Alejandro Alonso Puig: presente y futuro de la robótica
Presidente de Quark Robotics (www.quarkrobotics.com) y primer Presidente y Fundador de la Asociación Robótica y Domótica de España, Alejandro Alonso Puig es una autoridad en el campo de la robótica y de la inteligencia artificial.
Ponente de Thinking Heads, imparte conferencias y charlas en los más importantes congresos y centros de investigación de todo el mundo y dirige la sección de robótica del Campus Party. Es además Director Ejecutivo de Proyectos del Grupo Futura, organizador del Campus Party en 4 países, el mayor evento de entretenimiento en red del mundo.
Alejandro Alonso Puig lleva muchos años investigando en el área de Robótica, desarrollando robots autónomos que han sido mostrados en relevantes congresos y eventos internacionales. Fruto de esa investigación es Melanie, robot distinguido con el primer premio en la prueba libre del Concurso Nacional de Robótica Hispabot 2004.
Ha trabajado durante 10 años para el Grupo Honeywell como Director de Informática para España y Portugal y durante 3 años para el Grupo IBM como Service Manager en el área de Outsourcing.
FRANCISCO ALCAIDE: Háganos una radiografía del grado de desarrollo actual de la robótica.
ALEJANDRO ALONSO PUIG: El mundo de la robótica no está tan desarrollado como aparece en las películas en las que nos muestran un mundo demasiado futurista que en ocasiones genera confusión en la gente. Actualmente, existe un interés muy serio y creciente en el tema por parte de grandes empresas y gobiernos, lo cual representa un paso importante para obtener inversiones y desarrollar proyectos que sirvan para conseguir aplicaciones robóticas reales.
F. A.: ¿Cuáles son los sectores en los que la robótica está más desarrollada y cuáles son algunas de esas aplicaciones reales en las que se está investigando?
A. A. P.: En Sudáfrica, por ejemplo, se está trabajando en robots que son capaces de volar como aviones no tripulados, que van a la búsqueda de medicamentos y vuelven sin necesidad de una persona. Son el sustituto de la paloma mensajera. Otro ejemplo son los robots que vuelan y detectan incendios y saben dónde están los puntos más calientes. En áreas como la medicina, los avances son sorprendentes. Hay un robot denominado “Da Vinci” -como el genio renacentista-, que sirve para operar. Es como los ojos y los brazos del médico, y aunque es el especialista el que lo controla, permite reducir las vibraciones humanas o prevenirle de errores si va a hacer algo indebido. En Argentina se acaba de hacer la primera operación de útero con un robot y el resultado ha sido fantástico. Otro ámbito donde la robótica se está desarrollando notablemente es en la desactivación de explosivos como las minas antipersonas en aquellos lugares donde ha habido conflictos bélicos. También podemos citar a los robots submarinos. Cuando sucedió la catástrofe del Prestige en Galicia, el barco vertía grandes cantidades de petróleo al mar y no se sabía cómo tapar la fuga. Fue un robot submarino quien bajó y lo soldó. Existen también multitudes de robots de todo tipo: de limpieza (hay uno del cual se han vendido ya 2 millones de unidades); vehículos que circulan solos, brazos robot industriales, responsables de la fabricación de casi cualquier objeto que usamos e incluso en Oriente los robots humanoides están muy desarrollados. Su objetivo no es sustituir a las personas, sino complementarlas y que sirvan de ayuda para ciertas tareas. ¿Por qué se hacen con aspecto humano? Primero, porque son más fácilmente aceptables; alguien que es parecido a nosotros (con dos brazos, dos piernas, etc.) es más sencillo de aceptar. Y segundo, porque se adaptan a un entorno que ya existe -escaleras, ascensores, pasillos...- sin necesidad de modificarlo ya que se comportan como un humano.
F. A.: Nos ha hablado de las principales líneas de investigación actuales. Pero, ¿cuáles serán los ámbitos en los que veremos los avances más llamativos en unos años?
A. A. P.: Como la robótica requiere mucha I + D, y ello implica inversiones notables, donde estén las fuentes de dinero es donde habrá mayor desarrollo. Por países, la financiación está en Estados Unidos cuyos intereses están muy centrados en defensa; por tanto, habrá un desarrollo importante en robótica militar. En casos de conflictos bélicos, se mandarán al frente de batalla a los robots en lugar de a las personas. La robótica espacial también seguirá teniendo un desarrollo fuerte porque es muy caro enviar a una persona al espacio y además el entorno en el que tiene que trabajar es muy duro. Una tercera línea sería la robótica médica, que está demostrando resultados sorprendentes. Y un cuarto ámbito sería el relativo a la robótica humanoide que va a seguir evolucionando debido al gran interés que existe en Oriente.
F. A.: En Japón, la robótica es una cuestión de Estado de primer orden. ¿A qué se debe?
A. A. P.: En Oriente se está haciendo un especial hincapié en la robótica con las miras puestas en el cuidado de personas mayores. En el país nipón, la pirámide de población se está invirtiendo y cada vez hay más viejos y menos jóvenes. Esto nos lleva a la siguiente pregunta: ¿Quién va a estar al cuidado de esos ancianos? El gobierno ha realizado cuantiosas inversiones en robótica para que pueda existir un recambio a la falta de mano de obra. Por otro lado, también en la industria automovilista japonesa (Toyota, Honda, etc.) se están llevando a cabo grandes investigaciones. ¿Cuál es el motivo? Hace 50 años se empezó a pensar cuál sería la evolución de la industria, y hace 20 años llegaron a la conclusión de que en el futuro habría un trasvase del automóvil como gran industria a la de robótica.
F. A.: ¿En qué otros países la robótica está más avanzada?
A. A. P.: Además de Japón que es el número uno, Corea está también invirtiendo mucho dinero así como el resto de Oriente. En Occidente, la robótica no está tan desarrollada en humanoides y sus aplicaciones son más de tipo práctico donde lo que se busca es la utilidad. Estados Unidos y Alemania son los dos países con un mayor grado de avance.
F. A.: Llevamos un rato hablando de robótica, pero ¿qué se entiende exactamente por robótica?
A. A. P.: Es un término confuso porque es muy amplio. No es posible encontrar una definición exacta ya que todavía la estamos creando. Las definiciones a veces son excelentes y en otras ocasiones son desastrosas porque te ayudan a expresarte pero al mismo tiempo encasillan. Podríamos dar una aproximación diciendo que un robot es algún tipo de mecanismo (por tanto hablamos de mecánica) capaz de moverse y de tomar decisiones en función de lo que ocurre alrededor suyo. Por ejemplo, un robot que limpia cuando detecta que hay más suciedad, insiste; o cuando detecta que se empieza a quedar sin batería va él solo a recargarse. Está tomando determinadas decisiones. Lo mismo sucede con el robot “Da Vinci” que hemos comentado anteriormente. Se controla desde fuera, pero toma determinadas decisiones propias: si el médico va a cortar un tejido que no debe, le avisa para que no continúe. De alguna manera la robótica implica mecánica y toma de decisiones; algo que se mueve de forma inteligente y que es capaz de decidir en función de lo que percibe del entorno.
F. A.: ¿Cuáles son las principales limitaciones al desarrollo de la robótica?
A. A. P.: Creo que la mayor limitación está en el desarrollo de la inteligencia artificial. Es lo más complejo, conseguir que un robot tome decisiones reales y útiles. Es muy bonito ver un robot andar, pero lo relevante es que ese avance tenga una aplicación práctica. Algo tan sencillo para un humano como coger un vaso y beber, para un robot es muy complicado. El robot puede confundir el cristal del vaso con el reflejo de otro cristal cercano. Para un robot tomar una decisión es realmente difícil y aquí es donde está la mayor barrera para evolucionar y donde tiene que producirse una revolución. Cuando esta revolución tenga lugar, entonces habrá un desarrollo muy notable de la robótica. La inteligencia artificial se creó hace 50 años, y en este tiempo se han hecho cosas pero no hemos avanzado mucho. Se ha conseguido que robots industriales distingan tuercas de tornillo y puedan colocarlas, pero no un robot que cruce una calle y no le atropellen los coches. Al margen de la inteligencia artificial, existen otras limitaciones aunque se irán superando más fácilmente. Un robot es un ser mecánico, electrónico e informático. La parte mecánica está bastante desarrollada; sin embargo, en cuanto a la parte electrónica, los robots consumen mucha energía. La autonomía es reducida. Un robot avanzado (por ejemplo, un robot humanoide) tiene una autonomía que no supera los 30 minutos. ¿Qué te puede hacer un robot que sólo puede funcionar media hora? No obstante, todos los inconvenientes de mecánica, electrónica e informática se irán sorteando; la gran barrera al desarrollo de la robótica está en la inteligencia artificial.
F. A.: Hay una rama de la psicología que estudia cómo las máquinas influyen en las personas. Una de las conclusiones es que si la máquina se parece excesivamente al ser humano, le asusta porque le da miedo que tenga la misma inteligencia; por eso, se limita los robots humanoides para que no asusten. Por ejemplo, los robots humanoides japoneses son más bajitos que las propias personas para que no intimiden. ¿Es esto un límite al desarrollo de la robótica?
A. A. P.: Así es, pero es más un límite de aceptación humana que un límite de la robótica. A los humanos, la innovación y lo nuevo nos asustan muchas veces. La tecnología se rechaza en ocasiones por miedo. La aceptación del móvil fue al principio muy difícil. Se pensaba que iba a producir radiaciones, que privaría de libertad, etc. Luego, cuando ves que es útil, lo aceptas. Con los robots, a una parte de la población les asusta por varios motivos: uno, porque piensan que les van a quitar el trabajo; dos, porque piensan que sean mejores que ellos y que dominen la humanidad. Particularmente, no creo que esto ocurra nunca, porque si los robots en algún momento llegan a tener un nivel de inteligencia como los humanos, aprovecharán esa inteligencia para darse cuenta de que no es necesario eliminar al ser humano y que se pueden conseguir sinergias entre ambos. No vamos a crear a nuestros propios enemigos. El miedo a que nos sustituyan o quiten el trabajo, nos produce cierto rechazo. Por eso, si un robot es demasiado parecido a un humano, existe recelo hacia él porque no sabes dónde está el límite: ¿Es un robot o una persona? ¿Siente o no siente? En Japón, por este motivo, se hacen más pequeños para que no intimiden. Hay que ir superando ese temor poco a poco y aceptar que no pasa nada porque un robot sea igual físicamente a un humano.
F. A.: Una de las cuestiones más interesantes es la relación emociones-robótica. ¿Qué nos puede decir al respecto?
A. A. P.: Se está investigando que los robots puedan expresar (no digo sentir) emociones porque entonces la comunicación hombre-robot mejoraría mucho y sería más fluida. Por un lado, cuando dos personas hablan, una gran parte del mensaje está en las expresiones, en el lenguaje no verbal, y eso genera emociones que complementan al lenguaje verbal. Por otro lado, el hecho de sentir emociones, es un elemento muy importante en el ser humano para tomar decisiones. Muchas elecciones son totalmente emocionales, porque si las hiciésemos de manera racional jamás llegaríamos a tomarlas, ya que el número de factores que influyen en la misma es tan amplio, que nos veríamos desbordados. Esto lo saben bien los vendedores. El consumidor toma una decisión de manera emocional y luego lo justifica racionalmente. Por este motivo, se cree que si los robots son capaces de “sentir” emociones, podrán tomar mejores decisiones. Se han empezado a crear simulaciones de emociones en los robots que luego les permitan generar emociones de tristeza, ánimo, euforia, etc. (esto no quiere decir que sientan, ya que no son conscientes de sí mismos) como si fuesen propias en función de un historial de experiencias. Dudo que un robot pueda llegar a sentir en el término que sentimos los humanos, pero sí a comportarse como si sintiese, de tal modo que en un futuro (tal vez 60 años) una persona puede dudar sobre si un robot siente o no.
F. A.: ¿Cuáles son los mayores riesgos en la conexión emociones-robótica?
A. A. P.: La “buena sintonía” hombre-robot pudiera llegar a convertirse en un peligro para ciertas personas que puedan desarrollar una excesiva dependencia de esa relación.
F. A.: La conexión hombre-máquina es ya una realidad con personas con discapacidad que han perdido un brazo o una pierna (el ser humano biónico) gracias a implantes que se controlan con la mente. El caso más conocido es el de Jesse Sullivan. ¿Existe algún debate ético y cuáles son los principales aspectos de polémica?
A. A. P.: Lo primero que conviene resaltar es que a cualquier persona que se le hace un implante biónico, cuando le ves la cara puedes apreciar claramente su felicidad. Algo tan obvio como coger un vaso de agua, para una persona que ha perdido los dos brazos como Jesse Sullivan, en el momento que le quitas una discapacidad gracias a la robótica, sólo ve ventajas. Es cierto que puede generar un cierto rechazo visual porque el hombre se empieza a convertir en una máquina, pero ese es el camino, donde lo funcional esté por delante de lo visual. No podemos dejar a las personas discapacitadas sin piernas, brazos u ojos. Creo que se va a fundir robótica y vida, pero no para crear algo intermedio, sino complementario, para ayudar. Se puede decir que esto es aceptado a nivel general y que por tanto no hay mucho debate ético ni polémica.
F. A.: ¿Cuál sería el robot que a Vd. le gustaría inventar?
A. A. P.: Mi sueño sería poder tener vida en el momento en que en cada casa exista un robot. Si esto ocurre será porque la sociedad ha aceptado la robótica como algo bueno, lo mismo que ha sucedido con los ordenadores, los móviles o Internet.
F. A.: ¿Cuál serán los primeros robots que veremos en las casas?
A. A. P.: Ya existen algunos. Como apunté antes, existen más de 2 millones de unidades de robots que limpian el suelo. Habrá robots mascotas dirigidos a los niños para que les entretengan. En Japón se están desarrollando robots que registran las operaciones que hacemos y luego las replica. Si cogemos un mando y encendemos la televisión, nos pregunta qué hemos hecho y va registrando esa información. Así va aprendiendo poco a poco. Luego le diremos lo que queremos hacer y él lo hará. Las aplicaciones serán todas muy útiles.
Entrevista publicada por Executive Excellence nº52 sept08