Satisfacción
Hay personas que se sienten insatisfechas, frustradas e incluso miserables en su trabajo. Un trabajo miserable no es lo mismo que un trabajo malo. Un trabajo es malo dependiendo de quién lo vea. El trabajo deseado por unos puede ser la maldición de otros. Algunos piensan que un buen trabajo es aquel que se paga bien.
Para otros, la bondad del trabajo deriva del prestigio que conlleva. Para algunos, lo bueno puede ser no tener que estar todo el día en la oficina. Por lo tanto, para algunos un trabajo malo puede ser aquel que está mal pagado, que te obliga a hacer un trabajo manual o simplemente, que te obliga a estar todo el día en una oficina sin luz natural.
Señales de un trabajo Miserable:
Un trabajo miserable es el que hace a una persona ser cínica o sentirse frustrada y desmoralizada. Es un trabajo que drena la energía, el entusiasmo y la autoestima.
Las personas que se sienten miserables en su trabajo temen ir y, vuelven a casa frustrados y derrotados. Con el paso del tiempo, se erosiona su confianza y pasión, teniendo efectos colaterales negativos en su familia y entorno de amistades. Trabajos miserables se pueden encontrar a cualquier nivel y en cualquier entorno. Los trabajos miserables incluyen cualquier nivel de ingresos; se producen a cualquier edad y en cualquier parte. Tres de cada cuatro empleados odian su trabajo. Esta situación acarrea, solo en EE.UU., 350 billones de dólares en pérdidas de productividad para las empresas. La insatisfacción laboral destruye la moral e incrementa los costes de contratación, formación y retención de los empleados.
Tres síntomas de un trabajo miserable:
Anonimato:
El anonimato es la sensación que perciben los empleados cuando se dan cuenta que su superior no tiene interés en ellos como personas. Cuando constatan el poco conocimiento que tiene de su vida, aspiraciones e intereses. Independientemente de la cantidad de dinero que cobren, o cuanto les guste el trabajo que realizan, los empleados no se sienten realizados en su trabajo hasta que su superior les conozca y se preocupe por ellos como individuos. La mayoría de las personas piensan que sus jefes no les entienden y que no sienten un interés real hacia ellos como personas.
Irrelevancia:
La irrelevancia echa raíces cuando los empleados no pueden ver como su trabajo deja una huella o crea una diferencia en la vida de otros. Todos los empleados necesitan saber que su trabajo impacta, de alguna manera, en los clientes, en los compañeros, en su supervisor….
Falta de capacidad de medición:
Este apartado se refiere a la incapacidad de los empleados de evaluar su éxito, o su contribución. Los empleados que no tienen capacidad de evaluar su desempeño pueden basarse en las opiniones subjetivas de otros, usualmente de sus responsables directos, para valorar su progreso o contribución. Son pocos los managers que demuestran un interés genuino en su gente, recordándoles del impacto que tiene su trabajo en los demás y ayudándoles a establecer métodos creativos de medir y evaluar su rendimiento.
POR QUÉ NO SE PREOCUPAN LOS JEFES
El motor principal de la insatisfacción no es el salario o los beneficios, sino la relación que un empleado tiene con su jefe, supervisor o responsable directo. Incluso personas con un buen salario, un trabajo interesante y gran autonomía no se sienten satisfechos con su trabajo si sus responsables no les proveen de aquello que necesitan. Pregunta a los gerentes: ¿Por qué no conoces a tus empleados?, y recibirás cuatro respuestas:
Ocupación.- Muchos responsables creen que están demasiado ocupados; por supuesto, el problema fundamental es que estos se ven a sí mismos principalmente como contribuidores individuales que tienen que reportar directamente, no dándose cuenta que la parte más importante de su trabajo es proveer, a las personas bajo su mando, de aquello que necesitan para ser productivos. Para ellos cualquier instante perdido en estos temas es una pérdida de trabajo y un peligro para el progreso del mismo. Carecen del sentido del impacto que tiene su conducta en la productividad y ánimo del empleado.
Amnesia.- Estos encargados han olvidado el impacto que tenía (sobre ellos) el que su jefe tuviese interés en ellos como individuos; que hablase con ellos sobre la importancia de su trabajo y les ayudase a que evaluasen su progreso. Olvidan lo que era ser un empleado junior. Olvidan el impacto que un jefe puede tener sobre la autoestima, entusiasmo y sentido de realización de sus subordinados, con una simple charla.
Miedo a parecer sensibles.- Muchos jefes se sienten avergonzados de mantener conversaciones personales, o tiene miedo a intentarlo, temiendo que los empleados les vean como manipuladores o falsos. Algunos managers quitan importancia al impacto del factor humano en la productividad, o al sentido de realización en el trabajo, al habitualmente sentirse avergonzados de ser empáticos emocionalmente. No son capaces de mostrar, abiertamente, su interés por las personas.
Ser políticamente correctos.- Durante las entrevistas, a muchos jefes se les dice que han de evitar presuntas personales que puedan ser constitutivas de discriminación o considerarse irrelevantes para el trabajo. Y cuando las personas comienzan a trabajar para ellos, siguen manteniendo las distancias en vez de tratarlos como personas con familias, aspiraciones y aficiones. Piensan que, por tomarse un interés personal, entran en territorios inapropiados. Cierto es que en las entrevistas de trabajo hay preguntas que están vedadas, pero en el trabajo se han de tratar a las personas como eso: personas. No existen excusas para no tratar a los empleados como personas multi-dimensionales. Son madres, padres, hermanos, vecinos… todos ellos personas a quienes se ha de conocer por quien les supervisa su trabajo.
QUÉ PUEDEN HACER LOS MANAGERS
Los jefes que tienen problemas para mostrar interés en su gente han de hacer lo siguiente:
Primero, han de sobreponerse a su miedo a ser incorrectos. Si, es evidente que los jefes han de ser cuidadosos respecto de las preguntas personales que realicen en las entrevistas, pero una vez que ya son empleados y están dentro, deberían actuar como personas normales y no como los autómatas que el sistema de selección de personal exige.
Segundo: han de sobreponerse a su miedo de parecer poco sinceros; necesitan valor y sabiduría para darse cuenta que es normal que los empleados desconfíen inicialmente, pensando que son manipuladores. La verdad de sus intenciones saldrá a la luz si demuestran consistencia e interés genuino en sus empleados como personas. Sentirse miserable en un trabajo tiene grandes costes, es innecesario y se puede solucionar cuando los responsables se enfrenten a su trabajo consiguiendo que los empleados sientan satisfacción y sentimiento de realización en el desempeño de su labor.
QUÉ PUEDEN HACER LOS EMPLEADOS
Los empleados que se sientan miserables en su trabajo pueden hacer tres cosas:
Primero, pueden evaluar si sus responsables están capacitados y tienen interés en gestionar las cosas que requieren de su acción. Han de ser conscientes que la mayoría de los responsables desean, sinceramente, mejorar a pesar de que puedan parecer desinteresados
En segundo lugar, necesitan ayudar a sus jefes para que entiendan lo que ellos necesitan. Si tienen una estrecha relación con su jefe, se lo pueden decir directamente: “Sabes, significaría mucho para mí que me entendieses y supieses qué es lo que me motiva”, o “puedes ayudarme a comprender la importancia del trabajo que realizo”.
En tercer lugar, podrían hacer con sus jefes lo que desean que estos hagan con él. Por ejemplo, los empleados que se toman un interés en la vida de sus jefes suelen recibir, en retorno, un interés similar. De la misma manera, los empleados que se toman su tiempo en explicarle al jefe (sin hacerle la pelota) el impacto que tiene sobre su satisfacción laboral, provocarán una respuesta en ese sentido. Si, por el contrario, el empleado llega a la conclusión de que su jefe, por más que lo intenta, no tiene ni demuestra ningún interés en las cosas que pueden tener impacto sobre su satisfacción laboral, quizás sea el momento de empezar a buscar un nuevo trabajo.
Hasta los atletas profesionales, y los entrenadores, pueden sentirse miserables en sus trabajos. A pesar de lo que ganan y de la atención que reciben de los medios y de sus fans, muchos experimentan estos síntomas en sus vidas profesionales. Muchos de ellos se sienten anónimos en sus trabajos porque sus entrenadores o gerentes no demuestras ningún interés en ellos ni intentan conocerlos personalmente. Algunos entrenadores piensan: “estos tíos son profesionales y no necesitan nada especial de mí”. No debemos olvidar que hablamos de jóvenes de entre veinte y treinta años, que pueden estar viviendo solos por primera vez y, que a pesar de todos sus fans y demás privilegios, se sienten solos. Lo miso ocurre en el caso de actores que son incapaces de reconciliar su fama y riqueza, ya que perciben su trabajo como algo que no tiene importancia en términos de impacto sobre la vida de los demás. Quizás esa sea la razón por la cual muchos de ellos se adhieren iniciativas caritativas o se meten en política. Les da sentido a sus vidas.
Patrick Lencioni, coach de liderazgo
Artículo de opinión publicado en Executive Excellence nº49 abr08