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Creando la abundancia

(Tiempo estimado: 5 - 9 minutos)
Dave Ulrich sentido de abundancia

Esta mañana, saliste de la cama y te preparaste para ir al trabajo. Es posible que hayas encontrado un significado, un propósito e incluso un deseo de ir, o, por el contrario, puedes encontrarte con tedio, hastiado del mundo, con la frustración y la desesperación como compañeros. ¿Cuál es tu situación y la del equipo que lideras?

Friedrich Nietzsche señala: “El que tiene un porqué para vivir puede soportar casi cualquier cómo“. La gente que tiene un porqué para trabajar puede soportar casi cualquier cómo. Las organizaciones no sólo son entornos para la realización de tareas, sino que también sirven para encontrar un sentido duradero de la vida; son entornos donde prosigue nuestra búsqueda universal de sentido.

Los grandes líderes crean un sentido de abundancia (significado, propósito, esperanza, placer) que involucra a las personas y ofrece valor a los stakeholders. Hay líderes responsables de la elaboración de grandes estrategias, estructuras y procesos, pero que pasan por alto el corazón y el alma, que hacen de las organizaciones lugares con una razón de ser donde trabajar.

Las preguntas a las cuales, tanto los líderes como los seguidores, se enfrentan conectan con la búsqueda del porqué del trabajo –la búsqueda de una justificación y un propósito–. Encontrarlo infunde un sentido de finalidad.

En la vida, el sentido está menos vinculado a pertenencias y más a vínculos emocionales. Hay un sentido del propósito donde el uso de habilidades está más destinado a responder a las necesidades de los demás. En las organizaciones, el sentido y la abundancia tratan más sobre aquello que hacemos con lo que disponemos, que sobre lo que tenemos para empezar, o con lo que acumulamos; se trata más de encontrar los recursos para gestionar los retos que de tener recursos ilimitados que nos hagan el trabajo fácil.

Ayudar a las personas a encontrar sentido en el trabajo es un excelente business case. Al hacerlo, las personas contribuyen más a los amplios fines para los cuales las organizaciones existen: la creación de valor para los clientes, los inversores y las comunidades. La gente no sólo encuentra el sentido de su vida personal, sino también en las organizaciones donde aprenden, socializan, idealizan o se divierten. Se puede encontrar sentido en las amistades, familias, barrios, comunidades religiosas, escuelas, clubes y en el trabajo. La gente encuentra significado en muchos de estos lugares y actividades. El sentido es objeto de una búsqueda casi universal y el trabajo es un entorno casi universal en el cual poder participar de esta búsqueda.Las organizaciones no sólo son entornos para la realización de tareas, sino que también sirven para encontrar un sentido duradero de la vida; son entornos donde prosigue nuestra búsqueda universal de sentido

Los líderes son responsables de la generación de sentido: marcan la dirección hacia la cual otros aspiran; ayudan a los demás a participar en la realización de un buen trabajo y la consecución de buenos objetivos; comunican ideas e invierten en prácticas que determinan cómo piensan, actúan y sienten las personas. Al transformarse las organizaciones en una parte creciente del sentido de identidad de los individuos, los líderes desempeñan un papel cada vez mayor, ayudando a las personas a dar sentido a su vida.

Demasiados líderes se centran en hacia dónde van y cómo van a llegar, sin atender a lo que sienten quienes les acompañan en el viaje. Cuando los líderes hacen que el trabajo tenga sentido, ayudan a crear organizaciones donde hay abundancia y donde los empleados operan en una propuesta de valor basada tanto en el sentido como en el dinero. El sentido se convierte en un multiplicador de la competencia de los empleados, y de su compromiso. Es un indicador de la cuota de mercado, una fuente de confianza para los inversores y un factor que garantiza la responsabilidad social. Incluso los líderes testarudos se interesan por el sentido cuando ven su potencial contribución a los resultados; y cuando estos comprenden el porqué de que las cosas tengan sentido, entonces buscan el cómo darlo.

Esperamos poder redefinir el rol de los líderes, para que incluyan el dar significado, creando una sensación de mayor abundancia, centrándose no sólo en lo que se debe hacer, sino también en lo que se siente al hacerlo. Esperamos cambiar el pensamiento cargado de déficits en metáforas de abundancia y acciones.

El sentido en el trabajo

Los líderes deben dar significado al trabajo para poder tener éxito en el mercado. La búsqueda de sentido aporta un valor de dos maneras. En primer lugar, las personas son “máquinas” de crear sentido que encuentran un valor inherente al dar sentido a la vida. El significado que demos a una experiencia determina su impacto sobre nosotros, pudiendo convertir el desastre en oportunidad, la pérdida en esperanza, el fracaso en aprendizaje, el aburrimiento en reflexión. El sentido que construyamos puede hacer que la vida parezca rica y completa, independientemente de las circunstancias; o que nos dé fuerzas para cambiar estas. Cuando encontramos sentido en nuestro trabajo, encontramos sentido a la vida.

Organizaciones con Abundancia (OAs)

Una empresa con sentido es una empresa con abundancia –un entorno de trabajo donde las personas coordinan sus aspiraciones y acciones para crear sentido para sí mismos, valor para los stakeholders y esperanza para la humanidad–. Las OAs tienen para dar y tomar de aquello que más importa: creatividad, esperanza,  resiliencia, determinación, ingenio y liderazgo. Sí, son rentables, pero en lugar de centrarse sólo en la competencia y la escasez, se centran en la creación de oportunidades y sinergias. Traen orden, integridad y propósitos al caos y la desintegración. En vez de restringirse a agendas reducidas y egoístas, integran una diversidad de necesidades humanas, experiencias y horarios, generando sentido y significado para los empleados que las integran y para los clientes que las mantienen en el mercado.

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El valor de mercado del porqué

De forma intuitiva sabemos que uno –y su equipo– sería más productivo, estaría más satisfecho y se volvería más creativo si estuviese comprometido no sólo con la cabeza y las manos, sino también con su corazón y alma. Cuando los empleados encuentran sentido a su trabajo, se preocupan lo suficiente como para desarrollar sus competencias; trabajan más y son más productivos, se quedan más tiempo y son más positivos, respondiendo a los clientes de forma acorde. La actitud del empleado es un indicador clave de la actitud de los clientes, y los clientes satisfechos ayudan a la empresa de su preferencia a prosperar. El sentido refuerza la pasión de los empleados hacia el trabajo, porque enlaza lo que hacen a un bien común que da resultados en el mercado.

La pasión por el trabajo es un activo intangible que tiene un impacto directo en el valor de mercado de una empresa. El trabajo con sentido y propósito resuelve problemas reales, contribuye con beneficios reales y aporta un valor añadido a los clientes e inversores. Los empleados que encuentran un sentido a su trabajo aprenden y se adaptan. Están conectados a las necesidades del cliente. Y no se van. La creación de sentido es noble y rentable. Dar sentido genera valor.

Líderes como creadores de significado

La tarea del liderazgo es crear OAs. Una crisis de sentido es una crisis de liderazgo. La abundancia no es sólo una prerrogativa de los líderes ricos, inteligentes, de prestigio y con éxito. El sentido es escaso en los pobres, mediocres y sufridores. Los buenos líderes reconocen la vital importancia de la abundancia y el sentido en todos los estamentos interesados.

Para mantener rendimientos excepcionales, las mejores empresas no sólo ganan dinero a través de un excelente servicio al cliente y de sólidas prácticas de gestión, sino que también beben de las elusivas fuentes del significado.

Los líderes transforman el sentido que los trabajadores encuentran a su trabajo en una abundancia sostenida. Ayudan a los empleados a encontrar razones que contribuyan al éxito del negocio. Crean una dirección que esté llena de sentido y resuene en la mente, las manos y los corazones de aquellos a quienes lideran.

Las recesiones de sentido

Tanto en tiempos duros como prósperos, los valores son puestos a prueba y forjados, preparando el escenario futuro. Se da forma al sentido o se disipa. Las lealtades se ganan o se pierden. Talento y habilidades se pulen o abandonan. La creatividad y las habilidades para la resolución de problemas se desarrollan o se socavan. Y la sostenibilidad futura es o bien asegurada o amenazada. Necesitamos de OAs en contextos dominados por déficits que desafían nuestra percepción de lo que es tener sentido y significado en contextos de crecimiento que dan lugar a la expansión. La búsqueda de sentido trata más sobre cómo pensamos que sobre las circunstancias en las que nos encontramos. El déficit de pensamiento puede ser habitual incluso en medio de la abundancia.

La prevalencia del déficit de pensamiento

Cuando perdemos algo con lo que hemos llegado a contar –ya sea una persona, un ingreso, una posición, un fondo, la seguridad, la identidad, la dirección o el puesto de trabajo–, nos inclinamos hacia la autoprotección y hacia el déficit de pensamiento, lo que nos puede encerrar en una prisión de nuestra propia creación, dominada por el miedo, el aislamiento, la desorientación y la competencia por recursos escasos. Incluso si conseguimos recuperar lo perdido –si la economía mejora o se evita un intento de take-over o terminamos con un trabajo mejor–, este pensamiento deficitario puede crear una situación desagradable y desconcertante en nuestras  vidas. Los ladrones y salteadores de crisis socavan la capacidad de los líderes para fomentar la abundancia. Una vez que nos damos cuenta de la precariedad de la que dependemos para nuestra seguridad, no podemos restablecer la seguridad completamente hasta que nuestras dependencias cambien.

Los líderes deben buscar sentido tanto en tiempos buenos como malos. El sentido es importante, dado que los empleados son esencialmente voluntarios que pueden elegir dónde asignar su tiempo y energía.


Dave y Wendy Ulrich, coautores de la obra The why of work  (www.thewhyofwork.com). Dave es profesor y consultor de empresas (www.rbl.net) y Wendy es psicóloga.

Artículo de opinión publicado por Executive Excellence nº73 sept.10


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