Por qué fracasan las organizaciones
Marcos Eguiguren / Ediciones Pirámide
Este libro analiza las principales enfermedades empresariales a través de diez casos de compañías que cometieron errores. No hay nada más pedagógico que vivir un fracaso y hacerlo de una forma lo más positiva posible, intentando extraer de él lecciones para el futuro.
Sin duda, recoger los errores de otros, analizar por qué pasaron, en qué medida se debieron a decisiones no sostenibles o de ética dudosa, ver qué impacto tuvieron en la propia empresa y en el ecosistema que la rodeaba, cuáles fueron los costes que tuvieron que soportar los accionistas, directivos y principales implicados y extraer de todo ello conclusiones de actuación, nos ayudará a estar mejor preparados para nuevos retos y aventuras.
Éste es el objetivo del nuevo libro del empresario y consultor Marcos Eguiguren Huerta, Por qué fracasan las organizaciones, publicado por Ediciones Pirámide. Trata de poner al descubierto los errores cometidos por diez compañías reales de muy diversas características. Dado que en cada caso conviven varios errores empresariales, el conjunto aporta una visión clara de las principales patologías que provocan problemas serios y, si no se les pone remedio, su desaparición. La mayoría de las empresas que sucumben o que acaban causando daños a su entorno no lo hacen por las crisis o por el impacto de la feroz competencia, sino por problemas internos, principalmente de carácter humano, que no se han tratado adecuadamente. Una situación de crisis o una fuerte competencia son sólo catalizadores del deterioro.
Las enfermedades más frecuentes, según el autor, son las personas, líderes arrogantes, sin visión a largo plazo y que no saben gestionar los conflictos entre directivos, empleados u otras partes implicadas; los errores estratégicos, la empresa no reacciona antes los cambios del entorno; y los errores operativos, que se producen por un descontrol administrativo o una mala gestión.
Marcos Eguiguren relaciona el fracaso de las organizaciones con los siete pecados capitales: la lujuria, la gula, la ira, la envidia, la avaricia, la pereza y la soberbia; así aparecen habitualmente elementos como el beneficio individual, el poder, la seguridad o el hedonismo.