España estancada. Por qué somos poco eficientes
Carlos Sebastián / Galaxia Gutenberg
Desde principios de la década de los noventa la eficiencia de la economía española muestra claros signos de estancamiento. La calidad del entramado institucional en el que se desarrolla la actividad económica dejó de mejorar hace más de dos décadas y los progresos que ha habido han sido superados por el deterioro de otros aspectos. La principal causa del estancamiento es el deterioro institucional, que limita la eficiencia y el emprendimiento.
Carlos Sebastián reflexiona en el ensayo España estancada en torno a las causas de este estancamiento: las deficiencias en seguridad jurídica (una maraña de normas de mala calidad, en continuo cambio y con notables incoherencias, que genera grandes incertidumbres); el frecuente incumplimiento de leyes por parte de las administraciones públicas, los particulares y las empresas; unas administraciones públicas con áreas poco eficientes que no facilitan ni la puesta en marcha de la actividad productiva ni su gestión una vez en funcionamiento. La razón fundamental del deterioro institucional es la forma en cómo se ha ejercido y se ejerce el poder en nuestro país: ocupación por parte de los partidos políticos mayoritarios de las instituciones, tinte marcadamente clientelar de la acción política, y devaluación de las leyes.
La reforma es posible a pesar de las dificultades para poner en marcha un proceso regenerador, porque los perdedores pueden ser muy poderosos y tenderán a coaligarse ante cualquier intento serio de avanzar hacia otro marco.