José Luis Inciarte y Álvaro Mangino, supervivientes de la tragedia de Los Andes
Hay determinadas experiencias que no dejan indiferente a nadie y marcan un antes y un después en la vida de las personas. Ésta es una de ellas. A pesar de haber pasado más de treinta años del suceso, el “Milagro de Los Andes”, como se conoció a esta historia, sigue vivo entre nosotros. Pasarán treinta años más y se seguirá recordando como el primer día.
La trágica noticia del accidente aéreo ocurrido el viernes 13 de octubre de 1972 dio la vuelta al mundo entero y conmovió a toda la humanidad, ensalzando las enormes posibilidades del ser humano y poniendo de manifiesto cómo la adversidad bien gestionada fortalece al hombre y le ayuda a crecer. Una adversidad que durante 72 días sirvió para templar ambiciones, relativizar lo material, despertar la creatividad, domesticar egos, fomentar el espíritu de equipo, practicar la generosidad, poner a prueba la flexibilidad, y, sobre todo, como nos confiesan Alvaro Mangino y Jose Luis “coche” Inciarte: “vivir el amor”.
4.500 metros de altitud, temperaturas de hasta 40º bajo cero, escasez de alimentos, carencia de medios, enfermedades o aludes, no fueron suficientes para doblegar a las “ganas de vivir” de aquel grupo de imberbes de apenas 20 años que plantaron cara a todo tipo de contrariedades, demostrando, como diría el filósofo José Antonio Marina, que “el talento es la capacidad de conseguir resultados extraordinarios con gente ordinaria”.
Se convirtieron a partir de ese instante en ejemplo de superación capaz de desafiar los límites más insospechados. Después de aquella experiencia, hoy viven la vida de la mejor manera, con intensidad; no torturados por el pasado ni angustiados por el futuro. Saborean el presente y degustan la existencia como si fuese el último minuto. Saben que la muerte está tan segura de su victoria que nos da toda una vida de ventaja, así que la mejor manera de aprovecharla es no desperdiciándola.Todos comulgábamos con un solo objetivo que había emergido como lo más importante: volver a la familia y a los amigos
FEDERICO FERNÁNDEZ DE SANTOS: ¿Cuáles son las principales enseñanzas que sacaron de la experiencia?
Álvaro Mangino: La primera enseñanza que uno aprende de esta experiencia es que en la vida uno siempre puede estar peor, y hay que ser agradecido con lo que se tiene. En segundo lugar, se aprende que con actitud, trabajo, esfuerzo y fe se puede alcanzar lo que uno desee en esta vida. Crisis tenemos todos. Todos nos enfrentamos a nuestras propias Cordilleras. La de cada uno es siempre la peor, pero hemos de saber que siempre se puede levantar.
Yo he vivido otras cordilleras en mi vida, pero he salido adelante. Eso es algo que lo tenemos grabado a fuego.
José Luis Inciarte: Estando de acuerdo con Alvaro, quisiera hacer una reflexión: Se puede vivir con tan poco….tan poco necesita el hombre para vivir feliz y en paz, que me llama la atención que vayamos por la vida diciendo: “Qué poco tenemos y cuánto nos falta”. En la realidad, si echamos la vista atrás, lo que tenemos es muchísimo. Nos sobra. Se puede vivir con tan poco, pero como no se puede vivir es sin amigos, sin familia y sin amor.
F.F.S: Nuestro director, Francisco Alcaide, siempre nos dice que hicisteis lo que hicisteis porque no sabíais que era imposible. Quien conoce la montaña, no habría apostado por vosotros. ¿Dónde residieron las claves para sobrevivir en condiciones tan extremas?
A. M.: Sin duda en la solidaridad. Fuimos un grupo con distintos valores; sin nada que nos constituyese como tal. No teníamos intereses empresariales de negocios o de otra índole que nos uniesen. Sólo teníamos un interés común: salir y reunirnos con nuestras familias. Cierto es que la ignorancia nos ayudó mucho. En Uruguay, no hay ni siquiera montañas. Nuestro desconocimiento era absoluto.
Fuimos un grupo con distintos valores; sin nada que nos constituyese como tal
Nuestra primera experiencia en medio de la nada, a 4.000 metros de altura y en mi caso con una pierna fracturada. Me tuve que arrastrar los 72 días pero siempre creí, siempre tuve fe, que aquello que ha-cíamos era lo correcto. Nunca dudé que saldríamos de allí. Nadie fue un súper héroe, pasamos todos por momentos de debilidad y lloramos sintiéndonos abandonados, pero siempre había alguien que venía a darte un abrazo o una palabra de cariño (o un simple gesto) que era muy importante.Sólo teníamos un interés común: salir y reunirnos con nuestras familias
J. L. I.: Fueron varias las cosas que nos ayudaron a sobrevivir, Desde el primer momento en el que nos vimos rodeados de tragedia y de amigos muertos, aparece la alegría de estar vivo. Aprecias la vida de otra forma. La ves no como un derecho sino como algo que hay que merecer. Descubres la primera noche que no mueres gracias, literalmente, al calor humano. Cuando días después una avalancha nos sepulta y estás cavando, percibes que tu vida es tan importante como la de los demás. Así, se va transformando ese grupo de personas, ese recurso humano de tanta importancia en toda empresa, en un magnífico equipo. Todos comulgábamos con un solo objetivo que había emergido como lo más importante: volver a la familia y a los amigos. Por eso hicimos todo y de todo, lo imposible y lo impensable para conseguir lo inimaginable. El hombre no sabe cuando le sueltan en un lugar, si sobrevivirá y superará una crisis. Pero amaneces cada día y das gracias a Dios por estar vivo. Cuando las personas se transforman en un equipo –como nos ocurrió a nosotros- se pueden hacer cosas maravillosas. Después creo que hay una mano exterior que nos ayuda, pues lo que hicieron Parrado y Canessa, caminando 10 días es una hazaña imposible aún con equipo. Los hombres allí arriba dieron todo y Dios puso el resto.Cuando las personas se transforman en un equipo –como nos ocurrió a nosotros- se pueden hacer cosas maravillosas
F.F.S: En aquella situación imaginamos que la creatividad se estiró hasta límites insospechados. Háblennos de ello...
J. L. I.: Lo primero fue no morirnos de frío. Dormimos amontonados y conocimos el calor humano que nos salvó la primera noche. Después tuvimos que hacer agua. Comer nieve provoca que se inflame la lengua y termines por no poder tragar: desesperante. Quemamos todos los billetes que teníamos para derretir hielo. En las épocas de crisis siempre aparecen personas creativas que con el sol consiguieron poner en marcha un sistema de deshielo. El sol nos quemaba los ojos e inventamos las Ray Ban andinas con plástico oscuro translúcido y mucha imaginación.Quemamos todos los billetes que teníamos para derretir hielo
Cuando estás desnudo de cuerpo, alma y mente emerge la familia como lo fundamental. Ahí todos, como un equipo, desarrollamos una estrategia para salir adelante como fuese. Sirva como ejemplo los sacos de dormir hechos con alambres de cobre de las bobinas de la radio y aislante como tela. Hicimos botas, medias; incluso las decisiones de quién va a salir, para dónde y cuándo, fueron decisiones innovadoras y creativas. Elegimos a tres para salir y los demás bajamos alarmantemente las condiciones físicas, trabajando en exclusiva para aquellos seleccionados. Evidentemente, cuando estos elegidos tuvieron que caminar, ¡vaya si lo hicieron!
A. M.: Para mí, la creatividad no sólo fue hacer lentes o agua. También desarrollamos creatividad frente a la presión de cuerpo, alma y mente a la cual estábamos sometidos. Buscamos en la fe una fuerza que nos diera sentido para luchar día a día. Nuestra lucha era diaria. La presión era continua ya que no se sabía si mañana estaríamos vivos, si otra avalancha terminaría con nosotros. En el humor, siempre importante en la vida, buscamos apoyo. De hecho hablamos de las especialidades culianarias favoritas de nuestras familias... pasando tanta hambre como pasábamos. El pensar en nuestros seres queridos durante aquellas noches tan largas nos sirvió como motivación.
La introspección en busca del amor recibido nos dio mucha fuerza para soportar la presión.
Quiero también resaltar que la creatividad puede tomar formas insospechadas como el uso que le dimos a la cámara de un balón de rugby: orinal. No podíamos salir del fuselaje a realizar nuestras necesidades así que por la noche la usábamos y el calor que desprendía hacía que tardase en salir del avión…..todos querían retenerlo al máximo y sentir el calor que desprendía. La creatividad nos acompañó desde el primer minuto. Nuestro desconocimiento la fomentó. La creatividad nos acompañó desde el primer minuto. Nuestro desconocimiento la fomentó
F.F.S: En condiciones adversas, el liderazgo adquiere más relevancia que cuando las cosas marchan bien porque hay que tomar decisiones difíciles sin reparar mucho en las consecuencias. ¿Qué es para usted el liderazgo y cómo se manifestó en aquellos días?
A. M.: Es algo natural en ciertas personas. Creo que en la vida los líderes son las personas que tienen capacidad de motivar y conseguir que quienes están a su alrededor lo acompañen por el servicio que él presta y ejemplo que da. El liderazgo no es algo que se imponga sino algo que se contagia. Aparece de forma natural. En nuestra historia hubo muchos líderes en diferentes momentos. En los grupos humanos y en las grandes empresas, dentro de equipos con un mismo objetivo pueden aparecer diferentes líderes. Hay que buscar quiénes son en los distintos aspectos de la vida que pueden ser importantes. Uno puede ser líder en un desempeño puntual, pero otro puede serlo en otros aspectos.
J. L. I.: Había gente que por temperamento y carácter parecía líder, pero no es eso lo que necesariamente los hace ser líderes. Allá se ejerció el liderazgo de forma muy rotativa, según el rol que desempeñara. Aquel que hace las cosas mejor y con más ganas hace camino que otros siguen. Después está la vocación de servicio. Quien se ocupa de los demás recibe del grupo el liderazgo generado desde la confianza. El líder es tan importante que a partir de él se toman las decisiones, y a partir de ellas se ejecutan las mismas.
La actitud de las personas es también importante. Hay algunos que quieren cosechar pero nunca siembran. Allí, quien sembraba cosechaba. Esa actitud positiva hacia todo fue lo que nos ayudó. Incluso la actitud de resistencia hacia la frustración fue muy útil. Allá desarrollamos paciencia. Estábamos días enteros sentados al sol conservando energía. Y dio resultado: los 10 días en los cuales Parrado y Canessa estuvieron fuera nadie falleció (cuando había habido un fallecimiento el día antes de su partida).
F.F.S: La mente, con sus pensamientos positivos o negativos, es un potente regulador de nuestros comportamientos, convirtiéndose en nuestra más fiel compañera o enemiga. ¿Qué papel jugó en los Andes?
J. L. I.: Fue fundamental. Nuestra situación física estaba “quebrada”. Al comienzo, estando sano, me apareció el miedo. Luego me lastimé y comencé a depender de los otros cambiando mi situación; pero en todo momento la importancia de la menta fue clave. La mente lo es todo allí, para no desesperar; para no dejarte morir (cosa más sencilla que seguir luchando); para despertar un día y darte cuenta que puedes mirar a tu interior y descubrir tu alma. Puedes llenarte de felicidad aún estando solo y desnudo. Lo más importante en ese entorno es el amigo. La mente obliga al cuerpo a hacer cosas que no quiere. Cuando teníamos que alimentarnos, la boca no se abre, la mano no obedece y la lengua no traga. Los esfuerzos eran inmensos para hacerse obedecer. Al final lo logras. La mente es el instrumento más poderoso que tiene el hombre, tanto para el bien como para el mal.
A. M.: La mente es fundamental, ya que es la que te permite elegir el camino. Puedes lamentarte por aquello que te ocurra, o salir adelante. La elección está dentro de cada uno y en la mente está el poder. La presión soportada fue enorme, pero todos descubrimos mecanismos internos que nos ayudaron a salir adelante. Es la mente lo que te permite realizar cosas que se pueden considerar imposibles, fuera de toda lógica.La presión soportada fue enorme, pero todos descubrimos mecanismos internos que nos ayudaron a salir adelante
F.F.S: Se suele decir que en situaciones de crisis, la comunicación es determinante. Cómo contar, por ejemplo, cuando les dan por perdidos y cancelan el proceso de búsqueda y rescate. Gustavo les cuenta que tiene una buena noticia y otra mala…. ¿Qué aprendieron sobre la comunicación en tiempos de peligro?
A. M.: Gustavo Nicolich, quien escuchó la noticia de la cancelación del proceso de búsqueda, nos informó diciendo: chicos tengo una buena y una mala noticia. La mala es que han cesado de buscarnos. La buena es que ahora hemos de salir nosotros por nuestros propios medios. Y así consigue que de una mala, muy mala noticia generásemos unas nuevas expectativas. Todo es relativo y frente a la pérdida de esperanzas de ser encontrados, nos genera un nuevo proyecto. Quizás el más difícil al que nos hemos enfrentados.
J. L. I.: La comunicación es clave. Hoy también debería serlo. En esta crisis de valores que estamos viviendo, hay que comunicar que es importante recuperar los valores.
En el primer momento de nuestra aventura, nadie salió corriendo. Todos fuimos a ayudar a los heridos. Descubrimos la importancia de la vida, tuya y ajena. En el mundo hay mucha gente que no conoce esto, y por eso se generan las situaciones que se generan. Hay que mostrar determinadas situaciones para que se conozcan. Nosotros llegamos a generar una tremenda tolerancia a la frustración, y en esa inmensidad descubrimos que las crisis no siempre son malas y que la actitud para superarlas es fundamental. Saber comunicar esa actitud es importantísimo.
F.F.S: Esta experiencia ha servido a muchos otros para reorientarse en la vida. Habéis ayudado mucho otras personas. Esa forma de poder contribuir a la felicidad de los demás provoca satisfacción. Este papel de psicólogos, consultores y benefactores, ¿qué os ha aportado?
A. M.: Para mí es lo más gratificante de esta experiencia. Durante muchos años, Coche y yo no hablábamos de este tema. Era algo muy íntimo y personal como para comentarlo. En el 2002 comenzamos a dar conferencias, como esta para ISEM Fashion Business School, por todo el mundo. Siempre nos habíamos preguntado el para qué de nuestra vivencia.
La respuesta al “para qué” la hemos encontrado de alguna manera en las conferencias que damos. Es tal la satisfacción y el orgullo que nos produce contar y expresar esta vivencia (que nuestros compañeros muertos no pueden contar), que compensa el sacrificio. Es lo más gratificante, por lo que representa de ayuda a los demás, que me ha pasado en la vida después de tener hijos.
J. L. I.: La historia es lo extraordinario; una historia vivida por gente común y corriente, que llega a los demás. Nosotros no somos extraordinarios, ni somos profesores. Contamos la historia porque, estando vivos, tenemos la obligación de contarla. Nuestros amigos muertos no pueden. Dar testimonio es nuestro plus. Compartir esta experiencia con la gente para que pueda ayudar a cada uno en su propia cordillera que es la más difícil.
Entrevista publicada en Executive Excellence nº60 jun09