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Federico II Hohenstaufen y Donald Trump (I)

(Tiempo estimado: 3 - 6 minutos)
Federico II Hohenstaufen (1194-1250) y Donald Trump

Algunos paralelismos. Por Javier Fernández Aguado_

Federico II Hohenstaufen (1194-1250) fue, además de un coronado fascinador, uno de los más controvertidos. Lo he analizado en profundidad para mis libros 2000 años liderando equipos (Kolima, 2020) y Management pontificio (LID, 2025). Su obrar estuvo caracterizado por comportamientos excepcionales que lo destacan por sus logros, sus inquietudes intelectuales, su perspectiva cultural, su relación con otras instituciones, sus desvaríos, su engreimiento y su protervia.

Hijo de Enrique VI y Constanza de Sicilia, Federico II vio la luz el 26 de diciembre de 1194 en Jesi, localidad próxima a Ancona (Italia). Su padre, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, rindió cuentas al Creador en 1197 cuando Federico apenas sumaba su primer un trienio. El obrar de Federico II estuvo caracterizado por comportamientos excepcionales que lo destacan por sus logros, sus inquietudes intelectuales, sus desvaríos, su engreimiento y su protervia

La regencia fue asumida por la madre, Constanza, con la acuciante presión de las facciones que anhelaban controlar Sicilia. La desaparición de Constanza en 1198 dejó a Federico II bajo la tutela de nobles locales y enseguida del papa. Durante su infancia, el reino fue gobernado por un consejo. A los 14 años, en 1208, Federico asumió el poder en Sicilia. Su ascenso a la corona del Sacro Imperio Romano Germánico resultaría más arduo. No se contentaba con menos, como el otro rubio –del color del pelo tenemos noticia por el franciscano Salimbene de Alba– del que enseguida comentaremos, que también ansía su Lebensraum o espacio vital. Hitler lo pretendió de igual modo, como explico en El management del III Reichh (LID, 2015). Se hacía llamar Augusto, en memoria del sucesor de Julio César y ordenó acuñar una moneda, el 'augustale'. Giacomo di Fiore lo calificó de antiCristo, pero a Federico le trajo al pairo

En 1212, Federico II fue reconocido como soberano por Inocencio III. En 1220, con 26 años, fue consagrado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico por el papa. Con todo, la relación entre Federico y la Iglesia fue desde los inicios tensa y enmarañada. No andaba sobrado de modestia. Se hacía llamar Augusto, en memoria del sucesor de Julio César y ordenó acuñar una moneda, el augustale. Giacomo di Fiore lo calificó de antiCristo, pero a Federico le trajo al pairo.

Afirmaba que la ciudad de Jesi donde nació había sido su Belén. Me evoca una chanza sobre otro directivo humilde, De Gaulle, cuando viajó a Tierra Santa como penitente. Tras visitar la aldea donde nació Jesucristo, habría hecho publicar: “El grande de Francia visita al pequeño de Belén”. Como explicó Juan Pablo II, el orgullo más que un pecado es una estupidez. Federico fue sobreabundante en ese pecado capital. Para él, por si cabía alguna duda, su terruño era mucho más apetecible que la tierra en la que nació el Salvador. Fue condenado en sucesivas ocasiones debido a su estrambótico actuar

2025N hohen libroFederico II fue condenado en sucesivas ocasiones debido a su estrambótico actuar. La excomunión de 1227 fue solo uno de los puntos culminantes. Federico buscó siempre hacer de su capa un sayo, sin entender que un líder procura lograr acuerdos, negociaciones win-win y no imposiciones extravagantes. Por hablar solo de papas, se enfrentó a Honorio III, a Gregorio IX y a Alejandro IV. De acuerdo con su más riguroso biógrafo, Ernst Kantorowicz, Federico, al igual que el otro protagonista del que hablaré, era un Melistófeles de opereta.

Federico II fue señaladamente astuto. En 1220, reorganizó la administración, instaurando un gobierno centralizado. Sus nuevas normas no solo regulaban el funcionamiento del estado, sino también las relaciones entre los nobles y los campesinos. Federico también promovió la construcción de fortalezas, consolidando su poder. ¡Había que rearmarse! Alimentó en paralelo su interés por el arte, la filosofía y la ciencia, siempre a costa de los bolsillos de sus súbditos. La cultura islámica, la griega y la latina se fusionaron en sus tierras. Su corte se convirtió en un centro de erudición donde convivían científicos y filósofos, muchos influenciados por la cultura árabe. Federico II dominaba varios idiomas, incluyendo latín, árabe y griego.Federico II fue señaladamente astuto. Su corte se convirtió en un centro de erudición donde convivían científicos y filósofos, muchos influenciados por la cultura árabe

Una de sus contribuciones fue el patrocinio de la Escuela de Traductores de Toledo, que facilitó el intercambio intelectual entre Occidente y el mundo árabe. Su obra más conocida es el "De Arte Venandi Cum Avibus" (El arte de la caza con aves), un tratado en el que describió sus conocimientos sobre la cetrería.

Federico II intervino en las cruzadas. Específicamente, en la sexta (1228-1229), en la que desempeñó un papel crucial en la recuperación de Jerusalén. A diferencia de sus predecesores, Federico II logró algo semejante a una victoria sin conflagración. A través de un acuerdo con el sultán egipcio Al-Kamil, consiguió la rendición pacífica de Jerusalén en 1229. Esto le valió el reconocimiento como "Salvador del Santo Sepulcro", aunque muchos contemporáneos juzgaron su diplomacia como mero oportunismo cortoplacista.A medida que envejecía, las tensiones con el papado y otras fuerzas se intensificaron

A medida que envejecía, las tensiones con el papado y otras fuerzas se intensificaron. Las revueltas en Sicilia, que buscaban desestabilizar, se hicieron frecuentes. Murió el 13 de diciembre de 1250 en Castel Fiorentino (Apulia). Su defunción marcó el fin de una era para los Hohenstaufen. El Imperio se vio sumido en una crisis de sucesión y el papado aprovechó para asegurarse el control de los territorios apropiados por Federico.Es recordado tanto por sus logros como por sus chifladuras

Su visión política, cultural y científica lo convirtió en uno de los monarcas más afamados de la Edad Media. No en vano fue calificado como stupor mundo, maravilla del mundo. Su distintiva contribución a la cultura perduró después de su tránsito. Es recordado tanto por sus logros como por sus chifladuras. Se le atribuye haber ordenado criar a niños sin hablarles para concluir cuál era el idioma originario, que sería aquel en el que arrancasen a hablar, o haber dejado agonizar a un hombre en un tonel para observar la salida del alma cuando hubiese fenecido. También de haber forzado a comer abundantemente a dos individuos. A uno lo envió a cazar, al otro a echarse la siesta. Aquella noche habría ordenado abrir las entrañas de ambos para analizar las diferencias. Se non è vero è ben trovato. No fue un líder, sino un destacado manipulador, un ingeniero social.

Continuará...

Muy pronto "Federico II Hohenstaufen y Donald Trump (II)".


Javier Fernández Aguado, socio de MindValue, autor y director de Investigación de EUCIM.

Imagen de Trump en apertura: © History in HD en Unsplash.

Publicado en abril de 2025.