IPv6: ¡Hasta el infinito y más allá!
La comunicación también es cosa de máquinas. Los ordenadores y todo tipo de dispositivos electrónicos, a través de la web, tienen también su propio idioma: IP (Protocolo de Internet), que permite la comunicación entre las diferentes máquinas conectadas a la Red.
Y este idioma vive ahora uno de sus momentos más decisivos. Hasta hace muy poco no se le había prestado demasiada atención. Sin embargo, desde hace unos meses, con la llegada de IPv6 (la sexta versión del protocolo), todas las miradas de la industria de telecomunicaciones se han girado hacia él.
Es necesario remontarse cuatro décadas atrás para comprender el origen del “problema”. Cada ordenador o dispositivo conectado a Internet lleva asociada una dirección IP, algo así como las matrículas de los coches, únicas e intransferibles. La primera versión del protocolo de internet se creó en los años 70, ideada por uno de los padres de la Red (Vinton Cerf), cuando apenas existían unas pocas miles de máquinas con conexión. IPv4 es la versión del protocolo que se utiliza en todo el mundo desde 1984. En su momento, no se previó el enorme crecimiento de dispositivos y usuarios y, aunque se han repartido más de 4.300 millones de combinaciones, el 3 de febrero de 2011 se agotaron las direcciones IPv4 en el registro central de IANA (Autoridad de Asignación de Números de Internet).
La explosión en el número de puntos de acceso a Internet –sobre todo con la entrada de la movilidad- ha superado todas las expectativas: 1.000 millones de internautas se conectan ya desde dispositivos móviles. Esto, sumado a la proliferación de dispositivos fijos (PCs y todo tipo de máquinas con conexión a Internet) hace que las direcciones IP se consuman muy rápidamente. El fenómeno es particularmente visible en Asia, donde se concentra cada vez más una gran parte de la población mundial de internautas.
Pero no todo son preocupaciones, también hay buenas noticias. El organismo que se encarga de la estandarización de los protocolos (IETF, Internet Engineering Task Force) ha desarrollado la nueva versión, la IPv6, que posee nada menos que 340 sextillones de direcciones IP (para entendernos, billones de billones de IPs). Esto significa que podremos disfrutar de una Internet prácticamente infinita. Cualquier ciudadano, operador de red u organización dispondrá de todas las direcciones IP que necesite para conectar cualquier dispositivo a Internet, desde teléfonos móviles a sistemas de navegación de los coches, electrodomésticos (neveras, hornos, enchufes...) o equipamiento industrial.
Tampoco hay que preocuparse por una migración abrupta de una versión a otra que generase un caos planetario. La transición a IPv6 será gradual; coexistirá con IPv4 hasta que todos los dispositivos, equipos, aplicaciones, contenidos y servicios se adapten a la nueva versión. En cualquier caso, sería imposible realizar la sustitución sincronizada (como se hizo de IPv2 a IPv4) por el alcance que tiene Internet hoy en todo el mundo, con millones de equipos, empresas e instituciones implicados.
Se prevé que en tres o cuatro años, IPv4 haya desaparecido de Internet y el tráfico IPV6 sea el predominante. Pero es difícil planificar con exactitud qué va a pasar y cómo se va a realizar la adaptación en todos los países ya que, aunque tecnológicamente los sistemas operativos y firmware soportan IPv6 desde hace años, la integración entre diferentes dispositivos y a escala mundial es una tarea compleja.
Las ventajas que ofrece IPv6, tanto desde el punto de vista tecnológico como económico, son considerables. En primer lugar, como hemos visto, permite dotar de una dirección IP a cualquier ser vivo, máquina o producto humano. De este modo, hace posible la anunciada “Internet de las Cosas”, ya que las máquinas se pueden conectar entre sí sin intervención humana. Este ciberespacio infinito será además más fácil de gestionar: desde cualquier lugar y en cualquier momento, podremos comunicarnos con el dispositivo e incluso cada máquina podrá auto-programarse de forma independiente. En segundo lugar, garantiza una mayor seguridad, al posibilitar la autenticación del destinatario y la seguridad de extremo a extremo. Finalmente, se gana en movilidad (permite, por ejemplo, continuar una llamada VoIP por red móvil GSM). Muchas aplicaciones y servicios móviles y sin cables que resultaban demasiado caros o complicados con IPv4 podrán ahora ver la luz.
Desde un punto de vista sectorial, son muchos los sectores económicos donde IPv6 puede significar un motor de innovación. En la Administración Pública, por ejemplo, el nuevo protocolo facilitará el desarrollo de una verdadera administración electrónica (e-Administración), impulsará el movimiento open data (que pretende poner a disposición libre de los ciudadanos todo tipo de datos demográficos, censales, etc.) y las conocidas como “Smart Cities”, ciudades que cuentan con una avanzada infraestructura de comunicaciones con despliegues inteligentes como las redes de videovigilancia del tráfico.
También la industria de defensa se beneficiará de la nueva versión para la extensión de sistemas de telecontrol y geoposicionamiento. En el sector de entretenimiento, la posibilidad de disponer de infinitas direcciones IP y las características mejoradas de la sexta versión harán posible nuevos desarrollos en geo-marketing, juegos interactivos y objetos conectados. Para el transporte y la logística, IPv6 supone un gran avance en cuidado remoto y gestión de inventario. Otros usos novedosos son las aplicaciones de e-learning o la interconexión de comunidades profesionales. Todas estas aplicaciones no serían sostenibles ni escalables con una red que no disponga del protocolo Ipv6.
Lo que queda por hacer
A pesar de todas estas ventajas y posibilidades, por ahora, el tráfico IPv6 en España es prácticamente nulo. Los operadores deben hacer el esfuerzo de formar a los ingenieros y facilitar el despliegue para los usuarios, que en principio no notarán el cambio. Los principales agentes implicados en el desarrollo de IPV6 son los prestadores de servicios y contenidos en Internet, los proveedores de aplicaciones y equipos de red, los fabricantes de dispositivos, los proveedores de acceso y las telecos. El pasado 8 de junio, se celebró el “IPv6 Day” a nivel mundial, al que muchos proveedores de contenidos, aplicaciones y operadores se han suscrito. Durante 24 horas, sus websites estuvieron accesibles por IPv6 para que los usuarios que dispongan de esta conectividad pudiesen conectarse a ellos utilizando el nuevo protocolo. Con este evento se puso de manifiesto que, mientras los terminales de cliente están ya actualizados en su mayoría, la inmensa mayoría de proveedores de servicios no lo están. Los problemas de conectividad pueden estar relacionados con errores en los sistemas operativos, en el funcionamiento de los routers o en las redes de los proveedores de servicios de Internet.
El Consejo de Ministros aprobó en abril un plan para fomentar la adopción de las nuevas direcciones IP y garantizar el futuro de la conexión a Internet. Contempla el impulso de IPv6 en la Administración Pública, su incorporación como requisito obligatorio para participar en la compra pública, y su pleno funcionamiento en los dominios “.es”. Las empresas podrán solicitar ayudas económicas a través de tres subprogramas del Plan Avanza: Avanza Competitividad (que tiene un presupuesto de 254 millones de euros; 46 millones en subvenciones y 208 en préstamos), Avanza Formación (10 millones en subvenciones) y Avanza TIC Verdes, con 270 millones en préstamos.
Si una empresa quiere ponerse al día en IPv6, lo primero que debe hacer es elaborar un inventario de equipos y comprobar con sus fabricantes que soportan el nuevo protocolo IPv6. Después, debe ponerse en contacto con sus proveedores de servicios de telecomunicaciones para que le informen de cómo conectar en IPv6. Finalmente, debe establecer un plan de migración de sus direcciones IPv4 a IPv6, así como planes de coexistencia de los dos protocolos mientras el mundo se actualiza a IPv6. En resumen: elaborar el inventario, preparar presupuestas y planificar la configuración.
Las prisas y el desconcierto inicial que se percibe en algunas empresas recuerda al revuelo levantado por el famoso “efecto 2000”. Sin embargo, no debe cundir el pánico en ningún caso, porque la industria está plenamente capacitada para realizar una cómoda transición a IPv6.
Así que el futuro de Internet ya lo tenemos delante y como decía antes, la “Internet de las Cosas” llega como una realidad que va a permitir, por ejemplo, que el despertador pueda sonar antes cuando hay atascos o mal tiempo para llegar a la oficina o que las plantas puedan regarse solas cuando estén secas… y muchas “Cosas” más que van a tener impacto positivo en nuestra vida personal y profesional.
Ana Lledó Tarradell, directora de Productos y Diseño de Soluciones BT España.
Artículo de opinión publicado en Executive Excellence nº82 jun11