El círculo virtuoso de la innovación
El mundo necesita líderes que se centren en los problemas que realmente tienen importancia, que realicen las preguntas adecuadas y, sobre todo, que sean capaces de escuchar las respuestas y buscar soluciones para ponerlas en práctica”. Con estas palabras iniciaba su intervención Betsy Ziegler, CEO de la incubadora 1871, y responsable de moderar el panel “The Very Human Pursuit of Innovation”, en el que participaron cuatro expertos de reconocido prestigio, como son Linda Hill, Tim Brown, Efosa Ojomo y Charles-Édouard Bouée, durante el pasado Global Peter Drucker Forum.
Para poder entender plenamente el rol de la tecnología en el futuro, “nivelando el push y pull de los entornos empresariales hasta conseguir un equilibrio con las personas”, los ponentes compartieron recomendaciones útiles para los líderes “en el camino de la innovación positiva, sostenible y de alto impacto”. Según Ziegler, “la innovación se relaciona con la creación de soluciones y modelos de negocio ante los nuevos retos y oportunidades que se nos presentan, pero frecuentemente las organizaciones se estancan al focalizarse excesivamente en la parte hard de la innovación (los procesos, los resultados…), y no lo suficiente en los aspectos humanos; de modo que las personas involucradas y la cultura corporativa muchas veces se deja de lado”. Para afrontar el problema de cómo innovan las organizaciones que tienen éxito y poder imitar sus formas de actuar, sobre todo cómo se gestionan, los expertos de esta mesa aportaron ideas y ejemplos concretos.
El primero de ellos fue Charles-Édouard Bouée, CEO de la firma global de consultoría estratégica Roland Berger. Esta fue su propuesta para avanzar en esa búsqueda tan humana de la innovación.
IA con beneficios personales
Tendemos a pensar que la tecnología va a sustituir todas las actividades de las personas, que una vez que tengamos plenamente desarrolladas las tecnologías y las innovaciones que van a generar desapareceremos de la escena, pero a mí me gusta argumentar todo lo contrario.
Creo que los individuos nos dirigimos hacia un mundo de mayor y mejor innovación, y que además no va a tener freno. Supongo que todos conocen la historia de la primera pintura realizada por Inteligencia Artificial (IA), y vendida por la galería de subastas Christie’s por 80.000 euros. Algunos podrían decir que esto representa el fin de la creatividad humana, o el comienzo de la artificial; pero cuando se reflexiona sobre ello, uno se da cuenta de que el cuadro ha sido diseñado y comprado por personas, y no por un chatbot.
Esto me lleva a un par de ideas. La primera es que los seres humanos nunca hemos frenado ninguna tecnología, ni siquiera la nuclear. Cada vez que hemos desarrollado innovaciones, siempre hemos tenido en mente la protección de la especie. La segunda es que, gracias al incremento de las nuevas tecnologías en nuestras vidas, tendremos cada vez más tiempo para la innovación.
Un filósofo alemán sostiene que el tiempo se ha monetizado, que está acelerándose. Todos nosotros tenemos la posibilidad de elegir cómo consumirlo, y cómo cosecharlo. Cuando uno se encuentra con determinadas personas, está recolectando tiempo; pero cuando uno se junta simplemente por el placer de hacerlo, quizá está consumiendo tiempo.
Un tercer elemento relacionado con ese cuadro de IA es que, al final del, toda la tecnología está construida por personas y tiene un componente de creatividad. Los humanos convivimos con la entropía y la serendipia. Cuando se programa la IA, uno puede buscar ninguna o casi ninguna entropía, o bien una alta entropía.
Si se programa la IA con prácticamente ninguna entropía, eso significa que el año que viene –si nos referimos a un congreso–, sabremos quiénes estarán en cada panel, los temas que se abordarán… Es decir, todo se organizará de una forma muy precisa y el mundo será igual cada día. Si por el contrario se deja mucho espacio a la entropía, se producirán múltiples cambios: aparecerán diferentes personas en los paneles y los contenidos serán diversos. Curiosamente, esa entropía es la que permite que hoy estemos aquí sentados. La entropía forma parte del universo, y sobre todo forma parte de la humanidad.
Evolución por destrucción
Otro aspecto es que las nuevas tecnologías destruyen las tecnologías precedentes. Cuando hablo con mis clientes sobre el futuro, les pido que echen la vista atrás hasta el año 2000. Por entonces, participé como consultor en el proceso de fusión de France Telecom y Orange.
En la primera había 50 personas en el departamento de Estrategia, y estaban tremendamente organizadas. Por su parte, Orange era una compañía muy creativa y en su departamento de Estrategia había únicamente dos personas; y ni siquiera se llamaba departamento de Estrategia, sino de Futurología. Me reuní en Londres con Kenny Hirschhorn, que encabezaba la estrategia de Orange y a quien su cargo le hacía realmente especial: era director del grupo de Estrategia, Imaginación y Futurología. Después de intercambiar algunos saludos sacó su teléfono y me dijo: “Usted es un consultor de estrategia, ¿qué es esto?”. Le dije que era un teléfono móvil, y Kenny me respondió: “Bueno, le doy otra oportunidad”. “Es un Nokia”, añadí. Kenny movió su cabeza, mostrando cierta decepción, y me dijo: “Este es el control remoto de su vida”.
Entonces me enseñó un vídeo de un ejecutivo en California que entraba en su coche mirando el teléfono, desde el cual podía controlar sus citas, ver las imágenes de ultrasonido del bebé de su hija embarazada… Me quedé boquiabierto. Recuerden que estamos hablando de enero del 2000. ¡Quién podría entonces creer que tendríamos el control remoto de nuestras vidas en el bolsillo! A pesar de ser tan visionario, ese directivo fue despedido por France Telecom.
Siguiendo esta línea de pensamiento, vemos cómo la innovación destruye la innovación. Cada vez que llega una nueva ola destruye la anterior, y esta es una forma de explicar nuestra transición de la IA.
Hacia una Inteligencia Aumentada
La IA es un falso buen negocio, porque –y acabo de publicar un libro que se titula La caída del imperio humano– si somos como han sido hasta ahora los imperios: corruptos, complacientes, impositores de barreras innecesarias…, caeremos en el mundo de las máquinas. Lo que ocurra en la próxima década con la IA será el nacimiento de lo que llamo la “IA portátil”.
Hoy todos tenemos “un control remoto de nuestras vidas” que le ha dado la razón a Kenny. El móvil inteligente, y todas las plataformas a las que estamos conectados a través de él, son realmente nuestro control remoto.
Con una IA portátil en nuestro bolsillo entraremos en un mundo donde nuestros datos íntimos no estarán seguros. Pero si lo pensamos, el día que tengamos estos terminales de IA, estaremos ante una nueva tecnología que nos permitirá liberar mucho tiempo, el cual podremos dedicar a la innovación. En ese sentido, creo que estamos ayudando a la aparición de lo que denomino “Human Augmented Intelligence” (HAI).
No se trata de una híper Inteligencia Artificial, sino de una aumentación en la que deberemos reconciliar a las personas y a las máquinas, porque hemos cosechado de todas ellas –desde el vapor, a la electricidad, pasando por la energía nuclear, de la cual también hemos obtenido rendimiento–.
Tenemos que trabajar conjuntamente a la hora de promover el desarrollo de la HAI, tenemos que regularla de forma común y ahondar en sus aspectos positivos, contando también con los ciudadanos, para ayudarles a entender los beneficios de la Inteligencia Aumentada. La paradoja es que esto nos permitirá liberar lo mejor de nosotros mismos, creando una innovación de las personas para las personas, cosechando de las máquinas.
Charles-Édouard Bouée, CEO de Roland Berger en el 10º Global Peter Drucker Forum.
Texto publicado en Executive Excellence nº 157, mayo 2019.