2050: la descarbonización de la economía
Nadie mejor que el comisario europeo de Acción por el Clima y Energía, Miguel Arias Cañete, para clausurar una de las citas anuales más representativas para todos los implicados en la política energética a nivel nacional e internacional, como es el Encuentro del Sector Energético celebrado en IESE Business School. En 2017 esta jornada, organizada por la escuela de negocios junto con Deloitte, ha celebrado su décimo cuarta edición. Diversos paneles y mesas redondas conformaron un evento que abordó los aspectos clave que están marcando la transición energética mundial.
Tras el hito conseguido en la COP21 de París, la Comisión Europea ha seguido trabajando incansable y ejerciendo un liderazgo decidido. Arias Cañete compartió no solo los entresijos de las tensas negociaciones que culminaron en el Acuerdo de París, sino los desafíos abiertos desde entonces. Estas fueron algunas de sus palabras:
Un compromiso sin precedentes
“Ya ha pasado un año de la histórica COP21 de París, pero aún recuerdo como si fuera ayer las enormemente complejas negociaciones del Acuerdo de París, especialmente delicadas por el hecho de que se requería el acuerdo unánime de 196 países. Recuerdo que me impresionaron dos actores críticos de las mismas: el presidente de la COP Laurent Fabius, incansable en la negociación; y el secretario de Estado de los Estados Unidos John Kerry, quien negociaba personalmente, manteniéndose presente en las interminables negociaciones del acuerdo del cambio climático.
Hubo momentos en que este parecía inalcanzable y recuerdo particularmente dos situaciones, entre muchas, que casi frenan el acuerdo. La primera de ellas es la elección de las palabras a emplear en la redacción, que no era una cuestión baladí, pues dependiendo de las que se utilizasen habría más posibilidades de que el acuerdo consiguiera la ratificación del Congreso de los Estados Unidos. La segunda fue la actuación de Nicaragua que, una vez pactado todo, dio un paso atrás. Más adelante, una vez definido el acuerdo, hubo un tercer país, Polonia, que nos hizo prolongar las negociaciones desde las cinco de la mañana, cuando llegamos a un acuerdo general, hasta las ocho de la mañana… Eso da una idea de la complejidad de la negociación, que me permitiría escribir hasta unas memorias de la misma.
El Acuerdo de París supone que, por primera vez, 196 países han puesto en marcha compromisos que supondrán un cambio sin precedentes de sus sistemas energéticos y productivos. La UE ha ejercido un claro liderazgo y ha dado ejemplo ya desde el Protocolo de Kioto, donde se comprometió con unos objetivos para 2020 de 20% de reducción de emisiones de carbono, 20% de energía renovable en su mezcla energética, 20% de ahorro energético gracias a la eficiencia energética. Mientras tanto, otras potencias globales decidieron quedarse al margen, como Estados Unidos, Japón o Rusia.
Gracias al compromiso de entonces, empezamos a poner en marcha políticas energéticas con anticipación, lo que nos ha situado en una posición de liderazgo a nivel mundial. De hecho, este liderazgo de la Unión Europea fue clave para acercar posturas durante las negociaciones en la COP21, creando la Coalición de Gran Ambición, el grupo de países desarrollados y en desarrollo que hizo posible el acuerdo.
Una vez cerrado, aún quedaba mucho trabajo por hacer, puesto que tocaba poner en marcha todas las políticas necesarias para cumplirlo. Además, en ese momento éramos poco conscientes de todo lo que implicaba descarbonizar una economía tomando 2050 como horizonte. Era, y sigue siendo, un reto sin precedentes no solo para el sector energético sino para toda la economía en su conjunto. Al finalizar la negociación iba pensando todo lo que nos quedaba por hacer. Sin embargo, pese a lo arduo que pueda ser el camino, este cambio histórico es ya irreversible.
En 2015, la inversión en energías limpias ha marcado una cifra récord de más de 300 mil millones de euros. Esta cifra es seis veces mayor que la inversión en 2004 y se traduce en más de 8.1 millones de empleos en energías renovables. Además, 2015 también fue el año en el cual la capacidad añadida por renovables ha superado a la capacidad añadida por fuentes convencionales. Por tanto, estas cifras demuestran que las energías limpias han llegado para quedarse, y que juegan un papel fundamental en el crecimiento y la creación de empleo.
En esta tendencia a nivel global, la Unión Europea debe seguir haciendo valer su liderazgo. Por ello, el Consejo Europeo de octubre de 2014 fijó unos nuevos objetivos a alcanzar en 2030: un 40% de reducción de emisiones de carbono, un 27% de energías renovables en nuestra mezcla energética y una mejora del 27% en eficiencia energética. Además, la Comisión Europea ha decidido ir más allá en la línea marcada por los líderes europeos, proponiendo elevar el nivel de ambición en materia de eficiencia energética fijando un nuevo objetivo vinculante del 30%. Sin embargo, para poder cumplir con estos ambiciosos objetivos, necesitábamos poner en marcha una revisión de la legislación europea en materia de acción por el clima y energía.
Nuevos paquetes legislativos
Por ello, desde que presenté la Estrategia para la Unión de la Energía el 25 de febrero de 2015 junto con el vicepresidente Maroš Šefcovic hasta el día de hoy, la Comisión Europea ha adoptado varios paquetes legislativos en materia climática y de energía de gran alcance para la ciudadanía europea.
En primer lugar, el mismo mes de febrero presentamos una Comunicación sobre cómo alcanzar el 10% de interconexiones eléctricas entre Estados miembros. En julio iniciamos la revisión del régimen de comercio de derechos de emisión de la Unión Europea (ETS) para el periodo de 2020 a 2030. También publicamos una Comunicación sobre el sector de calefacción y refrigeración e iniciamos una Consulta sobre el Diseño del Mercado y sobre la Regulación sobre el Etiquetado Energético.
Concluimos 2015 con el logro alcanzado en la firma del Acuerdo de París. Es importante recalcar que, hasta el último momento, el éxito de las negociaciones pendía de un hilo. Y es necesario recordar también que fue gracias al liderazgo de la UE durante las negociaciones y a su capacidad para acercar posiciones y generar consensos entre países en desarrollo y países desarrollados que fuimos capaces de lograr este acuerdo histórico que dejará un mundo mejor para las futuras generaciones.
Para continuar adaptando las políticas europeas a los compromisos alcanzados en París, en febrero del 2016 presentamos un ambicioso paquete legislativo sobre la seguridad de abastecimiento del gas, un paquete que puso las bases para garantizar un suministro seguro, transparente, competitivo y flexible de energía para los ciudadanos europeos.
Y en julio pusimos sobre la mesa la propuesta para reducir las emisiones de efecto invernadero de aquellos sectores no cubiertos por el régimen de comercio de derechos de emisión. Esta propuesta incluye la revisión de la Regulación sobre el Reparto de Esfuerzos (Effort-Sharing), la revisión de la Regulación sobre la Utilización del suelo, Cambio de utilización del suelo y Silvicultura (LULUCF), y una Comunicación sobre la de-carbonización del transporte.
En octubre del año pasado alcanzamos un histórico acuerdo para la reducción de emisiones de la aviación civil en el seno de la Organización Internacional para la Aviación Civil (ICAO). Y una semana más tarde, logramos otro histórico acuerdo en Kigali, Ruanda, para la reducción progresiva de gases fluorados.
Además, también en octubre del año pasado, y gracias a la acción conjunta de la UE, fuimos capaces de ratificar el Acuerdo de París –el primer acuerdo global vinculante sobre cambio climático–, y superar el umbral necesario para que este entrara en vigor el pasado 4 de noviembre.
Finalmente, el 30 de noviembre adoptamos el último paquete legislativo energético: el Paquete de Energía Limpia para Todos los Europeos.
Las propuestas legislativas de energía limpia para todos los europeos abarcan la eficiencia energética, las energías renovables, el diseño del mercado de la electricidad, la seguridad del abastecimiento de electricidad y las normas de gobernanza de la Unión de la Energía. La Comisión propone además nuevas perspectivas de diseño ecológico y una estrategia para una movilidad conectada y automatizada.
El paquete incluye asimismo medidas para acelerar la innovación en materia de energías limpias y para renovar los edificios de Europa. También presenta medidas para fomentar la inversión pública y privada, promover la competitividad industrial de la UE y mitigar el impacto social de la transición hacia una energía limpia.
Este paquete asegurará que los ciudadanos europeos tengan acceso a energía segura, sostenible, y asequible cuando lo necesiten. Además, movilizará 177.000 millones de euros en inversiones públicas y privadas al año desde el 2021 hasta el 2030, contribuyendo a un incremento de un 1% del PIB europeo durante la próxima década y creando 900.000 nuevos puestos de trabajo.
Con todas estas medidas, hemos puesto sobre la mesa el 90% de las propuestas legislativas para completar la Unión de la Energía, cumpliendo asimismo una de las 10 prioridades políticas de esta Comisión. Los compromisos que hemos adquirido en el Acuerdo de París hacen necesaria una revolución completa de nuestro sistema energético y económico. Por tanto, nos encontramos ante una oportunidad histórica en la que la Comisión Europea está trabajando para poner a Europa al frente de esta revolución.
Es por ello que, durante los últimos dos años, hemos realizado una gran actividad. Pero todavía nos queda mucho trabajo por delante, como lo atestigua el segundo informe sobre el Estado de la Unión de la Energía.
Balance y áreas de mejora
El 1 de febrero presentamos el informe anual del Estado de la Unión de la Energía para hacer balance de los avances realizados y para destacar aquellos aspectos en los que tenemos que continuar mejorando. Según este informe, Europa va por buen camino en la consecución de sus objetivos de 2020 que incluyen, como recordarán, una reducción en un 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero con respecto a los niveles de 1990, una participación del 20% de energías renovables en la mezcla energética, y un incremento de un 20% en eficiencia energética.
Para que se hagan una idea del éxito cosechado, déjenme compartir con ustedes algunos de los datos que se recogen en el informe:
- En primer lugar, la UE ya ha alcanzado su meta en cuanto a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. En 2015, tales emisiones fueron un 22% inferior a las de 1990. Asimismo, la UE sigue avanzando en la disociación entre crecimiento económico y emisiones de gases de efecto invernadero. Durante el período 1990-2015, el Producto Interior Bruto combinado de la UE creció un 50%, mientras que las emisiones totales disminuyeron un 22%.
- Segundo, la UE ha reducido significativamente su consumo de energía, y va por el buen camino de alcanzar el objetivo de 20% en eficiencia energética.
- Asimismo, la UE va muy bien encaminada para lograr su objetivo referente a las energías renovables: en 2015, el porcentaje de energías renovables en el consumo de la Unión Europea fue del 16.4%.
Estos datos son excelentes, y demuestran una vez más que el trabajo bien hecho da resultados. Además, los datos para España son similarmente buenos.
Primero, en materia de energías renovables, el informe estima que España alcanzó una cifra del 15.6% en renovables en 2015, superior a la trayectoria indicativa para 2015/2016 (13.8%) que refleja la Directiva. Asimismo, el informe refleja que para 2020, España conseguirá cumplir su objetivo de renovables del 20% (cuota estimada 20,9%), considerando que se pongan en marcha las medidas necesarias para dar un impulso a estas alternativas más sostenibles.
Segundo, en eficiencia energética, la Comisión Europea considera que España cumplirá con su objetivo indicativo para el 2020. En 2014, el consumo de energía final se situó en 79,23 Millones de Toneladas de Equivalente de Petróleo por debajo del objetivo de 80.1 para 2020. Lo mismo respecto al consumo de energía primaria que se situó en 112,57 Millones de Toneladas de Equivalente de Petróleo en 2014 por debajo de 119.8 para 2020.
En tercer lugar, España también va en la buena senda para cumplir su objetivo de reducción de emisiones del 20%. Las últimas proyecciones de la Comisión Europea señalan que España reducirá las emisiones no cubiertas por el mercado europeo de carbono en un 12.4% en 2020 con respecto a los niveles de 2005, lo que supone sobrepasar el objetivo del 10% fijado para España.
No cabe duda de que tanto España como Europa van bien encaminadas en el cumplimiento de sus objetivos climáticos y energéticos para 2020. Sin embargo, aún queda trabajo por hacer. A fin de cuentas, los objetivos acordados dentro del marco energético y climático de 2030 son mucho más ambiciosos. Y deberemos mantener nuestra ambición si queremos asimismo cumplir con los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París. Por ello, en los próximos dos años la agenda de la Comisión Europea en estas materias vendrá marcada por los siguientes hitos.
Próximos hitos de la Comisión Europea
En primer lugar, la implementación del Acuerdo de París en su totalidad. El pasado mes de noviembre, los representantes de los países firmantes nos reunimos en Marrakech para mostrar nuestro apoyo a este acuerdo y la firme voluntad de seguir adelante con esta agenda. Y como máximo representante europeo en esta materia, les puedo asegurar que la UE no dará marcha atrás en la transición hacia un mundo sostenible y bajo en carbono.
En segundo lugar, tenemos que adoptar las propuestas restantes de la Unión de la Energía, así como seguir trabajando con el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE para que nuestras propuestas se pongan en marcha lo antes posible.
Por último, vamos a promover una estrategia de bajas emisiones en el transporte con nuevas y ambiciosas medidas. Ya en 2016 presentamos una Estrategia Europea de movilidad con bajo nivel de emisiones con un objetivo concreto: lograr que a mediados de siglo, las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes del transporte sean inferiores a las de 1990 en al menos un 60%, y que estas mantengan una trayectoria decreciente constante hacia cero, satisfaciendo al mismo tiempo las necesidades de movilidad de personas y mercancías, así como la conectividad global.
Esta estrategia se complementará con propuestas concretas que presentaremos este año 2017 para reducir las emisiones de automóviles y furgonetas y en 2018 haremos lo propio respecto a vehículos pesados.
Avanzar en la reducción de emisiones en el sector del transporte es un enorme reto, pues afecta a una industria puntera europea, especialmente en países como Francia, Alemania, Italia o España, y por tanto será objeto de gran debate político. Por tanto, queremos llevar a cabo nuestras propuestas de la forma más económica posible, siendo conscientes de que cumplir nuestro objetivo de desarrollar un transporte bajo en emisiones pasa por fomentar el despliegue de vehículos eléctricos y, por tanto, siendo necesario tomar medidas tanto en la oferta como en la demanda.
En cuanto a la oferta, es necesario dar los incentivos correctos a los fabricantes para que puedan producir vehículos eléctricos. Esto es un aspecto crucial a la hora de computar, a nivel de flota, cuáles son los límites de emisión de un fabricante determinado. En materia de incentivos, es imprescindible hablar de las baterías, un componente esencial de la movilidad eléctrica. La Unión Europea firmará una iniciativa de apoyo tecnológico a la innovación en el sector de baterías, lo cual tendrá importantes efectos en el mercado, incluso más allá de los automóviles.
El objetivo fundamental de la Comisión Europea es recuperar el liderazgo tecnológico en la definición de baterías de próxima generación. Para ello, hemos propuesto concentrar las líneas de investigación y desarrollo dentro del programa Horizonte 2020 para que la financiación de estos proyectos tenga una fuerte vinculación con acciones que tengan que ver con el cambio climático.
Queremos apoyar la innovación en baterías y sistemas de almacenamiento de energía, concentrando mucho más los recursos y trabajando no solamente en la investigación, sino también en la comercialización. Precisamente, el gran problema que tenemos con la innovación en el sector energético es la transformación de la misma en productos comercializables, tanto en el tratamiento de energía como en la captación y retención de carbono. Se está llevando a cabo una revisión de todos los programas, buscando impulsar aquellas áreas prioritarias para la UE. Así, intentamos evitar que exista una gran variedad de proyectos individuales que no dispongan de suficiente financiación para finalizarse. Estamos convencidos de que este nuevo enfoque dará resultados y, de hecho, ya hay una gran empresa europea que está dispuesta a poner en marcha la producción de baterías y su desarrollo dentro de la Unión. Un paso más para que Europa recupere el liderazgo en la próxima generación de baterías.
En este sentido, uno de los asuntos más delicados del paquete de Energía Limpia para Todos los Europeos fue hasta dónde podíamos llegar a la hora de requerir puntos de recarga obligatorios en los edificios de nueva construcción. Nuestra propuesta es que por los menos se disponga del cableado necesario para establecer el punto de recarga. También hemos puesto sobre la mesa que, en los centros comerciales, parkings públicos y otras instalaciones de este tipo, se garantice un punto de recarga por cada 10 plazas de garaje. Además, junto a estas medidas, queremos lanzar una gran iniciativa de apoyo para facilitar la puesta en marcha de toda la infraestructura necesaria para la recarga de vehículos eléctricos que favorezca esta transición.
La complejidad del Paquete de Energía Limpia para Todos los Europeos
Este paquete incluye una gran variedad de medidas para preparar nuestro sistema energético para el futuro. Sin embargo, eso también implica una gran complejidad. Particularmente, hay tres elementos de especial complejidad: uno es el pago por capacidad, donde hemos propuesto un enfoque más europeo sobre cómo fijar la capacidad necesaria, lo que denominamos el adequacy assessment.
En segundo lugar, hemos querido limitar el pago por capacidad vinculado al nivel de emisiones de carbono, para no convertir el sistema de pago por capacidad en una puerta de atrás para subvencionar las centrales de carbón, algo absolutamente incompatible con nuestros objetivos climáticos. Además, hemos puesto sobre la mesa la necesidad de que haya una cooperación transfronteriza más estrecha en materia de pagos por capacidad, creando así un sistema de apoyo temporal para las situaciones en las que se produzcan fallos de mercado.
Por último, otro asunto de gran importancia y complejidad han sido los sistemas de apoyo a las renovables, donde la Comisión Europea ha apostado por una mayor armonización, teniendo más en cuenta las señales de mercado y estableciendo una serie de principios que faciliten su desarrollo.
Sin embargo, pese a la gran complejidad del paquete de propuestas que hemos puesto sobre la mesa, nuestras medidas están dirigidas a reforzar el papel de los consumidores europeos. Uno de los aspectos con mayor potencial para esto es el de la eficiencia energética. Gracias al denominado Plan Juncker, existe potencial para movilizar hasta 330.000 millones de euros. En su primer año en marcha, el Plan lleva ya cerca de 148.000 millones movilizados. Sin embargo, la eficiencia energética sigue siendo un sector donde vamos más retrasados.
Esto se debe a que los proyectos de eficiencia energética suelen ser proyectos pequeños y que deben agregarse, creando plataformas. Además, existe otra limitación. En el marco de las normas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, la inversión en eficiencia energética computa como inversión pública, en lugar de atribuirse a las compañías que faciliten estas inversiones. Estamos trabajando con Eurostat para hacer modificaciones que posibiliten computar adecuadamente estas inversiones, dotando de más flexibilidad a los Estados miembros. Además, estamos trabajando con el Banco Europeo de Inversiones para que proporcione los instrumentos financieros necesarios para facilitar la creación y financiación de proyectos de eficiencia energética. Nuestro compromiso es claro pues, si hay un área con potencial para generar empleo a gran escala en el sector energético, esta es la eficiencia energética. Esto es especialmente importante para las pequeñas y medianas empresas, que serán las generadoras de ese empleo y las que se beneficiarán de ese potencial.
Actualmente nuestro país ocupa el cuarto lugar en inversiones del Plan Juncker en otros sectores, pero aún está por detrás en cuanto a eficiencia energética. Para cambiar esto, la Comisión Europea ha entablado conversaciones con el Banco Europeo de Inversiones y con el Instituto de Crédito Oficial, para explorar la puesta en marcha de un instrumento financiero y un sistema de plataformas adecuadas para que las pymes en España puedan acceder a los fondos del Plan Juncker destinados a eficiencia energética.
Además, en España existe una limitación al potencial de inversiones en eficiencia energética en el sector inmobiliario debido a la Ley de Propiedad Horizontal. Es muy complejo tomar una decisión en una comunidad de propietarios. Por tanto, basta con que un vecino se oponga a la puesta en marcha de un proyecto de eficiencia energética en una comunidad de propietarios, para que este no salga adelante. Por ello, animo a que se lleve a cabo una revisión de esta materia que facilite el aprovechamiento del potencial del sector inmobiliario español a la hora de iniciar proyectos de eficiencia energética.
El reto de las interconexiones
También hemos empezado con una ambiciosa estrategia para la unión de la energía en la UE, que implica diversificar y asegurar el abastecimiento energético europeo a través de una política de diversificación de suministradores, fundamentalmente en el tema del gas, limitando los problemas que nos plantea la dependencia de un único proveedor como para también solventar los problemas en electricidad en los países europeos.
A partir de esa estrategia de unión de la energía, hemos ido desarrollando varios paquetes. En primer lugar, en febrero de 2015, y nada más llegar a este cargo, constatando que somos una isla energética, teníamos que empezar a impulsar las interconexiones eléctricas para intentar alcanzar el objetivo del 10% de interconexiones.
La Declaración de Madrid de 2015 ha supuesto un paso decisivo en la integración energética de España y el principio del fin del aislamiento energético de la Península Ibérica.
En esa reunión, se acordó al más alto nivel la puesta en marcha de proyectos específicos en electricidad y gas que deberán llevarse a cabo en los próximos años, y que beneficiarán a todos los consumidores. La Comisión Europea sigue completamente comprometida a realizar todos los esfuerzos necesarios para integrar mejor la Península Ibérica con el mercado interno de la energía. Todos los proyectos contemplados en la Declaración de Madrid han sido confirmados como Proyectos de Interés Común (PIC), destacando así su papel fundamental en la consecución de una red transfronteriza de la energía. Los proyectos de interconexión eléctrica en el Golfo de Vizcaya comenzarán sus procesos de autorización a lo largo de 2017.
Por el contrario, la interconexión gasística del MIDCAT se realizará por fases y la Comisión Europea está dando todo su apoyo para que la estimación de costes y beneficios esté finalizada en mayo de este año. Ambos proyectos han recibido ya hasta 8.87 millones de euros de la Línea de Crédito ‘Conectando Europa’.
Gracias a ellos, podrá transportarse un gran volumen de electricidad, que es precisamente lo que necesita la Península Ibérica para poder integrar su potencial en energías renovables. Asimismo, esto fomentará una mejor conexión energética con sus vecinos, y mejorará la seguridad de abastecimiento de energía de la Península.
Nuestra prioridad es, por tanto, minimizar cualquier posible impacto negativo en el medio natural. Por ello, se están llevando a cabo numerosos estudios pormenorizados en materia medioambiental y técnica. Las interconexiones a través de los Pirineos también serán objeto de estudio y actualmente se están evaluando diferentes tecnologías, incluyendo el soterramiento parcial, para enmarcar cualquier posible interferencia con el medio natural dentro de los límites establecidos por la legislación ambiental.
Modelo de gestión / Miguel Arias Cañete, comisario europeo de Acción por el Clima y Energía.
Entrevista publicada en Executive Excellence nº137 marzo 2017.
Fotos de Javier Arias.