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Jonah Lomu: big man, bigger heart

(Tiempo estimado: 8 - 16 minutos)
Jonah Lomu

Jonah Lomu falleció el 18 de noviembre de 2015, a los 40 años, en su casa de Auckland. Como homenaje al mejor jugador de rugby de la historia, rescatamos la entrevista que nos concedió en 2011 y que, sin duda, le ayudará a conocerle: "Big man, bigger heart".

Jonah Lomu tuvo un humilde origen; desde Tonga pasó a Mangere, un suburbio del sur de Auckland. Cuenta la historia que ya desde pequeño entrenaba tirando de un rodillo de alisar hierba atado a su cintura.

Pasó, en pocos meses, de jugar a rugby a 13 en el internado de Wesley a rugby a 15 con la selección neozelandesa. Considerado como delantero (196 cm. - 119 kilos), gracias a su velocidad (10.75 en 100 m.), pasó a ser el ala de los All Blacks.

Su meteórica carrera comenzó contra Francia, en el Mundial de 1995 en Sudáfrica. Muchos le habrán visto representado en “Invictus”, aunque desgraciadamente no apareció -tremendo error de Clint Eastwood- en persona. Un jugador de más edad, y más pequeño, ocupó su lugar. Ni siquiera se le contactó, nos comenta, para participar.

Jonah Lomu sólo jugó 6 años con los All Blacks (1994-2002), siendo su carrera interrumpida por una grave enfermedad renal. Aunque volvió a jugar, tras un trasplante, ya nunca fue el mismo. Recibió en 2003 el “Special Merit Award” de la Asociación Internacional de Jugadores de Rugby –un raro honor sólo concedido antes de dos jugadores, Jason Leonard y John Eales– por su contribución al deporte. A pesar de su truncada carrera, Jonah sigue siendo el jugador con más reconocimiento mundial y su semifinal de la World Cup en Sudáfrica, la favorita de los fans de YouTube.

Lomu continúa siendo hoy un icono del deporte, no sólo por su capacidad como jugador, sino por su gran humanidad. Tuvimos el placer de estar con él en el Global Sports Forum que Havas organizó el pasado marzo en Barcelona. 

FEDERICO FERNÁNDEZ DE SANTOS: Los primeros años son claves a la hora de formar a la persona, determinando su conducta en la edad adulta. ¿Cómo fueron sus comienzos en el deporte y quién le influyó más en este periodo?

JONAH LOMU: Diría que mis amigos y mi madre. Con ella siempre tuve una relación muy intensa y fue mi mayor apoyo: me llevaba a entrenar, me recogía... Desgraciadamente, con mi padre no siempre estaba de acuerdo. Aun así, he de reconocer que la mayor influencia, en mi caso, fueron los amigos.

La influencia de la familia es esencial para aceptarte como persona. Esto es especialmente cierto cuando se es joven. Además, creo que durante la adolescencia es cuando se descubren los verdaderos amigos; aquéllos que entienden tus objetivos, lo que quieres conseguir en la vida. Ellos no te ponen obstáculos, al contrario. Los verdaderos amigos te apoyan en la consecución de tus objetivos. Me siento afortunado por seguir conservando a mis amigos de la juventud. Cuando me reúno con ellos, no hablamos del deporte que práctico, sino de los buenos tiempos que hemos pasado juntos.

F.F.S.: Me vienen a la cabeza grandes deportistas que también destacan por mantener a sus amigos de juventud: Rafa Nadal, Fernando Alonso, Íker Casillas… Es como si todos ellos valorasen ese ancla con la realidad. Parece que el equilibrio y el feedback sincero que les aportan es esencial para mantener la humildad que les hace destacar como verdaderos líderes. ¿Cómo se conserva este tipo de amigos?

J.L.: Evidentemente, hay que tener suerte para encontrar amigos como los míos, ya que una mala influencia puede arruinarte la vida. No puedo negar que de joven también fui “revoltoso” y me metí en líos, como la mayoría. Pero cuando descubrí que el rugby era mi camino, mis amigos estuvieron a mi lado, apoyándome.

Me refiero a mis amigos de la niñez; los que me conocieron antes del éxito, los que están más próximos a mi corazón y que realmente me hacen mantener los pies en el suelo. Aunque en el camino vas haciendo otros nuevos, a los que debes conceder el beneficio de la duda.

F.F.S.: En 1994, con 19 años y 45 días debutó frente a Francia: el jugador más joven de los All Blacks. Una carrera tan rápida puede ser peligrosa. Sin embargo, usted aprendió rápido. ¿Qué peligros tiene el éxito precoz?

J.L.: Para mí, lidiar con la presión nunca representó un gran problema. La mayor dificultad fue la falta de referentes. En el mundo del rugby fui el primero en adquirir un gran nivel de notoriedad y, al no existir precedentes dentro de la fraternidad del rugby, no pude encontrar interlocutores a quienes pedir consejo. Nadie había tenido una experiencia similar. Me sentía como un ciego guiando a otros ciegos, pues para todos era un territorio inexplorado. Lidiar con la presión nunca representó un gran problema. La mayor dificultad fue la falta de referentes

Además, siendo de origen polinesio, era difícil no estar bajo los focos y el estrellato. No olvidemos que el rugby es el deporte más importante de Nueva Zelanda. Podría decir que mi carrera ha sido un proceso de “prueba y error” y, viendo cómo me ha ido, he tenido suerte.

Un factor que me ha ayudado ha sido el hecho de compaginar el rugby con mi trabajo en el mundo bancario, con una jornada de 9 a 17. Además de contar con buena gente a mi alrededor, porque cuando te encuentras inmerso en la élite del deporte a una edad tan temprana, justo después de haber dejado la escuela, todo resulta muy difícil, y más en aquella época. Justo un año antes de ser profesional, estaba en los dormitorios de la escuela viendo jugar a los mismos chicos con los que unos meses después estaría jugando y representando a Nueva Zelanda al más alto nivel. Hoy la evolución es diferente.

Si hoy alguien se encontrase en mi situación, le diría que siga su intuición y haga lo que siente, sin dejarse influenciar en exceso. Son muchos quienes le dirán cómo gestionar una situación parecida pero, al final del día, eres tú quien mejor te conoces y has de tomar las decisiones. Normalmente, la primera opinión que te viene a la mente suele ser la acertada. Creo que el hecho de poder crecer junto a mi madre y rodeado de otras mujeres de la familia me dio más sentido común del habitual.

F.F.S.: Luchar contra la adversidad, y sobreponerse a ella, es un signo de fortaleza, fe, confianza y ambición. En su carrera se ha enfrentado a un síndrome nefrótico, superado gracias a un trasplante de riñón (julio del 2004), donado por un amigo: el presentador de radio de Wellington Grant Kareama. Volvió como profesional con los Cardiff Blues (2006) hasta que una lesión en el hombro y después la rotura del tobillo, cuando celebraba su retorno en Twickenham, terminaron con su carrera profesional a alto nivel. ¿Qué aprendió?

J.L.: En esas situaciones, descubres quiénes son realmente tus amigos; los de verdad. Hay gente que se dice amiga cuando las cosas van bien, pero que desaparece cuando la necesitas. Yo fui muy afortunado en este aspecto.

El deporte me ha ayudado a gestionar mentalmente los problemas. Cuando practicas rugby, analizas qué pasos dar y qué estrategias aplicar para conseguir tus objetivos. Básicamente, he aplicado esas enseñanzas para gestionar mi enfermedad renal y otras graves lesiones.El deporte me ha ayudado a gestionar mentalmente los problemas

La mayor enseñanza extraída, y que puedo compartir con comodidad, es que ante situaciones similares no hay que tener prisa por recuperarse. Se ha de estar bien al 100%. Superar una situación en el primer intento hará que estés bien en el futuro y tu cuerpo será capaz de enfrentarse a situación similares otra vez. He conocido a demasiados jóvenes que han teniendo prisa por volver. Sentían que si no jugaban estarían poniendo en peligro sus oportunidades, y volvieron sin estar totalmente recuperados; de manera que los resultados casi siempre han ido en detrimento del objetivo a conseguir. No importa la presión; al final sólo tienes tu cuerpo y si no te recuperas adecuadamente, enfrentándote al problema con sentido común, nunca estarás bien.

F.F.S.: Su forma de jugar desafiaba descripciones. Will Collins, el famoso comentarista, dijo una vez: “Lomu es extraterrestre, y cuanto antes desaparezca mejor”. Al verle realizar el impresionante paso lateral maorí -comparable, para que lo entiendan nuestros lectores, con alguno de los giros que realizaba Zinedine Zidane- parecía que desafiaba las leyes de la física: casi 2 metros y 120 kilos haciendo los 100 metros lisos por debajo de 10.75 segundos. No es de extrañar que muchos dijeran que lo mejor era mantenerse a cierta distancia de Lomu cuando percutía a toda velocidad. Sobreponerse a la vanidad, al estar muy por encima de la media de los grandes jugadores de rugby, debe de ser un trabajo arduo. Aun así, la opinión generalizada es que usted es humilde; muy humilde para lo conseguido. Siempre se le ha calificado como un jugador de equipo, y nunca como un individualista. ¿Le viene eso por carácter o lo aprendió?

185 lomu portada havasJ.L.: Uno de mis antiguos entrenadores en los All Blacks me dijo, y nunca lo he olvidado, que cuando participas en un deporte de equipo has de ser generoso, entregándote al grupo. Decía que mucha gente señala a otros con el índice, pero sus muñecas les señalan a ellos.

Al final, lo que cuenta es ganar. Puedes jugar para destacar, pero probablemente acabarás perdiendo el partido. Jugando para un equipo unido y compacto, te sientes orgulloso, haces buenos amigos y, sobre todo, tienes más posibilidades de ganar.Puedes jugar para destacar, pero probablemente acabarás perdiendo el partido

Mi madre siempre me dijo: “Juega por y para el equipo; disfruta jugando, pero nunca olvides que formas parte de un grupo que depende de ti y del cual tú dependes”. ¡Y la de veces que me lo dijo! Mi madre ha tenido una gran influencia tanto en mi forma de jugar como en la forma que tengo de afrontar la vida. Como todos los jóvenes, no siempre le hacía caso, pero sí es cierto que lo que ella me decía se me quedaba grabado en mi cabeza y en mi corazón.

Para mí, el equipo siempre ha sido lo primero y eso es esencial para ganar. De hecho, les decía a mis entrenadores que, si querían que me diese de cabeza contra un muro, lo haría por el bien del equipo; y que si tenían que dejarme en el banquillo por el bien del equipo, lo hiciesen. Cuantos más partidos se ganen, trabajando como una unidad y no individualmente, mejor. Así, cuando alguien tiene un mal día, el equipo no depende de él.

Esta mentalidad es esencial, no sólo en los deportes sino también en el mundo empresarial y en la vida, donde vamos teniendo compañeros de viaje que están con nosotros gran parte del trayecto: tu mujer, tu novia... Si no trabajamos como un equipo, juntos por un proyecto común, no conseguiremos grandes resultados.

F.F.S.: Verle con chicos alrededor es verle con cara de felicidad y brillo en los ojos. Se siente algo especial en el ambiente. ¿Es su forma de devolver lo que ha recibido?

J.L.: Sí que lo es. Hay quienes reaccionan mal cuando los niños les piden un autógrafo. No se les puede molestar con esas pequeñas cosas. Yo, al contrario, considero que puedo ayudar a cada chico a ser un futuro jugador, y que eso puede cambiarle la vida. Tener esa capacidad de influencia es algo delicado e importante. Cuando trabajo y juego con los chicos, estoy ahí para ellos y para nadie más. Sólo para disfrutar, y eso se contagia. Es la oportunidad de devolver, como decía en su pregunta; pero también es la posibilidad de compartir el juego que amo y que tanto me ha dado. Con sólo darles un poco de felicidad, me siento realizado. En el fondo, eso es el deporte. El deporte siempre ha tenido como objetivo disfrutar

En la actualidad, muchos han olvidado las raíces del juego del rugby (y de otros deportes). El deporte siempre ha tenido como objetivo disfrutar. Antes de convertirnos en profesionales, jugábamos porque nos divertíamos, porque disfrutábamos. Si se pudiese continuar con ese sentimiento en los entornos profesionales, la diferencia sería muy positiva.

F.F.S.: Comentaba que el mundo está cambiando de forma acelerada y los medios sociales son un claro ejemplo. De hecho, está en este Global Sports Forum para hablar del impacto de los social media en los deportistas como usted. ¿Qué ha representado para Jonah Lomu toda esta revolución? ¿Cómo utiliza los social media?

185 Lomu jugando rugbyJ.L.: El mundo en que vivimos cambia de forma radical. Recuerdo que donde nací, en Tonga, teníamos sólo un teléfono en toda la isla, y cuando nos llamaban, alguien venía corriendo desde la oficina de correos para avisarnos. El teléfono y el telégrafo eran nuestras dos únicas vías de comunicación. Cuando llegué a Nueva Zelanda, vi por primera vez una televisión en blanco y negro, y ya tenía algunos años. Todo esto ha ocurrido en mi vida en un breve espacio de tiempo y desde entonces las cosas no han parado de acelerarse. ¡Pensar en tantos cambios y en que sólo tengo 36 años!

Los social media son una necesidad para los deportistas profesionales, y no profesionales, de hoy en día. Para mí es una forma de mantener un contacto con una base muy amplia de fans. Me fascina la gran cantidad de preguntas que me realizan y los temas sobre los que me piden opinión. Evidentemente, este alto interés representa un problema por el volumen. Hay cosas menos buenas, que son peajes que hemos de pagar. A mí no me importa que me hagan todo tipo de preguntas; siempre procuro responderlas con total sinceridad.

Lo realmente maravilloso de Facebook es que te permite escribir de aquello que deseas con total independencia. Los social media están dando poder a las personas para que planteen todo tipo de preguntas, incluso las más duras. Antes no teníamos esta oportunidad y ahora abre muchas puertas. A mí me permite dar mi opinión sobre productos deportivos y de marcas.

En realidad, yo llegué a Twitter por accidente. Un amigo me comentó que había alguien suplantando mi identidad, escribiendo comentarios que no reflejaban para nada mi forma de ser. Muchos amigos en Facebook o a través del correo electrónico me decían: “¡Cómo haces esos comentarios!”. Para corregir esa situación, tuve que abrir una cuenta en Twitter como un usuario habitual. Me consta que desde Facebook están tomando medidas, de manera que nadie pueda suplantar mi personalidad, pero es un problema consecuencia de la juventud de los social media.

F.F.S.: Con el gran volumen que esto representa, ¿tiene un entorno que gestione toda esta información digital sobre usted, o lo hace personalmente?

J.L.: Creo que uno debe hacerlo personalmente. Si alguien responde por ti no se ve reflejada, de forma certera, tu manera de pensar. Sé que los fans y amigos pueden diferenciar quién responde y, por respeto a ellos, procuró hacerlo yo. Saben cómo hablo, cómo me expreso; me conocen.

Los social media han llegado para quedarse. Evolucionan y crecen como un monstruo liberado, y nadie sabe cómo acabarán, pero son medios geniales que permiten estar en contacto con los amigos. Me han servido de puente para llegar a multitud de personas con las cuales había perdido el contacto.

F.F.S.: La privacidad es un tema importante, más aún para personas públicas. Los social media pueden incidir de forma negativa en la privacidad. ¿Le afecta esta problemática?

J.L.: Este tema es individual y cada uno debe decidir. En mi caso, he optado por abrirme a los demás y estoy orgulloso (y lo demuestro) de mis hijos, de mi familia y de mi novia; además de orgulloso por lo que he conseguido. Espero que mostrarme ante personas, que están en entornos similares al que yo me crié, enseñándoles lo que se puede conseguir con esfuerzo y trabajo pueda significar una ayuda y un cambio. A través de estos social media pueden conocer partes de mí, y de mi pasado, que les pueden ser de utilidad.

Como es un tema absolutamente personal, sea cual sea la decisión que alguien tome, espero que sea la acertada para él. Facebook es de hecho más que un social site. Cada página que visitas es algo muy particular, única en sí misma. Al final, todo depende del esfuerzo que pongas en ella. Para mí representa un punto de encuentro con todos mis fans, donde les digo dónde estoy en ese momento, qué estoy haciendo o a dónde iré. Además, dado que apenas duermo, le dedico mucho tiempo a los social media.

F.F.S.: Como All Blacks jugó 63 partidos, marcó 37 ensayos, consiguió 185 puntos... Sus resultados con la selección neozelandesa son impresionantes y forman parte de la historia, pero el mundo hoy cambia, y cambia muy deprisa. ¿Dónde se ve dentro de 10 años?

Es una pregunta interesante. Me gustaría estar en el entorno del rugby, que me ha abierto tantas puertas y dado tantas oportunidades. ¿Cómo? No lo tengo del todo claro.

La vida está llena de cambios y sorpresas. Cuando tenía 21 años, me dijeron que no iba a poder tener hijos: ¡hoy tengo dos! La vida da muchas vueltas y ninguno sabemos qué será de nosotros en una década. Lo que sí sé es que quiero ser feliz, viendo crecer a mis hijos y disfrutando de los deportes. Me gustaría darles a mis hijos las oportunidades que yo nunca tuve.

En líneas generales, espero poder seguir haciendo lo que ahora esencialmente hago: compartir mi amor por el deporte y trabajar en mis diferentes empresas y proyectos, a muchos de los cuales me he incorporado siguiendo el dictamen del corazón y mis impulsos. Eso me ha hecho ser lo que hoy soy.

Aunque ya estoy dejando de jugar de forma provisional a rugby, no descarto jugar partidos de exhibición con el fin de recaudar fondos para caridad o desarrollar proyectos infantiles para la formación de jugadores de rugby, de manera que pueda transmitirles todo el conocimiento que he adquirido compitiendo.

He recibido mucho del deporte y mi futuro estará inexorablemente unido a devolver parte de lo recibido. No sé aún de qué forma, pero seguro que estará relacionado con los menos privilegiados y los más necesitados. En este camino que estoy emprendiendo la vida es mucho mejor de lo que parece.


Entrevista publicada por Executive Excellence nº80 abri11

NdR: Si alguien no vio a Lomu en acción, merece la pena verlo en YouTube: The best of Jonah Lomu MUST SEE!!

 


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