Skip to main content

Estrategias para invertir en periodos de volatilidad

(Tiempo estimado: 3 - 6 minutos)

Cada cierto tiempo se producen fases de volatilidad en las bolsas a medida que los inversores van reaccionando ante los cambios en las coyunturas económicas, políticas y empresariales. Si un inversor está preparado para los periodos de volatilidad habrá más posibilidades de que reaccione racionalmente. Se trata de aceptar la volatilidad como un elemento más de las inversiones y seguir centrado en los objetivos a largo plazo, que es la forma de obtener las mayores rentabilidades por el riesgo adicional que se asume al invertir en Bolsa.

Ello es debido a que en el largo plazo los precios de las acciones se mueven en función de los beneficios que obtienen las compañías. Sin embargo, en épocas de volatilidad e incertidumbre, las cotizaciones reaccionan de forma exagerada, lo que en cualquier caso puede generar interesantes oportunidades de inversión ya que en un mercado alcista como el de los últimos años son lógicas las correcciones, y estas a menudo se convierten en un buen momento para invertir en acciones, pues las valoraciones se vuelven más atractivas y permiten obtener rentabilidades superiores a la media cuando el mercado rebota. A pesar de los altibajos que sufren las bolsas, conviene recordar que el inversor que mantiene sus inversiones en el largo plazo se beneficia de la tendencia alcista de los mercados de valores. La inercia puede ser una fuerza positiva cuando ya se ha tomado la decisión de invertir, ya que si se intenta entrar y salir en el mercado se corre el riesgo de perderse los mejores días del mercado, lo cual puede tener un impacto negativo significativo en la rentabilidad final de la inversión.

Una de las mejores fórmulas para luchar contra la volatilidad es diversificar las inversiones. Durante los periodos de altibajos, el liderazgo del mercado puede pasar rápidamente de un determinado sector o segmento a otro. Si se reparte el riesgo invirtiendo en diferentes áreas, se reduce la probabilidad de concentrar las pérdidas. Combinar en una cartera activos ‘de riesgo’ como las acciones, los inmuebles y los bonos corporativos, con activos ‘defensivos’ como la deuda pública, los bonos corporativos de alta calidad crediticia y activos monetarios, ayuda a conseguir rentabilidades más homogéneas a lo largo del tiempo. Un fondo multiactivos de gestión ascendente y activa es una buena alternativa, ya que ofrece a los inversores una cartera ya diversificada y que se adapta en función de los cambios en los mercados. 

Otra recomendación clave para el inversor en épocas de volatilidad es que no debe dejarse arrastrar por el tono general del mercado. Las modas de las distintas temáticas de inversión vienen y van. El boom de la tecnología de finales de los años noventa dio paso a su hundimiento en 2000. Lo mismo ocurre con los mercados emergentes, que mejoran o empeoran al ritmo del ciclo de las materias primas y de la marcha de la economía china. En esos momentos el inversor debe volverse más selectivo, ya que sigue habiendo una gran cantidad de oportunidades individuales. En el caso de los mercados emergentes, por ejemplo, las empresas innovadoras aprovecharán los catalizadores a largo plazo, como el crecimiento de la población y el crecimiento de la demanda de atención sanitaria, tecnología y bienes y servicios de consumo dentro de las clases medias. 

Invertir en valores de calidad que pagan dividendos para conseguir rentas periódicas también puede ser una alternativa en épocas de oscilaciones en las bolsas cuando los tipos están bajos y existen pocas posibilidades de obtener rentas, como ocurre en la actualidad. Estas compañías -que suelen ser marcas líderes mundiales- operan en numerosas regiones, lo que permite diversificar por áreas geográficas y ofrecer rentabilidades atractivas a lo largo del ciclo. Además, los pagos de dividendos periódicos también brindan una mayor estabilidad a las cotizaciones y los valores que los reparten pueden compensar los efectos erosivos de la inflación. De ahí que, además de utilizar la retribución al accionista como fuente de rentas periódicas, otra opción sea la reinversión de los dividendos, que mejoran la rentabilidad total gracias a la capitalización de los intereses. En esta misma línea también es posible sacar partido de la volatilidad si se realizan aportaciones periódicas en un fondo de inversión, con independencia del horizonte temporal del inversor. Es lo que se conoce como ‘coste medio ponderado’ y sirve para reducir el coste medio de las suscripciones. Es precisamente en los mercados a la baja cuando se pueden conseguir los mejores precios y beneficiarse de los rebotes.

La inversión activa también es una estrategia exitosa en los momentos en los que la volatilidad hace que las bolsas se muevan lateralmente, ya que en estos momentos de perturbaciones de los mercados se generan oportunidades para los expertos en selección de valores por fundamentales. Analizar las empresas con un enfoque ascendente permite una posición excelente para realizar inversiones. Además, conviene no olvidar que los valores que no se tienen en la cartera de un fondo pueden ser tan importantes como los que se poseen. El valor añadido derivado de evitar algunos de los peores valores del mercado se acumula a lo largo de los ciclos y con el paso del tiempo, lo que hace que las estrategias activas basadas en el análisis sean especialmente atractivas para los inversores a largo plazo.

Siguiendo todos estos consejos el inversor podrá evitar los comportamientos irracionales típicos de estos periodos de turbulencias. Los experimentos realizados en el ámbito de las finanzas conductuales han demostrado que, cuando los inversores se enfrentan a la complejidad y la incertidumbre, recurren a reglas generales o atajos para la toma de decisiones. Las investigaciones sugieren que nuestro cerebro tiene dos sistemas cognitivos para tomar decisiones. En estos momentos de tensión solemos recurrir al sistema automático y a menudo inconsciente que responde al entorno lo más rápidamente posible, especialmente en momentos de peligro, en lugar de hacerlo con la parte del cerebro que se activa para resolver problemas que requieren cálculos y reflexión. Esto hace que el inversor compre cuando los precios están altos y venda cuando están baratos solo por seguir a la manada. Es lo que se conoce como ‘perseguir al mercado’. La necesidad imperiosa de hacer lo que hacen los demás es un sesgo especialmente fuerte en el comportamiento humano y ha contribuido al desarrollo social, pero es una estrategia de inversión nefasta. Además, el inversor rechaza las pérdidas, ya que el dolor que siente por una pérdida suele ser el doble a la alegría de una ganancia. Por tanto, mantener la calma, tomar posiciones a largo plazo y aprovechar las oportunidades que surjan en los mercados es la mejor estrategia que puede llevar a cabo el inversor en fases de volatilidad.


 

Eugene Philalithis, gestor en Fidelity Worldwide Investment del fondo FF Global Multi Asset Income.

Artículo publicado en Executive Excellence nº123 septiembre 2015.

 


Últimos artículos

Herminia Ibarra
Personajes con talento
21 de Noviembre de 2024