Richard Gerver: creatividad en el ámbito educativo
Uno de los ponentes internacionales del Management & Business Summit 2015 fue Richard Gerver. Experto en educación, formó parte del equipo de gobierno de Tony Blair como asesor en política educativa y, en 2006, su trabajo fue conmemorado en la World Arts Education Conference de la UNESCO.
Desde entonces, comparte su experiencia y conocimiento sobre la transformación cultural y organizativa, el desarrollo humano, el liderazgo, la creatividad y la innovación. Ha ayudado a un gran número de empresas a entender cuál es la visión para superar el miedo y la incertidumbre emocional causados por la crisis económica actual.
EXECUTIVE EXCELLENCE: Después de varias reformas del sistema educativo español, llegamos a la conclusión de que el esfuerzo que se hizo para universalizar el acceso a la educación en nuestro país fue muy necesario hace años; sin embargo, ha hecho que la educación pase de ser considerada como un privilegio a casi un commodity, como un derecho poco valorado. ¿El hacer de la educación algo que se ha de ganar por el esfuerzo (ya sea por mérito o por interés) mejora la calidad y los resultados?
RICHARD GERVER: Creo que, efectivamente, la educación es un derecho universal y el mayor regalo que podemos otorgar a nuestros niños. Dentro del contexto mundial y de la guerra por el talento, debemos encontrar nuestro mayor talento, donde quiera que pueda estar. La persona que dé con la cura definitiva para el cáncer o con la solución para la paz mundial podría estar sentada, en estos momentos, en una clase de una zona socialmente desfavorecida de España; la educación universal nos ayuda a descubrir el talento.
La clave para asegurar que la educación es respetada y abrazada por todos los estudiantes del mundo es garantizar que el aprendizaje sea relevante; rico en contexto, experiencias y propósito. Demasiado de lo que sucede en nuestras escuelas es uniforme, más basado en una vieja metodología de acceso al conocimiento que en el desarrollo de habilidades, atributos y comportamientos. El sistema todavía está diseñado para crear uniformidad más que para educar en la individualidad. Se trata de un modelo que fue adecuado en la era industrial, pero que en un futuro que depende del emprendimiento empresarial y de la innovación, es en gran medida irrelevante.
E.E.: Varias regiones administrativas de China, con Shanghai a la cabeza, se situaron entre los diez primeros puestos del informe PISA 2012. ¿Cuál es su opinión sobre la evolución del talento asiático y su competitividad en este mundo global?
R.G.: Erróneamente, estamos obsesionados por PISA, cuando es un indicador muy limitado y retrospectivo. Consideremos Shanghai y China; actualmente, todos pensamos que tienen la respuesta debido a su buena clasificación en esta “cuestionable” prueba. Los únicos que realmente no están entusiasmados con Shanghai y China son los propios chinos. Ellos están muy preocupados por que el sistema que les ha situado en lo más alto de las calificaciones de PISA sea ahora, en gran medida, irrelevante y que, a pesar de que pone de manifiesto su habilidad y capacidad técnica, ha ignorado la creatividad y la innovación.
China se ha dado cuenta de que son esas las cualidades que determinarán la siguiente fase de su desarrollo económico, por eso está reformando su sistema educativo. Se está alejando de un modelo intensamente academicista para dar más espacio y libertad para promover una visión más creativa. Debemos dejar de imitar lo que hacen los demás y tener confianza en construir un sistema que no solo sea valioso para nuestros hijos, sino que refleje nuestra fortalezas y visión.
Históricamente, España es uno de los países más creativos y culturalmente dinámicos de la tierra; que lideró el mundo en la exploración. Me temo que por obsesionarse con informes como PISA, España está perdiendo su sentido de la visión y el propósito, en lo que a educación se refiere.
E.E.: Algunos directivos apuestan por gestionar por fortalezas, potenciando aquello en lo que un profesional es realmente bueno, para convertirlo en excelente. ¿Debería seguir este modelo nuestra educación?
R.G.: La profesionalidad en la educación es vital. En mi opinión, los profesionales resuelven los problemas; ellos son líderes de sí mismos y personas altamente innovadoras. Debemos animar a los educadores a tener esa misma mentalidad y comportamiento.
E.E.: Algunos colegios de China exigen a los profesores que quieren ascender dentro de la carrera docente, ir primero a un centro de muy bajo rendimiento y darle la vuelta, como usted hizo en Grange Primary School. ¿Hasta qué punto estas medidas aumentan la motivación de estos profesionales? ¿Y su consideración social?
R.G.: Necesitamos un grupo dinámico y ambicioso de personas para dirigir la educación, pero hemos de tener cuidado porque los grandes maestros no están motivados por el dinero o el poder, sino por el valor moral de empoderar a sus estudiantes para que se conviertan en lo mejor que pueden ser, en la mejor versión de sí mismos.
Necesitamos trabajar más duro para desarrollar culturas donde se respete a los profesores y se les otorgue la confianza suficiente para que puedan desempeñar el trabajo que tanto les apasiona. Los más grandes maestros serían grandes en cualquier cosa que se propusieran, sin embargo muchos se sienten frustrados, porque perciben que no se les permite para hacer su trabajo con libertad. Debemos depositar altas expectativas en nuestros maestros, pero sobre todo darles la oportunidad de desarrollarse profesionalmente.
E.E.: Recientemente nos contaba Bill Aulet, director del Centro de Emprendedores del MIT, que el emprendedor debe tener el espíritu de un pirata y la capacidad de ejecución de un SEAL. ¿Cómo se pueden fomentar uno y otro en la escuela? ¿Deberían también promoverse en las esferas empresariales?
R.G.: Absolutamente. Para mí la mayor parte de esa doble actitud depende de la pasión y la autenticidad. Un empresario tomará riesgos y luchará contra la adversidad si es un apasionado de los negocios que está tratando de construir. Los estudiantes deben ser estimulados para que descubran sus pasiones e intereses, y luego darles poder para explotarlos. La mayoría de la educación se centra en la uniformidad, no en la atribución de poder.
E.E: La crisis nos ha enseñado que lo único cierto es el cambio permanente. ¿Cuáles son las claves para gestionar a los equipos en un entorno de incertidumbre?
R.G.: En resumen, las culturas de cambio exitosas y sostenibles dependen de desarrollar la capacidad de las personas, y no de un sinfín de sistemas, estructuras y políticas. Necesitamos trabajar más duro para reavivar la curiosidad de las personas y luego generar un espíritu de investigación-acción. La próxima gran idea puede venir de cualquier individuo, y surgir en cualquier momento. Nuestro trabajo es generar un clima propicio para que florezca, no solo en las aulas, sino también en las empresas.
La capacidad de desarrollar una cultura de continua investigación-acción, una cultura que desafíe todo y promueva la voz de los empleados para que expresen sus ideas desde cualquier lugar y en cualquier momento, es la manera de generar un futuro sostenible.
Entrevista publicada en Executive Excellence nº122 junio 2015