Ifema, un proyecto del consenso
El 2020 se perfila para la Institución Ferial de Madrid como el año conmemorativo de las cuatro décadas de éxito que simboliza esta entidad. Una obra colectiva, por encima de discrepancias políticas, que reunió en enero a los principales actores que han sido partícipes de su gobierno y trayectoria.
Junto a varios cronistas de la Villa, autoridades públicas y de la iniciativa privada fueron narrando la historia de IFEMA desde su mirada particular, hasta describir un relato que da cuenta tanto del dinamizador económico como del motor de crecimiento social y cultural que esta institución representa para la ciudad y para la Comunidad de Madrid.
El alcalde del Ayuntamiento de la capital, José Luis Martínez Almeida, acompañado por los exalcaldes de Madrid, Juan Barranco, José María Álvarez del Manzano, Alberto Ruiz-Gallardón y Ana Botella; además del presidente del Comité Ejecutivo de IFEMA, Clemente González Soler; el presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Servicios de Madrid, Ángel Asensio; el presidente de la Fundación Montemadrid, Jesús Núñez; la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís; el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado; el periodista económico Carlos Rodríguez Braun y el presidente de Easy Fairs, Eric Everard, compartieron anécdotas, historias y reflexiones sobre el pasado y presente de la actividad ferial de IFEMA, y sobre el futuro de un sector en constante crecimiento. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, fue la encargada de clausurar la jornada.
Las primeras piedras
Como recordó el cronista de la Villa Pedro Montoliú, “en 1943, Franco había decretado que sólo iba a haber dos ferias internacionales que se iban a celebrar en Valencia y Barcelona, una feria nacional en Zaragoza y una regional en Bilbao”.
No fue hasta el 6 de febrero de 1979 que se produjo la firma del protocolo por el que se creaba IFEMA y el 27 de febrero de 1980 el Ministerio de Comercio aprobaba los estatutos. El primer hecho fue recogido por los periódicos del momento sin especial atención, “en parte porque era inimaginable el éxito que iba a tener esta institución a lo largo de 40 años, y lo era porque Madrid venía lastrado por una política gubernativa que perjudicaba a la ciudad”, explicó Montoliú.
Según la exposición del cronista, “con la Feria del Campo cambió esa dinámica, y se pensó en hacer unas ferias del automóvil que fueron el germen de la conciencia ferial de la ciudad. Pero hasta 1964, cuando la Cámara de Comercio no compró el pabellón de Luxemburgo utilizado en la Exposición Internacional de Bruselas en el año 58, y se trajo al Paseo de la Castellana, no empezaron realmente a celebrarse ferias. Es a partir de ese momento, cuando la gente comienza a descubrir la importancia que estas tienen para la ciudad. Eso va cambiando la mentalidad, hasta el punto de que en 1978, cuando Adrián Piera accede a la Cámara de Comercio, decide que es uno de los objetivos prioritarios para Madrid. Piera convence a todas las instituciones y en el año 79 se firma ese acuerdo, que tardaría 12 años en plasmarse en los edificios que hoy tenemos.
En 1985, se firmó la empresa Recinto Feriales de Madrid y se puso en marcha una dinámica para conseguir que el Ayuntamiento de Madrid, la Comunidad de Madrid y la Cámara de Comercio ostentasen el 31%, y el 7% restante para la actual Fundación Montemadrid –entonces Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid–. Ese fue el inicio de un proyecto que a todos nos ha parecido un milagro”.
Directamente implicados en los orígenes estuvieron primero Juan Barranco, para quien IFEMA es un reflejo de que “cuando las administraciones públicas y la iniciativa privada caminan juntas, los grandes beneficiarios son el conjunto de los ciudadanos”, y más tarde José María Álvarez del Manzano, quien destacó “la profesionalidad de todos los directores de la Feria, como otro de los grandes motivadores de su desarrollo”.
La historia reciente
Alberto Ruiz-Gallardón recordó su experiencia con IFEMA, algo que vivió desde las dos administraciones, “pero con una diferencia muy importante en relación a mis antecesores. Nosotros sólo hicimos una gestión de continuidad, pero ya nos lo encontramos hecho. El mérito es de ellos”, declaró.
Tanto él como Ana Botella pusieron de relieve la contribución de la Feria al desarrollo de Madrid y de España. En palabras de la exalcaldesa, “IFEMA ha contribuido a poner a nuestro país en el mundo y a que Madrid sea una capital iberoamericana. Tanto ARCO como Fitur son dos ejemplos de esa faceta internacional”.
Por su parte, Ruiz-Gallardón subrayó que “la descentralización política, en lugar de alejar el poder económico lo ha hecho más confortable” y que solamente se construye un país cuando “el poder político se pone a disposición e introduce las infraestructuras necesarias para que la actividad empresarial pueda florecer”.
Ese es el caso de IFEMA, que se ha convertido en la segunda industria de Madrid. Únicamente el aeropuerto de Barajas genera un PIB superior pero, a diferencia de otras actividades, la Feria crea una dispersión en generación de riqueza que afecta a muchos sectores. En 40 años, se ha convertido en un pilar de los negocios, desarrollando ferias y eventos con un enfoque transversal. Sectores tan diversos como el turismo, arte, automóvil, moda, agroalimentación, inmobiliaria, educación, farmacia, gastronomía o gaming se han dado cita en sus instalaciones, y también ha llevado las mejores ferias y eventos a otras ciudades, llegando a países como Colombia, Chile, México o Portugal.
El último año aportó más de 4.300 millones de euros a las finanzas de Madrid y generó cerca de 26.200 empleos, lo que supone el 3,2% del PIB de la ciudad. En cuatro décadas, ha celebrado 2.100 ferias que han acogido a 760.000 empresas y 100 millones de visitantes, además de más de 10.000 congresos, convenciones y actos corporativos y de ocio.
Para el alcalde Madrid, José Luis Martínez Almeida, “son 40 años que se iniciaron en los albores de la Constitución de 1978, con el prólogo de esa transición en la que una España ilusionada exigía que cada uno diéramos lo mejor de nosotros mismos para construir la nación. En cierta manera, IFEMA ha sido una evolución de esa España que ansiaba un futuro próspero, porque a lo largo del tiempo ha sabido constituirse en esta institución de referencia”.
Un horizonte prometedor
La última prueba de la efectividad organizativa de IFEMA quedó patente con la celebración de la COP25. Que un proyecto de tal magnitud saliese adelante en tan poco tiempo sólo tiene una explicación, y a ella aludió el presidente de la institución, Clemente González Soler: “El mayor activo son las 432 personas que trabajan en Ifema”. Su desempeño ha conseguido que actualmente la entidad se embarque en un ambicioso plan de ampliación.
“El proyecto de Valdebebas va a permitir incrementar en un 40% la superficie de IFEMA mediante una inversión de 180 millones de euros a cargo de fondos propios, lo cual nuevamente resalta la gestión que se está llevando a cabo”, tal y como destacó Martínez Almeida.
Según la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, “mientras en otros lugares se entregan a frívolas aventuras políticas que generan inestabilidad e inseguridad y alejan a visitantes e inversores, Madrid va a seguir siendo ese espacio refugio y ese entorno favorable a las ideas y a los negocios”.
Actualmente, la ciudad es el tercer destino mundial de congresos por número de encuentros, por encima de Berlín y Barcelona y sólo por detrás de París y Viena.
Texto publicado en Executive Excellence nº164, feb. 2020