El liderazgo en pareja: la carrera de Fernando el Católico
LIDERAZGO
Es difícil encontrar en la historia un ejemplo de liderazgo en pareja tan prodigioso como el que ejercieron los Reyes Católicos. Si la carrera individual de cada uno de ellos fue por sí la de un líder excelente y único, juntos mostraron realmente en qué consiste la auténtica sinergia, logrando unos resultados muy superiores a la mera suma de las partes, que ya era muy considerable.
El imperio que entre ambos forjaron multiplicó por mucho a Aragón, Castilla, Navarra y Portugal juntos. No existe en la Historia un “antes” y un “después”, un cambio tan inmenso como el que se da desde el casamiento de Isabel y Fernando hasta la consolidación de España como potencia europea y mundial.
Sobre la persona y carrera de Fernando siempre ha pesado la sombra del ciprés de Isabel, ganadora del reino de Castilla por méritos propios y portentoso ejemplo de valores y virtudes.
Sin embargo, los lectores que pacientemente relean el artículo que dedicamos a Isabel en el número de febrero de Executive Excellence, descubrirán que Fernando poseía, además de otras, todas las cualidades de su mujer:
1.Legítima ambición de poder: hizo su camino, hasta ser nombrado heredero, a la muerte de su hermanastro Carlos, Príncipe de Viana.
2.Liderazgo en situación difícil: antes de ser proclamado rey, supo asumir y cumplir los papeles que le encomendaron.
3.Aprovechar oportunidades, respetando la institución: en su camino tuvo fortuna, pero merecida, porque la buscó, sabiendo esperar.
4.Visión estratégica prodigiosa: muy pocos como él la han tenido. “El Príncipe” de Maquiavelo parecía su libro de cabecera.
5.Casamiento integrador y estratégico: en su compromiso con Isabel, además de conveniencia, hubo amor. Es mucho en realeza.
6.Anticiparse, tomar decisiones y actuar: tomó buen ejemplo de Isabel, que se proclamó reina de Castilla como hecho consumado.
7.Llevar la iniciativa en todas sus decisiones, con sus adversarios a remolque.
8.Flexibilidad y firmeza en el uso del poder, en su liderazgo individual y en el compartido.
9.El yugo y las flechas, “tanto monta”: autoexplicativo.
Además de estas, Fernando tenía y practicó otras capacidades que, para un hombre, no eran nada obvias en su época. Supo compartir el liderazgo en pareja, acompañado por Isabel:
1.Saber negociar y renunciar en beneficio de fines mayores. Al igual que Isabel, que solo fue reconocida como reina consorte de Aragón, por su Ley Sálica, Fernando también aceptó inicialmente no ser nombrado rey de Castilla al nivel de Isabel. Ambos miraban más alto.
2.Compartir y asumir dificultades. Poco afortunados con su descendencia, aceptaron siempre que “lo que Dios les daba se lo podía quitar”. Las dobles carreras suelen ser complejas: integrar los objetivos vitales propios con los de la persona a quien se quiere, para lograr algo más grande. Muchas veces, las mismas dificultades fortalecen o destruyen a la pareja, según funcione esta.
3.Liderazgo sin líder único. Es muy difícil compartir un liderazgo de auténtica igualdad, fortaleciéndolo y manteniéndolo eficazmente en equilibrio dinámico, no estático, ante todos los eventos: casi imposible en la organización y en la política. Muy complicado y a veces milagroso, en la relación de pareja y en la vida.
En definitiva, Fernando, con igual mérito y a veces hasta mayor que Isabel, contribuyó a cerrar con la conquista de Granada y el descubrimiento de América un ciclo que se abrió en 711 con la invasión musulmana. Su liderazgo siguió brillando, tanto en pareja como en solitario. A partir de 1492 y tras la muerte de Isabel en 1504, Fernando impulsó la expansión española hacia Oriente, por el Mediterráneo: Nápoles, Sicilia, África y sur de Francia.
Con Isabel y con su propio mérito, Fernando el Católico convirtió a España en la primera potencia mundial, preparándola para el Siglo de Oro y dejando en herencia a los Austrias el portentoso Imperio con el que se encontraron.
José Medina, presidente de Odgers Berndtson Iberia.
Artículo publicado en Executive Excellence nº102, abr13