La petulancia del chófer enloquecido
Donde no hay preparación técnica, se multiplican las gansadas
– Doctor, soy Napoleón y me dirijo hacia Moscú… –balbuceó el paciente desde el diván.
– Pero si la semana pasada era Julio César atravesando el Rubicón –replicó el psiquiatra.
–Yo le abonaré la sesión, pero usted va a ganarse la paga –se exaltó el locoide.
Esta vetusta chanza sobre psiquiatras me viene con frecuencia al caletre cuando analizo desde la perspectiva de la ciencia del management el comportamiento esquizoide de quien debería ofrecer liderazgo a millones de ciudadanos.
Hace dos décadas, propuse en El idioma del liderazgo (LID Editorial), que el liderazgo es una ciencia artística cuyo diccionario está compuesto por tres grandes capítulos:
- La preparación técnica.
- Las habilidades comportamentales.
- La ética.
Si falta el último componente no hablamos de líderes, sino de manipuladores. Si se carece de la primera no nos referimos a directivos, sino a lenguaraces zoquetes con mando en plaza. Si las segundas se ausentan, hablamos de meros gerentes o administradores.Cuando alguien está enamorado de sí mismo y de la obsesión por el rastro que dejará en la historia es inviable que acierte
La primera demostración de decencia es disponerse para desarrollar con eficacia un puesto directivo. Una persona que comunique más o menos aceptablemente, pero no disponga de preparación técnica para un cargo y se empeñe en ocuparlo es inmoral. La primera muestra de ética es disponerse para responder a los requerimientos de una determinada responsabilidad. Cuando alguien está enamorado de sí mismo y de la obsesión por el rastro que dejará en la historia es inviable que acierte.
Aseguraban los griegos que la condena de los dioses a los pretenciosos es la hybrys que ciega a los mediocres prepotentes. El engreimiento más que un vicio es bobería de narcisistas.
El engreimiento más que un vicio es bobería de narcisistas Recojo en ¡Camaradas! De Lenin a hoy (LID Editorial) una historia narrada en múltiples ocasiones en la Rusia comunista, porque el humor es la última línea de defensa frente a los opresores (basta contemplar el ingenio que se ha multiplicado ante la aviesa estulticia, plasmada en tinta, en la conocida como ley trans). Una limpiadora del mausoleo de Lenin encontró un sobre dirigido Al señor juez donde hasta esa jornada reposaba la ahora desaparecida momia del sangriento déspota. Entregó la misiva a un magistrado.
Al abrirla, el funcionario leyó de puño y letra del tirano:
– Me he vuelto a Suiza a repensarlo todo.
Durante el nazismo, una cruenta, indigna y relativamente breve dictadura paralela al prolongadísimo, sanguinario y despótico comunismo soviético, para aludir a Hitler se mencionaba al chófer loco del autobús.Hay que confiar y estimular ese liderazgo difuso y distribuido que tantas veces a lo largo de la historia ha sacado a colectivos de los profundos hoyos a los que paranoicos dirigentes les han abocadoAtravesamos una situación en la que no solo el chófer, sino también múltiples insolentes, desmañados, iletrados y fatuos copilotos han perdido la cordura. Hay que confiar y estimular ese liderazgo difuso y distribuido que tantas veces a lo largo de la historia ha sacado a colectivos de los profundos hoyos a los que paranoicos dirigentes les han abocado.
Javier Fernández Aguado, socio director de MindValue.
Artículo publicado en marzo de 2023.
Imagen de apertura: © Nico Frey y OpenClipart-Vectors. Interior: © Hasan Pasha.