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Oleoductos, buenos por naturaleza

(Tiempo estimado: 4 - 7 minutos)

SOSTENIBILIDAD

Los oleoductos del Grupo CLH están integrados en el ambiente y no afectan a la flora y a la fauna de sus alrededores. Así lo destaca un informe realizado en el Parque Regional del Sureste por la asociación para el estudio y defensa de la naturaleza GREFA. Además, para reforzar la sostenibilidad de sus act ividades, la compañía cuenta con un exigente plan de mantenimiento que incluye medidas concretas para garantizar el perfecto funcionamiento de sus infraestructuras de transporte.

El oleoducto es la columna vertebral de la actividad del Grupo CLH. Los más de 4.000 kilómetros de tuberías subterráneas que atraviesan la Península constituyen el mejor medio de transporte para llevar productos derivados del petróleo de un punto a otro del país. Y todo ello de forma rápida, segura y respetuosa con el medio ambiente.

La utilización de la red de oleoductos de la compañía optimiza la logística de los hidrocarburos y reduce su impacto ambiental. Su uso permitió a CLH evitar más de 356.000 toneladas de emisiones de CO2 y eliminar más de 260 millones de kilómetros de rutas de transporte por camión en las carreteras en 2012.

Para certificar la sostenibilidad de estas conducciones, CLH encargó un informe a la asociación para el estudio y defensa de la naturaleza GREFA (Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat). Este estudio destaca que los oleoductos de la compañía se encuentran “integrados en el ambiente” y no afectan a la flora y fauna de su entorno.

El secretario general de GREFA, Fernando Garcés, explica que “el proyecto se llevó a cabo en el Parque Regional del Sureste (Madrid), una zona de alto valor ecológico situada en torno a los ríos Jarama y Manzanares, por la que transcurre un tramo de tubería de 30 kilómetros”. El objetivo del estudio fue examinar la diversidad de plantas y animales existentes en los alrededores del oleoducto, así como los posibles impactos derivados de su presencia y la posibilidad de emprender actuaciones de mejora.

El equipo de GREFA, acompañado por un equipo de profesionales de CLH, examinó un total de 10 kilómetros divididos en tres tramos, que fueron seleccionados expresamente con el objetivo de incluir la mayor variedad de hábitats posible.

El método de análisis empleado consistió en la realización de diferentes recorridos lineales por el trazado principal del oleoducto y sus proximidades. “A lo largo de los trayectos, el equipo de GREFA anotó los animales avistados u oídos así como la localización de rastros que indicasen la presencia de otras especies, con la finalidad de determinar con exactitud la fauna que se encontraba en el área de influencia de esta conducción”, señala Garcés.

En los diferentes recorridos se encontraron un total de 53 especies, de las que 49 eran aves y 4 mamíferos. Asimismo, se anotaron las posibles afecciones e incidencias, tanto positivas como negativas, derivadas de la existencia del oleoducto.

Tras los trabajos de exploración del terreno, el informe concluye que “el oleoducto, cuyo trazado se estableció hace más de diez años, se encuentra integrado en el ambiente y no se han localizado incidencias derivadas de su presencia que puedan afectar al hábitat en sí mismo o a la fauna presente en la zona”.

Zonas de especial protección

Este informe sobre el impacto de los oleoductos se ha realizado dentro del acuerdo que el Grupo CLH alcanzó el año pasado para que GREFA verificara el Plan de Identificación de Áreas de Alta Consecuencia, incluido en el Plan de Integridad de Oleoductos de la compañía, un programa específico de vigilancia periódica y exhaustiva de estas conducciones.

Dentro de esta colaboración, la ONG ha destacado el “trabajo riguroso” que ha realizado CLH para catalogar las zonas de especial protección por las que transcurren los oleoductos.

Esta labor de identificación es muy relevante para la compañía, ya que hace posible localizar áreas especialmente sensibles próximas a sus líneas, como pueden ser los Espacios Naturales Protegidos; los cauces o embalsamientos de agua; determinadas infraestructuras, como autopistas, autovías o vías de tren; así como zonas altamente pobladas o recintos con acumulación de personas, como escuelas o estadios deportivos.

Para realizar este estudio, la compañía utilizó un software específico de análisis geográfico, que le permitió definir de forma precisa las zonas concretas por las que pasan los oleoductos y delimitar las áreas que merecen una especial protección. En todas ellas, CLH ha establecido un margen de seguridad de 200 metros a cada lado del trazado del oleoducto, de acuerdo con la normativa internacional más exigente.

Todo estos datos se gestionan mediante sistemas de información geográfica de última generación, que permiten interpretar cómo interactúa el oleoducto en las zonas identificadas, con la finalidad de incrementar su seguridad y sostenibilidad, así como de implantar nuevas medidas que permitan reforzar su integración en el entorno.

Este esfuerzo por definir las zonas de especial protección se engloba dentro del programa de protección de la biodiversidad, previsto en el Plan Director de Responsabilidad Social Corporativa 2012-2016 de la compañía.

Plan de Integridad de Oleoductos

Además de la localización de las zonas de especial protección, el Plan de Integridad de Oleoductos del Grupo CLH contempla diversas acciones que  garantizan el perfecto funcionamiento de todas las líneas.

Una de ellas es la utilización de aditivos que protegen las paredes internas de las tuberías. Además, periódicamente se realizan ciclos de limpieza con equipos que circulan dentro de los oleoductos, eliminando los depósitos o restos que encuentran a su paso.Las tuberías también se inspeccionan regularmente mediante unos dispositivos electrónicos que se introducen en el interior de la canalización y permiten conocer casi al milímetro la situación de los oleoductos, ya que cuentan con numerosos sensores que registran información sobre el estado de las conducciones. Los datos recogidos se utilizan para planificar los trabajos de mantenimiento con el fin de garantizar la integridad de la infraestructura.

Para proteger las tuberías, la compañía comprueba permanentemente diferentes parámetros, como el estado del revestimiento o el mantenimiento de la protección catódica. Para ello, cuenta con un conjunto de instrumentos y programas que detectan cualquier anomalía que pudiera producirse.

Además, CLH realiza habitualmente inspecciones visuales del trazado de las líneas, tanto a pie, como en coche o en helicóptero. En estos recorridos, se toman fotos y se realizan vídeos para verificar que no se han producido incidencias.

La compañía también mantiene una relación fluida con las autoridades locales y los propietarios de los terrenos por donde discurren los oleoductos, para ofrecerles una visión clara de las características de estas infraestructuras y contar con su colaboración.

Para facilitar esta labor, CLH ha editado folletos explicativos en los que se incluyen las precauciones que deben adoptarse en las proximidades de los oleoductos, sobre todo en caso de realizar acciones externas o trabajos en sus inmediaciones, facilitando un teléfono de contacto por si fuera necesaria su intervención.

La compañía también cuenta con planes de actuación inmediata para la red de oleoductos, de acuerdo a las mejores recomendaciones y directrices de seguridad internacionales. Un aspecto fundamental recogido en estos planes es la realización periódica de prácticas de seguridad, que contribuyen a la formación y entrenamiento de las personas de la compañía, así como a mejorar la coordinación con otros grupos de intervención.


Grupo CLH

Artículo publicado en Executive Excellence nº100 feb13

 


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