Skip to main content

Valores con los pies en el suelo

(Tiempo estimado: 5 - 9 minutos)

Me plantearon el reto de escribir sobre los valores empresariales y su importancia; como se pueden imaginar, el tema no es sencillo. A uno le hubiera gustado hablar del nexo entre el fútbol y la empresa, o el cine y la empresa, o de Gran Hermano... pero lo dejaremos para mejor ocasión. Hablar de valores es difícil; el concepto en sí puede llegar a ser muy etéreo y como lo etéreo nunca ha sido mi fuerte vamos a intentar hablar de valores con los pies en el suelo.

 

En los últimos años hemos dado un paso de gigante en lo que se refiere a la gestión de los valores empresariales. Empezamos todos, quien más y quien menos, abordando los valores como una larguísima enumeración de adjetivos calificativos que representaba nuestras competencias o comportamientos, y que en la práctica acababa archivada en un cajón -los más- o publicada en un precioso letrero –los menos-, para acabar sin aplicarse en la mayoría de los casos.

Ahora, la experiencia nos ha enseñado que, además de la necesidad de dotar a nuestra empresa de unos valores diferenciadores, debemos intentar ir mucho más allá e integrarlos efectivamente en el día a día de nuestra empresa.

LA ELECCIÓN DE LOS VALORES

Al igual que los cromosomas determinan parcialmente como seremos, los valores de una empresa determinan en gran parte su personalidad y nos dejan intuir cómo hará negocios esa compañía y qué principios regirán la relación con sus clientes. 

La elección de valores se debe hacer siempre desde el más alto nivel. Únicamente aquellos que disponen de una visión global de la empresa pueden contestar a preguntas de tan difícil respuesta como: qué y cómo somos, cómo nos gustaría ser y cómo quieren nuestros clientes, accionistas y trabajadores que seamos.

Para resultar operativos los valores deben ser pocos. Debemos ser capaces de elegir cuatro o cinco que resuman cómo queremos que sea nuestra empresa. Una vez elegidos, empieza la parte realmente difícil del proceso: convertir en reales los valores identificados durante la reunión del Comité de Dirección. Es el momento de trasladar a todos y cada uno de nuestros trabajadores estos valores, explicarles cómo influirán en su día a día y en el de la empresa y proporcionarles las herramientas que les permitan interiorizarlos y hacerlos propios. 

Gran parte del secreto de la implantación estriba en ser coherentes en nuestras decisiones: si somos una empresa que se autoproclama “respetuosa con el medio ambiente” debemos empezar por implementar medidas que fomenten la eficiencia energética en nuestras propias plantas de producción y oficinas, si propugnamos la “lealtad” debemos ser los primeros en tener un trato leal con nuestros colaboradores y clientes. Nuestras políticas de actuación, nuestros programas de formación, nuestra comunicación, nos deben ayudar a reforzar nuestros valores, nunca contradecirlos. 

En el momento en el que una empresa adopta unos valores se vive un punto de inflexión, hay que lanzar un proyecto de implantación entre los propios empleados, como programar un proceso de inducción que permita explicar estos valores y lo que suponen para la empresa a cada nueva incorporación. Esta etapa de asimilación puede resultar algo más difícil con los trabajadores que ya están en la empresa, cuando queramos armonizar sus comportamientos y maneras de hacer con los nuevos valores, puesto que para asumirlos será necesario superar los antiguos hábitos y costumbres derivados de la inercia a la que nos arrastra nuestra cultura de empresa. 

Una de las mejores maneras de trasladar a los empleados el verdadero significado de estos valores es a través de pequeños y grandes gestos que ilustren con ejemplos sencillos cómo impactarán en su cotidianidad.

En esta etapa de asimilación, debemos rodearnos de diferentes herramientas que faciliten la asimilación de los valores; desde presentaciones, vídeos, dinámicas de grupo con la dirección, e-learnings, etc. Estos instrumentos nos ayudarán a incorporar a nuestros mensajes todo tipo de matices, de forma que con multitud de ejemplos situacionales se facilite su asimilación. El empleado debe entender que vivir los valores de su empresa no implica un cambio drástico en sus comportamientos, sino tan sólo moldear alguna de sus formas de hacer, para favorecer las formas de interactuar con los clientes, sus compañeros y la empresa en general.

Si se consigue que los empleados interioricen los valores, cualquier esfuerzo que hayamos realizado en la implantación habrá merecido la pena. Una empresa con valores es una empresa con alma, creíble y respetada. El mercado nos exige esta credibilidad, pero también nuestros colaboradores: una empresa con valores claros es una empresa sana, donde los empleados se encuentran mejor.

Una vez asimilados los valores debemos trabajar para mantenerlos y reforzarlos. Esto significa que hemos de tenerlos en cuenta cuando tomemos decisiones y potenciarlos con políticas y acciones concretas.

La política de responsabilidad social corporativa podrá ser una de las  herramientas de las que dispondremos para poder hacer realidad esos valores. Deberemos primar aquellas acciones que se encuentran alineadas con nuestra cultura empresarial; incentivar aquellas iniciativas sociales que refuercen nuestros valores.

Otra buena práctica es verificar el grado de implantación de los valores, preguntarnos cada cierto tiempo si su implementación ha mejorado o empeorado y qué medidas hemos tomado recientemente para reforzarlos y si han sido suficientes.

SCHNEIDER ELECTRIC: Apasionados, Abiertos, Íntegros y Eficientes

Cuando estás presente en más de un centenar de países; cuando en poco menos de veinte metros cuadrados tienes a trabajadores que proceden de distintos hemisferios; cuando eres el resultado de la fusión de muchas empresas, los valores pasan a ser algo más que valores: son el pegamento que brinda consistencia a nuestras formas de hacer y armoniza nuestros comportamientos.

Nuestros valores definen quiénes somos y la forma en que hacemos las cosas, brindando consistencia y uniendo los diferentes departamentos, entidades y negocios con un propósito común. 

En Schneider Electric tenemos una visión: creemos en un mundo en el que podemos alcanzar más, usando menos recursos de nuestro planeta. Esta visión se traslada a nuestra misión por la que pretendemos ayudar a las personas a maximizar el uso que hacen de la energía, ofreciéndoles los productos, servicios y soluciones que les ayudarán a minimizar sus consumos y a disponer de una energía limpia, segura, fiable y eficiente.

Ser personas apasionadas, abiertas, íntegras y eficientes representa hoy los valores de Schneider Electric. Estos valores impregnan todos los comportamientos y actuaciones de nuestra gente y nuestra manera de hacer negocios.

Analicemos ahora lo que estos valores significan para Schneider Electric, para nuestros clientes, para nuestros accionistas y para nuestros empleados.

- Somos apasionados, tenemos pasión por nuestros clientes, nuestros empleados y el medioambiente. Nos esforzamos por crear una relación sólida y verdadera con nuestros clientes, haciendo que sea fácil trabajar con nosotros. Esta pasión también se traslada a nuestra relación con nuestros colaboradores; desarrollamos y entrenamos a nuestra gente para que pueda alcanzar todo su potencial. Mostramos pasión por el planeta; sabemos que debemos contribuir a su sostenibilidad maximizando los rendimientos de cada kilowatio de energía.

- Somos personas abiertas, que respetan y fomentan la diferencia y la diversidad; que promueven el intercambio de experiencias y el aprendizaje continuo. En Schneider Electric entendemos que nuestro éxito se basa en tres dimensiones: nuestra curiosidad, nuestra capacidad para colaborar con las personas más allá de los límites organizativos y nuestra confianza en los beneficios que aporta la diversidad. Tenemos que escuchar a nuestros clientes y a nuestros compañeros con una curiosidad constante, así profundizamos nuestros conocimientos sobre lo que complace al cliente y sobre cómo dar respuesta a sus expectativas. 

- Somos íntegros y directos en las relaciones con nuestros clientes y nuestros empleados. Esto significa comunicarnos directa, honesta y abiertamente con nuestros clientes y entre nosotros. Nos proporcionamos un feedback directo y constructivo, lo cual nos permite mejorar nuestro rendimiento continuamente. Creemos que nuestros empleados valoran la claridad y la simplicidad. Ser íntegro significa además actuar según los compromisos expresados y asegurar la coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos. 

- Somos eficientes, queremos hacer las cosas simples a nivel interno y especialmente cuando nos relacionamos con nuestros clientes. Gestionamos y alcanzamos nuestros objetivos operacionales asumiendo los riesgos necesarios. Somos pragmáticos; vamos directamente al grano porque pensamos que “menos es más”. Nos obligamos a buscar nuevas formas que nos permitan mejorar de manera continuada nuestras metodologías. Nuestra vocación de liderazgo nos obliga a ser eficientes e inconformistas.

Estos valores son, en apariencia, similares a los de otras muchas empresas, lo que nos hace distintos es la manera en que los compartimos todos los empleados, pues puedo afirmar que hoy por hoy, impregnan todas nuestras políticas y el día a día de aquellos que formamos parte de Schneider Electric. 

Intentamos que nuestros valores estén presentes en las grandes y pequeñas decisiones. Por ejemplo, hace dos años uno de nuestros empleados propuso olvidarnos de la americana y la corbata durante los meses más calurosos del año, con el objetivo de aumentar la temperatura en nuestras sedes y así poder reducir el consumo de aire acondicionado y por tanto las emisiones de dióxido de carbono. La iniciativa fue aplicada y ampliamente aplaudida por todos los que formamos la empresa: si queremos un mundo más sostenible debemos tener una empresa más sostenible.

Esta acción, que por sí sola no deja de ser una mera anécdota, se une a otras muchas:

Afirmamos que somos unos apasionados de nuestros clientes y del medioambiente y apoyamos esta afirmación invirtiendo en innovación y creando nuevos productos y soluciones capaces de satisfacer las eficiencias energéticas de nuestros clientes y, en la medida de lo posible, del planeta.

Nos enorgullecemos de fomentar la diversidad y por ello hemos diseñado políticas de recursos humanos flexibles, capaces de adaptarse a esta diversidad.

Quizás lo más importante es que en Schneider Electric somos conscientes de que cuando trabajamos inspirados por nuestros valores estamos contribuyendo a crear un mundo más sostenible y mejor.


 Manuel Ángel Sánchez, director de RRHH y Comunicación para la zona Ibérica de Schneider Electric 

Artículo de opinión publicado en Executive Excellence nº67 feb10


Últimos artículos

Herminia Ibarra
Personajes con talento
21 de Noviembre de 2024