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La excelencia como hábito

(Tiempo estimado: 2 - 4 minutos)

Para las personas y las organizaciones, eficacia y eficiencia ya no son ni serán por más tiempo una opción, porque se han convertido en un requisito indispensable para sobrevivir, para ir tirando.

Ahora bien, ser alguien, progresar e incluso liderar en la presente y futura economía del conocimiento e innovación, requiere ir más allá de la eficacia y eficiencia, precisa perseguir la excelencia, lo que incluye, además de responder a expectativas de todos los grupos de interés, pasión por lo que hacemos y contribuir significativamente a los resultados.

Acceder a ese nivel, más alto, de talento y motivación requeridos, demanda un gran cambio de forma de pensar y actuar, un excellence touch en todos nuestros hábitos. Representa un gran reto que pasa por encontrar nuestro propio nuevo estilo e inspirar a los demás a encontrar el suyo.

Cuando uno está dispuesto a aparcar sus propios intereses el tiempo suficiente como para comprender los de otras personas, está en la mejor disposición para colaborar a encontrar soluciones nuevas y creativas a los problemas u oportunidades.

Incrementar la propia influencia sobre los demás, exige desarrollar tres características propias: la confianza que los demás tienen en tu integridad y competencia; el conocimiento que posees de los sentimientos y opiniones de los demás; el poder de persuasión de tu pensamiento y la manera de exponerlo.

La gente con excellence touch en las organizaciones que más destacan normalmente es humilde, abierta, pedagógica, respetuosa, solidaria… Se ganan su autoridad moral a través de servicio, humildad y contribución, porque la excelencia concierne no solo al tradicional resultado económico, sino también a la calidad de las relaciones de la organización con todos sus grupos de interés, las cuales anticipan los resultados del futuro.

Un líder con hábito de excelencia para todo lo que hace, posee habilidad y demuestra actitud de búsqueda constante del potencial del resto de la gente. Esta clase de liderazgo transmite tan claramente la magnitud del valor real, como personas y profesionales, a la gente con la que colaboramos, que les conduce a verlo y creérselo por ellos mismos. Ejercer liderazgo con excellence touch significa, al fin y al cabo, habilitar a las personas para que estas sean conscientes de su valor innato individual y de su verdadero potencial de crecimiento.

La autoridad moral incrementa exponencialmente la eficacia de la autoridad formal. Las personas son, somos, extremadamente sensibles a la forma en que los líderes practicamos la paciencia, amabilidad, empatía y persuasión. Tales características activan tu perfil de líder con excellence touch y crean en los demás una identificación emocional contigo y con tus principios.

Peter Drucker una vez escribió, “gran parte de lo que llamamos management consiste en ponerle el trabajo difícil a la gente”. A menudo, y me incluyo a veces en el paquete, los que de una u otra forma ejercemos el papel de líderes y cada día somos más, cometemos el error de olvidarnos de cuatro factores básicos que, practicados consistentemente, mejoran enormemente la probabilidad de alcanzar objetivos ambiciosos. Estoy refiriéndome: a) Centrarse en lo que es crucial. A más objetivos menos probabilidad de alcanzarlos; b) Crear un convincente cuadro de mando. Con cada prioridad no deben faltar el resultado actual, el resultado objetivo así como el de referencia externa o benchmark, y el plazo límite; c) Traducir objetivos en acciones o tareas específicas, semanales, mensuales, etc. y d) Hacer que todos deban rendir cuentas a todos en el equipo, durante todo el tiempo.

A medida que uno practica este rol de líder con excellence touch e inspira a los demás a practicarlo, crecen el poder de influencia y las posibilidades de abordar los retos más complejos, crece la propia credibilidad. Aunque la comunicación sea clara y precisa, la gente tiende a buscar los tres pies al gato, el propósito oculto, el significado paralelo. Sin embargo, cuando la confianza, la credibilidad, son elevadas, la comunicación es fácil e instantánea, los errores raramente importan y normalmente se perdonan y olvidan.

No hay tecnología diseñada para lograr todo eso, my friend, sino únicamente tu habilidad para incorporar la excelencia como hábito o practicar continuamente el rol de líder con excellence touch. 


LIDERAZGO

Juan Liquete, secretario general del Club Excelencia en Gestión

Publicado en Executive Excellence nº98 dic12.


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