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El poder de la estética (I)

(Tiempo estimado: 2 - 3 minutos)

¿Qué representa la estética en nuestra sociedad? Posiblemente, lo mismo que en las sociedades antiguas. En la evolución del hombre no existen cambios radicales en los aspectos esenciales de su vida personal, como son la alimentación, la vivienda y la seguridad para cubrir sus necesidades básicas.

Es en su relación con otras personas y con el medio, cuando de inmediato surgen los códigos de comportamiento, de lenguaje, de actitud y, por supuesto, de aspecto físico.

En el plano personal, se dan unos elementos comunes y otros diferenciadores. Todos los miembros del grupo actúan y se visten de forma similar… ¡pero!, existe la necesidad vital de ser uno mismo, y finalmente escoger esos rasgos que nos distinguen. Tanto el hombre como la mujer han hecho gala de mostrar jerarquía o superioridad, o una diferenciación positiva, además de por sus habilidades por su vestimenta y estética.

Es verdad que, en un comienzo, los cosméticos fueron usados aparentemente en ritos religiosos. Sin embargo, ya en el Paleolítico, hace unos 30.000 años, se presume que los colorantes que se conocían en esa época también se utilizaban para adornar cuerpos de hombres y mujeres.

Posteriormente, los pueblos mesopotámicos desarrollaron en sus habitantes un concepto de la estética y la belleza de una exquisitez acorde al alto refinamiento de la escultura y la arquitectura de sus ciudades, entre las cuales Babilonia hace gala de sus pinturas, grabados y murales. En ellos, hombres y mujeres aparecen delgados, de piel clara, de rasgos estilizados y atractivos ojos, que se agrandaban y destacaban con máscaras de antimonio, polvo de oro y elementos que todavía hoy, 6.000 años más tarde, seguimos utilizando. Al igual que usaban aceites, perfumes, jabones y diferentes elementos para cuidarse uñas, dientes, orejas, así como para conseguir depilarse.

Aún así, ¿seguimos creyendo que el interés por la estética de nuestra sociedad es otro elemento más de la modernidad de esta época? Definitivamente, no. 

No hay nada tan antiguo como el valor de la belleza. De hecho, en el Antiguo Testamento hay una gran cantidad de relatos sobre los cuidados estéticos del pueblo judío, con narraciones de la importancia de la cosmética y de los perfumes, así como de su uso por parte de quienes podían permitírselo; entre ellos, la Reina de Saba y otras mujeres de la nobleza, que se sometían a masajes y especiales cuidados con aceites de flores y de mirra, para torcer la mano al paso del tiempo y retrasar el envejecimiento de la piel, cuando todavía no solo no se había inventado el antiaging, sino que ni siquiera existía el inglés para crear esta palabra.

Claramente, la búsqueda de la belleza a través del cuidado personal no es un invento moderno.


 Dr. Héctor Valdés,  especialista en Cirugía Plástica y Reconstructiva - www.doctorvaldes.es

Artículo publicado en Executive Excellence nº110 marzo 2014


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