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Colaboración: el credo para diseñar smart cities

(Tiempo estimado: 2 - 4 minutos)

Viena está considerada una de las ciudades con mejor calidad de vida del mundo, pero lejos de conformarse con esta realidad, la capital austriaca quiere ir un paso más allá, y se prepara para convertirse en una ciudad inteligente. El Gobierno ha puesto en marcha una estrategia que pretende conectar los servicios públicos con los ciudadanos a través de nuevas alternativas como las energías limpias, la tecnología integrada o los espacios verdes.

Wolfgang Müller explicó en la última edición del Global Peter Drucker Forum los pormenores de este proyecto basado en la transparencia, la individualización y la participación ciudadana.

Liberando el potencial humano

Mi principal misión como jefe de operaciones de City of Vienna consiste básicamente en gestionar la ciudad. Cuando desempeñas una actividad como esta las preguntas son muy importantes, porque nos permiten obtener respuestas a los problemas que van surgiendo. Una de las cuestiones que a mí más me gusta plantear es: ¿qué hace que una ciudad sea inteligente? En mi opinión, una ciudad inteligente es aquella que da el poder a sus ciudadanos liberando el potencial humano, aunque apoyándose en la tecnología.

Los programas para crear ciudades inteligentes son importantes motores de tecnología. La mayoría de estos desarrollos consiguen información implementando sensores en todas las acciones que se llevan a cabo en la población. Pero, ¿cuál es el objetivo de esta tecnología?

Viena ha sido proclamada por Mercer como la ciudad con mejor calidad de vida durante nueve años consecutivos, y recientemente también por The Economist. Pero nuestro objetivo no es únicamente ofrecer las mejores condiciones de vida a aquella población que puede permitírselo económicamente. Queremos que esas condiciones se generalicen y que todos los ciudadanos tengan una elevada calidad de vida.

Para conseguirlo, hemos desarrollado un plan que combina las nuevas oportunidades que ofrece la digitalización con conceptos tradicionales.

En Viena, por razones históricas, el 25% de sus ciudadanos viven en un piso de propiedad pública de forma voluntaria. Los estándares habitacionales son de alto nivel y, además, este sistema ayuda a estabilizar el coste de la vida.

Las soluciones habitacionales públicas tienen ciertas características: deben estar próximas a entornos comerciales, escuelas, guarderías, servicios médicos, transporte, centros deportivos y piscinas. Este concepto no es nuevo, pero lo estamos desarrollando de una forma muy innovadora. Si uno desea ofrecer calidad de vida a sus ciudadanos, la implementación de proyectos habitacionales sociales es una necesidad inevitable.

Además, estas soluciones también pueden ser utilizadas por gente con alto poder adquisitivo, ya que mejoran el entorno, el ambiente y la seguridad en general. En estos distritos conviven directivos con obreros y académicos con mecánicos. De esta forma se evita la existencia de guetos y aumenta la seguridad.

Una visión integrada

Este tipo de planteamientos no son suficientes para transformar una ciudad en inteligente; para conseguirlo necesitamos un gran aporte de tecnología: movilidad verde, infraestructuras no contaminantes, servicios digitalizados del gobierno… Todo controlado por sensores que permitan saber qué ocurre en cada momento. La tecnología es clave para el desarrollo de ciudades inteligentes, pero hay que tener claro que esta debe servir a las personas y no al revés. Por eso, es importante testar, aprender y seleccionar para conocer cómo afecta la tecnología a nuestro entorno.

Debemos convertirnos en expertos en digitalización, y para conseguirlo hemos creado una agenda digital donde se implementan estrategias de blockchain, del Internet de las Cosas, y de Inteligencia Artificial.

La forma de poner en marcha estos procesos ha de ser pública, transparente, accesible y abierta a la participación. Es fundamental plantear ideas, discutir sobre ellas, comunicar los resultados y co-crear con los ciudadanos a la hora de crear una ciudad inteligente.

Este tipo de procesos deben realizarse de forma online, pero también offline, y priorizando las necesidades de los ciudadanos.

Por ejemplo, hemos descubierto que las personas mayores prefieren vivir en su casa el mayor tiempo posible. Por eso, hemos hecho todo lo que está en nuestra mano y estamos experimentando un modelo para poder implementarlo cuanto antes en viviendas de personas mayores.

Para nosotros la colaboración es el nuevo credo a la hora de diseñar smart cities. Las ciudades son motores de desarrollo. Ellas y sus ciudadanos son quienes realmente innovan, y a través de la colaboración nace el potencial para hacer de los núcleos urbanos, y del planeta, entornos inteligentes. Del mismo modo, la cooperación entre distintas ciudades para lograr este propósito es esencial. 


Wolfgang Müller, director ejecutivo adjunto de City of Vienna

Texto publicado en Executive Excellence nº160, sept. 2019.

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