La actividad docente en la segunda carrera
Alfonso Jiménez, partner de la práctica de Board Services de Exec Avenue
Aunque poco elegida, la docencia suele ser una opción muy satisfactoria en “la segunda carrera del directivo”. La transmisión a las futuras generaciones de dos valiosos activos, como son los conocimientos y las experiencias que ha ido adquiriendo durante toda su vida profesional, resulta ser una alternativa muy interesante cuando el directivo finaliza su función ejecutiva, especialmente si existe una base vocacional por su parte.
Aprendizaje puesto en valor
El directivo ha ido acumulando conocimientos desde su etapa formativa en la universidad, su paso por las escuelas de negocio, las universidades corporativas por las que ha recalado en su participación en diferentes proyectos empresariales y los cursos que ha recibido de entidades certificadoras, consultoras, etc. Estamos hablando de muchos años de acumulación de conocimientos, desde pongamos los 18 años –sin entrar en etapas educativas anteriores–, hasta los 55 o la edad en que cada directivo finalice su carrera ejecutiva. Desde luego, un caudal de conocimientos que además ha tenido que ir actualizando.
Por otra parte, están las experiencias que también ha ido atesorando como consecuencia de su participación en diversos proyectos. Actualmente están saliendo del mercado ejecutivo los directivos del baby boom español, nacidos en los años 50 y 60, que han rotado poco entre proyectos. De hecho, hoy todavía podemos encontrar directivos que han hecho toda su carrera en una única empresa, desde “becario” o primer empleo hasta, en algunas ocasiones, haber alcanzado la posición de CEO. Esto seguramente será diferente en futuras generaciones de directivos que, al menos en sus primeros proyectos, habrán rotado mucho.La docencia es una actividad de impacto a medio y largo plazo
En cualquier caso, todo ello les ha servido para ir acumulando experiencias. Cada directivo habrá tenido las suyas propias. Unos habrán vivido procesos de gran crecimiento, otros habrán vivido reestructuraciones para salvar la compañía, otros habrán comprado sociedades y sabrán lo que es una adquisición como comprador, otros habrán sido comprados y sabrán también cómo es una adquisición como comprado, otros habrán hecho carreras internacionales, otros sabrán cómo es trabajar en una mediana empresa, mientras que para otros su experiencia será la de una gran corporación. Cada directivo tiene unas experiencias que son tremendamente valiosas por un hecho y es que, al ser las empresas sociedades de personas, estas suelen comportarse de la misma manera en determinadas circunstancias, por lo que es frecuente que se repitan los errores, las dinámicas y que el directivo sepa, desde su experiencia, lo que funciona y lo que no.
En conclusión, un directivo que finaliza su carrera ejecutiva tiene en su cerebro un cúmulo de conocimientos y experiencias que puede poner en valor en su “segunda carrera”. Una de las vías para transmitirlo es la de convertirse en docente.
Un acto de generosidad
La docencia, palabra de origen latino que hace referencia a “enseñar”, es un acto de generosidad y ayuda en el que alguien que posee un conocimiento o experiencia (el docente) se lo transmite a otra persona que desea “aprenderlo”.
La docencia es una actividad de impacto a medio y largo plazo. Impacto sobre personas concretas (los alumnos) y sobre la sociedad en función de cómo aquellos alumnos actúen en el futuro en todos los ámbitos de la vida.
El docente es el profesional de la enseñanza y engloba desde los maestros de primaria hasta los profesores de idiomas.
En este punto, hay personas que tienen mayor o menor vocación docente, es decir, que les gusta más enseñar a otros, que otras personas. Es por ello, que algunos profesionales y directivos que han sido docentes durante parte de su carrera ejecutiva seguramente lo habrán sido con muchas dificultades de agenda, habrán tenido que dar explicaciones en sus empresas y, desde luego, no lo habrán hecho por razones económicas, ya que la docencia en nuestro país, incluso en los niveles más altos del sistema, está muy poco reconocida y valorada. Esos directivos que compaginaron vida ejecutiva y actividad docente tendrán muchas más facilidades para incorporar en su paleta de actividades la docencia que aquellos otros que no la han simultaneado durante su carrera profesional y ejecutiva.Los directivos que compaginaron vida ejecutiva y actividad docente tendrán muchas más facilidades para incorporar en su paleta de actividades la docenciaEl docente tiene diversas denominaciones dependiendo del contexto: profesor, maestro, formador, instructor, pero todas ellas hacen referencia al hecho de enseñar, es decir, a facilitar el aprendizaje de conocimientos y experiencias a otros.
Vivimos en un continente y en un país que dedica muchos recursos a la educación, siendo incluso un derecho constitucional[1]; de hecho, es una de las grandes partidas públicas del Estado, además de los recursos privados que se dedican a ello, y de los presupuestos corporativos. Destinamos muchos recursos, otra cosa es si están bien gestionados y si tenemos el modelo adecuado para generar profesionales competitivos y ciudadanos libres, pero ese es otro debate.
Podríamos decir que la educación tiene unas etapas básicas y obligatorias: la educación primaria y la educación secundaria obligatoria. Durante esos diez años, entre los 6 y los 16 años, los niños y jóvenes reciben conocimientos generales en materias troncales sobre las que construir posteriormente otros conocimientos más específicos.
Posteriormente empiezan a ramificarse los estudios, estando por una parte los de Bachillerato, orientados hacia la Universidad, y por otra, los estudios de formación profesional de grado medio.
Después, con más o menos 18 años, se da el salto a los grados universitarios, terminología post-Bolonia que sustituye a la antigua de licenciatura e ingeniería, o a los estudios de formación profesional de grado superior.
Tras los estudios de grado universitario, los jóvenes con unos 22 años tienen la opción de empezar a trabajar, hacer un máster universitario –también nacido tras los acuerdos de unificación que supuso el Espacio Europeo de Educación Superior, más conocido como Bolonia–, o iniciar los estudios de doctorado para aquellos que vayan a dedicarse al mundo académico que conjunta docencia e investigación.La mayoría de los profesionales que después serán directivos habrán hecho un grado y posteriormente un máster habilitante para el mercado laboral
La mayoría de los profesionales que después serán directivos seguramente habrán hecho un grado y posteriormente un máster habilitante para el mercado laboral, siendo menos los que opten por los estudios de doctorado.
Después de la formación universitaria, tendrán también la opción de acceder a estudios que imparten las “escuelas de negocio”, que son centros de formación privados, en algunos casos adscritos a una universidad, en los que se imparten programas Máster de Business Administration (MBA), títulos propios no oficiales muy valorados por el mercado. De hecho, prácticamente la totalidad de los directivos que salen hoy del mercado ejecutivo habrán hecho algún programa en alguna de las mejores escuelas de negocio. En este punto, hay que destacar que tenemos la ventaja de contar en nuestro país con unas muy competitivas escuelas de negocio a nivel global y que contrastan con el nivel competitivo internacional de nuestras casi 90 universidades.
Igualmente, surgen nuevos espacios y proyectos de formación a raíz de nuevas necesidades. Así, por ejemplo, han aparecido “escuelas de negocio” de naturaleza digital para ayudar a profesionales y directivos a adquirir “competencias digitales”, muchas veces en competencia con las business schools de siempre.
Además, hay un gran número de instituciones que ofrecen formación específica en determinadas materias, algunas acreditaciones internacionales en diferentes temas desde finanzas hasta calidad, así como otras que lanzan continuamente programas de formación en asuntos concretos; todos ellos son de naturaleza privada.
Cuando un directivo se plantea que entre las actividades de segunda carrera quiere dedicar un espacio a la docencia, tiene que pensar muy bien a qué nivel de la formación quiere orientarse.
Reflexiones según el nivel elegido
A partir de aquí, habría que compartir algunas consideraciones.
1) Es más fácil hacer esta actividad para aquellos directos que ya han sido docentes, incluyendo los que hicieron un doctorado e incluso aquellos que tengan la “acreditación[2]” como tales para formar en títulos oficiales universitarios.
2) Los conocimientos y experiencia que posee un directivo son más útiles en los programas más altos del sistema educativo. Esto implica que solo tendría sentido dedicar ese caudal de saber a los programas de universidades, escuelas de negocio y otros centros orientados a directivos.Por su mayor utilidad, tiene más sentido que el directivo dedique su caudal de saber a los programas de universidades, escuelas de negocio y otros centros orientados a directivos
3) En la mayor parte de los grados y los programas de másteres universitarios de las universidades públicas será muy complicado su incorporación, salvo que ya se tenga relación con la Universidad pública correspondiente, por ejemplo, a través de los Consejos Sociales, o similares. En cualquier caso, se debe tener en cuenta que el cuerpo de profesores que conforman los claustros internos de las universidades públicas no suelen ser muy acogedores con los profesores del claustro externo, como es el caso, a través del instrumento de los contratos de ”profesor asociado”.
4) Es mucho más fácil orientarse hacia las universidades privadas que suelen estar más ávidas de contar con docentes que vienen del sistema productivo, tanto para los títulos de grado, como de másteres y títulos propios. Igualmente, es interesante acercarse a las empresas certificadoras y acreditadoras nacionales o internacionales para ser docente de aquellas y que suelen ser muy sectoriales o estar pegadas a determinadas áreas funcionales.
5) La incorporación de la actividad docente en la paleta de actividades de segunda carrera no se debe hacer por razones económicas, sino por razones vocacionales y, en menor medida, reputacionales. El retorno para el docente es de satisfacción personal, más parecido al voluntariado que a otras actividades como las que hemos ido describiendo en la serie.La incorporación de la actividad docente no debe hacerse por razones económicas, sino por razones vocacionales y, en menor medida, reputacionales
Términos del retorno
Algunos componentes del retorno, además de la propia satisfacción, para el profesional son:
- Estar en contacto con nuevas generaciones.
- El estar al día en términos de nuevos conocimientos.
- El formar parte de un claustro externo y sentirse “parte de algo” (pensemos que muchos profesionales en su segunda carrera tienen un problema de sentimiento de pertenencia, ya que están en varios temas, pero tal vez, en muchos casos, no le hacen sentirse parte del proyecto).
- El ser docente de un centro de prestigio genera reconocimiento en la comunidad de negocios. Aporta valor a sus manifestaciones.
- Si es docente de programas muy superiores y de alto reconocimiento, puede estar en contacto, y en una posición de “superioridad” frente a decisiones en activo que pueden contar con él para sus proyectos. En este punto, muchos profesores de escuelas de negocio de prestigio actúan como consejeros, miembros de Consejos Asesores o senior advisors de empresas cuyos presidentes o ejecutivos conocieron en sus propias aulas, y que luego les invitaron a formar parte de sus proyectos.
Es crítico la adecuada elección de los entornos en los que formar. Deben aportar valor al docente, recordemos que no lo hará por dinero, sino por vocación y por estas razones expuestas; por tanto, debe elegir bien aquel centro y aquel programa que más valor le pueda aportar.
El prestigio de un centro se lo aportan sus docentes y sus alumnos. Los centros educativos son los que seleccionan tanto a unos como a otros.
Motivación por aprender
En la función docente es bien sabido que es clave el “estado de ánimo” del docente. Pues bien, hoy hay un exceso de programas en los que apenas existe selección de los alumnos y, en muchas ocasiones, los realizan por “obtener un título”, no por el propósito de “aprender”; y esto genera actitudes en el aula muy frustrantes para el docente.
Igualmente, en los últimos años y mucho más tras la pandemia del 2020, han proliferado los programas de formación online en todos los niveles del sistema educativo superior. A veces combinados con presencialidad (blended) y en otras ocasiones cien por cien online. Estos programas adolecen de la conexión personal del aula y tienen para el directivo en su segunda carrera un atractivo relativo por varias razones:
- La relación docente con el alumno y el aula es más fría y distante.
- Es necesario aprender y dominar una herramienta que proporciona la universidad o la escuela de negocios, que es específica para gestionar todo el proceso y que requiere un cierto dominio para tratar de simular la actividad docente presencial.
- En muchas ocasiones, existe menor interés en la audiencia por lo que diga el docente y están más interesados en cumplimentar las actividades individuales o de grupo que son calificables.
- El hablar durante el tiempo que duran las clases ante una pantalla suele ser un ejercicio mucho menos atractivo que la interacción del aula.
- En general, son considerados todavía “títulos de segunda”.
Sin embargo, cuando se imparten clases en entornos serios, que tienen prestigio y, por tanto, pueden hacer una buena selección de sus alumnos, ofreciendo sus aulas a aquellos que realmente quieren aprender, se genera una sensación difícilmente explicable con palabras: se puede desarrollar la magia del aprendizaje en la que el docente enseña y el alumno aprende, se ve cómo aflora el talento en una pregunta, o se siente el despertar del alumno a nuevos conocimientos y experiencias.Un factor crítico es la selección del entorno educativo en el que desarrollar esta actividad docente, asegurando contar con alumnos con genuino interés por aprender
Por todo ello, un factor crítico es la selección del entorno educativo en el que desarrollar esta actividad docente, asegurando contar con alumnos con genuino interés por aprender.
Gestión: más allá de la docencia
Una derivada de la actividad docente es la dirección de un centro de investigación, de un departamento, cátedra o programa de una universidad (privada) o de una escuela de negocios. Esta es una opción muy atractiva que han seguido algunos directivos en su segunda carrera y que mezcla la actividad docente anteriormente descrita, con la de gestión, generando diversas actividades con impacto desde dicho centro, departamento, cátedra o programa.
En este caso, es clave el fundraising para disponer de recursos para financiar dicha actividad. Incluso podrían ser aportados por la sociedad donde el directivo ejercía su carrera ejecutiva y que este tipo de apoyos formen parte de su negociación de ayuda tras su salida, a cambio de proporcionar un retorno reputacional a la sociedad tras su marcha. Esta actividad resulta muy apropiada para directivos en su segunda carrera, por el componente de gestión y relaciones que aporta.
En definitiva, la actividad docente puede ser de gran interés para la segunda carrera del directivo siempre que haya una base vocacional y que se elija adecuadamente el centro y el programa en el que desarrollar la actividad, buscando tanto la satisfacción personal del impacto social generado como la reputación.
[1] El artículo 27 de la Constitución Española reconoce dicho derecho: “Todos tienen el derecho a la educación”.
[2] La “Acreditación Académica” es un documento que emite la ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación), dependiente del Ministerio de Educación, o las agencias evaluadoras del sistema universitario y a la que pueden optar los profesores que son doctores y que se supone es un proceso de verificación de su calidad docente en base a sus méritos.
Alfonso Jiménez, socio de la práctica de Board Services de Exec Avenue, miembro del Consejo Asesor de Atrevia, vocal de la Junta Directiva Nacional de la Asociación Española de Directivos (AED) y presidente del Consejo Asesor de la Asociación Española de Directores de Recursos Humanos (AEDRH).
Artículo publicado en septiembre de 2023.
Imágenes: Apertura © Jr Korpa y aula © Rubén Rodriguez en Unsplash, primer docente senior © katemangostar on Freepik, segundo docente senior © Freepik.