Coaching para directivos de alto potencial, por Javier Fdez. Aguado

La sana ilusión de contribuir al bien de los demás y de la sociedad en su conjunto constituye un sólido patrimonio moral. Genera un impulso para compromisos gratos. Acopiar sanas ilusiones implica ser espiritualmente acaudalado. Cada uno somos lo que no somos, somos nuestros proyectos. Es lógico que a lo largo de nuestra existencia alimentemos esperanzas de seguir creciendo. El reto genera un especial encanto al paisaje. La esperanza es el más brillante, fructuoso y noble de los galenos.

Las ilusiones constituyen la palanca más reconfortante que la naturaleza nos ha entregado para conllevar las limitaciones de las criaturas, empezando por las propias. La esperanza es una esplendorosa bengala que testifica sobre la resplandeciente luz que nos espera. Si desaparece la perspectiva, el esfuerzo se torna quimérico. Con un toque de ironía puede afirmarse que incluso una expectativa vana conduce por un camino atractivo, siquiera por un periodo.

Es primordial diferenciar la ambición de los inmoderados afanes. La primera de esas tendencias es altamente significativa. Resulta conveniente incorporar unos gramos de locura para seguir avanzando, porque los obstáculos no faltan. La codicia, por el contrario, lleva a perder incluso lo que uno posee. Causa incalculables yerros. Como afirmó Plinio el joven, “la avidez de las riquezas ha llegado a dominar a los hombres hasta el punto de dar la impresión de que no son ellos quienes poseen las riquezas, sino de ser poseídos por ellas”.Cuando se ansía vivir de sí mismo, consigo mismo y para sí mismo, se genera un abominable hastío. El egocentrismo puede tornarse pandemia social

No es sencillo distinguir el correcto anhelo y la voracidad de galones y caudales. La segunda incorpora un quintal de egoísmo. El pancista se ama a sí mismo sin posibles rivales. Ciertos individuos se engañan al desarrollar una historia de amor entre ellos mismo y su imagen. Son narcisistas, ajan a los demás tras perjudicarse en su esencia. El egoísmo es posiblemente la mayor maldición que le ha sido dada a la especie humana. Cuando se ansía vivir de sí mismo, consigo mismo y para sí mismo, se genera un abominable hastío. El egocentrismo puede tornarse pandemia social. Cuando se extiende, empeora a todo el colectivo implicado. El individualismo es el producto inefable de una limitación mezquina. Si se carece de un coach, es hacedero precipitarse en la tentación de considerar que el universo gravita en torno a uno mismo

Para avanzar en lo profesional y en lo personal sin caer en las trampas del auto ensalzamiento, es ineludible el apoyo de alguien, un coach, que ayude a desbrozar las pasiones. Si se carece de ese frontón, es hacedero precipitarse en la tentación de considerar que el universo gravita en torno a uno mismo

Para dirigir a otros debemos potenciar la humildad frente a la soberbia, la flexibilidad frente a la rigidez, la generosidad frente a la envidia. De ese modo podrán irse dando pasos sólidos en la creación de una consolidada personalidad. El principio esencial del buen gobierno es la virtud de quienes timonean. Saber gobernar es elegir adecuadamente, empezando por el propio proyecto vital. Quien gobierna mal dilapida su autoridad.

Se engañan los directivos que consideran que podrán extinguir con su poderío presente la memoria de sus actos en el futuro, quienes se juzgan tan magnos que podrán bruñir sus comportamientos perversos. Quienes mejor gobiernan son quienes menos ruido hacen. Como señaló Tácito, “no existió nadie que ejerciera bien un poder conquistado con maldad”. Profunda impostura es fantasear en el gobierno de los demás sin disponer de capacidades.

Quienes mejor gobiernan son quienes menos ruido hacen La presencia de un coach es, en la práctica, ineluctable. Seleccionarlo no es sencillo. Entre las características que ha de acumular se cuentan la experiencia vital, que solo por excepción florece sin el sucederse de los lustros; la sabiduría, que viene a ser el conocimiento macerado del abundante estudio; la brega por haber desarrollado habilidades como las que destacó el estagirita y que he detallado en Entrevista a Aristóteles (LID, 2023). 

Entre las características que ha de acumular un coach se cuentan la experiencia vital, que solo por excepción florece sin el sucederse de los lustros; la sabiduría, que viene a ser el conocimiento macerado del abundante estudio, y la brega por haber desarrollado habilidades La distancia que separa al líder del manipulador ha de ser ampliada con esmero. En Entrevista a Stalin (Kolima, 2024)he puesto de manifiesto cómo el peor de los sangrientos ávidos puede arruinar millones de existencias apalancándose en argumentaciones lógicas. Recomiendo su lectura tanto a aquellos que sufren directivos narcisistas como a quienes pretenden llegar a ser líderes, para que no repliquen esas perfidias. En paralelo, han de emprender la senda para hallar un rodrigón, ese coach que ayude a enderezar propósitos y culminar cimas.

Javier Fernández Aguado, socio director de MindValue y director de Investigación de EUCIM. 

Fotos recurso © Freepik.

Artículo publicado en 2024.