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MAPFRE: plantando cara al riesgo climático

(Tiempo estimado: 4 - 7 minutos)

El cambio climático es la mayor amenaza medioambiental a la que se enfrenta la humanidad. Así lo cree Juan Satrústegui, experto en Riesgos de la Naturaleza de MAPFRE RE, quien asegura que las catástrofes naturales, resultado del aumento de la temperatura del planeta, conllevan consecuencias dramáticas para muchas personas y grandes pérdidas para la industria aseguradora.

Hablamos con él sobre los retos del sector para proteger mejor a las personas, reducir los efectos del cambio climático y cumplir con #LaParteQueNosToca, lema de la campaña con la que MAPFRE se suma al objetivo común de construir un mundo más sostenible.

PREGUNTA: ¿Cómo están afectando los desastres naturales al sector asegurador?

JUAN SATRÚSTEGUI: Gracias a que existe el seguro, la sociedad puede protegerse, al menos económicamente, frente a las catástrofes naturales. Estamos hablando de fenómenos extremos, y la tendencia es claramente creciente, lo que lleva a que década tras década el coste de las catástrofes esté aumentando mucho.

Las cifras de los últimos 10 años han sido impactantes: las indemnizaciones por catástrofes naturales, de media, han alcanzado en estos años los 75.000 millones de dólares y los daños totales han superado los 145.000.

P: ¿Y todo está ligado al cambio climático?

J.S.: En una parte significativa, sí. Cada año se producen más eventos catastróficos destructivos de origen atmosférico o meteorológico, como los huracanes de categoría 4 y 5. También, incendios forestales y sequías, que antes considerábamos fenómenos de menor severidad, pero que hoy están provocando grandes pérdidas. Además, es muy importante destacar un último factor, que es el aumento de la población expuesta a estas catástrofes. Por ejemplo, el 40% de la población mundial vive a menos de 100 kilómetros de la costa, incluyendo zonas muy expuestas a tormentas tropicales. Y no toda la población cuenta con un seguro que les proteja, lo que les hace tremendamente vulnerables.

P.: ¿Qué subrayaría del papel actual del sector asegurador en la prevención o gestión de eventos climáticos extremos?

J.S.: Las aseguradoras asumimos #LaParteQueNosToca, que es en definitiva una parte importante de los daños causados por las catástrofes naturales. Lo venimos haciendo desde que existimos, lo que nos hace tener mucha experiencia en la gestión de este tipo de riesgos. Cuanto mejor lo hagamos, más ayudaremos a la sociedad a estar más y mejor protegida, y seremos más resilientes ante el cambio climático.

Una pieza clave en todo el proceso es cuantificar correctamente este tipo de riesgos, para proteger nuestra solvencia y garantizar que disponemos del capital suficiente para afrontar las indemnizaciones de los asegurados. Lamentablemente, gran parte de estos daños no están asegurados, algo que sin duda debería cambiar. Para ello es necesario que sigamos aportando soluciones viables que lleguen a más personas, especialmente a las que cuentan con menos recursos económicos, y que sigamos concienciando a la sociedad sobre el papel que desempeña el seguro, una actividad que es absolutamente necesaria para garantizar la actividad económica y consolidar el Estado del Bienestar.

P: ¿Cómo actúa MAPFRE para reducir el impacto de una catástrofe natural?

J.S.: Actualmente utilizamos un modelo de gestión que nos permite, por ejemplo, identificar los peligros a los que estamos expuestos y estimar los posibles escenarios de catástrofe. De este modo, podemos evaluar el coste que podríamos llegar a sufrir en caso de un huracán o una inundación. Todo ello también nos permite establecer las protecciones financieras adecuadas y definir planes de continuidad de negocio para atender a nuestros clientes de forma rápida.

P: El huracán María, ocurrido en 2017, fue todo un ejemplo sobre cómo impulsar la reconstrucción de un país que sufrió las consecuencias de una catástrofe natural.

J.S.: Efectivamente, el huracán María, que asoló Puerto Rico hace cuatro años, puso a prueba nuestra capacidad de organización y de atención a nuestros clientes. MAPFRE gestionó más de 93.000 reclamaciones (casi 25 veces más que en un año normal) y fuimos de las pocas compañías en estar operativas desde el primer momento, como por ejemplo con líneas de atención telefónica 24 horas, apoyo médico y psicológico para empleados, y un equipo de voluntarios que se volcó para ayudar a la sociedad. Es un orgullo formar parte de un sistema que ayuda a la sociedad a reponerse de golpes tan duros como estos. La solvencia de las aseguradoras es esencial.

P: ¿Qué cree que ocurrirá en los próximos años si no tomamos medidas para proteger el planeta?

J.S.: Creo que el ser humano tiene una grandísima capacidad de superación y adaptación y que eventualmente nos convertiremos en una sociedad más amiga del medioambiente. Pero reconozco que no estamos yendo al ritmo deseado, y que esto conlleva un importante coste. Hemos tardado demasiado tiempo en identificar y reconocer el problema, y todavía nos queda mucho trabajo para ser conscientes de los inconvenientes y reaccionar. Creo que, si somos capaces de explicar con claridad las consecuencias del cambio climático de manera que genere una preocupación en los ciudadanos, tendremos más posibilidades de crear el cambio.

P: ¿Con qué acciones considera que podríamos contribuir cada uno de nosotros a evitar o paliar las consecuencias del cambio climático?

J.S.: Para empezar, creo que es fundamental que modifiquemos nuestros hábitos de vida para hacerlos más sostenibles. Me refiero, por ejemplo, a reducir el consumo de energía, a no desperdiciar agua, reciclar más, y sin duda alargar la vida de todo lo que compramos. También considero que debemos actuar de altavoces y compartir nuestra visión, fomentando la concienciación entre familiares y amigos, y exigiendo a nuestros responsables políticos que respondan al reto con medidas concretas y presupuestadas. Cada uno de nosotros debe ser protagonista de esta transformación.

SOSTENIBILIDAD EN LA PRÁCTICA

Desde hace años, la compañía está plenamente comprometida con la descarbonización de la economía, pieza clave de su apuesta por el desarrollo sostenible. Su Plan de Sostenibilidad 2019-2021 incluye objetivos concretos para proteger el medio ambiente y frenar los efectos del cambio climático. Entre ellos, MAPFRE aspira a ser una empresa neutra en emisiones de carbono a nivel internacional en 2030, para lo cual está poniendo en marcha una serie de acciones clave para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. En España y Portugal, en concreto, el objetivo de neutralidad se alcanzará este año, lo que se traduce técnicamente en la cancelación del 61% de las emisiones de gases de efecto invernadero del Grupo MAPFRE a nivel global.

También está trabajando para reforzar sus modelos de análisis de riesgos ambientales, sociales y de gobernanza de forma integral, desde el negocio y como inversor. Aquí se enmarca su compromiso público de no invertir en compañías en las que el 30% o más de sus ingresos provengan de energía producida a partir del carbón, y no asegurar la construcción de nuevas plantas de generación de energía eléctrica que funcionen con carbón ni la explotación de nuevas minas.

Recientemente, el Grupo ha endurecido su política de suscripción, con medidas dirigidas a no asegurar la construcción de nuevas infraestructuras relacionadas con minas de carbón o centrales térmicas, así como a no suscribir nuevos riesgos relacionados con las arenas de alquitrán (o de petróleo) ni con proyectos relacionados con el petróleo o el gas en el Ártico. Actualmente, trabaja en un nuevo Plan Corporativo de Huella Ambiental tras cerrar con éxito el anterior, con el que ha logrado una reducción de emisiones del 56%, casi tres veces más que las previstas.


Juan Satrústegui, director del Área Riesgos de la Naturaleza y director de Asuntos Corporativos de MAPFRE RE.

Entrevista publicada en Executive Excellence n175, junio-agosto 2021.


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