Rediseñando el propósito en el trabajo
Estamos viviendo el mayor cambio global en el mundo del trabajo desde hace un siglo. ¿Cómo aprovechar esta oportunidad única y rediseñar radicalmente nuestra forma de trabajar?
La profesora de London Business School, Lynda Gratton, lleva décadas analizando el impacto de la longevidad en la vida laboral, y nuestra forma de aprender. Basándose en treinta años de investigación de las tendencias tecnológicas, demográficas, culturales y sociales que están configurando el empleo, y en los aprendizajes extraídos a partir de la pandemia, Gratton ha desarrollado un innovador marco de cuatro pasos para rediseñar el trabajo y hacer que el formato híbrido funcione. Su próximo libro, Redesigning Work, ayudará a los líderes a comprender los retos que enfrenta su empresa, a reimaginar enfoques y procesos nuevos y creativos, a modelarlos y probarlos dentro de la organización, y a actuar y dar feedback basado en datos actuales. ¿El objetivo? Facilitar que el equipo acepte el cambio, aumentar la productividad y prosperar hacia un mundo laboral más flexible.
En el marco de la Thinkers50 Awards Gala 2021, la psicóloga compartió algunas reflexiones que han dado origen a sus anteriores publicaciones y esbozó varias ideas sobre lo que está por venir en el ámbito del trabajo.
VIVE MÁS Y MEJOR
Si tenemos en cuenta que, ahora mismo, cada década que pasa se añaden dos años a la esperanza media de vida, es razonable asumir que tus hijos podrían llegar hasta los 100 años. Ahora bien, ¿qué sucede cuando, no solo tú, sino decenas de millones de personas en todo el mundo llegan hasta los 80 y los 90 años? Mi colega, el economista Andrew Scott, analizó en nuestro libro The 100-Year Life el impacto que esto supondría para la economía. La “buena noticia” es que tendremos trabajar hasta los 70-75 años, a menos que hayas ahorrado una gran cantidad de dinero y, seamos sinceros, la mayoría de nosotros no lo hemos hecho.Las empresas deberían mostrar mayor sensibilidad hacia la edad y lo que significa envejecer
Parece una vida laboral muy larga, e incluso puede parecer una vida larga; pero debemos recordar que la forma de envejecer es maleable. Quizá creas que solo tiene que ver con tu ADN, pero no es así. De hecho, la manera en que vivimos determina cómo envejecemos. Todos sabemos lo que implica una vida sana (hacer ejercicio, comer saludable, dormir ocho horas…). Podemos decidir hacerlo o no, pero si lo haces es más probable que vivas con salud hasta los 80 y los 90 años.
Otra cuestión es qué significa esto para las empresas en las que trabajamos. Este escenario va a representar un profundo impacto en nuestra narrativa, en el modo en que pensamos sobre la vida, porque cuando tu esperanza vital se expande, entonces hay más tiempo para hacer nuevas cosas; por eso empezamos a ver personas de 60, 70 y 80 años que reinventan su estilo de vida. Pero también los jóvenes, cuando piensan que tienen 100 años por delante, tienen la oportunidad de reinventar el curso de su existencia.
Igualmente es razonable pensar que la vida tradicional centrada en tres etapas (educación, trabajo y jubilación, todas ellas a tiempo completo) ya no sea la más adecuada. Además del efecto de la longevidad en el pensamiento de nuestra narrativa, al mismo tiempo estamos experimentando un período de extraordinario avance tecnológico y, por supuesto, enormes cambios en el clima. El mundo que nos rodea se va a transformar considerablemente y tenemos que estar preparados para saber qué hacer al respecto.
UNA VIDA, MÚLTIPLES ETAPAS FLEXIBLES
Está claro que la vida en tres etapas es muy, muy inflexible:
1º) No es posible asumir que tener una sola educación al principio de la vida nos vaya a preparar para todo el resto, cuando es obvio que conforme la tecnología siga cambiando la forma en que trabajamos y la IA continúe asumiendo más y más tareas, tendremos que aprender permanentemente.
2º) Si vamos a existir hasta los 100 años, con una vida laboral que sobrepasa los 70, estamos hablando de un periodo activo demasiado largo, sobre todo si es tan inflexible como lo era antes de la pandemia. Por supuesto que la pandemia ha aumentado significativamente la flexibilidad del trabajo, tanto en términos de lugar como de tiempo. ¿Volveremos a estar como antes? Sospecho que no. Y creo que parte de la gran resignación o gran renuncia que estamos viendo ahora se debe a que la gente ha empezado a darse cuenta de que no puede trabajar como lo estaba haciendo, y mucho menos si van a tener que hacerlo hasta los 75.
3º) Con la jubilación a los 65 años, pensabas en el tiempo de ocio que te gustaría tener al final de tu vida. Sin embargo, ¿por qué no querrías redistribuirlo durante toda la existencia ahora que vas a vivir 100 años? Y del mismo modo, ¿por qué no podríamos redistribuir parte del tiempo que reservamos a la educación al principio de nuestra vida para que llegue hasta el final de la misma?
Estoy hablando de una vida en varias etapas, un concepto sobre el que Andrew Scott y yo profundizamos en nuestros libros.
En una vida así, haces más actividades. Por ejemplo, puedes tomarte un tiempo libre para viajar por el mundo, en cualquier momento; o quizá quieras empezar un nuevo negocio, otra vez, no solo a los 20 años, o puede que quieras trabajar en tu comunidad y hacer un trabajo de voluntariado. Todas estas son actividades posibles a medida que nuestra vida se alarga.
En una vida en tres etapas, todo el mundo hace lo mismo al mismo tiempo. Si tienes 20 años y miras a tu alrededor, probablemente todo tu entorno esté a punto de acabar la carrera; si tienes 40 años, probablemente esté trabajando a tiempo completo; y si tienes 65 años, probablemente ya esté jubilado. En una vida multi-etapa, las personas funcionan de una manera mucho más individualista, pudiendo hacer cualquiera de esas fases en un momento diferente de la vida. Eso significa que cada periodo ya no está vinculado con una cohorte de edad y, por supuesto, en una vida multi-etapa, hay muchas más transiciones. Puedes pasar de tener tu propio negocio a volver a trabajar por cuenta ajena tiempo completo, a hacer un trabajo a tiempo parcial, y así sucesivamente.
¿Y LAS EMPRESAS?
Si nos preguntamos cómo el entorno empresarial, y la sociedad en general, está apoyando a las personas para hacer ese enorme cambio que acabo de describir, creo que no estamos haciendo lo suficiente. Me gustaría hacer un llamamiento a las empresas, para que demuestren mayor sensibilidad hacia la edad y lo que significa envejecer. Darse cuenta de que las personas mayores pueden aportar sabiduría, mentoring y coaching a la organización es un primer paso; pero también ayudar a preparar a su gente para esta nueva vida de múltiples etapas. Algunas corporaciones lo están haciendo, pero todos debemos asumir cierta responsabilidad.
Personalmente, me encantaría ver que instituciones educativas como London Business School se abren a personas de todas las edades. Más o menos lo hacemos, pero no creo que sea suficiente. Hemos de responsabilizarnos más con ese apoyo a lo largo de la vida. Este es un tiempo excepcional, porque estamos pensando en rediseñar el trabajo y, de hecho, en rediseñar nuestras vidas.
DESTACAR EL PROPÓSITO
La vida multi-etapa es una de las fuerzas que va a hacer que el trabajo híbrido sea mucho más difícil de abandonar de lo que algunos CEOs tal vez esperan; y va a modificar cómo trabajamos de manera determinante.
Todos habíamos desarrollado malos hábitos laborales: programamos demasiadas reuniones, demasiados viajes, muy poco tiempo con la familia. Nuestra huella de carbono, así como el deterioro de nuestra salud mental, nos han advertido de que muchos aspectos de ese estilo de trabajo eran incorrectos. Pero esos hábitos estaban tan profundamente arraigados que era difícil cambiarlos. Sin embargo, estamos ante una oportunidad única de hacerlo, de restablecer nuestra forma de trabajar.Todos lastrábamos malos hábitos laborales. Ahora estamos ante una oportunidad única para cambiarlos y restablecer nuestra forma de trabajar
Ahora que muchos individuos sienten cansancio y hastío por la situación laboral, necesitan que su líder tenga una narrativa sobre el futuro. Como líder, es evidente que no sepas exactamente qué va a suceder, pero puedes construir un propósito y un sentido de valores que realmente ayude a las personas a imaginar cómo serán los próximos años para ellos. Tenemos una ocasión extraordinaria para reinventar el trabajo, reflexionando sobre dos ideas: ¿dónde deberíamos trabajar: el hogar, la oficina, un centro? Y cuándo debemos trabajar: ¿cómo pensamos en el tiempo?
Mi consejo para los líderes empresariales es que brinden flexibilidad a su gente y que usen esas dos ideas, tiempo y lugar, para pensar en cómo sería el trabajo híbrido, asegurándose de que están haciendo lo posible para generar confianza y equidad en su organización. Involucrar a las personas directamente en una conversación sobre las opciones y los beneficios, escuchar y compartir historias que reflejen sus dilemas y participar en un proceso más amplio de co-creación del futuro del trabajo son algunas propuestas.La flexibilidad es la variable organizativa más valorada
En definitiva, parece claro que los empleados buscan un entorno laboral saludable y orientado al futuro. Y que, cuando las personas necesitan más autonomía para afrontar una vida con varias etapas, la variable organizativa que más valoran es la flexibilidad. Flexibilidad sobre dónde y cuándo trabajar, flexibilidad para tomarse un tiempo libre para explorar, flexibilidad para colaborar con una organización sin ánimo de lucro o para emprender…
Lynda Gratton, consultora y profesora de Management Practice en London Business School, durante la Thinkers50 Awards Gala.
Artículo publicado en Executive Excellence n178, enero 2022.