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Universidad Pública. Cambio Obligado

Ángel Baguer Alcalá / Editorial Díaz de Santos

La universidad española ha cumplido una gran misión, contribuyendo al desarrollo económico de nuestro país. Sin embargo, por decisiones políticas arbitrarias, existen bastantes universidades de baja calidad y carentes de sentido. Por otra parte, la gestión de la universidad pública no evoluciona al igual que lo hacen otras organizaciones. Lo que ayer valía hoy no vale.

La gestión está politizada, no existe un modelo dinámico donde los máximos responsables (Rector, Decanos, Directores de Departamento) puedan tomar libremente decisiones, sometidos a la voluntad del Claustro, Juntas de Facultad y Juntas de Departamento, en una estructura organizacional burocrática.

A su vez, aunque existen excelentes profesores, los hay que se amparan en una legislación que les permite continuar de por vida en el sistema, con un comportamiento para nada profesional que no les valdría en las organizaciones empresariales.

La universidad debe dar a la sociedad lo que esta demanda. Los planes de estudio deben configurarse de acuerdo a las necesidades de la misma. El contenido de las asignaturas lo deben realizar equipos mixtos de académicos y profesionales que trabajan en el mercado.

No cabe duda de que en la universidad no puede haber recortes. Pero esto no debe enmascarar la gestión de la universidad pública española, con deficiencias, donde existe un gasto notable para los resultados que obtiene. Vamos en el furgón de cola del ranking de universidades internacionales y tenemos cifras alarmantes de fracaso escolar. Algo no se está haciendo bien y lo importante es reconocer que la universidad española tiene que reaccionar y cambiar.