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Te han despedido, ¡enhorabuena!

(Tiempo estimado: 6 - 11 minutos)

Hoy día es más fácil conocer a ejecutivos que han pasado por la cola del paro en algún momento de su carrera que los que no lo han hecho nunca. 

Aunque por supuesto la causa del despido condiciona el sentimiento personal de cada uno, lo cierto es que todos los que hemos vivido esa experiencia pasamos por unas fases muy parecidas o paralelas a las que tan magistralmente detalló la famosa Dra. Elisabeth Kübler-Ross sobre las personas moribundas y en fase terminal:

1ª fase: de conmoción y negación.

2ª fase: de indignación y rabia.

3ª fase: de aflicción y dolor.

4ª fase: de regateo con Dios o la vida.

5ª fase: de paz y aceptación

De cómo pasemos cada una y cuán rápido lleguemos a la 5ª fase de paz y aceptación depende nuestra posibilidad de “volver al mercado” en plena forma.

Confío que después de leer estas reflexiones, querido lector - bien sea que estás en esta situación actualmente o que conoces a alguien cerca de ti que lo está – valores en fabulosa medida la oportunidad que la vida te ha puesto por delante. 

¿Suena a locura?

¡Para nada! Nunca he estado más cuerdo que hoy día. 

Veamos cada fase por orden.

1ª fase: de conmoción y negación.

Vivimos en una sociedad ciertamente curiosa, buscamos con desesperación la felicidad y el triunfo, y, sin embargo, enfocamos todo en el tener, en lugar de en el ser. De aquí la esquizofrenia colectiva que vivimos, la terrible enfermedad de lo políticamente correcto. En base a esto, muchas personas sacrifican su verdadera vocación (si es que la tienen clara) por una posición, un status, una saneada cuenta bancaria para pagar las múltiples hipotecas y créditos que nos permiten dar al mundo una imagen falseada de la verdadera realidad de muchas vidas.

Llevo los últimos nueve años de mi vida dedicado en cuerpo y alma a dos cosas: mi familia y el estudio y la práctica de los principios universales del éxito. Hoy me doy cuenta de que uno de los motivos por los que para muchos directivos es tan duro enfrentarse a una situación de desempleo es esa idea, a mi juicio errónea por completo, de que “a mi edad dónde voy a poder conseguir unos ingresos y un trabajo como el que tenía”. Curiosamente muchos de esos ejecutivos se quejaban de su calidad de vida cuando todavía trabajaban en la empresa de la que salieron.

2ª fase: de indignación y rabia.

En esta fase solemos hacernos la pregunta más perniciosa de todas: ¿Por qué a mí?

Pero esta pregunta nos lleva a todos irremisiblemente a encontrar un sinfín de excusas y estúpidas respuestas que nos dirigen a la desesperación o, peor aún, a la depresión. Al interrogarnos de esta manera nos impedimos aprender de la experiencia que estamos viviendo y así no podemos salir de la situación. Recuerda, amigo lector, que ya se sabe que la mente humana es incapaz de no contestar a una pregunta que nos hacemos. Y de ahí la importancia de aprender a hacernos buenas y edificantes preguntas. 

3ª fase: de aflicción y dolor.

Esta es la gran paradoja de una situación tan tensa como es la de estar en el paro después de haber conocido y disfrutado las alegrías de un buen sueldo y los estupendos beneficios colaterales que se unen a éste para todo alto ejecutivo: mientras que sigamos enfocados en volver a tener en lugar de centrarnos en el ser permaneceremos en la inseguridad continua, el cuestionamiento de todo y de todos e incluso en el cinismo y la apatía. 

De hecho, esta actitud nos puede llevar a volver al paro en poco tiempo, si es que llegamos a encontrar trabajo. O muy fácilmente, a no encontrar trabajo, ya que esta actitud, obviamente, no pasa desapercibida para los excelentes caza talentos y entrevistadores.  Estos profesionales conocen muy bien su trabajo, saben leer mucho más allá de lo escrito en un extenso e impresionante currículo vitae y las palabras dichas en “otra entrevista más de selección”.

Siempre me resulta muy curioso cómo nos terminamos creyendo ideas que no por más repetidas adquieren más certeza. Déjame, querido lector, que te cuente una conocida historia sobre este punto:

Una niña estaba ayudando a su madre con una pieza de jamón para meterlo en el horno. Observó que su madre cortaba las puntas de la misma antes de introducirlo en el horno, y le preguntó la razón de esa actuación. Su madre, sorprendida por la pregunta, le indicó que ella simplemente se limitaba a hacer lo mismo que le había visto hacer a su propia madre. Y así le invitó a que le preguntara a la abuela el motivo de esos cortes. La niña fue hasta el cuarto donde estaba su abuela y le hizo la misma pregunta, a lo que la abuela, dejando lo que estaba haciendo, le conminó a que se lo preguntara a la bisabuela pues ella también lo hacía porque así vio siempre a su madre hacerlo. Al llegar hasta donde estaba su bisabuela, animada por su estupenda curiosidad y ganas de cuestionarse las cosas, le hizo la misma pregunta. La bisabuela, una anciana mayor pero en perfectas facultades mentales se rió y le dijo: “Hijita mía, la razón por la que actúan así tu madre y tu abuela no la sé, pero en mi caso, la razón era bien simple, el horno era muy pequeño y para que pudiera hornear el trozo de jamón no me quedaba más remedio que cortar las puntas”. 

4ª fase: de regateo con Dios o la vida.

Las personas tendemos a actuar en función de nuestros prejuicios y programas mentales, sin cuestionarnos muchas veces el verdadero motivo de tal o cual acción o creencia. Esto lleva a más de uno a creerse lo que tantas veces hemos oído a muchos que engrosan la lista del paro: “mi vida ya ha terminado”, “soy un fracaso”.

Son muchísimos los admirables ejemplos de personas que en edades, no precisamente adolescentes, fueron capaces de rehacer sus vidas  para llegar a conocer cumbres de logros y felicidad nunca antes vividos. De entre todas las que conozco, me viene rápidamente a la memoria la entrañable y alentadora historia del Coronel Sanders, fundador de la franquicia Kentucky Fried Chicken, o KFC como es comercialmente reconocida. 

A la edad, que para muchos es de jubilación, 65 años, el coronel Sanders emprendió una nueva vida fruto de que la construcción de una autopista a las afueras de la ciudad de Corbin, en Kentucky, le supuso la bancarrota para su pequeño restaurante de carretera, dejándole con una pensión de 105 dólares mensuales, después de haber pagado todas las  deudas. 

Lo que para muchos supondría la muerte profesional (e incluso física), para él fue la chispa de un fantástico reto. Poseedor de una receta de pollo frito en la que creía con todo su ser, fue a un banco para conseguir el préstamo que le permitiera abrir su nuevo restaurante. El resultado: NO. ¿Desisitió? ¿Se vino abajo? O incluso ¿se quejó y decidió dejar de soñar?.¡En absoluto!, su creencia, determinación y perseverancia le llevaron al éxito. ¿Cuántos “NO” tuvo que soportar antes de recibir el “SÍ” que hizo posible KFC? ¿Cuántos “NO” soportarías tú, amigo lector?”. No fueron 10, ni 20, ni siquiera 100. ¿Estás preparado para escuchar la verdad? 1006 Noes. Uno detrás de otro. Hasta la 1007 en que recibió el dinero que necesitaba para hacer su sueño realidad. 

Bien podemos decir que KFC es el resultado de la persistencia y la determinación de un hombre que no quiso darse por vencido, ni sentirse un fracasado porque a la edad de 65 años “se quedó sin trabajo”.

Por esta razón me permito compartir contigo algunas sugerencias que nos ayudan siempre a reencontrar nuestro lugar en una sociedad y un mercado que nunca antes había ofrecido tantas oportunidades como hoy día, a cualquier persona con verdaderas ganas de trabajar y ofrecer sus servicios en beneficio de la humanidad a la que sirve, bien sea creando su propia empresa u ofreciendo sus fantásticos y únicos talentos a un empleador inteligente que sepa ver más allá de la edad en el carnet de identidad.

Todo el mundo sufre contratiempos en la vida y estoy convencido que cuantos más tenemos, más podemos aprender. No en balde dice el sabio refranero “lo que no nos destruye, nos hace más fuertes”. Yo añadiría, “si aprendemos la lección”. Y, como dicen los grandes gurús en este tema, “cuando se aprende la lección el dolor desaparece”. 

 

Puesto a elegir una creencia, creo sinceramente que todo en esta vida nos ocurre para bien. Sólo tenemos que estar dispuestos a mirarlo desde la perspectiva adecuada para aprender la lección necesaria de cara a disfrutar el siguiente escalón.

5ª fase: de paz y aceptación.

Me acuerdo de que cuando todavía era ejecutivo de importantísimas y magníficas multinacionales (de las que me siento honrado y orgulloso de haber formado parte) solía pensar que el paro era sólo para los gandules y holgazanes que no querían trabajar. Sin embargo, gracias a haber tenido la oportunidad de estar en situación de desempleo, ahora sé que se puede llegar al paro a pesar de haber trabajado profesional, ética y humanamente bien, dando buenos resultados a una empresa. 

El antídoto a la fatídica interrogación ¿por qué a mí? es la pregunta: ¿ y por qué no?.

Querido lector, nunca te cuestiones ¿por qué a mí?, y si automáticamente lo haces, pregúntate a renglón seguido: ¿y por qué no? ¿Es que acaso tiene alguien el carnet de “a mí no me puede suceder nunca nada que parezca desagradable”?

La pregunta antídoto ¿por qué no? nos ayuda a pasar más rápido a la fase de aceptación. Y en ésta debemos hacernos una fantástica pregunta: ¿qué puedo aprender de esta situación?. Es una pregunta muy práctica que nos empieza a poner en una inmejorable posición para comenzar en el mejor camino. 

6ª fase: Volviendo a la vida

Como, afortunadamente, estar en el paro no es igual a muerte. Hemos de pasar a otra fase, de ahí el 5+1. Recuerda, estar en el paro no es estar muerto (como cree más de uno), antes bien es una magnífica oportunidad para replantearnos la vida y aprovechar el primer principio de éxito: dedícate a lo que te apasiona y tendrás éxito, serás feliz.

Hoy día, hablar de vocación suena casi a decimonónico. Mucho, sino todo parece sacrificarse en aras del falso status. Si bien es precisamente esa nuestra primera obligación en la vida: descubrir nuestro propósito vital (personal y profesional) para a continuación, aprovechando los talentos naturales de cada uno, servir a la sociedad en la que vivimos de acuerdo a estos talentos dando lo mejor de nosotros mismos.

Este es el camino del verdadero éxito y, curiosamente, de la felicidad. Como dice el tan conocido y comentado gurú Deepak Chopra de manera que suena muy poética si bien no menos cierta: “empezará a vivir su vida como una expresión de divinidad; no sólo de cuando en cuando, sino todo el tiempo”.

Y una vez tomemos buena nota de lo mucho y bueno a aprender en una situación así, debemos empezar a pensar y actuar de acuerdo a los principios universales del éxito. Te sugiero contestes sinceramente a estas preguntas:

-¿Qué es lo que más me gusta hacer?

-¿Cuáles son mis cualidades más fuertes? 

-¿Cómo puedo aprovechar estas cualidades haciendo lo que más me gusta para dar un servicio único a la sociedad bien sea creando mi propia empresa o trabajando para una que me apasione y a la que sé puedo ofrecer algo único que no podrá rechazar? 

-¿Qué haría si el tiempo y el dinero no fueran problemas en mi vida?

Cuando actuamos conforme a las sinceras respuestas a estas preguntas entonces nos ponemos en el mejor de los caminos. Y es entonces, y sólo entonces, cuando mirando para atrás damos gracias a Dios, o la vida si así lo prefieres, por la oportunidad que nos brindó al llegar un día a formar parte de la cola del paro.

Y como quiera que empezamos esta conversación de la mano de la Dra. Elizabeth Kübler-Ross, aprovechemos sus sabios consejos sabiendo que estar en el paro no es el preludio de la muerte sino una extraordinaria oportunidad para actuar de acuerdo a su consejo el resto de nuestra vida:

“Vive de tal forma que al mirar hacia atrás no lamentes haber desperdiciado la existencia. Vive de tal forma que no lamentes las cosas que has hecho, ni desees haber actuado de otra manera. Vive con sinceridad y plenamente. Vive”.

Pues eso mismo te deseo de todo corazón, amigo lector, vive y disfruta cada día como lo que es: un fabuloso regalo. Por eso al día de hoy se le llama PRESENTE.


José Ballesteros De la Puerta, socio-Director de Actitud en Acción, S.L. – VESP. Conferenciante de la Agencia THINKING HEADS.
Artículo de opinión publicado en Executive Excellence nº35 sep06
 

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