialización. Otra cosa es que la tensión, el temor o el pavor sean las claves fundamentales de nuestro modelo de gestión. Cuando alguien quiere trabajar en Triodos Bank, nuestra primera aproximación es pedirle que nos hable de sus valores, de por qué quiere trabajar en una institución financiera como la nuestra.
Sin embargo, el término de salario emocional no me gusta, implica mercantilizar demasiado el sentido de la profesión. Creo que la elección de la profesión es una decisión clave, pues a ella nos dedicamos prácticamente toda nuestra vida, y es la forma en la que nosotros somos capaces de contribuir a la sociedad donde nos desarrollamos como personas.
En Triodos Bank, cada uno de nosotros nos cuestionamos qué sentido tiene nuestra actividad profesional, una reflexión que llega a nuestro modelo de gestión, pues de hecho es el modelo. No podemos separar el aspecto cultural de valores con el modo en el que nos relacionamos y materializamos esa voluntad, ya sea en forma de negocios, de préstamos, de operaciones, etc.
No podemos obviar que, también en lo profesional, las personas conservan su triple carácter: pensante, sentimental y volitivo. A la hora de gestionarnos, debemos tenerlo en cuenta; de lo contrario, uno no siente que lo que está haciendo tiene un sentido para los demás y que depende de ellos. Si esto no ocurre, es difícil que la voluntad se ponga en marcha, salvo por pavor. El miedo consigue que la voluntad de otros funcione, pero entonces no está la cabeza ni el corazón. Conseguir por la vía de la tensión y de la presión que la gente movilice su voluntad es relativamente sencillo, la cuestión es si es sostenible.
F.F.S./A.B.: En muchos entornos empresariales se da un intenso síndrome de la soledad del directivo. Cuando hay una falta de liderazgo por el ejemplo y llega la presión, sale a relucir el verdadero carácter de la empresas. En el sector bancario, la presión se ha incrementado exponencialmente, pero en Triodos Bank no están produciendo noticias de tensión. ¿Existe una presión por los resultados o se está demostrando que una estructura motivada, con objetivos que van allá, confiere una solidez que permite capear temporales, sin esa “criminalización” de la gestión?
E.B.: La sostenibilidad tiene justamente que ver con eso. A nosotros se nos califica como el referente europeo de banca ética o sostenible. Todos nuestros grupos de interés saben cuáles son nuestras pretensiones y objetivos, y nos preocupamos porque así sea. Decidimos no cotizar en Bolsa y nuestros accionistas saben que lo que hacemos en Triodos Bank está produciendo un retorno estable de sus inversiones. En los últimos 20 años hemos tenido un crecimiento estable, y no nos han pedido más ni menos, pero siempre lo hemos explicado.
Cuando nuestros clientes vienen a vernos solicitando una mayor rentabilidad, claramente les exponemos que ese no es nuestro trabajo. Nosotros tenemos una visión en el medio y en el largo plazo en clave de sostenibilidad, lo cual no significa que no haya que gestionar el corto y que no se den picos de tensión, pero lo fundamental es que la organización, en su conjunto, tenga en consideración lo que hacemos.
Este es un banco en el hablamos de valores, no de precio. Nuestros clientes son personas que intentan incorporar sus valores a sus decisiones financieras, nuestros accionistas tienen visión a largo plazo y quienes trabajamos en Triodos estamos intentando materializar nuestros valores e ideales en nuestra propia actividad profesional.
F.F.S./A.B.: El hecho de tener esta filosofía y estar fuera de los entornos especulativos de la banca comercial habitual, ¿está haciendo que la estrategia de Triodos sea vista como razonable dentro del sector?
E.B.: En 2009, el Financial Times nos concedió el Premio al Banco más sostenible del mundo. Somos un banco de un tamaño pequeño –considerando lo que ahora se está preparando en todos los países–, pero como institución financiera ya pasó el tiempo de pensar que los sectores donde invertimos son marginales.
Nuestro objetivo fundamental es encontrar una visión estratégica de largo plazo, una anticipación, buscando en nuestra actividad no solo el aspecto financiero o económico, sino la dimensión social y cultural. Pensamos que la economía real siempre va a ser viable, al contrario que la especulación, aunque en muchas circunstancias esta sea necesaria y permita que determinados sectores o actividades se desarrollen. La clave de todo lo que hacemos en Triodos tiene que ver con la economía real.
F.F.S./A.B.: Esa toma de consciencia sobre nuestras decisiones financieras también nos hace responsables de las consecuencias que estas generan; sin embargo, la realidad es que únicamente culpabilizamos a la banca ya no solo de la actual crisis financiera sino, en general, de cualquier hecho derivado de la gestión del dinero.
E.B.: No solo hay que recuperar la visión a medio y largo plazo que antes mencionaba, sino también el sentido del dinero y la esencia de la actividad económica, que tiene que ver con establecer relaciones con seres humanos de tal forma que se produzcan intercambios.
Es necesario recordar que hay tres tipos de dinero que sostienen la actividad económica, posibilitan el crecimiento y, por lo tanto, permiten mantener la vida. Hay un dinero de préstamo, que yo no necesito y estoy dispuesto a dejárselo a mi banco, por eso hay que pensar muy bien a quién le presto mi dinero. También está el dinero de donación, y no me estoy refiriendo al de un mecenas ni a donaciones altruistas, sino al dinero que utilizamos para criar a nuestros hijos, el que consumimos cuando invitamos a los amigos, el de los regalos… Ese dinero posibilita que sucedan cosas: que un niño crezca, que se desarrolle un determinado proyecto o paliar las grandes catástrofes. Por último, el dinero de consumo, el de intercambio por un bien o servicio.
Es importante recuperar esta visión del sentido del dinero para convertirnos en pequeños banqueros y tomar decisiones. Entonces uno se da cuenta de que, además de reflexionar, indignarse o paralizarse, puede hacer muchas otras cosas. Nuestro mensaje es que la gestión del dinero tiene que ver con los valores, no tanto con el precio. Si tomamos consciencia, seremos corresponsables de esa gestión.
Entrevista publicada en Executive Excellence nº91 abr12