Nueva vida para baterías de coche eléctrico
Aproximadamente un 25% de los ciudadanos se plantea comprar un coche eléctrico en los próximos años, pero la decisión se ve aplazada debido a la rápida evolución del sector y la falta de información respecto a las opciones que existen actualmente. Sin embargo, el impacto de la electrificación del transporte podría ser muy positivo para nuestro país. Si el 50% de los vehículos fueran eléctricos, el PIB español crecería en 3.200 millones de euros, se crearían 23.000 nuevos puestos de trabajo, habría mayor renta disponible para los ciudadanos gracias al ahorro que supone el vehículo electrificado, y el nivel de emisiones se reduciría notablemente: 28% de CO2 y 89% de NOx, según un Estudio de Transport and Environment en el que han participado las marcas de la Alianza Nissan y Renault.
Estas fueron las principales conclusiones de la cuarta edición del Foro Nissan celebrado con el objetivo de analizar la evolución de la movilidad sostenible. Aunque el vehículo eléctrico es una pieza fundamental para el éxito de esta estrategia, el concepto de movilidad sostenible va mucho más allá y pretende promover el bienestar económico, social y de tránsito de los ciudadanos. Por eso, la multinacional japonesa trabaja desde hace tiempo en tecnologías que permitan dotar de una segunda vida a las baterías de los coches eléctricos, almacenando energía renovable en ellas, que después suministrarán de forma inteligente a sus clientes.
“Si podemos conseguir vehículos integrables en red, se podría reducir el sobrecoste de la electricidad para la ciudadanía y ser más eficientes en el uso de la infraestructura”, señaló Francisco Carranza, general manager de Energy Services Nissan Europa, durante la celebración del evento.
Soluciones integrables en la red
La transición hacia una movilidad sostenible debe realizarse de forma inteligente, ya que la red eléctrica no fue concebida para cargar vehículos y el cambio hacia un nuevo modelo puede crear graves problemas en la red, cortes de corriente y generar un sobrecoste adicional a los ciudadanos. Por eso, es necesario concebir soluciones que sean por definición integrables en la red, que den soporte al sistema en vez de suponer una carga, y que reduzcan el potencial sobrecoste que su adaptación puede tener para el ciudadano.
Las baterías cobran en este punto una especial relevancia, y creo que no se ha comunicado lo suficiente cuál va a ser su impacto en la movilidad eléctrica y en la sociedad en general. La vida útil de una batería de coche es tan larga que supera a la del vehículo en sí. El principal problema es que su capacidad de almacenamiento disminuye con el tiempo, y no son capaces de dar al coche el soporte que este necesita. Sin embargo, la batería continúa teniendo una capacidad de almacenamiento importante y tiene muchos más años de vida que se pueden aprovechar.
Las baterías comenzaron a comercializarse masivamente en el año 2010, y teniendo en cuenta que su óptima vida útil ronda los 15 años, en 2025 empezaremos a percibir los primeros retornos. Por eso, debemos empezar a dibujar cuál será la gestión más adecuada de estos productos: reciclarlos o darles una segunda vida.
Nissan es uno de los fabricantes con mayor presencia en el ámbito de la movilidad eléctrica y prueba de ello es que su modelo Leaf se ha convertido en el eléctrico más popular del mundo. Pero su objetivo es mucho más ambicioso, y por eso cuenta con la división Energy, un departamento cuya misión es integrar el vehículo eléctrico dentro de la red urbana de forma inteligente bajo la firme creencia de que estos coches van a tener un impacto fundamental en la implicación las energías renovables a través de las baterías y en la integración de otros sectores que nada tienen que ver con la movilidad. De hecho, el conocimiento de la compañía en este ámbito nos ha permitido crear soluciones sostenibles a través de baterías usadas en varios proyectos que estamos llevando a cabo en diferentes partes del mundo.
Almacenamiento energético para edificios y ciudades
A través de la iniciativa xStorage, Nissan ofrece soluciones en almacenamiento de energía para edificios, ciudades e infraestructuras. En el ámbito doméstico, estos sistemas permiten almacenar electricidad en los periodos más económicos del día, controlando a la vez cómo y cuándo se utiliza esa electricidad, ahorrando dinero y mejorando el sistema energético.
La solución dirigida a edificios permite seleccionar la fuente energética adecuada en función de la carga y limitaciones de la red, así como de la disponibilidad de fuentes renovables. De esta forma, los usuarios finales pueden almacenar la electricidad producida anteriormente y utilizarla como fuente de suministro para la actividad del negocio en función de la demanda o para participar en programas de respuesta a la demanda, vendiendo la electricidad de vuelta a la red.
Como ejemplo, Nissan ha facilitado 148 baterías de Nissan Leaf (85 nuevas y 63 usadas) para crear uno de los sistemas de almacenamiento más grandes de Europa, el del estadio Johan Cruyff de Amsterdam (Holanda). Esas baterías almacenan la electricidad procedente de los 4.200 paneles solares que integra el estadio y la red eléctrica en momentos de baja demanda, para garantizar así el suministro de energía incluso durante un corte energético. Y al revés. El estadio puede suministrar a la red general parte de esa energía almacenada como forma de intercambio en momentos puntuales. De esta manera, se consigue estabilizar el suministro de energía en ambos sentidos, y evitar picos de consumo cuando en el estadio se celebran grandes eventos.
Las baterías usadas también permiten alumbrar espacios públicos de la ciudad abaratando costes, infraestructura y, sobre todo, cuidando el medio ambiente. Así, en la ciudad de Namie (Fukushima) hemos puesto en marcha la iniciativa The Reborn Light, enfocada a la reutilización de baterías. En esta población, conocida mundialmente por ser devastada por el tsunami y posterior terremoto en zona nuclear, se instalaron hace ya 10 años farolas autosuficientes cuyas baterías proceden de los primeros coches eléctricos. Construidas con paneles solares, las farolas públicas son autosuficientes y no requieren de conexión a la red eléctrica. Toda la energía procede del sol que carga durante las horas diurnas para suministrar luz durante la noche. De esta manera, aunque la vida útil de las baterías no es infinita, se pueden reutilizar amortizando así su fabricación tanto económicamente como medioambientalmente.
El hecho de utilizar las baterías procedentes de los coches para almacenar energía fotovoltaica ha resultado muy útil, porque nos hemos dado cuenta de que el 80% de los clientes que tienen un vehículo eléctrico también cuentan con paneles fotovoltaicos en casa. Además, estamos convencidos de que la integración de ambas tecnologías, junto con la popularización del coche eléctrico, son piezas clave para alcanzar los objetivos de la COP21.
Los objetivos sobre movilidad eléctrica no se pueden determinar si, al mismo tiempo, no se fijan las bases sobre penetración de energías renovables, porque es imposible comprometerse a tener un parque móvil completamente eléctrico en 2040 si no sabemos cómo vamos a introducir estos vehículos y cuál va a ser su impacto en la red eléctrica y en la sociedad en general. En este sentido, es fundamental que la industria comience a prepararse para afrontar el cambio sin esperar a que la tecnología se desarrolle, que se comprometa a invertir y a generar productos que nos ayuden a avanzar. Solo de esta forma dentro de 15 años podremos tener una movilidad eficiente, inteligente y sostenible.
Francisco Carranza, general manager Energy Services de Nissan Europa
Texto publicado en Executive Excellence nº152, octubre 2018.