Progeria
Progeria proviene del término griego “geras” que significa “vejez”. Desde el punto de vista médico es una enfermedad extremadamente rara que se caracteriza por un dramático y rápido envejecimiento prematuro. Comparativamente, podríamos decir que aproximadamente cada año de vida de un enfermo de progeria equivale a diez años en una persona sana. Actualmente no tiene cura y su origen es genético.
Me pregunto si nuestro tejido empresarial sufre de una especie de progeria generalizada.
Si reflexionamos sobre nuestra turbulenta economía, nos daremos cuenta de que los productos se quedan obsoletos mucho más rápido que antes, los ciclos económicos son mucho más cortos e inciertos, las tecnologías de la información debilitan las bases de industrias establecidas a la vez que crean otras nuevas de las cuales no todas sobreviven. Si lo aplicamos al mundo de la comunicación y del marketing, podemos afirmar que nueve de cada diez marcas fracasan y otras muchas desaparecen en menos de cinco años.
La gran diferencia y la gran ventaja es que este tipo de progeria sí tiene una tratamiento efectivo aunque difícil: la innovación.
La búsqueda de políticas de innovación preside de forma creciente la agenda de todos los entornos de nuestro ecosistema global:
-Los gobiernos (o al menos los más competentes) intentan promover soluciones innovadoras en sus países tanto a nivel social como económico.
-La necesidad de re-invención de la casta política es un tema recurrente.
-Los medios de comunicación buscan desesperadamente nuevas formas de hacer negocios aplicando las nuevas tecnologías, los dispositivos y herramientas que aparecen y evolucionan constantemente.
-Las empresas se plantean nuevos procesos de producción, comercialización y gestión del talento como nunca se habían planteado anteriormente.
El sector del marketing y la comunicación se encuentra en pleno proceso de adaptación al entorno y al consumidor digital.
Está claro que la INNOVACIÓN no es ya tan sólo una corriente de pensamiento estratégico totalmente vigente sino una verdadera NECESIDAD del sistema en su totalidad.
Pero… ¿cuáles son las condiciones necesarias para poder implementarlo con cierta garantía de éxito?
1.- En primer lugar, es necesario analizar el concepto de COMPETENCIA desde una perspectiva distinta mucho más cercana a la definición de la misma realizada por el visionario Schumpeter a principios de los años 40:
«En una realidad capitalista, diferente de la descrita en un libro de texto, no es [...] la competencia [de precios] la que cuenta, sino la competencia por la aparición de artículos nuevos, de una técnica nueva, de fuentes de abastecimiento nuevas, de un nuevo tipo de organización [...], la competencia que da lugar a una superioridad decisiva en el coste o en la calidad y que no golpea en los márgenes de los beneficios y la producción de las empresas existentes, sino en sus cimientos y en su misma existencia».
2.- En segundo lugar, hay que promover y alentar la DESTRUCCIÓN CREATIVA mediante la cual todo proceso es susceptible de revisión y mejora constante en un entorno de tolerancia al fracaso donde no se demoniza al que se equivoca sino que se admira la capacidad de asumir riesgos y la cultura del emprendimiento. Silicon Valley, donde surgió la industria de los semiconductores en la década de 1970, personifica el modelo schumpeteriano de la «destrucción creativa» emprendedora.
Han logrado ser los pioneros incluso en la implementación de procesos de innovación eficiente de los cuales la mayor parte se encuentran en un permanente estado “beta”.
Tal y como afirma Anna Lee Saxenian ( University of California, Berkeley ): “Los últimos datos de investigación apuntan a que en lugar de intentar replicar Silicon Valley, los políticos y productores deberían diferenciarse según las capacidades y legados de sus respectivos países y regiones. Es más, dado que la volatilidad económica sigue contribuyendo a la fragmentación vertical de la producción, las regiones y los productores antiguamente periféricos ahora pueden contribuir a las cadenas de suministro globales. Las empresas y regiones en crecimiento en el entorno actual no buscan competir de frente, sino que son lugares como Israel y Taiwán que han desarrollado innovaciones complementarias que les permiten conectar con clientes y proveedores en regiones tan dinámicas como Silicon Valley”.
Pero el factor más diferenciador más potente y, por lo tanto, más importante es el talento, son las personas. La verdad es que el vivir en un mundo hiperconectado y con información abundante y hasta excesiva en el que el tiempo y, en especial, la atención se han convertido en un bien escaso también ha favorecido el acceso a una gran cantidad de talento global que, bien aprovechado, puede acelerar y mejorar los resultados de muchas empresas.
Debido al efecto anterior, los individuos compartirán y producirán cada vez más ideas conjuntamente, cada vez serán más los que pondrán en común lo que saben y lo que piensan movilizándose para promover intereses comunes.