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Dispuestos a crecer: Competitividad, talento y valores

(Tiempo estimado: 3 - 6 minutos)

GESTIÓN EMPRESARIAL / TALENTO / ESTRATEGIA

Como cada año desde hace dos décadas, el Club Excelencia en Gestión celebró su Foro Anual. Una cita que congrega a cientos de directivos “alrededor de los fines que inspiran al Club y, sobre todo, alrededor de la importancia de seguir progresando en la excelencia, la innovación y la competitividad de las organizaciones de nuestro país”, tal y como expresó Juan Antonio Zufiria, presidente del CEG y presidente de IBM en España, Portugal, Grecia e Israel.

“Dispuestos a crecer: Competitividad, talento y valores” fue el lema de esta edición. Tres elementos estratégicamente seleccionados y que conformaron los pilares fundamentales de la agenda. En palabras de Zufiria: “Las reformas para competir, el talento y la inteligencia para ser capaces de tomar las riendas de nuestro propio destino, y los valores como anclaje entre el presente y el futuro”.

Ramón Tamames: Ideas de crecimiento con base estructural

Durante su intervención como responsable de la ponencia inaugural, Ramón Tamames, Catedrático de Estructura Económica, concretó la transformación estructural que la economía española precisa y describió el nuevo mapa, configurado a partir de la globalización, y sus implicaciones.

Este nuevo mundo está conformado por tres placas tectónicas económicas: los países desarrollados maduros, de lento crecimiento, bajo ahorro y con graves problemas en la crisis; los países emergentes, destacando entre ellos los BRIC; y los países en vías de desarrollo, que empiezan a crecer no tanto por la ayuda oficial sino gracias a la relación del comercio sub-sub (lo cual no significa que las grandes bolsas de pobreza vayan a desaparecer pronto). Ante esta disposición, Tamames reclamó una mirada a la crisis actual con verdadera proyección mundial, “y no con el eurocentrismo que nos caracteriza”.

Los bajos salarios en los emergentes y el llamado Tercer Mundo, la asimilación tecnológica o las economías de escala fueron algunos de los elementos aludidos por el Profesor como causantes del desfase y estancamiento de muchos países europeos y gran parte de los EE.UU., así como de la pérdida de competitividad (dependiente del tipo de cambio y de la productividad).

Como punto de partida para recuperar la posibilidad de crecimiento, previo a la necesaria introducción de reformas, Tamames abogó por el principio de austeridad: “Al agotamiento de los recursos propios, que han llegado a niveles inesperados, y al fuerte endeudamiento del país, tenemos que añadir la aceptación de las reglas de la Eurozona”.

Tal y como se está demostrando, la austeridad propicia un aumento de la recesión en una fase inicial, “por eso las reformas estructurales son la única esperanza de recuperación. La economía española debe ganar en capacidad de exportación, porque el mercado interior no ofrece grandes posibilidades”.

Para el Profesor Tamames, la reforma financiera en marcha todavía plantea dudas: “No tenemos una idea definitiva de cuál es su situación ni una prospectiva de la fórmula de su recuperación. En cualquier caso, no facilita la liquidez, con la particularidad añadida de que el sistema bancario español toma dinero del BCE al 1% y lo invierte en deuda española al 3%”. Por su parte, la reforma laboral –“aun siendo más completa en su configuración actual”– también suscita dudas, sobre todo en la faceta de la judicialización: “No hay un criterio definido, unos aplican 45 días, otros 20...”.

Aunque donde mayor énfasis reclamó Ramón Tamames fue para “la reforma radical de las Administraciones Públicas. El Estado español es un armatoste ineficaz e ineficiente, que ha crecido demasiado” y para la necesaria “reorganización de los sindicatos, las organizaciones empresariales y de la propia CEOE, para que dejen de depender del Estado”.

En su opinión, es fundamental un mayor conocimiento y transparencia informativa sobre el mercado de trabajo: “Cómo vamos a volver a crear empleo, si no sabemos ni siquiera cómo funciona el mercado de trabajo. Tenemos jubilados, pensionistas y trabajadores domésticos sin registrar, un millón de personas trabajando en la hostelería y en la ayuda familiar que no figura en las estadísticas y, seguramente, un millón de los algo más de tres que percibe prestaciones del paro que está en la economía sumergida. Este es un hecho que desconocemos, pero hay que acabar con esa situación de ignorancia y de economía sumergida, al igual que con las posturas de incitación a la no vuelta al trabajo o al absentismo”.

Para aportar luz a este panorama sombrío, el profesor Tamames se refirió a varios factores de crecimiento económico: “Tenemos una economía financiarizada –solo hablamos de términos financieros–, y hay que bajar a los planteamientos estructurales y darnos cuenta de que la debilidad de nuestro sistema no es solo por razones financieras sino que también hemos abandonado muchos aspectos estructurales de nuestra economía”.

Por eso, en su libro La crisis de la deuda soberana en España, un proyecto de país, Tamames plantea esas ideas de crecimiento con base estructural y pone el mercado interior único como una necesidad. El Profesor reclama la lucha contra la desagrarización de España, “que obliga a un planteamiento estructural de reagrupación de explotaciones, así como la lucha contra la desindustrialización, pues se habla muy poco de la capacidad de la industria española”.

Otra de las políticas a estudiar es la energética: “Tenemos que superar el dilema de energías renovables o clásicas. Hay que plantearse la realidad y primar aquellas renovables que signifiquen avances tecnológicos, no los huertos solares con tecnologías anticuadas o los molinos de viento de medio megavatio –cuando ya se está promocionando la generación de 15 megavatios por molino–”. Sin olvidar, por supuesto, el problema de la vivienda (“Debemos deshacer ese stock que tiene paralizada la industria de la construcción”) ni la mayor internacionalización de la economía española: “Las 35 empresas de nuestro IBEX tienen como promedio un 60% de su negocio fuera de España, es decir, la mayor parte de su inversión se hace fuera. Hay que recuperar cuanto antes el espíritu de empresa, si es que algún vez lo tuvimos”. El Profesor también se refirió a la lengua española como “un gran activo que no podemos infravalorar”.

A pesar del vasto trabajo que todavía queda por hacer, Ramón Tamames finalizó su intervención con tono optimista: “La globalización es un hecho desde hace dos décadas que han aprovechado los emergentes, y los maduros como nosotros estamos en una situación de peligro –pero no desesperada ni dramática–, porque los 16,5 millones de personas que están trabajando en España es una cifra similar a la del año 2002-2003. Es cierto que necesitamos crear un modelo más competitivo, recuperar capacidades de las que hemos ido prescindiendo y poner en marcha las reformas necesarias, pero –incluso con la crítica permanente– parece que el Gobierno está enfocando una situación difícil”. 


Artículo publicado en Executive Excellence nº91 abr12


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