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Qué se necesita para ser un empleador excelente

(Tiempo estimado: 2 - 4 minutos)

Hace poco creamos un instrumento para medir la visión que tienen los empleados sobre las seis dimensiones siguientes: Liderazgo, Cultura Empresarial, Gestión de la Diversidad, Recursos Humanos, Rendimiento en la oficina y Rendimiento del negocio.

Esto nos reveló dos descubrimientos. Primero, que las personas empleadas en organizaciones excelentes conocen el significado de la excelencia. Aquellas organizaciones que son excelentes en alguna de las dimensiones anteriormente mencionadas, suelen destacar en la mayoría de las otras. El segundo hallazgo fue que las empresas que destacan positivamente son constantes en tres factores:

1. Muestran una dedicación genuina con sus empleados. Respaldan sus promesas y las cumplen. Los empleados sienten esta dedicación y son conscientes de la implicación de la empresa en su desarrollo.

2. Tienen un funcionamiento positivo continuamente orientado a la excelencia. Esta búsqueda parece la extensión natural de la estrategia y cultura de la empresa. De hecho, muchas de las formas de trabajar no se ven como iniciativas específicas o programas puntuales, sino como la forma habitual de hacer las cosas. Los objetivos del empleador y del empleado coinciden. De esta forma, el trabajo y la consecución de los objetivos tienen sentido.

3. Crean una cultura y un ambiente donde el trabajo es gratificante. Los empleadores que buscan la excelencia, opinan que las personas conforman el negocio. Este hecho desemboca en la sensación, por parte  de los empleados, de ser escuchados, apreciados y apoyados en la consecución de objetivos. Se observa una relación directa entre empleados comprometidos y éxito con los clientes. Además, estas empresas no se ven obligadas a justificar sus prácticas empleado-céntricas.

¿Cuáles son las recomendaciones para convertirse en un empleador que destaque por su excelencia?

A continuación, ofrecemos seis recomendaciones para cada una de las seis facetas analizadas:

1-. La excelencia en el liderazgo:

Explora hasta qué punto se estimula y se muestra un liderazgo sólido. Determina qué es lo necesario para ser un gran líder y cómo llevarlo a cabo. Ayuda a los líderes a potenciar sus fortalezas. Hemos de asegurarnos que el desarrollo del liderazgo sea importante, esté integrado y produzca motivación. Asimismo, hay que conseguir que los gestores se responsabilicen del desarrollo de su gente en una buena forma de desarrollar el liderazgo. Otro aspecto que hemos de considerar con atención es la gestión del proceso de sucesión. 

2-. La excelencia cultural:

Una cultura empresarial sana es aquella que mantiene un equilibrio razonable entre los intereses de sus empleados y los de la organización, los accionistas y los clientes. Hay que mostrar el compromiso con los empleados. Así, se debe fomentar el diálogo, aceptar la disensión o las ideas nuevas. Compartir el proceso de toma de decisiones y hacer a las personas responsables de sus decisiones son otros factores esenciales. Para ello, hemos de comunicar bien y con frecuencia.

3-.La excelencia en la diversidad:

Este punto se refiere al nivel con el cual estimulas, equilibras o restringes la diversidad. Debes comunicar el compromiso con la diversidad. Esto requiere entrenamiento, contrataciones justas, políticas de promoción y procedimientos de funcionamiento claros. Para ello hay que analizar los procedimientos y desarrollar estrategias de comunicación y contratación. Es importante conectar con las personas que solicitan trabajar en la empresa construyendo relaciones positivas y de atracción.

4-. La excelencia en los recursos humanos:

Trata de cómo realizar un mejor trabajo gestionando los recursos humanos. Debemos asegurarnos de que los roles y objetivos quedan claros para todos. Se ha de definir e implementar sistemas de medición de rendimiento. Un objetivo clave es asegurarse que el entorno de trabajo conduce hacia un rendimiento eficiente. Hay que poner el acento más en el impacto, que en la actividad.

5-.La excelencia en los procesos del negocio:

Por excelencia en los procesos nos referimos al nivel de consecución de resultados, de la ejecución de estrategia, del crecimiento, de la adaptación a las condiciones del entorno y del aprovechamiento de oportunidades. Hay que concentrarse en la efectividad y eficiencia. ¡Simplifica!  Apóyate en la tecnología, coordina los esfuerzos entre las diferentes funciones, comprométete con una ejecución disciplinada. Ten siempre claros los principios y los valores fundamentales.

 6-. La excelencia en el rendimiento de los trabajadores:

Evalúa y comunica el rendimiento de tus trabajadores. Elige un punto de vista talento-céntrico. Que la organización no coja “sobrepeso”. Adopta una perspectiva a largo plazo. Prepara a tus equipos para el cambio y construye líderes sólidos.

Al final, la excelencia es una elección y para llegar a ella has de preguntarte si estás realmente comprometido y tienes la disciplina necesaria para llevar a cabo lo que sea necesario.


 Karen Elmhirst es analista de liderazgo y Claude Balthazard, Ph.D. es director de investigación en Hr.com. www.hr.com.

Artículo de opinión publicado por Executive Excellence nº34 jul/ago06.


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