Fundaciones y asociaciones como alternativa de segunda carrera
Alfonso Jiménez, partner de la práctica de Board Services de Exec Avenue
Probablemente a lo largo de su trayectoria, el directivo haya tenido contacto con el mundo de las Fundaciones y las Asociaciones. En el momento de abordar la segunda carrera directiva, este ámbito supone una magnífica alternativa en su portfolio de actividades.
Veamos primero la definición y características de cada una de estas organizaciones, para ahondar después en el modo en que el directivo puede vincularse con ellas –poniendo a disposición los activos (conocimientos, experiencias, marca personal y red de relaciones) acumulados en su etapa ejecutiva–, y qué retornos le proporciona esta relación.
Fundaciones motivadas por el interés general
Una fundación es una organización cuyo fin es de naturaleza altruista y que no tiene ánimo de lucro, sino que tiene un interés general. Normalmente trata de llegar allá donde no alcanzan las administraciones y ese interés general se constituye como su propósito.
Las fundaciones se ponen en marcha mediante uno o varios “patronos” que aportan un patrimonio fundacional, siendo su cuidado una de las actividades a desarrollar. Además de los patronos, pueden recibir ingresos de “donantes” o incluso ayudas públicas, pero la idea es que todos los recursos están orientados a desarrollar una actividad no lucrativa y de “interés general”.
En nuestro país, hay registradas unas 13.000 fundaciones, aunque habría que distinguir las que están “activas” y que son, aproximadamente, unas 9.000. Según datos del estudio que realiza la Asociación Española de Fundaciones[1], generan unos 100.000 empleos directos y movilizan indirectamente a otras 100.000 personas entre empleos indirectos, los propios patronos y los voluntarios que colaboran con ellas.
Las fundaciones son la versión moderna de otras instituciones que tradicionalmente han canalizado las actividades caritativas y de beneficencia y han sido reguladas como tales, dotándolas de una personalidad jurídica propia, en las sociedades más desarrolladas, formando una pieza clave de la sociedad civil[2]. El hecho de tener un propósito de interés general y no tener un interés de lucro, no les impide llevar a cabo actos de comercio como facturar determinados servicios, contratar empleados o pagar a proveedores.
El ecosistema español de fundaciones es muy amplio y cuando nos acercamos a él es preciso estructurarlo para no perdernos. Así podríamos clasificar las Fundaciones en función de origen (público o privado), en función de su propósito y en función de su tamaño e impacto.El hecho de tener un propósito de interés general y no tener un interés de lucro, no les impide llevar a cabo actos de comercio como facturar determinados servicios, contratar empleados o pagar a proveedores
En el caso español, las fundaciones están adscritas a distintas administraciones según su sede social y su propósito. De esta manera, hay fundaciones vinculadas con comunidades autónomas o con organismos estatales como diversos ministerios. Esto genera una dificultad de identificación por la diversidad de registros.
Al igual que ocurre con las empresas, predominan las fundaciones pequeñas y con pocos recursos.
Los fundadores de esta organización pueden ser personas jurídicas (administraciones, asociaciones, sociedades mercantiles o incluso otras fundaciones) o personas físicas, y en sus órganos de gobierno (patronato) pueden convivir ambos tipos.
La característica principal de una fundación es que deben tener un propósito de “interés general”. Su propósito y, por consiguiente, sus áreas de actividad, sus proyectos, están relacionados con las siguientes temáticas por orden de importancia:
- Cultura.
- Investigación.
- Servicios Sociales.
- Educación.
- Salud.
- Empleo y formación.
- Desarrollo socio-económico y comunitario.
- Medio Ambiente.
- Desarrollo y cooperación internacional.
Como hay muchas pequeñas fundaciones con recursos limitados, su ámbito de actuación suele ser más local y hay pocas con foco internacional.
Las fundaciones tienen su sentido porque ayudan a una parte de la población que se convierte en “beneficiarios” de sus actividades, bien como usuarios de unos servicios o bien como receptores de unos recursos. Por otra parte, a veces las fundaciones tienen un fin más relacionado con la gestión de iniciativas de impacto, otras con la canalización de recursos y otras la “sensibilización” sobre una temática determinada.
Formas de vincularse
En su segunda carrera, los directivos pueden considerar su participación en las fundaciones a tres niveles: como patronos, como directivos de aquellas, o como “voluntarios”.
Ser patrono de una fundación significa estar en el máximo órgano de gobierno de la misma, asumiendo todas las responsabilidades de sus actuaciones y asegurando que el equipo de gestión cumple con el propósito y se ajusta a las restricciones presupuestarias de su balance. Igualmente, el patronato tiene la función de seleccionar el equipo directivo de la fundación, aprobar los presupuestos y firmar sus cuentas. Su misión es muy similar a las del órgano de gobierno de una sociedad mercantil.
Para cumplir esta misión, el directivo debería formarse en gobierno corporativo de fundaciones y ser muy consciente de sus funciones y responsabilidades y, por supuesto, estar totalmente comprometido con el “propósito”.Ser patrono de una fundación significa estar en el máximo órgano de gobierno de la misma, asumiendo todas las responsabilidades de sus actuaciones y asegurando que el equipo de gestión cumple con el propósito y se ajusta a las restricciones presupuestarias de su balance
Otra vía de vinculación con una fundación es la de formar parte de su equipo directivo. Esta es una alternativa bastante frecuente, especialmente en fundaciones que tienen ya una dimensión importante y que requieren una gestión profesional de la organización. En estos casos, la incorporación de un directivo que ha desarrollado su carrera en organizaciones posiblemente mucho más complejas resulta de gran utilidad.
También es frecuente en fundaciones vinculadas a sociedades mercantiles y en cuyo patronato está la sociedad en sus órganos fundacionales y de gobierno. En estos supuestos, casi siempre, la dirección ejecutiva de la fundación recae en un directivo de la sociedad en su “segunda carrera”, siendo por lo general una prolongación del vínculo que le une con la sociedad.La incorporación de un directivo que ha desarrollado su carrera en organizaciones posiblemente mucho más complejas resulta de gran utilidad
Una tercera vía de colaboración es participar como “voluntario de a pie”. Las Fundaciones suelen tener un grupo más o menos numeroso de voluntarios que prestan su tiempo y sus conocimientos a la causa de la fundación a través de alguno de sus programas de actuación. Como veíamos, en España hay unos 100.000 voluntarios que prestan su actividad a través de Fundaciones, algunos habrán sido, o incluso son en la actualidad, directivos. Sin embargo, los voluntarios no tienen una contraprestación económica por su actividad, por lo que podríamos englobar esta alternativa como “actividades no lucrativas” que no generan una renta, por lo que podríamos decir que no forma parte de las actividades profesionales de la “segunda carrera”. Esto no significa que no deban ser consideradas, sino todo lo contrario, los programas de voluntariado tienen valor bidireccional. El voluntario ayuda a las personas “beneficiarias” de la actividad, pero recibe la satisfacción de ayudar y le mantiene activo, dos retornos de gran valor en esta etapa de la vida.
De hecho, el voluntariado a través de los programas de las fundaciones son una actividad muy atractiva en este momento en el que se tiene tiempo y no se requiere una compensación económica.
Asociaciones para un fin particular
Otra actividad con muchas similitudes es el mundo “asociativo”. Las asociaciones son entidades con personalidad jurídica propia que se fundan a partir de tres o más personas jurídicas o físicas y que se vinculan para poner algo en común (actividades, conocimientos, posicionamiento en el mercado) y que, a diferencia de las fundaciones, su fin no tiene por qué ser general, siendo en la mayor parte de los casos, un fin de naturaleza particular en beneficio de sus “socios”.Su fin no tiene por qué ser general, siendo en la mayor parte de los casos, un fin de naturaleza particular en beneficio de sus “socios”
Las asociaciones se desarrollan gracias a las cuotas de sus socios, así como por la facturación de servicios a terceros, como patrocinadores o directamente beneficiarios de los servicios y actividades como, por ejemplo, la organización de cursos o seminarios para sus socios y el mercado en general.
Podríamos decir que hay asociaciones de personas y asociaciones que fundan instituciones (empresas, fundaciones…).
Como toda entidad jurídica tienen unas normas que se plasman en unos estatutos, así como unos órganos de gobierno (Asambleas, Juntas Directivas, etc.). Las asociaciones en España se regularon tras la Constitución del 78 y actualmente están regidas por una Ley específica del año 2002. Todas las asociaciones están registradas por la administración pública que vela por sus buenas prácticas de funcionamiento. Hay algunos tipos de asociaciones que tienen un régimen especial, como son los Colegios Profesionales o las Cámaras de Comercio, pero a efectos del tema que nos ocupa, la segunda carrera del directivo, podrían ser asimiladas al resto.
Al igual que las fundaciones, las asociaciones pueden hacer operaciones de comercio como comprar o vender, contratar empleados, adquirir inmuebles o constituir sociedades dependientes de ellas, siempre dentro de su objetivo social.
Los fines que persiguen las asociaciones son muy dispares, pero podríamos decir que responden a los intereses particulares de sus fundadores y sus socios. En los registros públicos de las asociaciones, se suelen agrupar en función de sus fines en categorías como las siguientes:
- Ideológicas, culturales, educativas y de comunicación.
- Mujer, igualdad y no discriminación.
- Infancia, jóvenes, personas mayores, familia y bienestar.
- Medio ambiente y salud.
- Discapacidad y dependencia.
- Víctimas, afectados y perjudicados.
- Solidaridad.
- Económicas, tecnológicas, de profesionales y de intereses.
- Deportivas y recreativas.
- Otras.
Como vemos, se puede constituir una asociación prácticamente para cualquier cosa en la que se persiga un fin particular.
A veces se crean superestructuras en las que se integran diversas asociaciones para perseguir un fin superior, en cuyo caso se suelen denominar “confederaciones”.
Cómo colaborar
Durante su carrera ejecutiva, los directivos habrán formado parte de asociaciones profesionales a título personal o en representación de la sociedad que dirigían –es el caso de las asociaciones patronales– y siempre habrán mantenido vínculos con otros directivos con los que han compartido intereses comunes. Sin embargo, normalmente las asociaciones del entorno empresarial suelen ofrecer muchas alternativas de formación, networking, grupos de trabajo, a los que el directivo habrá sido invitado, pero su participación, en general, habrá sido muy limitada, porque su dedicación ha estado focalizada a lograr los objetivos de su negocio.
Las asociaciones del entorno empresarial suelen ofrecer muchas alternativas de formación, networking, grupos de trabajo, a los que el directivo habrá sido invitado, pero su participación, en general, habrá sido muy limitadaSin embargo, en la segunda carrera, los activos del directivo (conocimientos, experiencia, marca personal y contactos) son muy aprovechables en las asociaciones, especialmente en las de naturaleza empresarial, y suponen una clara oportunidad profesional.
De hecho, tendrá que manejar un presupuesto, dirigir un equipo, realizar un plan de actuación y presentarlo a la Junta Directiva para su conformidad. También tendrá que elaborar unos estados financieros, siendo su principal diferencia respecto a la actividad directiva en una sociedad mercantil que no se persigue un beneficio, ya que no hay que repartir dividendos al capital. Es más, si hubiera superávit en sus cuentas, este se quedará en el balance de la asociación.
El directivo que se vincula con una asociación puede asumir funciones de gobierno y representación no retribuidas a partir de procesos electorales, o puede asumir funciones ejecutivas, en cuyo caso sí tienen una contraprestación económica por su dedicación al proyecto. No obstante, el nivel retributivo, si fuera este el caso, será inferior al que tenía en su carrera ejecutiva anterior. También el nivel de dedicación y estrés no será comparable, por ser entidades en las que los presupuestos son menores en la mayoría de los casos, en comparación con los que habrá manejado en el pasado.Aunque estamos ante organizaciones con menos presupuestos y menos recursos que la mayor parte de los proyectos empresariales, pueden tener “complejidades políticas” con las que el directivo habrá de lidiar
No obstante, aunque estamos ante organizaciones con menos presupuestos y menos recursos que la mayor parte de los proyectos empresariales, pueden tener “complejidades políticas” con las que el directivo habrá de lidiar para satisfacer las vanidades de los diferentes socios que la componen. Por tanto, tener inteligencia emocional o mano izquierda será muy importante en estos entornos.
Ámbitos enriquecedores
En general, tanto en las fundaciones como en las asociaciones, los aspectos relacionados con la Comunicación y las Relaciones Institucionales cobran especial protagonismo en la descripción del puesto de sus directivos, por lo que la experiencia previa en estas funciones es muy relevante.
En definitiva, ambas organizaciones son alternativas muy interesantes para considerar en la segunda carrera del directivo. Normalmente son entornos más amables y sencillos que las complejidades de muchos proyectos empresariales; siendo la mayor satisfacción el estar contribuyendo a un fin general, en el caso de las fundaciones, o un fin particular, en el de las asociaciones. Incluso algunos directivos hablan del “efecto magnético” que genera trabajar para un propósito general o a favor de un determinado colectivo o causa.Algunos directivos hablan del “efecto magnético” que genera trabajar para un propósito general o a favor de un determinado colectivo o causa
Uno de los beneficios que el directivo obtiene en estas posiciones es que son espacios de relación profesional y personal a través de múltiples canales (grupos de trabajo, comisiones, seminarios, etc.), lo que le proporcionará el enriquecimiento de su red de contactos que, en muchas ocasiones, serán de gran calidad.
En conclusión, una magnífica alternativa en el porfolio de actividades de segunda carrera.
[1] La Asociación Española de Fundaciones agrupa a una parte de las fundaciones de nuestro país y elabora, a través del Instituto de Análisis Estratégico de Fundaciones, el informe: “El sector fundacional español: datos básicos”, que describe la evolución de estas organizaciones en España.
[2] La primera Ley de Fundaciones en España es de 1994.
Alfonso Jiménez, socio de la práctica de Board Services de Exec Avenue, miembro del Consejo Asesor de Atrevia, vocal de la Junta Directiva Nacional de la Asociación Española de Directivos (AED) y presidente del Consejo Asesor de la Asociación Española de Directores de Recursos Humanos (AEDRH).
Artículo publicado en octubre de 2023.
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