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Negociación efectiva. Relación marca y concesionario

José Manuel Garaña Corces / ESIC Editorial

Vencer la predisposición implícita para aceptar el rol que cada parte debe interpretar para conseguir los objetivos que constituyen el éxito en la gestión del negocio. En definitiva, lograr hacer sentir al cliente una experiencia diferencial.

 

«Saber negociar objetivos para no volver a equivocarnos». La negociación de los objetivos entre las marcas de automóviles y su red oficial de concesionarios, se afronta normalmente desde la separación de funciones y la aceptación de los roles que cada uno debe interpretar.

Tradicionalmente, durante muchos años, cada uno sabía quién mandaba y quién debía de obedecer hasta que finalmente la situación estalló y ese modelo de convivencia se hizo inasumible. Esta situación ha generado la irrupción de un nuevo modelo donde la marca y el concesionario trabajan juntos para buscar un objetivo que ahora es común.

Desde este libro se ofrece una visión práctica, útil y real de lo que fue el antes y el ahora en la relación de los protagonistas de una de las industrias más importantes de este país. Las marcas comprobarán cómo un cambio de visión será más rentable desde el primer momento. Los concesionarios podrán comprobar cómo forman parte de un negocio mucho más complementario, que debe vivir en una simbiosis permanente.

El autor, con casi veinte años en el sector de automoción, con responsabilidades tanto en la distribución como en el retail, ha convivido con el error de defender posiciones aparentemente contradictorias para conseguir un objetivo que nunca es distinto… muy al contrario, es siempre común. El lector identificará situaciones reales, de problemas reales, de necesidades reales y comprobará que hay una manera más eficiente para solucionarlo. Mediante casos prácticos, situaciones profesionales, análisis de perfiles de los concesionarios y de los profesionales de las marcas, se presentarán las virtudes y los beneficios de negociar los objetivos (en su amplio sentido) desde un prisma distinto. Y lo mejor de todo… ¡es que funciona! Defendemos que solo así, si somos capaces de aprender de nuestros errores anteriores, abonaremos el campo para, esta vez, evitar volver a equivocarnos.