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¿Estudias o trabajas?

(Tiempo estimado: 4 - 7 minutos)

Hace unos días estuvo por Barcelona el presidente de los empresarios alemanes, el Sr. Dieter Hundt. Como todos sabemos, la tasa de desempleo de Alemania es la tercera parte de la nuestra y su desempleo juvenil, uno de los más bajos del mundo.

La razón, para Herr Hundt, es clara: la educación germana es inconcebible sin combinar los estudios con las prácticas en empresas y lo que, si cabe, es más importante: durante toda la vida laboral los alemanes siguen estudiando. La formación no es esa especie de recreo esporádico que las empresas permiten cuando las cosas no van mal del todo (por eso, el 85% de las pymes desprecian abiertamente la formación gratuita, la que ya han pagado por otras vías, en estos momentos de crisis).

El año pasado, Alemania creció al 3,6% (un 50% más que la media de la Unión Europea) y este año está superando el 2,6% (de hecho, está atrayendo a buena parte de nuestro mejor talento). ¿La clave? No es un secreto en absoluto: sus directivos (empresarios, gestores, ejecutivos de todo tipo) se toman en serio la formación y el desarrollo (la aplicación práctica de la formación) como la inversión más rentable para la empresa y para el país. Por eso su calidad directiva es de notable-sobresaliente y la nuestra no alcanza el aprobado (en tres años hemos pasado de ser la 8ª potencia económica a la 12ª y en calidad directiva, de los 26º a los 35º). Complacientes, perezosos y avariciosos abstenerse.

Soy consciente de que, después de las elecciones autonómicas y municipales, algunos políticos con mando en plaza (los más sagaces, los más visionarios) van a volar a Alemania a aprender del sistema, de esa combinación de trabajo y estudio que reduce el desempleo a niveles bajísimos (4% en algunos Lander). Ojalá implanten en sus espacios de poder (comunidades autónomas especialmente, que son las que tienen transferidas esas competencias) modelos educativos que combinen la enseñanza teórica con la formación práctica fuera del aula. Sería lo ideal, aunque lleva tiempo. En cualquier caso, nos corresponde a quienes lideramos organizaciones reinventarnos nosotr@s y nuestras empresas en este paradigma: si estudias o trabajas, si trabajas o estudias, está fuera del mercado laboral (o lo estarás muy pronto). No eres empleable. Has de trabajar estudiando (continuamente) y estudiar trabajando (practicando lo que vas sabiendo), porque no nos cabe otra en la segunda década del siglo XXI.

En términos más concretos, este desarrollo integral implica

Diez “mandamientos”:

  1. El aprendizaje no acaba nunca. Los conocimientos, en el mundo actual, se duplican cada 14 meses. Para no quedarnos obsoletos, hemos de hacer un Máster cada cuatro años, leer al menos un libro al mes de nuestra disciplina y estar al tanto en los foros de Internet. Respecto al talento, no caben medias tintas: lo que no se aprecia (lo que no se cultiva o se forja), se deprecia.
  2. El cerebro es social, el aprendizaje es conjunto. Debemos formar parte de comunidades de aprendizaje, en las que unos aprendamos de otro (como el maravilloso París que nos presenta Woody Allen en su última película, “Midnight in Paris” con Scott Fitzgerald, Cole Porter, Hemingway, Gertrud Stein, Picasso, Man Ray, Buñuel, Dalí, Belmonte, etc.).
  3. Nos gusta practicar lo que estudiamos cuando los estudios forman parte de nuestra vocación, de nuestro disfrute. Que no sean otros (los psicólogos escolares que le dicen a los niños “para qué valen”, los expertos que hablan de “salidas profesionales”, los padres que sueñan fantasiosamente con que sus hijos serán estrellas en campos prestigiosos y les obligan/animan a hacer lo que no quieren) los que dicten nuestro camino.
  4. Sólo las empresas realmente meritocráticas, desde la captación y selección hasta la desvinculación, valoran como se debe el trabajo y la formación. El mérito es cuestión de aptitud, actitud y compromiso.
  5. Queremos reivindicar, en las empresas y en la sociedad en su conjunto, valores como el esfuerzo o la humildad. En la autocomplacencia (el “ya lo sé todo”), no hay humildad. En la mera teoría (el “toreo de salón”) no hay valentía, no hay esfuerzo. Es el tiempo de l@s valientes.
  6. La labor directiva (esa rara labor de gestor, directivo, ejecutivo y líder) es, cuando se realiza con calidad, una combinación de aptitud (conocimientos, habilidades) y experiencia (práctica continuada). La experiencia sin aptitud, autodidacta, es limitada. La aptitud sin experiencia es peligrosamente teórica, porque a la hora de la verdad la vida es más compleja lo que pensamos.
  7. Del departamento de formación a la Universidad Corporativa. De la preparación técnica al desarrollo integral. De la picaresca cotidiana al aprendizaje colectivo.
  8. El coaching (proceso de acompañamiento para el desarrollo) ha venido para quedarse. Si crees que no necesitas un/a coach es que no eres competitivo. Si no dispones de un/a coach es que no te estás tomando las cosas en serio.
  9. Se impone el líder-coach (como Pep Guardiola, como José Mourinho, como Vicente del Bosque), el que consigue que sus colaboradores desarrollen su talento a través de la práctica. Nonaka y Takeuchi, padres de la gestión del conocimiento, lo han llamado en el último número de la Harvard Business Review “el líder sabio”. La auténtica sabiduría exige conocimientos y experiencias vitales.
  10. En las organizaciones de todo tipo, ese mestizaje entre teoría y práctica, entre capacidad y experiencia, entre formación y trabajo cotidiano, es estratégico. Sólo las empresas que aprenden a un ritmo más rápido que el entorno sobreviven.

En este mundo globalizado, en el que los clientes pueden elegir comprar a través de la red en cualquier parte del planeta, en el que todo se “googleiza” (como dice el periodista Jeff Jarvis), la clave de bóveda para generar una marca poderosa, para innovar a toda velocidad, para superar las expectativas de los clientes y para conseguir que el talento haga equipo es contar con personas que estudian y trabajan a la vez. Que se forjan porque se forman; que se forjan porque “dan el callo”.

Aviso a navegantes. En este mundo en el que “estudias y trabajas” hemos de conseguir que nuestros hijos hagan prácticas mientras se están formando (en la universidad, en la FP). Encontrarán mayor valor en lo que estudian y lo aprovecharán de forma más conveniente, si lo combinan con la experiencia del día a día. Hemos de conseguir que nuestros directivos sigan estudiando (másteres corporativos, programas in company, coaching ejecutivo, escuelas de negocios) más allá de la mera curiosidad de unos cuantos artículos de management como éste mismo y unos libros “de puente aéreo”. Tomás de Aquino diferenciaba la “studiositas” (el estudio serio y riguroso), que es una virtud, de la “curiositas”, que es un vicio. 750 años más tarde, Nicholas Carr se pregunta si Internet no nos está volviendo superficiales, críticos de opereta. Da que pensar.

Las economías emergentes dedican el 30% del presupuesto familiar a educación (repito, sin duda la mejor inversión que puede hacerse). Cuentan con escuelas de negocios punteras, como el CEIBS de Shanghai, en la que sobre todo participan ejecutivos que quieren seguir aprendiendo. Y hacen de esta combinación de estudio y trabajo su ventaja competitiva.

Si no queremos quedarnos en el pelotón de los torpes, algo tenemos que hacer al respecto. 


Juan Carlos Cubeiro, socio-director de IDEO.

Artículo de opinión publicado en Executive Excellence nº81 may11

 

 


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