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Seat impulsa la carrera por la movilidad verde

(Tiempo estimado: 8 - 16 minutos)

La industria del automóvil española siempre ha demostrado gran capacidad para innovar y afrontar los nuevos desafíos. Sin embargo, en los últimos años se ha visto obligada a afrontar uno de los retos más complicados de su historia para adaptarse a un entorno marcado por la digitalización, la industria 4.0 y la preocupación social por el calentamiento global. Más allá del coche conectado y autónomo, los clientes exigen soluciones de movilidad sostenible que ayuden a paliar los efectos del cambio climático. Los coches híbridos y eléctricos son las alternativas Eco más populares en nuestro país. Sin embargo, en el sector ha comenzado a cobrar fuerza la alternativa del gas natural, una tecnología que no termina de calar en España debido, entre otras cosas, a la falta de infraestructuras para la recarga. 

Para Luca de Meo, presidente de Seat, “el gas natural vehicular tiene un gran potencial de negocio tanto para la industria del automóvil como para la del gas”. El directivo participó recientemente en el VI Congreso Gasnam, donde aseguró que en el Centro Técnico de Seat en España se desarrollará la tecnología de Gas Natural Comprimido (GNC) para todo el Grupo Volkwagen, un primer paso en su empeño por convertir a la filial española en todo un referente del GNC no solo en la empresa alemana, sino en Europa. 

Tendencias de futuro en automoción 

En los próximos 10 años las operaciones industriales experimentarán más cambios que en los 50 anteriores debido a numerosas macrotendencias que tendrán un gran impacto en el negocio de la automoción: 

Envejecimiento de la población. Nuestros clientes serán más longevos y tendrán una creciente necesidad de movilidad autónoma, limpia y segura. La edad media de los compradores de coches nuevos en 2016 fue de 53 años, y se calcula que en el 2030 esta cifra se incremente hasta los 60, es decir, 20 años más que en países como China. 

Aumento de las macro ciudades. Actualmente existen en el mundo 28 macro ciudades en las que viven más de 10 millones de habitantes. Se espera que en 2030 sean 40, y se calcula que en 2050 dos tercios de la población viva en grandes urbes con decenas de millones de habitantes, con las necesidades de movilidad que esto conlleva. 

Más demanda de energía renovable. Las crecientes y justas exigencias medioambientales están dando paso a la irrupción definitiva de las energías renovables. Los próximos 25 años estarán marcados por la necesidad de reducir las emisiones para afrontar a tiempo el cambio climático. Durante este tiempo, el consumo energético se elevará entre un 45 y un 50%. Por tanto, para poder cumplir con los objetivos que marca la regulación se tendrá que producir una verdadera transformación energética. 

Cuarta revolución industrial. Nos enfrentamos a periodos de incertidumbre y de inquietud ante lo que nos depara el futuro. No es la primera vez que vivimos una revolución industrial, pero todas ellas han marcado un punto de inflexión en la historia, transformando la sociedad, modificando las tendencias e impactando en diferentes aspectos de la vida cotidiana. Con la correcta designación de las políticas públicas y la iniciativa privada, esta etapa de incertidumbre social y financiera termina generando progreso y riqueza para el conjunto de la población.

Digitalización. El mundo está cambiando. Las nuevas tecnologías y los nuevos modelos de negocio están revolucionando la industria en general, y el sector de la automoción no es una excepción. De hecho, diría que se trata de la mayor revolución de su historia gracias a la irrupción del coche ecológico, el conectado, el autónomo e, incluso, el compartido. Pero debemos tener en cuenta que todo esto cambiará totalmente la arquitectura del producto, el uso y la experiencia de cliente. 

Como es lógico, las empresas de mayor dimensión tienen más recursos para avanzar en esta etapa de cambios, pero en España más del 99% del tejido empresarial son pymes. Por eso, para poder competir debemos crear entornos, clústers y movimientos asociativos más potentes que permitan combinar potencia con agilidad. 

Apuesta por el gas natural

Los fabricantes de vehículos estamos apostando cada vez más fuerte por la movilidad con gas natural como solución inmediata y pragmática para dar respuesta a la creciente demanda social para transitar hacia modelos sostenibles. Pero es importante que todos los actores de este sector colaboremos para garantizar el futuro de la industria en España. La automoción genera 250.000 empleos directos, y existen casi dos millones de trabajadores vinculados. Con 2,8 millones de vehículos fabricados en 2017, el país se sitúa como el segundo productor de automóviles a nivel europeo y el octavo a nivel mundial. El sector de la automoción es el tercero con más impacto en el PIB español, y su valor añadido bruto representa aproximadamente el 10% de la industria total. Sin duda son cifras relevantes, pero no óptimas teniendo en cuenta que la industria en este país pierde peso cada año, y que seguimos encontrándonos lejos de los líderes industriales de la Unión Europea. 

 

Estamos convencidos de que el gas natural vehicular tiene un claro potencial de negocio, tanto para la industria del automóvil como para la del gas. Es una alternativa sostenible y práctica al combustible tradicional y también al eléctrico, para el que puede convertirse en un magnífico complemento. 

Los clientes buscan alternativas cómodas, y no están dispuestos a cambiar sus hábitos. Quieren que los automóviles tengan un importante nivel de autonomía, que la carga pueda realizarse en el trabajo o en casa de forma rápida, y que los costes sean similares a los del combustible tradicional. Por eso, cuando consigamos incrementar la velocidad de carga y ajustar los costes, esta tecnología se convertirá en una alternativa atractiva. 

Con esto no quiero decir que únicamente vayamos a tener una forma de utilizar energía para el movimiento. Los europeos tenemos una gran ventaja competitiva en cuanto a motores de combustión, pero no podemos decir lo mismo de las baterías. Por eso, sería conveniente buscar fórmulas que nos permitan mejorar las baterías eléctricas y, al mismo tiempo, reinventar el motor de combustión, porque existen muchos tipos de tecnologías y combustibles que se pueden combinar entre sí. Valoremos el know how que tenemos y reinvirtámoslo en el uso de combustibles alternativos.

Lo bueno del Gas Natural Comprimido (GNC) es que esta tecnología ya existe y, por tanto, no se necesitan grandes inversiones. Además, es posible combinarlo con energías renovables. Ofrece un tiempo de carga rápido y limpio con un precio similar al diésel o la gasolina. De hecho, para mí no se trata de una tecnología puente, sino de una alternativa a largo plazo que hay que aprovechar. 

Por otro lado, potenciar su uso en el mix energético reduciría la dependencia del petróleo y es un recurso con futuro, porque existen reservas de gas para cientos de años. Debemos evitar cargarnos más de 100 años de competencia y otros 100 de potencial, y dejar a otros el corazón de nuestro producto. 

Beneficios del GNC

Los motivos por los que creemos en el potencial de esta tecnología son los siguientes: 

El gas natural es el único combustible fósil no derivado del petróleo. Es ecológico, tiene un bajo nivel de emisiones de gases nocivos y no genera partículas. En comparación con la gasolina, el gas emite un 25% menos de CO2 y un 75% menos de NOx. Su nivel de contaminación también es inferior al de las baterías si se tiene en cuenta todo el proceso de creación. Por tanto, el gas contribuye a la lucha contra el cambio climático y a mejorar la calidad del aire de las ciudades. 

Es cómodo, práctico, y tiene más autonomía que otras alternativas de combustible. Permite un repostaje rápido y su etiquetado eco permite su utilización en ciudades durante episodios de restricciones por contaminación. 

Aunque existe escepticismo en cuanto a la seguridad que ofrece, las propiedades del Gas Natural Comprimido (GNC), es decir, gas metano, lo convierten en un combustible seguro 100%. Es más ligero que el aire y, en caso de fuga, se disipa en la atmósfera. 

No pierde prestaciones ni comportamiento dinámico respecto al vehículo de gasolina equivalente, algo que no ocurre en otras alternativas ecológicas

Su uso se adapta mejor que otras tecnologías a cualquier entorno, urbano, interurbano, o larga distancia

Tiene una doble vertiente Eco: ecológica y económica. El precio de estos coches está al alcance de todos, tienen ayudas para su compra, pagan menos impuestos y ofrecen un ahorro de costes del 50% respecto a la gasolina, del 30% respecto al diésel y el 15% respecto al Gas Licuado de Petróleo (GLP)*. 

Los vehículos impulsados por GNC también son más eficientes que los híbridos eléctricos no enchufables. Numerosos estudios han demostrado que en relación al coste kilométrico por recorrido, la movilidad por gas natural es imbatible frente a cualquier otra opción que se comercializa actualmente. 

Si el parque de vehículos español contase con un millón de vehículos GNC dejaríamos de emitir a la atmósfera 1,2 millones de toneladas de CO2 al año. Esta cantidad equivaldría a plantar 30 millones de árboles. 

Estos vehículos tienen un coste igual o menor que el de un coche convencional y, sin embargo, permiten ahorros de entre 700 y 1.000 euros cada año. 

La locomotora de Europa 

Seat quiere posicionarse como la marca de referencia en gas natural vehicular, biogás y futuros combustibles sintéticos. Además, estamos preparando el lanzamiento de coches eléctricos e híbridos enchufables para el año que viene. 

Hoy, gracias a la ofensiva de producto que estamos llevando a cabo, tenemos el porfolio de coches más amplio del grupo Volkswagen, y de toda Europa en general. 

Estamos invirtiendo muy activamente en comunicación y divulgación para romper la primera gran barrera de esta tecnología, que es el desconocimiento. Nuestras ventas también responden positivamente. En Italia, mercado maduro en el uso del gas, un tercio de todos los Seat Mii que se comercializan son modelos propulsados por GNC. En el caso del León es uno de cada cuatro, y del Ibiza uno de cada cinco. 

En Alemania somos número uno en ventas con el León TGI. De hecho, durante los dos primeros meses del año hemos vendido los mismos coches GNC que en todo el 2017. En España, las ventas se han multiplicado por 10 en el primer trimestre, vendiendo casi los mismos coches de gas que en todo el año 2017. Esto supone una deducción de dos gramos en las emisiones medias de nuestra flota, algo muy importante para nosotros. 

Nuestro plan de venta era muy ambicioso, porque pretendíamos comercializar 20.000 vehículos de este tipo al año en España, pero la realidad ha demostrado que el potencial es mucho mayor. Ya hemos alcanzado el límite de capacidad de producción en la fabrica de Martorell (Barcelona) y estamos trabajando para poder incrementarla. 

Somos conscientes de que nosotros cubrimos una pequeña parte del mercado, pero nuestro objetivo es motivar a otras marcas para conseguir tener en 2030 un millón de vehículos de gas circulando en España, tanto turismos como vehículos comerciales y camiones. Las ventas están subiendo exponencialmente y los planes de ayuda del Gobierno se agotan enseguida. Por tanto, existe interés y recorrido para asentar el GNC en el mercado español. 

Tecnología 'made in Spain'

Nuestra apuesta por esta tecnología es tal que será el centro técnico español el que desarrolle esta tecnología para todo el grupo Volkswagen, convirtiéndose en un centro de tecnología a nivel mundial. Queremos que esta tecnología sea made in Spain, queremos ser pioneros y creemos que lo vamos a conseguir. Para ello, contamos con mas de 1.000 ingenieros capaces de desarrollar motores de gran potencia y eficiencia a partir de la molécula del metano. Pero esta tecnología no se limita únicamente al vehículo y los motores, también estamos investigando el uso de biocombustibles y fuentes 100% renovables y autóctonas. Así, por ejemplo, Seat participa en proyectos innovadores junto con Aqualia o Gas Natural para desarrollar biometano a partir de aguas residuales, residuos sólidos urbanos o restos de la agricultura. Dentro de pocos años estas fuentes contribuirán a formar una parte importante del mix energético, reduciendo aún más la huella de carbono del GNC e impulsando la economía circular. 

Con todo esto que hemos expuesto podemos afirmar que el GNC es simplemente un complemento viable a gran escala a la gasolina, el diésel y la electricidad. Y no solo a corto plazo, sino que es una ruta adicional hacia el transporte sostenible. Esta tecnología es capaz de reducir drásticamente las emisiones de gases perjudiciales para nuestra salud en un corto espacio de tiempo, porque su democratización en las ciudades puede ser bastante rápida gracias a que su coste de adquisición no es ninguna barrera. También supone una alternativa económica atractiva para el cliente, y los datos demuestran que este combustible se ha convertido en el más usado de entre los alternativos. 

La carrera por la movilidad verde, sostenible e inteligente ha comenzado. Tenemos que abordar grandes desafíos a los que debemos hacer frente aunando nuestros esfuerzos. 

En este nuevo entorno, las empresas tenemos que cooperar con competidores y empresas de otros sectores, es decir, “coopetir”. Es necesario que trabajemos conjuntamente con distribuidoras, comercializadoras, servicios tecnológicos, instituciones y fabricantes de automóviles para crear un ecosistema. 

En este sentido, Seat ha firmado acuerdos estratégicos con empresas como Gas Natural Fenosa para potenciar proyectos de innovación y expandir el uso del gas natural en el ámbito de la movilidad en España. Estamos dispuestos a colaborar con otras compañías, porque creemos que juntos seremos más fuertes. 

Por otro lado, deberíamos estudiar la posibilidad de crear partnership con Italia y Alemania, mercados en los que el GNC tiene un papel importante y sería muy beneficioso aprender de ellos. 

Más inversión en infraestructuras

La falta de dimensión de las pymes debe ser compensada con la creación de asociaciones que actúen como locomotoras. En Seat queremos ser una de las locomotoras de este proyecto. Todas las empresas, independientemente de nuestro tamaño, necesitaremos pactos de Estado que favorezcan la competitividad y la internacionalización, y las instituciones públicas deberían ser las responsables de crear un marco regulatorio nacional y local favorable que facilite la construcción de las infraestructuras. De hecho disponemos del gas y de los vehículos, también tenemos espacio de almacenamiento y distribución, pero nos faltan los puntos de recarga, al menos en los turismos. Es la condición indispensable para que funcione la apuesta por el vehículo de gas. 

También es fundamental aumentar la inversión en gasineras. Necesitamos que se abra el mercado, igual que ha ocurrido con los coches eléctricos, y trabajar con las administraciones para contribuir a la consecución de los objetivos de transición energética previstos para 2030, en cuanto a energías renovables y eficiencia energética se refiere. 

Asimismo, es imprescindible convertir el gas en una fuente de energía renovable que pueda ser inyectada en la red fomentando así su consumo. El biogás y la biometanización para su consumo como gas natural suponen una gran oportunidad para reducir el balance de las emisiones del sector transporte. Pero el mecanismo actual no permite contabilizar el biometano como combustible de origen renovable en el transporte y se considera, al igual que el gas natural, un combustible de origen no renovable. Sin embargo, contar con un sistema de certificados de origen de la producción del biogás, que ya tienen otros países de la Unión Europea, facilitaría el desarrollo de esta industria en España. 

Si, además, estas certificaciones se pudieran transferir entre sectores, las posibilidades del sector transporte se incrementarían notablemente, ya que se podría garantizar un impacto medioambiental cero en cuanto a emisiones de CO2. Usar estos certificados por parte de múltiples agentes les otorgaría valor e incentivaría la producción de biometano mediante, por ejemplo, el tratamiento de residuos. 

Estamos trabajando con diversos partners para alcanzar el objetivo de conseguir 300 gasineras en 2020, pero en Alemania e Italia ya cuentan con 1.000 y aspiran a llegar a las 2.000 en el año 2020. Son, sin duda, ejemplos a seguir. Italia, además de contar con una buena infraestructura, ha promovido el uso del GNC desde la administración pública con compromisos a largo plazo. Y en Alemania varias empresas del sector se han unido para promover conjuntamente la expansión de la movilidad GNC y alcanzar su objetivo. 

Invertir en infraestructura es para mí lo más importante y la prioridad número uno. Se están llevando a cabo pruebas piloto dirigidas a particulares que permitan las recargas domésticas de gas natural, pero para poder llevar esta tecnología al gran público, instalarla en centros comerciales o viviendas y cumplir los aspectos regulatorios correspondientes a esta actividad, es necesario el impulso de la administración.  

Una industria más ágil

Introducir tarifas especiales similares a las que existen con la electricidad sería un paso muy importante para impulsar esta industria. El crecimiento de las ventas de vehículos impulsados por gas ayudaría a los comercializadores a compensar reducciones o estancamientos de la demanda en otros consumos tradicionales, algo que les permitiría ampliar su oferta de productos energéticos, especialmente a los que se dedican a comercializar hidrocarburos líquidos. 

Los distribuidores también podrían beneficiarse del mecanismo de certificación del biogás y su uso como combustible para la automoción. Este sistema facilitaría la gasificación del sector transporte, suponiendo un mayor consumo de gas natural. Gracias al sistema de certificación del biometano, los consumidores contarían con un gas natural más verde y aumentarían sus opciones de movilidad sostenible de forma competitiva. 

Entre todos hemos superado una de las peores crisis de nuestra historia. Ahora debemos ser capaces de encontrar un modelo de país en crecimiento que no solo se base en la reducción de costes y el aumento de la eficiencia, sino también en la sostenibilidad de este modelo, la diferenciación y la innovación. 

En este punto me gustaría aprovechar para poner en valor la capacidad que ha tenido la industria del automóvil de reinventarse tras casi 150 años de historia. Hemos sobrevivido a dos guerras mundiales y a diferentes crisis financieras y del petróleo. Tras esta última, la industria será más ágil y sostenible, y de esta transformación se beneficiarán las empresas capaces de innovar y de adaptarse. 

Nunca debemos cerrar la puerta al futuro, sino aceptar lo nuevo como una oportunidad para avanzar. 


Luca de Meo, presidente de Seat . 

Texto publicado en Executive Excellence nº147 abr. 2018.

 


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