Senior advisor: una fórmula win-win de segunda carrera
Alfonso Jiménez, partner de la práctica de Board Services de Exec Avenue
El senior advisor está llamado a ser una de las figuras con grandes oportunidades de crecimiento en nuestro continente para canalizar los miles y miles de profesionales y directivos que saldrán del mercado laboral estándar en la siguiente década.
En anteriores artículos, exploramos el concepto de “segunda carrera” y las opciones naturales de ser consejero en un Consejo de Administración, con sus pros y sus contras, y de ser miembro de un Consejo Asesor. En esta ocasión, desgranamos el perfil de senior advisor, que se ha desarrollado en todo el mundo en los últimos años.
Un senior advisor es un profesional, normalmente en su segunda carrera, que posee conocimientos, experiencias, marca personal o contactos y relaciones de valor, que quiere seguir activo y ofrece sus activos al servicio de otros proyectos, a través de una o varias relaciones mercantiles con una o varias sociedades, a tiempo parcial y sin exclusividad. Es decir, es un rol compatible con otras actividades de segunda carrera.
Es muy frecuente, de hecho, que esta práctica se combine con otras en una “paleta de actividades de segunda carrera”. Podría ser desempeñada incluso durante el ejercicio de la función ejecutiva, aunque no es lo común. De realizarse alguna actividad simultáneamente con la carrera ejecutiva, lo más habitual es que sea, con el permiso de la sociedad, la participación en un Consejo de Administración o, a veces, en un Consejo Asesor.
En formato jurídico, este rol es similar al de un profesional freelance. Se espera del senior advisor que contribuya asesorando desde su experiencia y facilitando accesos, pero no que desarrolle ningún trabajo concreto ni haga delivery, como sería el caso del freelance
Este rol es similar, en formato jurídico, al de un profesional freelance. Tal vez, la principal diferencia es que estos lo son durante toda su carrera profesional y el senior advisor se ejercita normalmente al finalizar la vida directiva. Otra distinción notoria es que del senior advisor se espera que contribuya asesorando desde su experiencia y facilitando accesos, pero no que desarrolle ningún trabajo concreto ni haga delivery, como sería el caso del freelance.
Rentabilizar los intangibles en un contexto particular
Cuando un directivo finaliza su carrera ejecutiva posee activos tangibles e intangibles. Su activo tangible es el patrimonio personal que ha ido construyendo a partir del ahorro y la inversión financiera de sus rentas personales. Sus activos intangibles son los conocimientos y experiencias acumulados durante décadas de carrera profesional y directiva, su marca personal, en términos de notoriedad y reputación, y su red de contactos construida en base a las relaciones que ha desarrollado durante su actividad. Esos activos intangibles tienen un gran valor puestos a disposición de un proyecto empresarial, siempre que haya una utilidad real, una buena gestión, una correcta y honesta valoración de los mismos, así como una actitud abierta y sincera del profesional de ponerlos a disposición del proyecto.
Los activos intangibles tienen un gran valor puestos a disposición de un proyecto empresarial, siempre que haya una utilidad real, una buena gestión, y una correcta y sincera valoración de los mismos
En Europa, miles de profesionales y directivos saldrán del mercado laboral en los próximos años. Las diferencias del momento de la salida son muy relevantes entre unos países y otros, con más de siete años de diferencia entre los del norte y el centro de Europa y los países del sur, entre ellos España.
En este contexto, las oportunidades que ofrecen, por ejemplo, los Consejos de Administración son muy limitadas, ya que las “plazas” son escasas. Pensemos que la mayor parte de las sociedades de nuestro mercado no son cotizadas y, por tanto, no sujetas a los mecanismos de regulación y supervisión de su gobierno corporativo. En el entorno de las sociedades no cotizadas, muchas ni siquiera tienen un Consejo de Administración y existen todavía reticencias a incorporar profesionales independientes en dichos órganos de gobierno.Ni los Consejos de Administración ni los Consejos Asesores podrían cubrir toda la oferta de directivos en su segunda carrera
Los Consejos Asesores están aún en un estado incipiente en muchos mercados. Por tanto, podríamos concluir que ni los Consejos de Administración ni los Consejos Asesores podrían cubrir toda la oferta de directivos en su segunda carrera, por lo que la fórmula del senior advisor viene a sumar como instrumento de la canalización de la experiencia de los seniors.
Ventajas frente a consejeros, Consejo Asesor y consultores
Si comparamos la figura del senior advisor con la de consejero, para la sociedad tiene la ventaja de la flexibilidad, el compromiso. Es una figura no regulada y puede aportar un gran valor si se le saca partido y si en el proceso de selección se han seguido criterios profesionales de encaje de los “activos intangibles” que posee esa persona y las necesidades de la sociedad. Es más flexible y mucho más eficiente en coste, puesto que no hay que pagar una prima de riesgo. Ahí también radica la gran ventaja para el profesional, la no asunción de riesgos. Se cuenta con el senior advisor para opinar, dar consejos, pero no para asumir la decisión final, ni para ejecutar las recomendaciones.Se cuenta con el senior advisor para opinar, dar consejos, pero no para asumir la decisión final, ni para ejecutar las recomendaciones
Por otra parte, en comparación con los Consejos Asesores, la figura del senior advisor, que desde un punto de vista de relación contractual es muy similar a la de ser miembro de un Consejo Asesor, es más fácil de implementar y de gestionar, ya que son relaciones individuales, mientras que un Consejo Asesor requiere de una gestión para que funcione, lo cual implica más complicación logística. Sin embargo, se pierde la conversación, el debate, la sinergia y la pertenencia a un grupo. Podríamos decir que, para la sociedad, es más fácil de gestionar la figura del senior advisor y, para el profesional, es más atractivo pertenecer a un Consejo Asesor. Para la sociedad, es más fácil de gestionar la figura del senior advisor y, para el profesional, es más atractivo pertenecer a un Consejo Asesor
El senior advisor puede tener también ciertas similitudes con el rol de consultor, aunque hay dos diferencias principales: la primera es que el senior advisor trabaja solo, sin equipo, y la segunda que habitualmente no hay entregables, no genera documentación detallada sobre los temas; sus ideas son más orales o con documentos, informes o presentaciones generales. Podríamos decir que el senior advisor es una figura que está a caballo entre la de un Consejo Asesor y la de un consultor, aunque tiene características propias que la hacen diferente.
El para qué del senior advisor
Una de las cuestiones clave es el propósito de la función de asesoramiento de ese profesional senior. En muchas ocasiones, se buscan los activos intangibles diferenciales para su utilización por parte de la alta dirección. En ciertos casos, lo que se requiere es un conocimiento o una experiencia diferencial. Actúan como una especie de oráculo independiente al que consultar un tema concreto; son como grandes expertos de una determinada área: estrategia, sostenibilidad, finanzas, personas y cultura, digitalización, compliance, riesgos, fiscalidad, internacionalización, marketing, reputación, etc. Dan servicio a la alta dirección de una sociedad o a un área concreta de negocio. En otros casos, su relación es directa con el órgano de gobierno
La mayoría de las veces, dan servicio a la alta dirección de una sociedad o a un área concreta de negocio; en otros casos, su relación es directa con el órgano de gobierno.
Aunque fundamentalmente aportan ideas de gestión, hemos observado que en los últimos años también hay senior advisors que ayudan a mejorar la gobernanza.
Otro ejemplo de utilidad es cuando una sociedad tiene que enfrentarse a una circunstancia nueva y puntual. Por ejemplo, cuando una familia empresaria quiere constituir una sociedad patrimonial para separar la actividad de la sociedad de otros activos e inversiones o incluso constituir una family office; o cuando una empresa quiere salir a bolsa, o desea acercarse al mundo de los fondos para vender una parte de su capital. Es decir, a veces las empresas se tienen que enfrentar a circunstancias únicas en su existencia sobre las que no se tiene experiencia. En este caso, contar con un senior advisor “experto” puede ser de gran valor y no invalida, sino que complementa, los trabajos que puedan realizar otras firmas externas en este tipo de procesos (abogados, consultores, etc.). A veces las empresas se tienen que enfrentar a circunstancias únicas sobre las que no tienen experiencia. Contar con un senior advisor “experto” puede ser de gran valor y no invalida, sino que complementa, los trabajos de firmas externas
Nos encontramos en un mundo de grandes cambios que demanda múltiples competencias para afrontarlos. A veces son cambios de mercado, o impulsados por la revolución tecnológica, pero también pueden ser impulsados por la regulación. De hecho, tras la crisis de 2008 hemos visto una borrachera de cambios regulatorios mensuales y semanales que hacen muy difícil asegurar que las sociedades cumplan con toda la carga regulatoria que emana de diferentes instancias (europea, nacional, autonómica, local…) y de los reguladores de algunos sectores (banca, seguros, energía…). Esta aceleración implica disponer de conocimientos múltiples que, en muchas ocasiones, no tienen ni los equipos de gestión, ni los órganos de gobierno; lo que hace más atractivo el acercamiento a estas figuras como “complemento competencial” a las capacidades propias. Que el mercado vincule al senior advisor con la sociedad ya aporta un gran valor en su puesta en escena en el mercadoEn otras situaciones, el principal activo aportado por el senior advisor es la marca personal que puede otorgar valor reputacional a la sociedad. El hecho de que el mercado vincule al senior advisor con la sociedad ya aporta un gran valor en su puesta en escena en el mercado. Es un golpe en la mesa el contar con figuras relevantes para el mercado.
Contactos y valoración del proyecto
Cómo no, otro activo intangible lo constituyen los contactos de calidad del directivo en su segunda carrera. Contactos que se han construido durante años de actividad en relaciones con múltiples stakeholders. Y, aunque un porcentaje de esos contactos son fake –y desaparecen el día en que el directivo abandona la función ejecutiva–, algunos otros son de “calidad”, son genuinos, y no se limitan a una relación formal entre puestos directivos, sino que han alcanzado a las personas que representaban dichos papeles. Estos, posiblemente menos del 10% del tarjetero del día D, son los que se pueden poner en valor al servicio de un proyecto empresarial.Posiblemente, menos del 10% del tarjetero del día D (día en que el directivo abandona la función ejecutiva) son los que se pueden poner en valor al servicio de un proyecto empresarial
Al respecto, hay algunas peculiaridades sobre este activo relacional. Muchos directivos no quieren utilizarlo de manera recurrente. Es como “seguir vendiendo”, cuando lo que puede hacer con esa disposición es ayudar a encontrar una solución de vanguardia. Por ello, de cara al profesional, es importante vincularse con sociedades con auténticas propuestas de valor para sus clientes. En la due diligence, el profesional que aspira a una posición de senior advisor tiene que entender qué activo intangible busca el proyecto y cuál es la propuesta de valor de la sociedad que le pretende. Así como la reputación de la marca corporativa que le tiene que sumar en su segunda carrera. El profesional que aspira a una posición de senior advisor ha de entender qué activo intangible busca el proyecto y cuál es la propuesta de valor de la sociedad que le pretende
Los activos intangibles entran en pausa el día D, es muy difícil hacerlos crecer. La preocupación de todo directivo que quiere seguir activo e iniciar una segunda carrera debe ser mantener vivos sus activos, tanto los activos tangibles (su patrimonio) como los intangibles. Por ello, otro aspecto a considerar en esa due diligence es qué aprendizajes le puede suponer vincularse como senior advisor a un determinado proyecto. En un mundo en plena revolución tecnológica, sumarse a proyectos que le permitan estar al día en tecnología es muy relevante para no quedarse obsoleto en pocos años.
Sumarse a proyectos que permitan estar al día en tecnología es muy relevante para no quedarse obsoleto en pocos años
También cabe analizar la “ventana de oportunidad” que representa su red de contactos. Cada directivo tiene una red de una determinada generación, aquella que se ha desarrollado a la par que su carrera. Al igual que el directivo está transitando hacia su segunda carrera o hacia la inactividad, también lo están haciendo los profesionales de su base de contactos.Al igual que el directivo está transitando hacia su segunda carrera o hacia la inactividad, también lo están haciendo los profesionales de su base de contactos. Si quiere ponerla en valor, deberá hacerlo de manera inmediata, pues cada día se irá degradando
Además, en un momento de cambio como el actual, el mercado se renueva constantemente. Esto significa que tiene una ventana corta de utilización de sus contactos actuales, que si espera digamos cinco años, apenas le quedarán contactos de calidad. Por tanto, si quiere poner en valor la base de contactos del día D, deberá hacerlo de manera inmediata, pues cada día que pase esta se irá degradando y perdiendo valor por envejecimiento vegetativo.
En definitiva, la figura del senior advisor puede aportar mucho valor a una sociedad, tanto para recibir ideas de mejora de su gestión, como para mejorar su gobierno corporativo, así como afrontar situaciones nuevas y puntuales, teniendo en cuenta los conocimientos y experiencias del profesional y su juicio independiente. Estamos, por tanto, ante un potente instrumento de canalización de la experiencia de los seniors en su segunda carrera.
Alfonso Jiménez es socio de la práctica de Board Services de Exec Avenue, miembro del Consejo Asesor de Atrevia, vocal de la Junta Directiva Nacional de la Asociación Española de Directivos (AED), presidente del Consejo Asesor de la Asociación Española de Directores de Recursos Humanos (AEDRH).
Artículo publicado en marzo de 2023.
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