La confianza ciudadana en el capitalismo y la democracia
“Tras la caída del Telón de Acero, el sistema capitalista ha triunfado como mecanismo de generación de riqueza, aunque todavía no ha conseguido ganar legitimidad; la cual podría venir por los resultados que logra, si se abordan con efectividad los problemas de distribución de riqueza y adecuación a complejos cambios tecnológicos. Tendría que venir también porque un sistema de libre mercado es el mejor fundamento para la libertad política”, afirma Jordi Gual.Un sistema de libre mercado es el mejor fundamento para la libertad política
Con motivo de la publicación de su última obra, titulada Confiar no tiene precio. La confianza en el capitalismo y las políticas públicas (Editorial Debate), la Fundación Rafael del Pino organizó un encuentro con el autor y el filósofo Javier Gomá Lanzón, con la periodista y analista Lucía Méndez como responsable de la moderación.
“Este es un libro que vuelve al lugar del crimen –introdujo Méndez–, que no es otro que la crisis financiera de 2008. Gual es una persona con un espíritu crítico. No es un ultraliberal ni un liberal dogmático, sino alguien que entiende que el orden liberal y el sistema capitalista que han dado apoyo a las democracias ha entrado en crisis. La relación de confianza se ha quebrado, porque los ciudadanos han visto que el sistema no hace frente a las necesidades de las personas”.
¿Qué es lo que ha fallado?, se preguntaron. Con el análisis de esta cuestión comenzó la conversación, de la cual presentamos una síntesis a continuación:
Javier Gomá Lanzón, Lucía Méndez y Jordi Gual, en un momento de la presentación del libro en la Fundación Rafael del Pino.
JORDI GUAL: La gran crisis financiera ha sido estudiada desde múltiples perspectivas y creo que fueron muchos los agentes que participaron en “ese crimen”, como en las novelas de Agatha Christie. En el libro destaco dos fenómenos. Uno, un periodo muy largo de políticas monetarias de dinero barato, de fácil endeudamiento; y dos, unos instrumentos regulatorios que no fueron acertados.
A pesar de que tenemos autoridades monetarias independientes, esas políticas monetarias fueron resultado de un proceso político–social según el cual a los dirigentes les cuesta decir que no a las apetencias de la población.
Uno de los problemas que tiene el sistema capitalista es que es fácil sucumbir al funcionamiento de las democracias, con sus elecciones regulares y la presión político-electoral. Esto provoca burbujas especulativas (ya sea en el sector inmobiliario o en otros activos como los bursátiles), que terminan estallando, como fue el caso. Las personas se habían generado unas expectativas respecto a su bienestar futuro que se vieron defraudadas. Esto fue un elemento muy sustancial de la crisis de confianza en el sistema de la economía de libre mercado y, por extensión, en las democracias liberales, aunque hubo otros fenómenos.Uno de los problemas que tiene el sistema capitalista es que es fácil sucumbir al funcionamiento de las democracias, con sus elecciones regulares y la presión político-electoral
JAVIER GOMÁ: El libro explica maravillosamente bien la necesidad de trascender al homo economicus, porque hay elementos no económicos que son, sin embargo, los que animan a que la economía vaya bien y a que cumpla con su papel, que es el de ser instrumental respecto a hacer una comunidad cívica y una democracia liberal, además más viable.
El libro recoge un malestar. Lo que no es seguro es que el malestar nazca de que estamos peor. En mis obras he defendido que vivimos en un mundo esencialmente imperfecto, con el único matiz de que es el menos imperfecto de la historia. El mundo va a mejor no únicamente en lo económico, sino en lo material.
Si dejas solo el capitalismo, desde luego produce cosificación; pero en Occidente se ha conseguido el desarrollo de un “capitalismo ilustrado” que, como bien dices en el libro, es una utilización muy eficiente de los recursos porque produce gran riqueza compatibilizada con un plan de justicia social, con la redistribución. El mecanismo se basa, por un lado, en producir, y por otro, en redistribuir. Producir genera riqueza, redistribuir produce justicia social. Es decir, la cosificación del capitalismo se atempera si logras educarlo, si logras que responda a la justicia social.
JORDI GUAL: Sí, pero cuando yo planteo en el libro la desafección frente al sistema, ese malestar al que yo llamo “la desconfianza” no se da porque el sistema haya fracasado generando riqueza y bienestar. Estoy fundamentalmente de acuerdo con tu tesis de que este sería el mejor momento para vivir, la cuestión es: ¿Por qué no confiamos en el sistema cuando el sistema ha demostrado ser el que genera mayor riqueza?Aunque el sistema sea muy eficiente generando riqueza y bienestar, nunca ha sido eficiente distribuyendo esa riqueza
Atribuyo esa desconfianza a dos elementos. Por un lado, a que el sistema, aunque sea muy eficiente generando riqueza y bienestar, nunca ha sido eficiente distribuyendo esa riqueza. Muchas veces por un problema en el funcionamiento de nuestras democracias. En ocasiones, los partidos políticos han patrimonializado el estado y lo han utilizado para sus propios fines, al igual que han utilizado las políticas públicas desde una perspectiva clientelar, en lugar de regirse por la búsqueda del bien común. Por tanto, en ese ámbito, la economía social de mercado ha tenido un éxito discutible.
Y otra dificultad que tiene la economía de libre mercado es la de hacer frente al tsunami del cambio tecnológico en las economías occidentales y a la revolución que ha supuesto la globalización.Otra dificultad de la economía de libre mercado es la de hacer frente al tsunami del cambio tecnológico en las economías occidentales y a la revolución que ha supuesto la globalización
Estamos viviendo unas décadas de mucha tensión, parecida a la que provocó la Revolución Industrial. La economía de libre mercado y la democracia liberal tienen unos fundamentos morales básicos: el liberalismo político y moral, que da unas guías muy sencillas de comportamiento basadas en el respeto mutuo y el respeto de los derechos humanos, pero permitiendo distintos estilos de vida, distintas maneras de afrontar la realidad y rogando a los ciudadanos que permitan la convivencia, pero sin ofrecer una guía moral clara que permita a los ciudadanos hacer frente a decisiones importantes en términos por ejemplo de su puesto de trabajo, lo que afecta a su propia dignidad. Los procesos de globalización, de cambio cultural, de migraciones, están obligando a los ciudadanos a cuestionarse su identidad. En algún momento del libro digo que hay que ser súper hombre o súper mujer para afrontar este mundo en el que nos ha tocado vivir.
Igualdad y políticas redistributivas
JORDI GUAL: Las políticas redistributivas en la economía social de mercado son de dos tipos. Una es la intervención vía impuestos y subvenciones, y con el Estado del bienestar para reequilibrar la distribución de la renta y de la riqueza. Otra es la política regulatoria, que trata de modificar e intervenir en los mercados, no para mejorar la asignación de bienes y servicios, sino con objetivos de equidad.
En el libro examino las cuatro principales economías de la UE y se detecta, en los últimos 20 años, que antes del proceso redistributivo el índice de desigualdad aumenta. Esto no me sorprende, porque la revolución tecnológica y la globalización son procesos que generan riqueza, pero que no la distribuyen necesariamente de manera armónica. Hay ganadores y perdedores. Los datos también muestran que después de la redistribución, y especialmente teniendo en cuenta las prestaciones del Estado del bienestar, los índices de Gini que tenemos hoy son muy parecidos a los que teníamos hace 25 años. Por tanto, el sistema de economía social de mercado corrige, al menos estadísticamente, esas desigualdades.Lo que explica la confianza de la población en sus instituciones no es tanto el porcentaje de gasto social o la presión impositiva, sino que realmente los países lleven a cabo políticas de inclusión, sobre todo en el mercado laboral
Tenemos un Estado del bienestar, tenemos una redistribución muy significativa y, sin embargo, no se confía en las administraciones públicas; no se confía en los liderazgos políticos. Cuando examino el conjunto de países de la UE, observo que lo que explica la confianza de la población en sus instituciones no es tanto el porcentaje de gasto social o la presión impositiva, sino que realmente los países lleven a cabo políticas de inclusión, sobre todo en el mercado laboral. Si tú quieres que alguien forme parte del tejido social, este ha de sentir que pertenece a él y colaborar con la sociedad.
JAVIER GOMÁ: Hablando de inclusión, hoy hemos incluido a todas las mujeres en el mercado laboral. ¿No se ha producido un progreso en una generación? ¿Eso no es una manera de integrar?
JORDI GUAL: Naturalmente, pero al haber subido el listón, ahora la expectativa es de insatisfacción con relación a la brecha salarial.
Yo trato de explicar de dónde procede el malestar y de ayudar a ver que el capitalismo, la economía de libre mercado, no se fundamenta en la codicia, sino en dos epígrafes. El primero, el lógico interés que tiene cada persona, y el deber incluso, de asegurar su propio sustento. Y segundo, que para que el sistema funcione bien necesitamos que la persona se preocupe también por los demás. Esto es consustancial al ser humano, y es imprescindible. Cuando se da, es cuando la gente acepta la confianza que alguien le otorga o cuando está dispuesta a depositar la confianza en un tercero. Confiar en los demás es costoso. Este es un bien que no tiene precio, pero cuesta.
Confiar en los demás es costoso. Este es un bien que no tiene precio, pero cuesta
Y también entraña un riesgo, porque cuando otro recibe mi confianza, y la asume, tiene una responsabilidad moral frente a mí; y por tanto le cuesta algo. De modo que para que exista confianza entre nosotros, tiene que haber un poco de altruismo, porque ese coste lo tienes que asumir.
Empresa con propósito
JORDI GUAL: En el libro utilizo el argumento del capitalismo ilustrado, especialmente cuando discuto cuál es el modelo de empresa. El modelo clásico del capitalismo es el de Milton Friedman, aquella empresa que persigue el beneficio a corto plazo, y nada más.
El capitalismo ilustrado es aquel que persigue el beneficio a largo plazo, teniendo en cuenta que, si eres ilustrado, eres inteligente e incorporas a tu toma de decisiones algunas consideraciones con relación al medio ambiente o al entorno social en el que te mueves. De este modo acabas aumentando igualmente el beneficio a largo plazo. Sin embargo, sostengo que esto es insuficiente pues, a menudo, los objetivos sociales y medioambientales que importan a la población entran en conflicto con el beneficio. A menudo, los objetivos sociales y medioambientales que importan a la población entran en conflicto con el beneficioEn mi opinión, el modelo de empresa que resuelve esa contradicción es el de empresa con propósito que incorpora a los stakeholders, a todos aquellos que contribuyen a generar riqueza, no en la toma de decisiones, pero sí en el goce de los resultados del proceso productivo.La empresa con propósito incorpora a los stakeholders, a todos aquellos que contribuyen a generar riqueza, no en la toma de decisiones, pero sí en el goce de los resultados del proceso productivo
Esto requiere cierto grado de altruismo, sin poner en riesgo a la empresa en ningún momento. Los beneficios han de ser suficientes para poder contribuir a darle un retorno al capital que se ha invertido en la empresa, incluyendo claro está el riesgo asumido. En muchos negocios esto es posible, al tiempo que se tiene a los trabajadores participando, comprometidos y confiando en la dirección, y a la comunidad respetando esa empresa.
JAVIER GOMÁ: Me pregunto si este último modelo, ¿es más una empresa o una ONG disfrazada? Esa tercera clase, que el lector descubre que es tu favorita, pero de la que tú no ocultas las dificultades, ¿no podría representar una desvirtuación de la esencia de una empresa?; ¿tiene una empresa la obligación de satisfacer las demandas morales de una ciudadanía ilustrada?
JORDI GUAL: Para mí, la esencia de una empresa no es el lucro, sino el propósito, lo que aquella empresa quiere construir y quiere ofrecer al mercado y a su sociedad. El lucro, el beneficio, por encima del coste que tienen los inversores de colocar su dinero en una empresa, es el medio, pero no el fin de en sí mismo. Al construirse de este modo, es como realmente se podrá hacer frente a todos los requisitos morales.
Existe una cierta visión de que la economía es un juego de suma cero y yo creo que las economías modernas son un juego de suma positiva. Hay confrontación de intereses, pero también hay potencial para la cooperación. Y cooperando, conciliando intereses, se puede generar más bienestar. Para mí, la esencia de una empresa no es el lucro, sino el propósito, lo que aquella empresa quiere construir y quiere ofrecer al mercado y a su sociedad
El modelo de empresa con propósito tiene dificultades para prosperar, desde la perspectiva de la aceptación en la normativa legal, pero desde las empresas tiene puntos muy positivos. La complejidad para que existan más ejemplos de este tipo de empresa tiene que ver con dificultades regulatorias. La regulación tiende a estar pensada para las empresas cotizadas, cuya propiedad es muy dispersa, empresas, por otra parte, que muchas veces acaban tomando decisiones auspiciadas por los fondos que quieren resultados a corto plazo.
La empresa que yo prefiero es aquella capaz de poner las luces largas y que por tanto tiene en cuenta esos efectos que a corto plazo no se ven, y por eso es beneficiosa.
Las economías modernas son un juego de suma positiva. Hay confrontación de intereses, pero también hay potencial para la cooperación. Y cooperando, conciliando intereses, se puede generar más bienestarLa otra dificultad de este tipo de empresas radica en la atomización de la propiedad. Cuando en una compañía existe un accionista o un grupo de accionistas: familiares, fundaciones, u otros inversores pacientes, orientados a largo plazo, es cuando puede mantener un propósito y ejecutarlo de manera consistente. Este enfoque satisface a trabajadores y colaboradores dispuestos a invertir su capital humano específico en las ventajas competitivas de esta empresa, y le permite aumentar su competitividad y generar los retornos que hacen posible retribuir a todos aquellos que contribuyen al proceso productivo.
Es un elemento más en el argumento general que planteo de la necesidad de que compartamos socialmente que el capitalismo no es codicia y egoísmo y que funciona mucho mejor cuando ese componente de altruismo también forma parte de nuestro comportamiento.El capitalismo funciona mucho mejor cuando ese componente de altruismo también forma parte de nuestro comportamiento
El caso de las criptomonedas es un ejemplo paradigmático de aquellos que pensaban que generarían un sistema en el cual el comercio tendría lugar sin que supieras con quién estabas comerciando, y sin ninguna autoridad reguladora que estuviese dando confianza sobre el sistema. ¿Cuál ha sido el resultado? Hemos atraído a ese sistema a lo peor en términos de codicia y avaricia.
Una inmersión en la confianza
JAVIER GOMÁ: La confianza no es un bien que puedas comprar ni producir tecnológica ni industrialmente. La confianza es impagable. ¿Y qué inspira confianza? Una sociedad moderna, una sociedad ilustrada, una sociedad incluso económicamente desarrollada, es incompleta si no introduce un elemento extra-económico, que es el de la confianza.
Mi teoría de la ejemplaridad se pregunta en quién confías, quién es digno de crédito, quién es digno de confianza. En una época como esta, hay un convencimiento general de que cumplir las leyes es necesario, pero no suficiente. Necesitamos un elemento extrajurídico, igual que necesitamos un elemento extraeconómico. Estamos pasando de una sociedad de la coacción a una de la persuasión. Vivimos en una sociedad en que el argumento de la autoridad no funciona.
Hoy día, los políticos han sustituido los programas por las autobiografías. Al final, lo que quieren es aparecer como individuos convincentes.
JORGI GUAL: Debemos añadir que las relaciones humanas, tanto las afectivas o las personales como las comerciales, tienen un componente elevado de repetición, de interacción continua. Tú confías en alguien a partir de los hechos, no de la prédica. Y cuando hablamos de los políticos, mucho más. No habrá programas electorales, pero el ciudadano toma nota del comportamiento.Cuando hay comportamientos no éticos y no se predica con el ejemplo, la desconfianza nace inmediatamente
El desencanto con los liderazgos, tan común, deriva de que la ciudadanía es una ciudadanía ilustrada y, por tanto, en parte ha desconfiado por no responder a las expectativas. Cuando hay comportamientos no éticos y no se predica con el ejemplo, la desconfianza nace inmediatamente.
JAVIER GOMÁ: Predicar con el ejemplo quiere decir que solo el ejemplo predica, por encima de los discursos de palabras, y que, si se produce contradicción entre el ejemplo y el discurso, prevalece el ejemplo. O, dicho de otra manera, piensas que el discurso es hipócrita.
JORGI GUAL: Cuando hay una relación comercial, pero también en las relaciones humanas, tú confías en alguien y la persona confía en ti. Nos encontramos, colaboramos, ahora vas por tu camino y yo por el mío, pero suceden cosas no previstas. Hay acontecimientos, hay dificultades que tú no habías anticipado y tienes que formarte una opinión sobre aquello que ha sucedido y lo que ha hecho tu colaborador, la persona en la que confías. ¿Hasta qué punto aquello ha sido debido a su comportamiento o a una dejadez de lo que debía haber hecho? Ante esa situación de incertidumbre sobre lo que ha acontecido, es importante que las personas compartan unos valores para que puedan juzgar lo correcto, lo que es adecuado para resolver la situación que se ha creado.En nuestras sociedades, la desconfianza aumenta, porque los valores que tenemos quienes convivimos son, en ocasiones, radicalmente distintos
Por esto yo creo que en nuestras sociedades la desconfianza aumenta, porque los valores que tenemos quienes convivimos son, en ocasiones, radicalmente distintos, y por tanto se llega a acuerdos que no se cumplen y, en lugar de restablecer la confianza, es fácil que se rompa.Es necesario que nuestros liderazgos políticos y de la administración pública rindan cuentas, para asegurarnos de que las políticas públicas que utilizan el dinero de todos se dirigen al bien común
Sabemos qué países de Europa tienen mayor nivel de confianza en los demás y mayor nivel de confianza en la policía, en la justicia, en la administración pública, en el gobierno y en los partidos públicos, por este orden. Es verdad que es difícil que el partido político consiga el mismo nivel de confianza que la policía, pero en algunos del centro y del norte de Europa está claramente por encima de lo que sucede en otras áreas de Europa. Esto significa que han tenido un sistema institucional que les ha protegido frente a ese deterioro de la confianza de la ciudadanía en los líderes; un sistema institucional de checks and balances, que impide los abusos de poder y la patrimonialización del Estado. Yo hago mucho énfasis en la necesidad de que nuestros liderazgos políticos y de la administración pública rindan cuentas, para asegurarnos de que las políticas públicas que utilizan el dinero de todos se dirigen al bien común, no a colectivos puramente electorales.
Jordi Gual, catedrático de Economía de IESE Business School, presidente no ejecutivo de VidaCaixa y autor de Confiar no tiene precio (Debate), en conversación con Lucía Méndez, periodista y analista, y el filósofo y director de la Fundación Juan March, Javier Gomá Lanzón; en la Fundación Rafael del Pino.
Fotos: © Daniel Santamaría.
Publicado en junio de 2024.