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El resurgir de México

(Tiempo estimado: 4 - 7 minutos)

En su VI Congreso Internacional de Excelencia, uno de los foros de referencia empresarial, Madrid Excelente convocó a expertos en economía y management, empresarios españoles y extranjeros, y personalidades del ámbito público, para debatir y buscar solución a un reto decisivo del país en 2014: “afianzar las bases para la recuperación económica definitiva de España”. 

Una de las autoridades fue Felipe Calderón, presidente de México entre 2006 y 2012. Abogado y político, miembro del Partido de Acción Nacional, que también presidió, Calderón fue diputado federal, coordinador de grupo parlamentario en la Cámara de Diputados y Secretario de Energía. Actualmente, es Académico de la Universidad de Harvard.

Calderón compartió los principales desafíos y lecciones que México enfrentó a partir de 2009, como reacción a la crisis económica.

Medidas contra cíclicas:

El colapso del sistema financiero de Estados Unidos, principal socio comercial de México, fue devastador para la economía del país. “La caída del consumo estadounidense provocó una bajada de las exportaciones de una magnitud tal que se calculaba que podía suponer hasta un 10% del PIB, aunque al final logramos rebajarlo al 6%”. 

Ante esta situación, el Gobierno de Felipe Calderón tomó una serie de medidas que permitieron a México salir rápidamente de la crisis, consiguiendo un sólido desempeño económico y un aumento en la competitividad. Decisiones que, según el ex mandatario, desde el inicio tuvieron fecha de caducidad: “Supimos, desde el primer momento, que serían medidas transitorias y temporales, y según terminamos con ellas comenzamos a desarrollar las reformas estructurales que considerábamos más le convenían a nuestra economía”. Según relató: “En 2009 tuvimos un fuerte golpe recesivo, pero en lugar de dejar crecer el déficit varios años después, lo cerramos inmediatamente y ajustamos los mercados (ciertamente, teníamos más flexibilidad laboral que España). Eso nos permitió tener una importante expansión económica entre 2010 y 2012”. 

Algunas de las medidas contra cíclicas que entonces se adoptaron fueron: 

1. Expansión del gasto público. Logrando récords históricos de gasto público en infraestructura y vivienda (del total de casas que existen en México, una de cada cinco fue financiada durante el sexenio de Calderón).

2. Programas innovadores para preservar el empleo. Como el Programa de Paros Técnicos y el Programa de Empleo Temporal, que lograron más de un millón de empleos.

3. Impulso a las pymes. Otorgándoles seis veces más créditos que durante la Administración anterior. Antes, el Gobierno contaba con un pequeño presupuesto que concedía directamente a las pequeñas y medianas empresas que se lo solicitaban. Durante la presidencia de Felipe Calderón, ese presupuesto se aumentó y, paradójicamente, las pymes dejaron de recibir dinero. “Con ese fondo, armamos una estructura financiera que les daba a las empresas un colateral con el sistema bancario mexicano. Así, la señora de la zapatería o el señor de la farmacia, que tenían que hipotecar su casa para conseguir crédito, podía ir al banco y nosotros solicitábamos que se les concediese crédito, a cambio de garantizar el 30% o el 40%, o por lo menos el 20% de primeras pérdidas”. Eso multiplicó el crédito a las pymes.

4. Inversión social. Calificada por el presidente como la medida más importante para lograr resultados de largo plazo. El país invirtió fuertemente en salud. Cuando en 2006 Felipe Calderón entró al Gobierno, 60 millones de mexicanos tenían algún seguro médico público; “con el seguro popular, lo llevamos a 106 millones de mexicanos, de los 112 que somos, es decir, prácticamente cobertura universal en salud”. Además, se construyeron 1.200 hospitales o clínicas nuevas, y se reconstruyeron otras 2.000.

Otra inversión destacable fue la realizada en educación. Tal y como expresó Calderón: “Tenemos un problema gravísimo en la calidad de la educación básica, que todavía no hemos resuelto; pero la prioridad fue dar oportunidades de empleo a los muchachos y sacarlos de la tentación del crimen organizado, que reclutaba muy agresivamente. Así emprendimos una estrategia para formarlos en carreras técnicas e ingenierías”. Se crearon 140 nuevas universidades, públicas y totalmente gratuitas, y se remodeló o amplió el campus en 96 más de las ya existentes. Según el presidente, “esto ha permitido que en México se gradúen más 100.000 ingenieros anualmente, una cifra superior a la de países como Alemania, Reino Unido, España o Brasil, que casi duplica nuestra población; incluso tenemos más ingenieros per cápita que Estados Unidos”. 

En términos macroeconómicos, la economía se estabilizó sustancialmente: “Cuando dejé la Presidencia, el déficit público en México era 0,6% del PIB, casi déficit cero. Redujimos al 33% del PIB la deuda pública neta del país, que fue siempre la pesadilla de América Latina”. Esto concedió a México una gran liquidez internacional, hasta el punto de emitir bonos de deuda a 100 años.

Asimismo, se adoptó una política que permitió la acumulación de reservas: “Otro de los problemas tradicionales había sido el desequilibrio de balances de pagos, que llevaba a devaluaciones terribles y a crisis. Actualmente, México podría pagar más de dos veces y media toda su deuda con las reservas que tiene, lo cual nos da una gran estabilidad”.

Aumento de la competitividad

Todas estas medidas aumentaron notablemente la competitividad del país, “porque las empresas globales, contra lo que se intuye, no andan buscando simplemente salarios bajos, sino que, en términos de factor humano, buscan quién les pueda sacar adelante la empresa, quién pueda mantener la línea de producción, etc.”.

Considerando el índice Doing business del Banco Mundial, el país consiguió pasar del puesto 73 al 53 en el mundo, “muy por delante de los BRICS”. De hecho, hoy México forma parte de los llamados MIST (junto con Indonesia, Surcorea y Turquía), economías con un nivel de crecimiento más acelerado y con más estabilidad macroeconómica. 

México se convirtió también en un campeón de manufacturas, exportando más del 60% de todas las de la Región. Además, en 2006 el país ocupaba el noveno puesto como exportador de vehículos a nivel internacional. Seis años después, consiguió avanzar hasta el cuarto y, según Felipe Calderón, “alcanzará a Corea si sigue invirtiendo en infraestructura, en ingenieros y en apertura comercial. Apostamos muy decididamente por el mercado internacional, aprovechando nuestra privilegiada posición geográfica. Desde entonces, tenemos en vigor tratados de libre comercio con más de cuarenta países del mundo que nos dan acceso a más de mil millones de consumidores sin ningún tipo de arancel”.

Durante los tres últimos años del Gobierno de Felipe Calderón, se generaron casi dos millones de empleos en el mercado formal (frente a los 440.000 perdidos durante la crisis) y la tasa de desempleo se situó alrededor del 5%. La favorable situación motivó que los principales medios de comunicación económicos de todo el mundo hablasen del resurgir de México. En conclusión, “al igual que España, tuvimos una época muy difícil, sí usamos medidas contra cíclicas, pero muy brevemente y a toda intensidad. Cerramos el déficit cuando tuvimos oportunidad de hacerlo, y realizamos una estrategia de reformas estructurales y de cambios administrativos que nos dieron competitividad y que ahora permiten a México ver el panorama con mucho mayor optimismo”. 

En este sentido, Calderón finalizó su ponencia con un mensaje de optimismo para España: “Dentro de la gravedad de su situación, de lo profundo que llegó a ser su déficit y de lo difícil de ciertos marcos regulatorios, están haciendo lo correcto y este 2014 será el año de la recuperación y de la vuelta al crecimiento”.


Felipe Calderón, ex presidente de México.

Artículo publicado en Executive Excellence nº111 abril 2014


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