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Lecciones del COVID para una reconstrucción verde

(Tiempo estimado: 5 - 9 minutos)

El agua es un recurso vital, más todavía en momentos críticos como los sufridos a raíz de la crisis del COVID-19. A finales de febrero de 2020, Agbar –una de las filiales más relevantes del grupo francés Suez– constituyó el primer comité interno para afrontar la situación que se avecinaba.

“El conocimiento de una empresa internacional como la nuestra, donde además teníamos un proyecto muy directo precisamente en Wuhan, sumado a las noticias que recibíamos de China y de Milán, nos permitió tomar medidas de una manera clara y decisiva en ese momento”. Así se expresaba Ángel Simón, presidente de Agbar y vicepresidente ejecutivo de Suez, durante el Desayuno de trabajo online organizado por CEDE (Confederación Española de Directivos y Ejecutivos), en colaboración con Deloitte.

Esa anticipación, la capacidad de liderazgo y la innovación, que motivó una aceleración de la digitalización del trabajo, fueron claves para que Agbar garantizase el suministro de agua a toda la población. “No hace falta que os diga –confesaba Simón a los directivos que siguieron el desayuno– el estrés personal y profesional que ha significado para muchos de nosotros, especialmente en los momentos punta en los que todos sabíamos que nuestros sanitarios estaban librando la batalla más dura en primera línea y que las UCIs estaban completamente saturadas, que no hubiera ningún problema de agua”.

GESTIONAR CONTRACORRIENTE

“Es obvio que cuando en febrero hablábamos con la gente y con los sindicatos, nadie entendía las decisiones que estábamos tomando. Por eso, siempre que hay una anticipación se necesita un liderazgo, porque puede que lo que hagas no sea comprendido por el conjunto de la sociedad”, declaró Simón.

En Agbar, dos prioridades estuvieron claras desde el principio: proteger la salud de los trabajadores y garantizar el sistema de distribución de agua. Acostumbrados a las exigencias de un servicio continuado, durante el COVID se adaptaron todas las operaciones y rectificaron los turnos de la plantilla. Según el presidente, trabajar en equipo y en una sola dirección fue determinante. “Una de las medidas que tomamos fue la del confinamiento en las infraestructuras críticas. Estar 15 días internados en las plantas de tratamiento de agua potable o en las plantas de depuración de aguas residuales significa estar 15 días seguidos con turnos de trabajo de 12 horas”.

Al respecto, destacó el acompañamiento social y la concienciación colectiva de los empleados en España: “Sabíamos que los siguientes 15 días de descanso, cada trabajador iba a cumplir en su vida personal con las recomendaciones generales”. Sin embargo, ese mismo procedimiento no fue tan sencillo de aplicar en lugares como Santiago de Chile, si bien allí pudieron anticipar las medidas gracias a la experiencia de España. “También hicimos el confinamiento de 15 días en Chile, pero el resto del mes tuvimos que alquilar hoteles completos para que nuestros trabajadores no tuviesen contacto ni existiera riesgo de enfermar”, explicó. “Ese acompañamiento social e institucional tan necesario se ha dado en unos lados más que en otros”.

Con más de 11.000 trabajadores en nuestro país: 6.000 de ellos desplegados sobre el terreno y 5.000 en las oficinas, las circunstancias obligaron a realizar cambios en el sistema operativo. “Nuestras oficinas centrales de Barcelona acogen un centro de control, del que existe una réplica deslocalizada en otros puntos, por si hubiera alguna avería en las centrales –relató Simón–. Pero hace ya tiempo que la digitalización nos había permitido que ese centro pudiera ser transportado en ordenadores personales. A partir del COVID, pudimos culminar un procedimiento de teletrabajo que ya teníamos en marcha al 30%, y que en muy pocos días conseguimos extender al 100%”. Por su parte, los empleados de terreno continuaron con la operación adaptada.

En todos los casos, el directivo subrayó el entendimiento común de los empleados de que “una empresa es un equipo donde todos compartimos los mismos objetivos. Los acuerdos tanto con los sindicatos como individualmente con nuestros trabajadores han sido ejemplares”.

CONSENSO PARA LA RECUPERACIÓN

“Los sanitarios, los centros de distribución logísticos, el sector agroalimentario, la red de fibra óptica y las telecomunicaciones, el teletrabajo, el sistema del ciclo hidráulico…”. Para el directivo, han sido muchas las cosas que han funcionado durante el confinamiento, gracias a una suma de factores como son “la tecnología, la concienciación social y la anticipación”. Pero muy especialmente porque las empresas han demostrado su expertise, aunque de manera unilateral. Simón lamentó la falta de “un acuerdo general para afrontar esta emergencia” y apeló a la necesidad de implicar a todos los agentes en la recuperación. “Si las empresas están en el centro, la participación público-privada va a ser esencial para la reconstrucción”, afirmó.

En su opinión, urgen “grandes acuerdos que integren la totalidad de los problemas (sociales, económicos, de salud y climáticos). La reconstrucción tiene que considerar la emergencia climática, que es una realidad”. Además, “en España tenemos un bagaje que no debemos desaprovechar: un estado de bienestar que, obviamente, pasa por Europa. El éxito de nuestro país durante los últimos años han sido los pactos y nuestra integración europea; y creo que ese sigue siendo el camino. Más que nunca, necesitamos que nuestras instituciones lideren un acuerdo con Europa y los proyectos de reconstrucción, pero que los lideren con las empresas; y la única manera de conseguirlo es con la participación público-privada”.

Durante su intervención, Ángel Simón llamó la atención sobre la obligación de las compañías de ofrecer un contrato social que trascienda la simple entrega de un buen producto o servicio. “En Agbar no sólo garantizamos el suministro de agua a la población en cantidad y calidad durante 24 horas al día, sino también algo más”. Y ese algo más es un contrato social que apuesta por una ocupación de calidad (“como empresa, nos hemos ofrecido a firmar con los principales sindicatos españoles un acuerdo contra la precariedad”) que garantiza la formación permanente, un pacto por la innovación, un apoyo a la sociedad a la que sirve y en la que está inmersa, estableciendo una red de proveedores locales y participando para que nadie se quede atrás; el pago de créditos a los proveedores de capital y del dividendo a los accionistas; y un consenso con las administraciones.

INNOVACIÓN Y SOSTENIBILIDAD

No es posible una reconstrucción que no incluya al cambio climático, y sobre esto versó buena parte de la conferencia del presidente de Agbar. Avanzar en ese frente supone hablar de dos vías: adaptación y mitigación.

“La adaptación significa tener ciudades con una resiliencia superior a la actual. Por lo tanto, habrá que invertir en ello. Según un estudio de la Asociación de Ingenieros de Caminos, sería necesaria una inversión de 18.300 millones anuales durante la próxima década para adaptar todos nuestros sistemas del ciclo hidráulico al cambio climático. Durante dicho tiempo, eso generaría unos 500.000 puestos de trabajo e incrementaría el PIB en un 3%”.

Hablar de mitigación quiere decir hablar de digitalización. El elemento tecnológico tiene un papel vital en la anticipación de fenómenos meteorológicos como las pasadas gotas frías que asolaron la comunidad valenciana y murciana. “Ya tenemos instrumentos que pueden prever una situación como la DANA vivida en octubre y que estamos desarrollando con participación público-privada. Tenemos la obligación de seguir avanzando en la reconstrucción hacia un modelo de economía circular”.

El directivo compartió dos casos de éxito, fruto de la combinación de innovación y sostenibilidad. Por una parte, la experiencia de sus biofactorías en Santiago de Chile, la solución del grupo para el objetivo residuo cero. Se trata de “una tecnología desarrollada en muchos puntos de España (Barcelona, Alicante, Santiago de Compostela…) con nuestros centros de innovación integrados, que también estamos aplicando en Granada, y que me hubiera gustado aplicar ya en una ciudad como Barcelona. Sin embargo, una vez más, la participación público-privada es esencial. En Chile encontramos un regulador que entiende la urgencia de avanzar hacia la economía circular, pero no todas las instituciones lo comprenden y prefieren no adaptar, no desarrollar, no avanzar”, lamentó Simón.

Por otra parte, el ejemplo del parque de La Marjal en Alicante, “un lugar de ocio cuando no llueve, y un estanque que permite la retención del agua (evitando la inundación de toda la parte baja de la playa) en el momento de un episodio de gota fría. Obviamente, para poder prever cuándo se producirá, a qué niveles está llegando el agua, cómo evacuar a las personas, etc., hay que contar con modelos matemáticos, elementos digitales de alerta y todo un sistema informático de comunicación”.

Preguntado por su expectativa de recuperación para la industria turística, tan alineada con la gestión y el consumo del agua, Ángel Simón manifestó estar trabajando estrechamente con el sector en algunas comunidades para “garantizar el COVID free, aunque no se va a dar totalmente y tendremos que convivir con él. Sin embargo, hemos de poner una garantía para asegurar el mínimo de contagios y, si se producen, saber cómo actuar”.

En este sentido, Agbar ha lanzado recientemente una herramienta para detectar rastros del virus en aguas residuales: Senitel. Este sistema de vigilancia permite anticipar la aparición de posibles nuevos brotes. “Somos capaces de detectar no sólo la media del conjunto de una ciudad, sino en barrios y zonas de población relativamente reducidas”, declaró.

Con el deseo de que la recuperación total del turismo pueda ser alcanzada antes de 2022, dedicó unas últimas palabras a ensalzar la figura del directivo español en el mundo, como “uno de los mejor preparados”, y a aportar una crítica constructiva: “Somos capaces de innovar y dirigir equipos, pero nos falla la metodología. Si conseguimos añadir metodología y capacidad para llegar a acuerdos, no habrá quien nos pare”.


Ángel Simón, presidente de Agbar y vicepresidente ejecutivo de Suez, en el Desayuno CEDE.

Publicado en Executive Excellence n169, septiembre 2020.


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