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Hacia una unión monetaria y fiscal europea

(Tiempo estimado: 3 - 6 minutos)

 

La recuperación de la economía española es un hecho. Crece el PIB, aumenta el consumo interno, sube la demanda exterior y avanza el empleo. Así lo confirmó Luis de Guindos, ministro de Economía, Industria y Competitividad, en el Congreso de Directivos CEDE, que congregó en Alicante a más de 1.300 ejecutivos para analizar las estrategias a seguir en sus empresas en un escenario marcado por la revolución digital. 

Sin embargo, Luis de Guindos reconoció que los retos que deberá afrontar la economía –mundial y española- siguen siendo muy exigentes, ya que tendrá que hacer frente a un entorno marcado por el Brexit o las dificultades de formación de gobierno en Alemania. 

Jordi Gual, presidente de Caixabank, fue el encargado de dar paso al ministro y aprovechó su intervención para ofrecer su visión sobre el futuro de una economía que, aunque muestra una tendencia positiva, no debe caer en la complacencia porque puede verse amenazada por los diferentes focos de riesgo que existen a nivel mundial.  

El futuro de la zona euro

Los años 2015, 2016 y 2017 han estado marcados por grandes crecimientos económicos, crecimientos superiores al 3%, y la creación de puestos trabajo se acerca a los dos millones. Pero lo peor que puede suceder en el entorno empresarial es que se instale la complacencia. Debemos ser conscientes de que existen riesgos a los que se puede enfrentar la economía española en el futuro y protegernos ante ellos. Riesgos asociados a la tendencia proteccionista de algunos países, a los  desequilibrios que están surgiendo en países emergentes y otras amenazas geopolíticas. Pero me gustaría enfatizar la importancia de dos de estos riesgos: por un lado, el posible cambio en las condiciones financieras internacionales y, por otro, la situación y el futuro de la zona euro. 

En primer término, es bien sabido que las condiciones financieras globales han sido extraordinariamente laxas en los últimos años debido a la necesidad de acomodar los impactos que tuvo la gran crisis de los años 2008 y 2009. Sin embargo, esta política también ha tenido aspectos negativos por el crecimiento de la deuda en diferentes países hasta niveles difícilmente sostenibles. El Banco Internacional de Pagos ha alertado sobre esta cuestión, y es un asunto que debiera figurar como prioritario en la agenda política y económica de muchos países. Como la historia nos recuerda, los niveles excesivos de deuda lastran el crecimiento y siembran las semillas de la inestabilidad financiera. La retirada de estímulos va a ser paulatina, pero existen una serie de condiciones que impactarán en aquellos países con excesivo endeudamiento. 

Por otro lado, el futuro de la zona euro será también un reto importantísimo en los próximos años. Este entorno sufrió una recesión más prolongada que la registrada en Estados Unidos, por tratarse de una unión monetaria con una arquitectura institucional poco robusta. A lo largo de los años de crisis se han recortado las instituciones, pero hemos sido capaces de sobrellevar las dificultades gracias a, en gran parte, las medidas del Banco Central Europeo y su política decidida de continuidad del euro.

Hacia una unión monetaria completa

Pero el papel del BCE no va a estar siempre ahí y en algún momento debe terminar. Entre tanto, es urgente que en la zona euro avance con decisión hacia una unión monetaria completa. Se han tomado decisiones al respecto en la unión bancaria y en el ámbito de supervisión y resolución, pero faltan algunos ajustes. No ocurre lo mismo en el ámbito del Seguro Europeo de Depósitos, que requiere también una actuación necesaria para equilibrar el terreno de juego entre los bancos de la Unión a fin de eliminar el vínculo entre riesgo soberano y bancario. La última propuesta de la Comisión en esta línea, desgraciadamente, no avanza, y me atrevo a decir que retrocede a la hora de crear un pseudodepósito. Naturalmente, cuando hablamos de crear un seguro de depósitos a nivel europeo damos pasos hacia la unión fiscal. 

Es importante que se avance, que se busque una solución política. Esa solución debe ser coherente con los requisitos que debe cumplir una unión monetaria estable sabiendo combinar sabiamente las dosis de solidaridad, responsabilidad y de rendición de cuentas. Además, a medida que la zona euro se adentre en estadios mayores de unión fiscal, será imprescindible contar con mayor legitimidad democrática, puesto que la cesión de soberanía necesita el apoyo de la población. 

En este ejercicio de otear el horizonte, difícilmente podíamos disponer de una visión más preparada que la que tiene uno de los grandes protagonistas de la economía española y europea. Luis de Guindos es licenciado en Ciencias Económicas por Cunef y obtuvo el Premio Extraordinario Fin de Carrera. Ingresó también en el Cuerpo de Técnicos Comerciales y Economistas del Estado como número uno de su promoción. 

Su brillante carrera continúo cuando entró en el primer Gobierno del Partido Popular con sólo 36 años, siendo después nombrado director general de Política Económica y Defensa de la Competencia. Cuatro años después, se convirtió en secretario general con las mismas responsabilidades y, entre 2002 y 2004, ascendió al puesto de secretario de estado de Economía y secretario de la Comisión Delegada de Asuntos Económicos del Gobierno. Durante ese periodo, trabajó como vicepresidente del Comité Económico de la UE y también fue jefe de la delegación del Consejo del ECOFIN durante la presidencia de España de la Unión, actuando como jefe de la Delegación Española de Política Económica de la OCDE. 

Todo ello ejemplifica su faceta de gran conocedor de la economía española y de las economías europea y mundial, así como de las instituciones internacionales. No descubro nada si afirmo que el recorrido de éxitos del ministro en la gestión de la política económica española, su talante abierto y dialogante, su experiencia internacional en muy diversos organismos políticos y empresariales y su reconocida capacidad negociadora, le convierten en un candidato idóneo para puestos de máxima responsabilidad en numerosos foros internacionales. La sociedad española debe congratularse de contar con líderes como Luis de Guindos, capaces de influir en la economía global gracias a su excepcional trayectoria y experiencia. 

En 2006, retomó su carrera en el sector privado ocupando cargos ejecutivos en diferentes empresas como Lemanh Brothers, Endesa y Logista. Además, ejerció como docente en la Universidad de Navarra y en el Instituto de Empresa. Más tarde, pasó por PwC y fue nombrado ministro de Economía y Competitividad en 2011. Mariano Rajoy, en 2016, le pidió que estuviera de nuevo en el gabinete como ministro de Economía, Competitividad e Industria. 

Me satisface recordar que de esta experiencia política el señor de Guindos ha extraído lecciones que ha plasmado en un libro que les recomiendo a todos: ‘España amenazada. De cómo evitamos el rescate y la economía recuperó el crecimiento’. Es un texto que combina rigor conceptual y amenidad, en el cual se repasan los acontecimientos que tuvieron lugar en 2012. 

En definitiva, la exhaustiva experiencia de Luis de Guindos al frente del Ministerio y sus anteriores responsabilidades nos permiten tener una visión global de los retos a los que se enfrenta nuestra economía, sus empresas y sus directivos. 


 Jordi Gual, presidente de CaixaBank.

Texto publicado en Executive Excellence nº143 dic. 2017.


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